sábado, 30 de julio de 2016

Justicia

Soy abogada de profesión.

Estudié Derecho durante cinco años en la Facultad,  luego hice tres maestrías.  Me interesó siempre profundamente el tema de la justicia.  Fue testigo desde pequeña de numerosas situaciones absurdas donde el poder en las manos equivocadas causó serios daños en personas inocentes.

Me dije a mis 16 años:

"Yo quiero contribuir de alguna forma a que haya más justicia en este mundo.  Justicia para los desprotegidos,  para los inocentes,  para los más pequeños y los más débiles."

Transité en mi vida profesional de ese entonces en un entorno plagado de competencia,  deslealtad, envidias y mentiras.  Me decepcioné profundamente del género humano,  con contadas excepciones. Tuve profesores en la Facultad que me marcaron con su idealismo y su ética y me inspiraron a ser un instrumento de la equidad.  Pero después me dí cuenta que la leyes se doblan e interpretan fácilmente en las manos equivocadas (aunque estén disfrazadas incluso de jueces y magistrados),  que hay corrupción descarada en las autoridades y que no siempre el mejor argumento gana el pleito.

A menudo una "pata" se lleva por delante todo aquello en lo que creemos.

Deprimida por el "rat race",  busqué solaz en la Naturaleza y me dediqué al Derecho Ambiental.  Los ríos y árboles de mi país también ha sido fuerte blanco de ataque de seres oportunistas e inconscientes que usan los recursos de todos para beneficio personal.  Dí la lucha y también comprendí con dolor que los intereses económicos tienen hegemonía en la administración ambiental y que se puede pagar por contaminar.

Y entonces,  a mis 33 años,  fue que encontré el Yoga.

Siendo abogada constaté que la ley muchas veces no es sinónimo de justicia.  Que la formalidad de unas letras en un código no garantiza la felicidad de las partes- como cuando un divorcio parte ya de por sí los corazones de una familia y además,  los ex cónyuges se difaman y atacan como perros por los niños y bienes materiales.  Me ayudó esta experiencia a no tomar esa vía en mis propias separaciones y a preferir un mal arreglo que un buen pleito.  Comprendí que hay cosas en la vida cuyo duelo y profundidad hay que respetar y que este espacio es más valioso que unos cuantos pesos... soltar a veces es la medida más digna frente a las vueltas dolorosas de la vida.

El respeto a la letra de la ley muchas veces no coincide con una aplicación justa y una perspectiva inteligente.  El despotismo es una realidad,  el abuso del poder por parte de gente mediocre y hasta loca.  Sino veamos los sucesos políticos en el país del norte donde alguien de reprochables antecedentes tiene posibilidades reales de convertirse en Presidente.

En el país de los ciegos el tuerto es rey.  La ley sin justicia y sin visión es letra muerta y aplicada por las manos erradas, una bomba de tiempo.

Aprendí esto en mis años de abogacía y creí inocentemente que el medio en el yoga sería distinto. No en vano los que llegamos al yoga somos buscadores de verdad,  una verdad personal que nos conteste muchas interrogantes vitales.  Con el tiempo me he dado cuenta de que la oscuridad también plaga de politiquería barata y juegos de poder este mundo de la espiritualidad.   No nos salvamos por estar genuinamente comprometidos con un camino:  al contrario.  La oscuridad se empecina e infiltra por doquier y a veces siento sinceramente que no hay techo donde refugiarse en este mundo de lo falso.

Sin embargo,  recuerdo en estos momentos de crisis existencial,  de impotencia y desilusión ante un panorama desolador,  las palabras de mi maestro Sharath:

"Cuando sientas que nada tiene sentido
cuando estés triste y lleno de dudas...

piensa en mí que yo estoy siempre presente contigo."

Y sus palabras me llegan desde ese salón en India al otro lado del mundo,  escucho su voz en ese espacio sagrado para mí y que he tenido el privilegio de frecuentar por tantos años.  Sus palabras me llegan frescas como el agua,  verdaderas y honestas como mi respiración,  como la realidad de mis manos en el teclado y de mis ojos en las letras mientras escribo.  Sentada en un Starbucks perdido en San José, con un latte de soya a mi lado y una mesera amable que me llama por mi nombre,  pienso que todos tenemos un camino y el mío particularmente es estrecho y solitario.   Mi intención ha sido siempre compartir lo que amo y agradecer a aquellos que han detonado cambios radicales en mi vida. No todos lo han comprendido pero ese no es mi problema.

