sábado, 26 de abril de 2014

Llueve

I humbly ask for wisdom for the next step. I know i did what i needed to do. I know my divine purpose hasn´t included him for the past years. He was holding me back, but my fear of abandonment was greater. Now i feel free. But i know i need to go all the way into the wound.



Amanece lloviendo en San José.


El primer aguacero de la temporada se siente fresco y me trae la serenidad del agua y la dulce sensación de estar siendo bañada por agua del cielo.


Ayer mi corazón se rompió en mil pedazos. Hace mucho tiempo, pedí Verdad en mi vida. Para poder llegar al punto de pedirla, tuve que pasar por muchas situaciones muy confusas, difíciles y dolorosas para mí y para otras personas. Fui yo misma causa de sufrimiento profundo en seres que amaba y llegué al punto donde me
dije: "ya no puedo vivir más así."

Desde ese día hasta el día de ayer, mi vida fue un subibaja de situaciones que me pedían a gritos ser totalmente honesta. Lo intentaba con el corazón, pero a veces sentía que me estaba moviendo sobre brea. El mundo quiere que no seamos íntegros. El mundo de hoy está diseñado a base de imágenes, muchas de ellas falsas. Nos creemos todo lo que vemos sin realizar que la verdad está esperando silenciosa y quieta detrás de toda esta parafernalia externa.

La vida me ha dado el poder de ser causa, no efecto de nadie. Esta es una responsabilidad muy grande que debe ser usada con mucho cuidado. Como decían por ahí: with great power comes great responsibility. No que el poder sea mío, pero soy canal de una energía más grande que yo. Cinco mil años de yogis comprometidos detrás mía rezando, meditando, orando a Dios por Luz y Verdad. Me siento muy honrada de poder contribuir de alguna forma a pasar las enseñanzas de maestros tan serios y profundos. Pero esta responsabilidad me ha pedido que vaya a los rincones más escondidos de mi alma y saque todo lo que no se le parezca.

La lluvia continúa y arrecia un poco. Hoy tengo un día lindo: mis niños me esperan. En la tarde vamos a un Jardín Encantado. Así le llaman ellos a esta lugar en la montaña lleno de flores y juegos. Es nuestro lugar especial. Ahí, las mariposas se posan en nuestros brazos, el río corre alegre y venden las mejores tortillas de queso de Costa Rica. Una aguadulce caliente es todo lo que necesito para calentar mi corazón. Eso y las sonrisas de mis pequeñitos que corretean entre las flores.

La vida continúa y atrás quedan quimeras falsas, imágenes y utopías. Me tengo yo misma en integridad, siento mi fuerza y mi valor. Puede decir que el día a día en mi alfombra me ha dado una capacidad que no tenía antes: la de ser consecuente.  

Cuántas veces dije A cuando quería decir B? cuántas veces dije sí, cuando mi corazón gritaba NO.  

Hoy empiezo a vivir una vida de conexión profunda con mi alma, rodeada de almas gemelas que anhelan la verdad tanto como yo.

Hoy puedo decir que inicia la tercera parte de mi vida: la culminación de dos etapas anteriores que han ayudado a abrirme los ojos. Proceso doloroso este de despertar. Pero no cambiaría nada. El anhelo de un ser por el Amor sólo trae a su regazo todo lo que no se le parece en el afán de soltar y discernir. He aprendido que el oro a veces es sólo oropel. He aprendido que la gente dulce y humilde, la que menos brilla por fuera, lleva en su corazón un pedazo honesto y sincero de esa Verdad que anhelo.

Mis ojos están abiertos y entro en este día con fe y confianza.

El Amor me lleva de la mano. Primero, me ha curtido, me ha preparado. Me ha removido por dentro todos los lugares oscuros. El miedo aprisionado de años, la desconfianza básica en la vida. Me ha sanado, pero para sanar muchas veces hay que abrir los tumores para que salgan a la luz.  

