lunes, 12 de enero de 2015

Ser consecuente

Si me estás leyendo es porque alguna parte dentro de vos está genuinamente interesada en esto de la ciencia y arte del Yoga.  A partir de esta entrada,  este Blog es privado y está dirigido a aquellos que estamos dispuestos a escucharnos mutuamente, a aprender el uno del otro y sobre todo,  a ser honestos y consecuentes en nuestros pensamientos y acciones.  Me incluyo en esto porque yo misma soy un ser humano en proceso,  en transformación diaria,  segundo a segundo,  batallando ante el inmenso reto de ser más consecuente.

Me escribe mucha gente hablando de su deseo de practicar,  de sus ganas inmensas de hacer cambios en sus vidas.  La respuesta a este blog privado me ha sorprendido de veras.  Sabía que había gente leyéndome,  pero no me imaginé que tanta.  Percibo una sed espiritual y me pregunto:  y por qué simplemente no lo hacen?  

Sé que nuestras mentes humanas sin entrenamiento están llenas de excusas,  de rollos y dramas inexistentes y que eso nos quita energía de lo importante.  Sé también que el Yoga no es una lectura ni teoría solamente y si estás leyéndome,  desearía pensar que este Blog va a ser un acompañamiento de tu práctica personal y solitaria.

Nunca un sustituto.

Qué sucede cuando nos damos cuenta que nuestras mentes nos están ganando la partida?  Ahí es donde entra la medicina del yoga.  Nuestra práctica se va a volver un espejo muy sincero y cada día nos va a mostrar algo nuevo.  Adónde nos ponemos excusas,  adónde somos hipócritas con nosotros mismos,  adónde tenemos dobles caras.  Nos va a pedir una integridad sobrehumana...pero nos va a dar también una fuerza y un deseo meta- humano de liberarnos de todo lo que no somos.

El yoga es una práctica,  una experiencia de la realidad.  Tengo una ex estudiante que siempre está llena de excusas:  que no tiene plata- esa es la favorita de muchos,  que no tiene tiempo.  Mi ejemplo no es para juzgar a nadie,  todos pueden hacer con sus vidas lo que plazcan.  Mi dolor es porque sé que su alma necesita su práctica y guía.  Que está de nuevo intentando escapar de algo real e importante que encontró en su vida,  tal vez lo mejor que esta vida le ha dado.  Venía de una vida muy convulsionada (como todos los que terminamos en esto y ya nos hemos convencido que el mundo allá afuera ofrece sólo alivios temporales) y la vi realmente interesada por un año.  Ese es más o menos el plazo que dura el affair inicial con el Ashtanga.  Después,  comienza la práctica a ponernos en la nariz cosas que no nos gustan,  nuestras propias limitaciones físicas y mentales y ahí es donde la mayoría canta viajera.  Pocos se quedan.  Inventan muchas excusas (una de las preferidas, culpar al maestro) y tristemente se quedan en el camino.

Tengo otra en un país cercano que continuamente me escribe llamándome su maestra.  Desea seguir este camino,  sin embargo,  no pasa de las palabras.  Sus acciones no manifiestan su deseo: no termina de decidirse.  No sólo en cuanto a practicar (que puede estarlo haciendo sola pero sin guía,  lo que sé por experiencia personal a veces lo hunde a uno más en el samsara),  sino en cuanto a decisiones de trabajo,  de vida,  de relaciones.  Su discurso es uno y sus acciones van por otro lado.  Si yo fuera ella y estuviera realmente seria,  no dudaría en tomar un avión cada tres meses para ir a aprender y recibir guía.   De hecho,  yo fui como ella en algún momento y cuando me di cuenta de que no tenía maestros en Costa Rica fue que empecé a viajar en su búsqueda.  No me quedé congelada:  encontré una solución.

Esto del yoga no funciona sin maestr@.

Finalmente,  tengo un amigo cercano que insiste en escapar de su realidad -llámese este mundo material.  Sé que muchos usan el camino espiritual como un escape,  al igual que pueden usarse las drogas, el alcohol, la playa,  las relaciones,  todo.  Pero inevitablemente terminamos con nosotros mismos.  Y todos compartimos ese anhelo profundo del nuestra alma por la verdad.  La verdad y la realidad en este mundo es que estamos en cuerpos que necesitan techo, alimentos y cierta libertad de locomoción para poder ver las maravillas de este mundo, ojalá.  Conocer otras culturas,  nutrirnos de ese mundo allá afuera y nuestros hermanos y hermanas.  Y para eso,  hay que trabajar (idealmente en lo que uno ama),  esforzarse,  ganar dinero,  cuidar a nuestra familia,  cuidar de nuestra salud y esto también es parte crucial del camino espiritual.