El yoga me ha traído cambios no sólo de estilo de vida y de amistades y compañías,  sino un cambio de percepción ante todo.

El yoga es la capacidad de estar bien en cualquier situación.  Hoy me despierto a un sábado lleno de imprevistos y qué hago:  podría enojarme ante los cambios de planes,  ante lo obtuso del pensamiento de otra gente,  ante el despotismo en el mundo del yoga en mi país... podría vociferar y amargarme el rato.

Podría reaccionar y eso sólo daría más fuerza al conflicto.

Puedo en cambio escribir lo que siento y alivianar mi corazón,   puedo visualizar una Demo que hacemos mañana en nombre de nuestros maestros llena de Luz y de Gracia.   Puedo imaginar a mis compañeros de aventura llenos de alegría pura y devoción,  todos convencidos de que cuando uno recibe tanto amor lo único lógico y consecuente es compartirlo.

Así que decido enfocarme en lo importante.  Decido no darle espacio a lo absurdo.  Esto me ha enseñado mi práctica de yoga.

Hay cosas que simplemente hay que dejar pasar.
Esa es la enseñanza de mis maestros.




martes, 26 de julio de 2016

De amores y otras historias

Hoy tuve un realización importante.

Hace más de un mes que tengo un dolor muy fuerte en mi hombro derecho.  Pensé que había sido el trabajo intenso en el intensivo pasado.  O tal vez algún rollo pendiente con el género masculino.  He venido escuchándolo y no lo he forzado por varias semanas.

Me he dedicado a correr,  otra de mis pasiones.

Esta semana,  sin embargo,  comencé a explorarlo.  La práctica modificada tiene la virtud de conectar de nuevo los músculos, tendones y ligamentos que ya conocen su función por años.  Ahora me está doliendo todavía más.  Pero pude hacer una conexión emocional importante.  Todo lo que el cuerpo manifiesta es una muestra de que la procesión va por dentro.

Hace poco más de un mes tuvimos un incidente en la playa.  Escribí una entrada en este blog con lujo de detalles.  Ese día casi pierdo a mis tres bebés:  esos instantes en que uno sabe que la muerte está cerca y no queda otra que luchar y luchar....hasta que sea hora de rendirse.  Pues luché y luché y todavía no sé cómo saqué tres niños del mar y a mi muchacha que no sabe nadar.  No recuerdo nada más que llorar en la playa con una alegría y maravillada de que ese día había de alguna forma sido ayudada por fuerzas invisibles.

No había forma lógica de que pudiera hacer lo que hice.  No había piso.  Mis pies estaban flotando. Habían olas gigantes que arrastraban a los pequeños de la roca en que intenté refugiarlos una y otra vez.  No sé cuánto tiempo luché,  tengo como un blanco mental.  Sólo sé que usé este cuerpo como nunca lo había usado y valió mil veces la pena.

El hombro se ha quejado bastante después del adrenalizo.  Pero hoy comprendí que soy sólo un instrumento y que está bien cómo sea que decidan usarme.  No siento apego a ninguna postura física en estos momentos ni a mi práctica "avanzada".  Conozco yogis que apenas inician sus prácticas físicas y ya son seres íntegros,  honestos y amorosos y que esa es la meta.  Conozco otros cuyos cuerpos acrobáticos cumplen sin corazón con una rutina fría y desamorizada.

QUIERO SER COMO LOS PRIMEROS.

Y si ese soltar implica de paso cuidar a lo que más amo,  proteger con uñas y dientes a quiénes la vida me ha confiado,  lo haría una y mil veces.  El arte del yoga no es visible a los ojos:  es una estado del ser que puede ser alcanzado incluso en los momentos de más dolor y miedo.  Ahí cuando sentimos que todo se hunde,  ahí está precisamente la salvación.

Mi hombro sanará a su tiempo.  Por ahora,  lo trato con amor y mucha gratitud.  Gracias a su fuerza rescaté a mis pequeños de las olas y gracias a su presencia es que hoy puedo escribir estas líneas, abrazar a quiénes amo y tocar el mundo.

Ya no le pido nada,  sólo agradezco que esté.