La herida está fresca y sangra... 
Pero ya no hay tumor.

Estoy lista para recibir lo que mi Destino me traiga. Lista para tomar las riendas sagradas de mi vida. Sé que no estoy sola y nunca lo he estado y mis ángeles guardianes me darán la fuerza para seguir adelante.

Estoy lista.


domingo, 20 de abril de 2014

Resucitemos juntas

Ella vivió toda su vida con una herida.
Una herida muy profunda que ni siquiera sabía que tenía.

La herida sangraba en ocasiones específicas:  cuando sentía lejanía- sobre todo de su otro significativo;  cuando había luna llena;  cuando estaba en el pico de su ciclo.  Sangraba también sin causa aparente: ante un comentario hiriente,  alguna palabra inconsciente o cuando estaba muy estresada.

Constantemente sentía el peso de un ser ajeno a sí misma que habitaba dentro suyo y se empeñaba en empañarle la cancha.  Fueron tantas las veces que lo actuó- por no poder identificarlo-,  que irremediablemente alejó a todos aquellos que un día la amaron.  Por supuesto,  su furia crecía cada vez más con estos abandonos,  intentos fugaces de auto-conservación de quiénes un día vieron su verdadera esencia.

Su soledad se volvió insoportable.  Su ira crecía día a día.  Buscaba constantemente a alguna pobre víctima que se enganchara en su juego para así no tener que sentir.    Ex- parejas,  hijos,  amigos. Y le funcionaba por un rato:  culpaba a otros de sus desventuras,  responsabilizaba a otros de su felicidad.  No hacía más que romper y quebrar en mil pedazos el poco cariño que todavía quedaba del otro lado. Estaba arando su propia tumba de soledad y no tenía ni siquiera consciencia de lo que seguía haciéndose.

A veces, sin embargo, se sentía muy tranquila.  En ese estado de tregua  (mientras la bestia dormía hasta la siguiente luna llena, ciclo o pelea) parecía una mujer normal.  Era en esencia un ser amoroso y creativo,  dulce y cariñoso.  Quiénes la amaban osaban en esos momentos acercarse,  eso sí,  con mucha cautela porque ya habían identificado en ella la dualidad,  esa personalidad borderline-  no era seguro relajarse a su lado.  La bomba explotaría de nuevo en cualquier momento... por la mínima cosa.  Y ella también,  en estos lapsos de serenidad se olvidaba de sus propias palabras crudas e hirientes,  creía que todo había sido un mal sueño y por unos instantes se relajaba.  Parecía que era otra vida.  Hasta podía sonreír.

Tristemente no duraba mucho.  La fiera quería comer.  Algo salía fuera de plan:  DRAMA.  Alguien no le daba lo que pedía:  FURIA.  Alguno se atrevía a preguntarle qué le pasaba:  ODIO.  Y el ciclo se repetía una y otra vez,  sin cesar,  ad infinitum...

Ad perpetuam.

.
.
.

Esta fue mi historia por muchos años.  Alejé a gente que realmente amaba porque todavía no me había dado cuenta que mi bestia era insaciable.  Creía que hiriendo a otros de alguna forma su hambre cesaría.  Todo lo contrario:  tantos episodios de inestabilidad y cambio constante sólo me dejaron exhausta.

Escribo hoy sobre esto porque cada vez sé de más mujeres que también sufren de esta condición.  La han llamado de muchas formas,  pero en mi humilde opinión es solamente un Síndrome de Mujeres Profundamente Sensibles (SMPS).  El mundo es -diariamente - demasiado para nosotras.Aprendemos a defendernos de él con garras y dientes,  sin que nadie nos explique qué diablos vinimos a hacer a este lugar y cómo se hace para sobrevivir.