Dentro de estos ejemplos me veo reflejada en todos en algún momento de mi vida.  Yo también quise escaparme a través de la ropa,  los zapatos y los peinados.  Amistades superficiales,  fiestas aburridas.    Yo también tuve mis dudas al ir a buscar mis maestros:  era lo que buscaba? valían la pena tantos sacrificios y esfuerzo? tantas broncas con mis relaciones primarias que no entendían mi camino?  Yo también me rehusé por mucho tiempo a hacerle frente a mis obligaciones materiales hasta que no tuve más opción y crecí.  Me cansé de depender de otros para mis necesidades y me dí cuenta que la libertad tiene un precio que se llama trabajo y responsabilidad.

Será que mi práctica de tantos años me ha ayudado a encontrar,  dentro de todas estas variables,  un lugar de quietud y libertad mientras tengo mis experiencias mundanas.  No ha sido fácil.  He sentido muchas dudas,  confusión y resistencia,  internas y externas por montones.   Pero decidí hace mucho que quería conocerme en todo mi potencial,  más allá de las percepciones ajenas o de mis propias ideas limitadas acerca de mí misma.  Traía tantas voces que no eran mías y mi práctica me ha ayudado a identificar cada día un poco más cual es mi verdadera voz y cuales son sólo ruidos ininteligibles.  Bla bla la

Cómo puedo aprovechar esta invaluable vida humana que me dieron y sacarle el mayor provecho?

Cómo puedo hacer un mejor uso de la consciencia que me anima y alinear mis pensamientos, acciones y sentimientos con mi parte más elevada en vez de sabotearme una y otra vez?

El yoga es una ciencia práctica que nos invita a hacer inventario del aquí y el ahora.  La práctica inicia de hecho con un momento de total honestidad con nosotros mismos,  un instante de verdad de adónde estamos y qué queremos de esta vida.  Donde quiera que estemos,  el yoga nos acepta como somos.  Cada experiencia en esta tierra nos lleva a la matriz de conexión que es esta práctica bendita.  Como seres humanos,  sólo estaremos satisfechas si nuestra sed de totalidad es reconocida y demos aunque sean pasitos pequeños para saciarla mientras tengamos vida.  De lo contrario, el momento de la muerte será simplemente aterrorizador,  perdidos en el mundo de los sueños falsos y quimeras del ego.

Si estás leyendo esto es porque  ESTAS LISTO PARA EL YOGA,  aquí y ahora.  Has explorado mucho allá afuera,  al igual que yo,  los ires y venires de la vida humana.  Has experimentado el gozo de las conexiones con otros seres,  efímeras por naturaleza y el dolor de la separación.  Sabes que tiene que haber algo más.  Sabes que existe una técnica para llegarle al origen de todo,  sabes que hay una manera de vivir esta vida con mayor destreza y eficiencia.

Cuando estamos balanceados,  podemos estar más despiertos a todos los regalos de este mundo y a nuestra propia realidad interior.  El yoga nos permite estar más relajados y presentes para percibir con mayor sabiduría lo que nos conviene y lo que no.  Cada día tomamos tantas decisiones,  algunas que nunca debimos tomar,  otras que no tomamos y se nos va la oportunidad y después es demasiado tarde.    El yogi está tan conectado al fluir de la consciencia divina que percibe con menos interferencias y realiza que Dios está en todo.  Es un crack a la hora de tomar decisiones y cada uno de sus actos es una manifestación del amor divino en esta tierra.  Decisiones en armonía con su ser más profundo y su dharma.

La maestría en cómo usar nuestra consciencia,  eso es Yoga.  El dejar de identificarnos con pequeñeces,  miedos e inseguridades.  Tratar de tapar heridas sangrantes con vestidos de luces o fotos en Facebook.  Esperar que un príncipe azul vengan a salvarnos la tanda. Perder el tiempo pensando en lo que pudo haber sido mientras los años pasan inexorablemente.  Escudarnos en mil excusas y jugar de víctima para no enfrentar nuestro destino. Detrás de toda experiencia humana hay un poder subyacente y eso es lo que hace esta vida tan interesante y maravillosa.  Si no estamos conectados a "eso"-  o no nos damos cuenta, que es lo mismo, estamos perdiendo miserablemente el tiempo en esta encarnación.

El yoga te ofrece la integración,  un paso lejos de la fragmentación y limitación de tu consciencia.
Tu práctica es el camino:  estás list@?

Ahora.



4 comentarios:

  1. Gracias Mariela por tu sabiduria! Te amamos! Sigue "pa'lante" como decimos en Puerto Rico. Pura Vida!

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  2. Gracias! Estoy muy contenta de poder escribir en un espacio que se siente seguro y con mayor conocimiento de quienes me leen. Creo que todos compartimos una afinidad karmica. Saludos hasta Puerto Rico!

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  3. Muchas gracias! tus palabras me inspiran, me ayudan a continuar!

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  4. Gracias Ursula, me alegra mucho saber que hay gente como vos para quién este blog es un apoyo. Lo es para mí también escribir y saber que hay interlocutores sensibles e inteligentes del otro lado. Un abrazo.

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