Igual que agradezco las presencia de mis pequeños y grandes en esta vida. Bendita vida plena repleta de amor.


domingo, 24 de julio de 2016

El próximo paso

La vida nos ofrece a cada momento posibilidades.  Siento en estos momentos como si tuviera un lienzo de óleos entre mis manos. Pinte durante un tiempo y sé que al igual que la acuarela es la danza del color y el agua en el momento presente, los óleos a su vez nos permiten rehacer,  regenerar y cambiar lo pintado al ser el aceite un material que seca muy lentamente. Recuerdo muy bien el olor y la textura del aceite de linaza que usaba para  diluir colores fuertes,  difuminar tonalidades y recrear pinceladas.  Nada es permanente en el óleo y en la acuarela hay que pintar rápido, con seguridad en los trazos y al mismo tiempo total desapego porque el agua sigue más las líneas del papel poroso que nuestras propias ideas y así la obra toma vida por sí misma.



Mi casa esta llena de estas obras que pinte hace 18 años embarazada de Gabriel, mi cuarto retoño. Recuerdo que al igual que pase haciendo yoga y nadando con mi primogénito Hernan y consumida ocho horas en el piano diariamente con mi hija Adriana en la pancita, viajando hasta Israel con Ariel dentro mío...con Gabriel pinte...y pinte..

Y pinte.

Era un llamado intenso, de día y de noche. Ahora veo para atrás que desde ahí se empezaba a vislumbrar mi camino espiritual, aunque en esa época no tenía ni la más remota idea de lo que me esperaba. Criada en un Status muy conservador de la sociedad costarricense, mis posibilidades se circunscribían a mi tierra por ser madre de "tantos" niños y mis aspiraciones sociales estar bien dormida e inerte para no sentir el tedio de un rol impuesto por una sociedad anacrónica. Mis impulsos constantes de salirme del molde y aspirar a educación, cultura y mundo fueron topados por fuertes sanciones familiares.

Pero de esa época recuerdo con mucha alegría la gran paz y libertad que me daba pintar. Obras abstractas en su gran mayoría, colores que ahora veo y me hablan de pasiones dormidas, sueños por cumplir y quimeras imposibles. Todo está documentado en las paredes de mi casa.

Y este lienzo de vida muta sus colores de grises y ocres a llamativos naranajas y amarillos, verdes turquesa profundos y azules eléctricos llamativos.  Mi paleta de colores muestra el estado de mi alma y la riqueza se posibilidades de este momento de transición, único en el tiempo y pleno de potencial.

Una semilla lista para romper su cascarón, mariposa de alas azules que deja atrás su crisálida sin
mirar atrás.


Es de sabios discernir cuando algo nos gusta mucho pero nos pierde. Es de valientes escoger volver la
vista y dejar atrás todo aquello que sabemos nos denigra y sabotea. Algunas veces hay que hacerlo a puro músculo de soltar- le llamo yo. Es difícil y hay recaídas, pero a veces Dios se apiada de nosotros y nos envía emisarios de amor en forma de maestros,  parejas o amigos. Gente que nos ayuda a salir del hueco.

Esta compañía es invaluable para no seguir repitiendo los mismos errores y dándonos en la cabeza en
los mismos lugares. No hace falta buscar nada. Solo hay que estar listo y dispuesto a hacerlo uno de una vez por todas, aunque duela y enchile.  Y la compañía adecuada llegara como me está llegando a
mi en estos momentos.



Tres años recaí una y mil veces en lugares trillados y desenlaces predecibles. Hasta que finalmente
logré decir NO. Dije no de una vez por todas a todo lo que me cortaba las alas, frenaba de alguna manera o de ensuciaba la cancha.  Esto ha incluido a mucha gente sin duda pero ante todo ha significado un cambio de perspectiva.  Yo misma permitía estas presencias y tenía mucho miedo a poner límites claros.


Mi lienzo de óleo tiene hoy colores vivos. Y no es una masa de amorfos luchando sin identidad. Hoy se hacia adonde voy con claridad y con quién. Sé que mi propósito en la vida no se trata sólo de mi.

Sé que estamos viviendo momentos cumbres en el planeta que requieren un cambio de paradigma mental en todos los seres humanos. Sé que el antiguo discurso de que es urgente ahora incluye mucha gente: incluso gente que no conozco personalmente todavía. Las fronteras están desapareciendo ante
un mundo que clama por unidad y solidaridad. Ya no hay nacionalidades, solo existe la pugna entre
los nihilistas y los que creemos.


Y cada paso que doy aspiro a que engrose  las filas de un ejército silencioso, la contra revolución espiritual.

Esos seres que unidos haremos la diferencia.

jueves, 21 de julio de 2016

Sostener el dolor

Escribo en una mañana iluminada por el sol,  magnífica mañana en mi amada Costa Rica.  Termino de chatear con un amigo cercano en Nicaragua y coincidimos en que estamos viviendo tiempos muy confusos y  dolorosos a nivel de violencia mundial y caos interno.