Igual que nos defendemos ante el mundo, combatimos todo,  incluyendo al hombre que amamos con todo nuestro corazón.  El hombre eventualmente nos deja- con mucha razón.  La furia que el abandono y la pérdida ocasiona es tal que,  en vez de soltarlo y hacer de una vez por todas nuestro trabajo interno-   la única salida-,  continuamos acosándolo, incluso a través del empalagoso amor,  pero generalmente a través de ataques y necedades.

El hombre no es el problema:  el problema es nuestra idea de que él es la solución.

Tengo en este momento tres amigas queridas,  tres seres maravillosos,  todas pasando por este mismo paradigma en diferentes tonalidades.    Su hombre se fue,  las abandonó.  No las ama más.  Las cambió,  se alejó,  se fue del país,  se consiguió alguien más joven... como quieran llamarle.  La verdad es que ellos se asustaron.  A pesar de su amor,  no pudieron comprender tanta sensibilidad mal manejada.    Emocionalidad al garete,  sin rumbo,  su nombre más bien inestabilidad.

El hombre se fue:  bien por él.  No pudo más y con toda razón.  Se desgastó,  intentó,  insistió,  calmó,  lloró y se hartó.  Si yo hubiera sido ese hombre probablemente no hubiera durado una semana conmigo misma.  Pero tal vez estuvieron ahí años:  ofreciendo con buena intención ,  recordando a ese ser dulce y amoroso del que se enamoraron. Sosteniendo camadas,  construyendo nidos para que después un manotazo terminara con su esperanza.

Su ida es el mejor regalo que nos dejaron.   Ya no lo llamo  huída ni escape de mi ex: lo llamo consecuencia.  Si ese hombre no se hubiera ido,  todavía creería en que la historia es intentar que se quede- a toda costa,  a pesar de su incomodidad.  Y el secreto radica,  el secreto más grande está en dejarlos ir y quedarnos sentadas con ese espacio vacío.  Ahí es que vamos a poder realizar nuestra sombra y finalmente,  entendernos un poco más.  Ahí es que todo va a comenzar a avanzar,  en vez de ir hacia atrás,   cada vez más hundidas en el lodazal de sufrimiento.

El regalo más grande que un compañero de una SMPS nos da  es su partida.  En el momento  tal vez sea lo más doloroso que sintamos en toda nuestra vida.  Una sensación de ahogo mezclada con ira,  lágrimas y celos. Una maraña de culpa hecha un melcocha con nuestro propio desvalor.  Pero su partida nos devuelve al ser que más presente necesitamos tener:  nosotras mismas.  Sin más enganches interminables en dramas egocéntricos sin sentido.  Nos queda nuestra energía libre para dedicarnos  a conocernos de una vez por todas.

De ese dolorosísimo desenganche ya han pasado muchos años en mi vida.  Todavía me recuerdo en ese entonces como un ser destrozado.  Tuve que empezar de cero con cuatro pequeñitos a mi espalda.   Amigas mujeres,  maestras y hermanas me tendieron la mano.  Y hoy puedo compartir que la sanación es posible- no importa qué edad tengamos, no importan cuántos hijos ni qué edades, no importa nada,  sólo nuestro deseo de realizar la verdad.

Pienso en mis tres amigas:  las tres mujeres bellísimas,  increíbles seres por dentro y por fuera,  llenas de talentos para dar y rebosantes de amor para compartir.  Cada una de ellas lidiando con un abandono sin darse cuenta de que el abandono es lo mejor que les pudo haber pasado.

Si deciden verlo están en el camino directo a recuperarse de una vez por todas.  Y van a emerger al otro lado como esfinges de luz,  reales,  intensas,  profundamente mujeres.  La mujer que no castra y hunde al otro por miedo al amor...no.   No esa bitch que pide el amor a gritos porque todavía cree que es responsabilidad de alguien allá afuera proveerlo...

No.

La mujer que recibe y entrega porque se siente tan llena que ya no le cabe más Amor en el alma.  La que tiene tan colmada su copa que el Universo entero podría beber de él.