Nos cuesta mucho practicar.

Los seres humanos somos seres sensibles y abiertos por naturaleza.  Todo lo que está sucediendo en Medio Oriente nos afecta a quiénes estamos aquí al otro lado,  aunque nos lleguen solamente imágenes por internet y televisión.  Esa energía oscura se expande y amenaza con cubrirnos también. Es por eso que son tiempos difíciles para practicar:  todo tipo de obstáculos mentales,  físicos y emocionales quieren entrometerse y tenemos que hacer un esfuerzo multiplicado por lograrlo.

Me sucede a menudo que esta ola de dolor humano me cubre y siento todo el dolor de tanta gente en mi propio cuerpo.  Una cosa son los dolores normales de un practicante de Ashtanga:  otra el recibir este tipo de impacto.  El impacto no es sólo físico,  aunque el cuerpo siempre nos tiene información fresca.

El impacto también es mental y emocional.

Estar despierto conlleva toda una serie de cambios en nuestra vida.  A veces quisiera dormirme de nuevo y hacerme la vista gorda ante todo este panorama de caos y sufrimiento.  Pero sé que no es posible ya para mí:  aunque intente adormilarme no podría.  Vivir una vida dormido y anestesiado,  "confortably numb" como alguien me dijo una vez, es una opción que ya no tengo.  Veo el mundo y sus ofrecimientos superficiales y todos me parecen patéticos,  sean cosas,  relaciones o entretenimiento,  con contadas excepciones.

Alguien al otro lado del mundo me habla de "sostener el dolor".

Cómo lo hago?  No tengo idea. Intuyo que tiene que ver con estar en esa sensación de "impending doom"  que todos llevamos en lo más profundo del corazón.  La falta de certeza que conlleva estar vivos,  el riesgo innato a amar a otros,  el profundo desaliento cuando alguien actúa desde su oscuridad.  Hoy tengo esa sensación tangible y real de que algo muy triste está sucediendo en nuestro planeta:  líderes absurdos,  guerras y masacres y sobre todo,  un desaliento general.

Observo como ese sentimiento entra en mi mente,  cubre mi corazón y amenaza con cerrarlo.  Qué hago?  Voy al shala,  rezo y lloro al amanecer.  Recibo la gente y por un rato nos abstraemos de toda esa violencia,  entramos en un espacio protegido y salimos renovados y con un poquito más de fuerza. Aquí mientras escribo con la grata compañía de mi número 5,  Gael,  me siento un poquito mejor. Todavía siento ganas espontáneas de llorar después de otra noche en vela.  No es cómodo, pero es real.

Sentir implica sentirlo todo:  lo hermoso y lo espantoso.  Es por eso que amo India porque en ese lugar todo es y nadie trata de acomodar nada,  de hacerlo parece "bonito" y "cómodo" como aquí en Occidente.

La vida es en sí misma una paradoja: el simple hecho de estar vivos implica que tenemos que reconciliarnos con la muerte.  El hecho de amar trae envuelto entre sus plumas la daga,  como decía Khalil Gibrán.  Siempre habrá algo que nos decepcione de esta aventura y sus encuentros,   siempre. La única salida es elevarse por encima del barullo y accesar esa paz de Dios que todos llevamos por dentro.  A pesar del reto que es accesarla en este momento.

Nunca darnos por vencidos.

Aún un resquicio de Luz en medio de todo el dolor y la incertidumbre es suficiente.  Y por supuesto, para mí saber que quiénes leen esto también están en su búsqueda,  con sus baches y hoyos como todos.  Ese ejército silencioso de buscadores de la Verdad,  esos somos los que de alguna manera balanceamos todos los actos de insensatez.  No sintamos que nuestra labor en en vano,  aunque a veces queramos tirarlo todo por la borda.

El amor es nada más y nada menos que sostenerse,  seguir amando y confiando a pesar de los obstáculos, decía la Madre Teresa.  Nada extraordinario,  simple presencia en el dia a día con todos sus bemoles. Yo aquí,  con mi cachorro amado,  sus comentarios y monerías,  observando esta mañana bella,  entre lágrimas comprendo que aunque venga la Apocalipsis-  nunca estamos solos.


lunes, 18 de julio de 2016

Breakthrough

La práctica diaria y constante por años nos ayuda a enfrentar cosas de la vida que humanamente son muy difíciles de aceptar.

Hace tres años pasé una separación de pareja muy dolorosa.  Hoy veo que con la ayuda de Dios y la conexión y la práctica día a día se puede lograr hasta lo imposible.  En esa época consideré que nunca más podría ser feliz con una pareja, de hecho me prometí no intentarlo a fondo nunca más.

Cerré mi corazón y las consecuencias fueron desastrosas.

Los que anhelamos movernos hacia la Luz queremos siempre más.  El movimiento se vuelve tangible cuando atravesamos experiencias duras y nos vemos superándolas e incluso llegando a lugares mejores de los que estuvimos.  El estado de consciencia es todo y ahora que veo hacia atrás  sé que hoy tengo una perspectiva totalmente diferente.

Por eso es que ahora no guardo ningún rencor.

Ese es el trabajo espiritual:  estar un poco más despierto cada día.  Siempre habrán desafíos y momentos donde nos sintamos atascados.  Lo importante es hacer algo al respecto.  Es difícil ser feliz en este plano de ilusión:  ya no aspiro a una felicidad tipo Disneylandia.  Aspiro,  como dice una de mis queridas maestras,  a una sensación subyacente de paz y satisfacción y al gran privilegio de escoger por mis propias manos adónde quiero estar en la vida y con quién.

Sé que este proceso interno va en grados y niveles y lo importante es mantener una actitud positiva a través de los subes y bajas.   La intención es estar cada día un poco más libres,  incluso enfrentando los mismos temas.  Lo veo con mis ex esposos:  antes reaccionaba y me enojaba,  hoy acepto y trato de observar sin identificarme.  Los conceptos espirituales a veces interfieren con la experiencia humano,  más siendo una yogini.  Hay una expectativa general de que los yogis seamos siempre seres tranquilos y serenos, conectados y ecuánimes.  He aprendido a no juzgarme cuando me salgo del patrón y me siento emotiva o cuando atravieso una sentimiento que no es "bien"según mis conceptos.

Sí,  a veces me siento desalentada porque los mismos temas se repiten sin cesar y el látigo de la duda me acribilla. Pero recuerdo de nuevo que que hay niveles y que puedo ir cada día más profundo que el drama,  que el tema en particular o el gatillo.

Sé también que hoy puedo salirme del hueco más rápidamente que antes.  Sé que esto es producto de mi trabajo diario: mi práctica me ayuda a estar más tranquila,  la disciplina diaria es mi tabla de salvación.  Pero también tengo el gran privilegio de tener maestros,  maestros de carne y hueso que se encargan de pegarme empujones:  cada encuentro con ellos me nutre y prepara para los siguientes acontecimientos.  Veo hacia atrás y no tengo la menor duda de que es así.

Hoy cuando enfrento algo difícil,  sé que la vía es practicar y salir al otro lado.  Estudio,  observo, tomo consciencia y algo de distancia del issue.  Veo mis obstáculos internos y mantengo el enfoque. Enfoque no en el problema sino en la LUZ.   Me dejo llevar a un lugar adentro mío que ya conozco  y desde ese lugar de mayor comprensión y amor puedo atravesar cualquiera de las grietas de mi personalidad.   Para esto necesito sentir y  observar mis emociones.  He aprendido que las emociones son la clave para bajar de la mente al corazón.   Negarlas no funciona.

Y es en el corazón donde todo un mundo nuevo se abre.

Bajar al corazón es atemorizante.  A todos nos han vuelto adictos a vivir en la mente analítica,  nos han programado para entretenernos con mil gadgets con tal de no sentir.  O relaciones.  O posesiones materiales.   Muchos no saben cómo hacerlo:  otros simplemente lo rechazan.  No creen en ninguna energía superior y carecen de confianza.

Hasta los que tenemos confianza llegamos a un punto donde ya no tenemos confianza.  He ahí la importancia de los maestros.

Mañana Guruji cumpliría 101 años.  El regalo que me dejó mi maestro antes de partir fue su confianza total en la práctica.  Era tanto su entusiasmo y la certeza que tenía que este sistema funcionaba,  tantos los testimonios positivos y tanto su carisma que yo,  nihilista por naturaleza, terminé creyendo.

Y desde que lo conocí comencé a preguntarme si entregarme al Amor era una posibilidad real para mí.  Si dejar que el Amor me condujera un suicidio o la salvación.  Muchos años después de ese encuentro con Pattabhi Jois puedo decir que hoy confío:  mi vida se ha transformado a muchos niveles y he logrado crear espacio real para la energía del Amor.  Antes tenía demasiada mente, demasiados issues,  demasiados temas.