A mis amigas,  diosas,  musas... mi mano está libre para abrazarlas.



viernes, 18 de abril de 2014

Somos uno

El niño fue abandonado por su padre.

No comprendía cómo no le había avisado que había vendido su bicicleta.  El drama de un pequeño de once años que se encuentra totalmente solo en la vida me conmovió profundamente.  Su soledad,  su desazón,  su desesperanza.    Y aún en medio de este panorama oscuro,  el destino confabula para que encuentre a alguien que lo ama:  una mujer que cree en él,  que le tiende su mano y amorosamente lo llena de esperanza.  Que le perdona todo con tal de que salga adelante.

Todos hemos pasado por momentos bajos y difíciles y alguien nos ha tendido la mano.  Todos hemos también ayudado a otros a levantarse y es ahí cuando somos esencialmente hermanos y hermanas.

Decía García Márquez que un ser humano sólo puede ver a otro hacia abajo si le está ayudando a levantarse.  Hoy me despierto con este impulso primario y definido a flor de piel.  Es Viernes Santo y la ciudad está en silencio.  Las turbas han huído a la playa y la montaña.  En San José se respira una calma y una paz poco usuales. Este es el escenario perfecto para reflexionar y sentir.

Me pregunto:  cómo puedo ser yo,  aquí y ahora,  este día y con la gente a mi alrededor,  un instrumento de paz?  Qué necesito hacer,  qué acción tomar,  pensamiento pensar,  para salirme un poco de mí misma y compartirme en el genuino significado de la palabra?

Qué tal si estuviera inmersa en mis propios rollos,  luchando una guerra sin fin,  anhelando lo que no es,  pidiéndole a la vida lo que no me da?  Probablemente mi energía estaría tan atrapada que no vería nada claro.  Estaría demasiado preocupada por mí misma y revolcándome en mi propio caos.  Ya he estado ahí... muchas veces.  Es imposible para un ser humano tender la mano y ver al otro,  sentir al otro,  ayudar al otro sino se sale por un momento de su propia nimiedad.  Y todos somos capaces de grandeza,  tal vez no constante, pero sí esa grandeza que retorna de vez en cuando:  momentos en que podemos ver el panorama completo y des-identificarnos con el dolor de turno.  Esos instantes de luz en que tal vez podemos contemplar nuestra misión en esta vida.  Una que no tiene nada que ver con que las cosas salgan como queremos.

Si a mí las cosas me hubieran salido como quería, probablemente estaría todavía metida de cabeza en una profesión que no amo,  con gente a mi alrededor que no comprende mi mundo interno y viviendo un día a día nefasto en deber ser y expectativas propias y ajenas.  A veces el dolor tiene la cualidad innegable de abrirnos los ojos.  Y es en esos instantes de claridad a través de las lágrimas que entonces viene la realización que somos algo más que el sufrimiento,  que el deseo no cumplido o la traición molesta.

Sin embargo,  por la Gracia de la Vida,  me despierto en un lugar que amo,  con un amigo que practica en el cuarto de al lado,  un bebé precioso que me llama y se ríe a carcajadas.  Soy la que espera un puñado de gente linda que viene dentro de un rato a respirar todos juntos,  a compartir algo inefable,  a ser todos un sólo silencio en el ruido perenne de este mundo.  Ese que a veces confabula para volvernos locos de remate.

Somos instrumentos de paz,  cada uno de nosotros.  Soy esta mañana tranquila en mi San José.  Soy  una posibilidad viva de hacer sonreír a alguien.   Esto me da una fuerza increíble para apreciar este día con mi corazón abierto:  si puedo contribuir de alguna forma a que otro ser humano sonría,  uno solo,  ya mi día está completo.  Y no sé quién va a ser,  pero sé que voy al encuentro de esa sonrisa hoy.