La casa estaba llena.  Pero cuando el amor entra a la casa,  todo lo falso sale por la ventana,  se disuelve y disipa.

La expansión que se atraviesa al bajar de la cabeza al corazón ilumina todo.  Y el hecho es que cada uno de nosotros elige su estado de consciencia.  El camino de la vida consiste en bajar de la mente al corazón. Nunca hemos sido víctimas de nada ni de nadie.  Somos responsables cada uno de nuestras vidas.

Me pregunto hoy,  víspera del cumpleaños de mi maestro,  qué más tengo que romper.  Y en esta luna llena de julio,  día del nacimiento de alguien muy grande,  me duermo con la certeza de que todos podemos atravesar lo que sea si estamos en buenas manos.


viernes, 15 de julio de 2016

Mi quehacer

Después de una semana de jet lag fatal,  inmersa en cámaras,  filmaciones,  rides y añoranza de mi familia que está fuera de Costa Rica,  finalmente tengo chance y me siento a escribir con  mi ala derecha rota.

Hago lo que hago por decisión propia pero sobre todo por un llamado profundo de mi alma.  Ser gatillo nunca será fácil:  la honestidad que implica mi quehacer me obliga a no andarme por las ramas.  Hay muchos listos para despertar en esta era del Kali Yuga y el trabajo espiritual es esencial para sostener el balance en un mundo que colapsa de violencia y horror.  Los que vienen a mí (la mayoría) son seres cuyas almas,  igual que la mía,  han tenido su tajada gruesa de sufrimiento en este mundo y están listos para liberarse de las garras de la ilusión.  Algunos otros quieren emular a estas almas y todavía no comprenden por completo lo arduo de la labor.

Yogis de paquete les llamo.

Pero su presencia también es importante.  Gracias a sus quejas,  incomodidades y ganas de llamar la atención comprendo por contraste la bendición de los yogis genuinos,  gente proactiva y entregada. Segura de su llamado y congruente en sus acciones.  Estos seres iluminan mi vida y  adonde quiera que estén en el planeta compartimos un hilo de plata que conecta nuestros corazones, independientemente de la cercanía física.

Y es que el mundo está colapsando.  Europa y Medio Oriente se hunden en un mar de violencia, karma de generaciones pasadas y de acciones inconscientes.  Multitudes emigran de sus hogares en busca de la esperanza. Y nosotros en Costa Rica tenemos el enorme privilegio de elevarnos por encima de todo ese caos y rezar,  practicar,  pensar en cómo ser elementos de armonía en esta tierra y no de conflictos innecesarios.

Cuando escucho sobre el bla bla bla de egos obtusos me siento sinceramente muy cansada y decepcionada.  Me duele porque estas personas han venido hasta Costa Rica a estudiar y estuvieron por unos instantes inmersos en un espacio de consciencia que ya no depende de mí sino que viene de maestros de estatura muy grande -que por alguna razón del destino decidieron venir a posarse en la sala de mi casa.  Cuando escucho de sus tergiversaciones y chismes quisiera sinceramente llorar de tristeza ante el desperdicio de energía y su miopía espiritual.

Pero luego pasa porque recibo un testimonio del corazón.  Alguno de los auténticos decide escribir desde su alma y por unos instantes sé que mi labor no es en vano.  Ser instrumento detonante de egos no es fácil ni nunca lo será.  Llamar la atención sobre las zonas oscuras de otros se hace desde un lugar de no juicio y con la intención pura de ayudar a llevar consciencia a lugares dormidos.

Muchos se lo toman personal.  Otros lo entienden y lo agradecen.

En el intensivo pasado sucedió así con alguien que estimo muchísimo.  Su enojo ante la vida carcome su corazón,   un corazón por cierto grande y generoso.  Es como una nube negra que lo tapa,  a pesar de ser alguien muy inteligente y con mucho deseo por la verdad.  Tuve que tomar una acción radical porque no me interesa tener a nadie mostrando sus dotes físicos en el mat si todavía tiene el corazón cerrado y adolorido.  En su momento se enojó muchísimo conmigo.  Quisiera ser de palo pero estas reacciones todavía me afectan.  Mi ala derecha colapsó silenciosa hasta el punto que ya no pude mover el hombro y sé que su energía hacia mí tuvo mucho que ver en el tema.  Sin embargo,  recién regresada de mi viaje y con él en la mente le escribí:  el cariño pudo más.

Gracias a Dios comprendió que el maestro nos señala donde nos duele,  echa sal en la herida.  Nos quema con el fuego de la consciencia para iluminar lugares cerrados.  Nos cercena y parte con amor...y el resultado es impredecible.  En almas listas,  se agradece.  En egos grandes crea odio y resentimiento y distancias dolorosas que en última instancia son ficticias.  Proyectar nuestros dramas en el maestro es algo muy común,  particularmente en aquellos todavía inmaduros en su camino espiritual.

Asumir responsabilidad y dar un gracias sincero cuando viene el fuego y el grito potente y aniquilador requiere de altas dosis de humildad.  Lo sé muy bien por experiencia.

He recorrido un camino de quince años y es en los últimos tres años que mi espada se ha afilado hacia todas las zonas,  propias y ajenas,  que nos separen del Amor.  Mi quehacer es difícil,  incómodo y riesgoso.  Pero si hay uno ( y gracias a Dios son varios) que escucha y comprende,  ese uno o esa una vale la apuesta.

Los que sufren muerden y llevo en mi cuerpo físico y energético cicatrices y heridas que perduran y continúan en el presente.  Las llevo con orgullo y gratitud porque no estoy apegada a este cuerpo, gracias a Dios.   Sé que es sólo un instrumento de la Gracia y aspiro a usarlo al máximo al servicio de lo que creo.  Por suerte,  algunos recapacitan y asumen responsabilidad por sus miedos y dolores, como este querido estudiante. Y aquellos que todavía no:  ojalá que la presencia amorosa de otros seres conscientes y  compañías elevadas les enseñen a su debido tiempo que defender el ego es una pérdida de tiempo.

Tiempo precioso que podemos utilizar en compartirnos desde el amor que somos.  Tiempo que no se recupera y que nunca volverá.

Viene un grupo nuevo de afuera y desde  ya siento sus energías y deseos. Rezo porque tengan la madurez de anhelar la liberación tanto como la anhelo yo.  Porque no importa cuáles sean nuestras circunstancias de vida, no habrá nada ni nadie que colme ese pedacito adentro que clama por un discurso real.  Los yogis de trapo abundan y esta semana tuve una experiencia muy cercana al respecto con la burocracia yógica de mi país.  No todo lo que brilla es oro en el mundo y tristemente también en el mundo del yoga,  no me canso de decirlo.  Desarrollar el discernimiento nos trae muchos enemigos,  nadie quiere ponerle el cascabel al gato... pero nos da paz interior.

Y por esa paz algunos estamos dispuestos a dar la vida.  Sin la menor duda.


jueves, 14 de julio de 2016

Dulce entrega

imágenes en gris que se tornan rosadas y carmesí




sólo me dejo llevar 

lugares internos que se abren como pétalos de rosa

inefables
inaccesibles por vías comunes

esperando nuestra mirada

anhelando el despegue




dejáte llevar por el llamado

sin aferrarte a lo conocido

nos piden valor aún en medio del túnel oscuro

nos ofrecen amor incondicional a cambio de nuestra confianza.

el detonador es sólo la excusa para que vayas más profundo
el gatillo no es...

el dedo que apunta a la luna
no es la luna.




no te limites a la reacción predecible

aventúrate al lugar que no has pisado antes

después del bosque oscuro se abre un lago poderoso

hogar de criaturas salvajes que siempre has mantenido en silencio

es la hora.




domingo, 10 de julio de 2016

Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida

La sensación es difícil de describir.

Empieza como una inquietud, va creciendo.  Luego sigue un poco de ansiedad.  Sintiéndola continúo absorta en mi vida de detalles:  alimentar pequeños,  arreglar camas.  Alistar el shala para mañana, preparar mi agenda de la semana.

La sensación sigue y va creciendo.

Después de un par de horas de sentirla finalmente logro sentarme a escribir.  El día ha transcurrido sereno y tengo una sensación de plenitud en mi corazón.  Esto a pesar de una noche muy difícil.  La vida pulsa entre sus ires y venires y me recuerda una vez más que no controlo nada.

Mientras descargo mi inconsciente en la pantalla y mis manos se mueven con la facilidad de estos dedos de pianista,  voy sintiendo aún más.  Escribir me permite decantar mi alma,  me recuerda los detalles del día que a veces pasan desapercibidos entre tantos pensamientos.  Me devuelven a ese ayer que ya no existe pero que quedará plasmado aquí para una eternidad.  Mis hijos y nietos podrán leerlas y yo misma saborear de vez en cuando mi propia vida cuando lo necesite.