Y a partir de hoy,  Viernes Santo,  todos los días.  Porque somos hermanos y tu dolor es mi dolor.  Porque sentimos igual y estamos hechos del mismo material.  Y si yo puedo hacerte sonreír,  tal vez vos también podés traer una sonrisa a mis labios.  Y si estás llorando,  lloremos juntos.   Es igual.  En ese instante somos uno.

En ese momento,  todo está bien.



lunes, 14 de abril de 2014

From fear to Love

There was a time when i used to sabotage myself all the time.

The name of my game was unworthiness, deep wound inside that somehow i tried to cover with three masters degrees in Law,  crazy workouts in the gym and ultimately,  a bunch of failed relationships that only brought me more grief.

The name of the game was run and hide.  Resemble this,  imitate that.  Be anyone but you.  You are nothing,  who cares?  Learn to copy,  stay safe in your cocoon and never,  ever love.  It´s risky.  It´s dangerous.  You may get hurt again and never come back.

So i learned to live  in the surface.  Anything was an excuse to get distracted: flirting,  traveling,  lying,  pretending.  Always stay above THAT.  You know,  what hurts.  I became an expert in avoiding.  Avoiding myself and sadly, avoiding also those i loved the most.

I don´t remember how it happened,  but it did.  My mind tries to explain it but it really can´t.  Did a bunch of spiritual shopping:  it felt shallow and senseless,  but it would fill up the hours.  Met some amazing teachers,  but no one really hit home.

And then i found him.

He was so simple and heavy.  Not only in his physical body,  but in his being.  Being close to him i felt like a tiny satellite surrounding a big sun.  He was a man of few words and most of his words were hard to understand for me.  But that smile!  That honest,  loving and sweet smile...his arms would put me in crazy positions but more than the adjustments themselves he had this energy.  Like the earth,  the sky and the sun all together.  His presence,  his steps and his eyes suddenly brighten my life.  And then,  for the first time,  i contemplated coming out of my cave for a while.

Being around my teacher was no small feat.  His guidance felt hard and strict in the beginning.  But there was something that felt safe for me.  His kisses and hugs at the end of practice were clean and pure.  He felt like a mother,  a father,  a grandpa and a teacher all at the same time.   I would touch his feet not fully understanding what it meant at the moment.  Now i´m so happy i followed my soul´s instructions.  His feet grounded me.

Fed up from a life lived from the head,  my instinct to protect myself let go.  I knew there was someone in this world that would not hurt me.  He could only heal me.  His hand could only help me.  I was not threatened anymore.  This process of building trust again from scratch took years,  many many years,  until one day i knew that something had changed inside.

I felt less fear.  I felt i was not alone anymore.

And then he died.  His death was a sweet reminder of his teachings of love and surrender.  His energy actually grew stronger as the days went by.  We had a gathering in his home for a month a few weeks after his passing.  All of us received something beyond a certificate:  he was there with us.  As present and alive as he had been before.

This miracle happened because he loved us.  In his pure heart his students were his most precious children.  Each one of us had a place in his heart.  Even when he forgot our names,  he never forgot our energies:  who we truly are.  He knew us from a previous place,  he was expecting each one of us and protected us faithfully from many corrupted energies.  He was our shield and keeps taking care of us.

One day, not so long ago,  i had one of those days when you basically want to die and leave everything behind.  It was darkness,  pure hell.  I went to the shala,  it was almost sunset.  I was crying in desperation.  Suddenly,  i heard the door opening.  And then it closed again,  almost instantly.  I kept crying but i felt very calm.

Later i found out what happened:  my son-  four years old at the time-, had come looking for me.  He said:

"Mommy,  i was looking for you and then i went in the meditation room and there was a man,  very fat,  sitting close to you.  So i got scared and left..."

I smiled and knew he was speaking truth.
Because the love for our teacher never leaves our heart.  And their love for us goes beyond any ideas of mortality.

They are there with us in the darkest moments.
They will be waiting for us when the threshold comes...

and we will be as safe then as we are now in their loving protection,  the most cherished blessing our souls have received in this lifetime.


                                                                 To my dear Guruji.

viernes, 11 de abril de 2014

El éxtasis de un angelito

El día transcurre alegremente celebrando al integrante más pequeño de la familia.

Entre risas,  lloros,  golpes y momentos de sublime maravillarme ante mis tres hijos menores,  reflexiono sobre este día hoy hace tres años.

Creo que nunca me he sentido tan mal en toda mi vida.

Finalizaba un embarazo no deseado, nueve meses de resistencia,  dudas y mucha confusión.  Este último bebé se vino sin pedirlo.   El anterior tenía sólo cinco meses cuando supe que estaba embarazada.  La reacción inmediata fue:  "esto no es posible,  no lo quiero,  es demasiado...."

La resistencia mía personal se vio incrementada por la resistencia del papá,  la familia y los amigos.   Innumerables juicios y opiniones al respecto no ayudaron.  "Siete hijos...!"  Tiempo después me enteré por una estudiante que su primera noticia sobre mí fue un comentario de que estaba embarazada de nuevo:

"Imagináte..."

El aura de confusión sólo incrementó día a día durante los nueve meses.  El dolor físico también.  El parto anterior fue una emergencia y mi cadera quedó dañada.  El peso del nuevo bebé sólo empeoró el problema,  al punto que con cuarenta libras más de peso al final casi no podía caminar.  El dolor era constante y punzante.  Como una puñalada al corazón que me decía:  "esto no puede estar pasando."

Hoy contemplo a mi bebé y sólo puedo dar gracias de tenerlo con nosotros.

La oscuridad que me cubrió en ese momento se fue despejando paulatinamente.  El parto en sí fue la parte muy difícil:  acostumbrada a parir mis hijos como las machas,  una cesárea obligatoria cercenó definitivamente mi idea idílica sobre la llegada de Matías a este mundo.  Imposible parirlo con una cadera desgarrada que me impedía caminar,  mucho menos acuclillarme.  Resignada,  entré en aquel quirófano frío y estéril,  sola y muy desmotivada.  Dispuesta a vivir lo que tenía que vivir  como un castigo,  lista para tragarme este trago tan amargo mientras maldecía mi suerte.

La paradoja de esta vida radica en la posibilidad de encontrar lucecitas y seres amables aún en medio de la más profunda desesperación.  En aquel quirófano helado,  sentí el cariño de dos amigos que quedarán para siempre en mi corazón:  dos médicos que se entregaron con fe para traer a este bebé al mundo.  Y Matías nació:  un bebé sano,  hermoso,  al cual no pude amamantar ni abrazar como había hecho con mis otros hijos.  Estaba tan perdida con la anestesia,  tan mareada y desconectada.  Pasé todo el día en un sopor del que no podía salir,  aturdida y sin conexión con mi bebé.  Otros  cuidaron de este ser frágil y perfecto  mientras yo me recuperaba hasta que finalmente pude estar lo suficientemente despierta para sostenerlo sin que se me cayera de los brazos.   Aún ahí,  el dolor de la herida era algo desconocido para mí.  Estaba incómoda y me sentía totalmente inútil sin poder caminar y moverme como lo había hecho antes con mis partos normales.

Matías llegó a mi vida como una lección de aceptación más allá de mi mente y mis emociones.  No tuve más opción que empezarlo a amar.  En medio de la herida,  mi otro bebé pequeñito y las hormonas fluctuantes,  encontré milagrosamente-a pesar de todo-,  un atisbo de esperanza.  Su presencia en la casa fue creciendo y hoy puedo decir que nos llena completamente el corazón.  El paso de la resistencia al gozo ha sido lento,  pero hoy comprendo la sabiduría de la vida al enviarme a este pequeño emisario de verdad.  Hoy no concebiría mi vida sin él-  y recuerdo con tristeza lo mucho que lo rechacé.

Mi doula,  mujer sabia y tan querida nos dijo que este bebé era el ser más valiente que ella había conocido.  Se había atrevido a venir a nosotros sabiendo de nuestra futura resistencia,  arriesgándose a no ser amado,  dispuesto a morir en el intento.  Cuando nos dijo eso,  supe que Matías es mi héroe personal, que cada día que tengo miedo pienso en esta almita que no temió venir a unos padres cerrados,  arriesgar su propia vida para reconfirmar que el amor es simplemente inevitable, más allá de las razones y ruidos mentales.

Matías:  regalo de Dios. Matías:  maestro inexorable de Amor.  Porque el amor no significa ahora para mí algo romántico y fácil.  Después de esos nueve meses de enseñanza diaria,  aprendí que el Amor puede llevarnos al límite de nuestras capacidades y aún así,  hacernos emerger totalmente renovados.  El cáliz que Matías significó para mí dejó para siempre una huella en mi alma.  La purificación tan brutal que su llegada a este mundo me trajo podría compararla con arder viva en una hoguera o lanzarme a un precipio sin fondo- sin haberlo escogido.

Su ternura y dulzura han llegan a lugares que no estaban abiertos todavía dentro de mi corazón.  Necesitaba el ardor de este ángel de fuego para derretir lugares en mí que yo misma desconocía.

Veo para atrás y el resultado ha sido impresionantemente perfecto.  Más allá de mis ideas irreales de un amor sublime sin asidero tangible en la aceptación del presente,  emerjo de esta experiencia como aquel fénix  que resurge de las cenizas de sus propios conceptos absurdos.

Emerjo como alguna vez desee e imaginé:   con el corazón totalmente abierto a la incertidumbre,  misterio y paradoja de esta vida-  renovada,  gozosa y absolutamente nueva por dentro.

Gracias,  mi angelito, porque me diste el regalo más amado que he recibido en mi vida.




jueves, 3 de abril de 2014

The Power of Love

I am home.
Last monday,  for a split of a second,  i thought i would not make it here.

The plane i was flying  had an emergency landing.  I could taste for a split of a second the sweet longing for life,  the paradox of this predicament we all take for granted.

Three seconds,  no more than that.  Three seconds was all it took.  We were about to land in Miami, instead of my beautiful San José.  Something had happened to the aircraft,  they never really said what. But when i saw those ambulances and firetrucks parked waiting for us,  i knew this could be it.

It was a strange moment,  full of possibilities.  In those three seconds i could only think of the people i love.  Even those who i put out of my heart for absurd reasons.  I could just love them to the fullest.  And then something inside of me let go.  I was happy.  I was coming back from a deeply fulfilling experience in the Netherlands.  I had met amazing beings,  full of love,  compassion and joy.  I felt so blessed.

The moment went by, the plane did not crash.  And  maybe,  just maybe,  there is a very good reason for that.

Today,  i woke up from an extremely powerful dream.  In my dream,  i hug someone i took out of my heart a few years ago.  This person,  this being,  has been one the few good people i have known in this world.  Good and innocent like a child.  Humble and deeply knowledgeable.

I my dream,  when i hug him my heart completely melts.  We go together into this realm of total peace and understanding.  I could physically feel the Oneness and the Love.  The truth we all are at the core of our essence.

Our separation came in a time of confusion and miscommunication.   Now it all seems so far away.  In the dream,  there was a blue light around us.  A he said:  "You don´t have to worry anymore.  I will take care of you. I always have."

I woke up with my heart wide open.  I have never felt this way before.  Everything my mind once knew to be true stands in the way of this opening.  I am just letting it be.  Don´t know if it´s an effect of that plane.  Just know i wrote  my friend asking for forgiveness,   telling him i have missed him so much.




Life is short.
Too short to hold grudges.

Too short not to hug those around you everyday as if it was the last time.
Because it just might be, we never know.

This day i decide to be bold.  I choose to let my heart rule.  Any old wounds will be healed in the light of the Love.

This day,  i can breathe again.