Hoy celebramos una buena noticia.  Hay noticias relativas y hay noticias absolutas.  Las absolutas tienen el don de dejarnos en blanco,  anonadados y sorprendidos.  Esas sólo hay que recibirlas a corazón abierto y darles entrada sin miramientos.  Las relativas son más fáciles de digerir y asimilar: sólo esas son susceptibles de ser manoseadas por la mente.  Las otras no.  La de hoy trajo además una reunión muy dulce:   en medio de sonrisas,  chistes y camaradería almorcé con cuatro seres muy queridos,  añorando y extrañando varios otros regados por el mundo y que un día armarán juntos una mesa completa.  Todos,  sin embargo,  estaban ahí presentes con nosotros en espíritu y todos celebramos con gozo total la bendición de estar juntos- aunque los cuerpos anden por ahí separados.

Esta noticia me conmueve en todos los sentidos posibles. Me deshace en ternura,  me impulsa en fuerza.  Nunca me había sentido así:  es como estar a las puertas de un milagro y todavía preguntarme si es posible,  si es cierto.  Mi familia es extensa y por lo tanto,  vendrán muchas más de estas noticias en el futuro.

Sólo puedo sentirme dichosa de ser de alguna forma generadora de tanto Amor.

Las vueltas de la vida nos invitan siempre a segundas oportunidades.  Todos los días podemos repetir con el corazón abierto:  Lo siento, perdóname,  gracias y te amo.  Cuatro frases que han cambiado mi vida.  Cuatro formas de mostrar al otro que ha sido importante y lo será siempre.  Cuando hemos amado siempre amaremos.  Es imposible que no quede una huella en el tiempo y el espacio si el amor ha sido puro y real.  Y se transforma con los años,  se vuelve más rico y profundo.  Se limpia de apegos y de expectativas y florece libre,  más relajado y sereno.

Hoy celebramos juntos una noticia con unos seres que amo entrañablemente.  Hicimos planes, forjamos sueños.  Compartimos risas y desgranamos vida.  Esta vida misteriosa,  impredecible y compleja que nos trae de vuelta a lugares adónde amamos.

Celebremos.


miércoles, 6 de julio de 2016

Fascino

Amanezco en un lugar mágico.

Llegamos anoche ya tarde y después de cenar recorrimos la ciudad a pie.  El Mar Adriático acunaba las barcas en el muelle y las luces de la ciudad se reflejaban serenas en el agua.

Italia tiene un "fascino",  una atracción especial y única para mí.  Viví en este hermoso país hace muchos años y me marcó definitivamente.  Volver a pisar su tierra me llena de alegría,  escuchar el idioma e intentar hablarlo también.   Mientras desayuno anticipo las alegrías del día que ya son, incluso sin haber todavía sucedido.

Y así me está pasando en mi vida también.

Hoy practiqué en un espacio de un metro cuadrado y sin mat.  Practiqué porque es mi forma de rezar y dar gracias.  Sólo los que hemos probado la miel sabemos que no hay vida a menos que uno encuentre un propósito más grande.  Ese propósito es nuestra brújula y la vida se irá mostrando poco a poco hasta que comprendamos el milagro y magnificencia de estar vivos,  de poder compartirnos y apoyarnos mutuamente en el camino.

Extraño mucho a mis chicos.   Tengo un pedazo de mi corazón en Heidelberg,  otro en DF y el resto en San José.  Sé que estas almitas que tengo el privilegio de cuidar y de guiar son mis maestros y maestras.  Cada uno de ellos un faro potente de luz,  cada uno un espíritu libre que por coincidencias del destino me vino a enseñar.  Mientras tomo mi Latte,  mi corazón vuela a cada uno de ellos y los toca mientras duermen.  Seres que abrazo cada mañana cuando me despierto y bendigo cada noche cuando voy a dormir.

Estar físicamente aquí me llena de gratitud y me carga de energía y entusiasmo para continuar dando lo mejor que tengo para ellos.  Los que tenemos el gran privilegio de cuidar seres de luz tenemos una responsabilidad muy grande con el mundo:  estas nuevas generaciones serán las que salven nuestro planeta,  cuiden los bosques y sanen los ríos.  Serán los que traigan niños al mundo con consciencia y amorosidad y los que desplieguen sus artes sin timidez. Estos seres que hoy crecen con fuerza y buscan con ansias sus destinos,  ya trazados desde hace muchas vidas por su propia consciencia y sabiduría.

Quisiera tenerlos a todos aquí conmigo hoy e irnos juntos en ese tren del mediodía para Venezia. Pasear abrazados por la Piazza San Marcos,  caminar por los callejones,  montarnos todos en esa góndola al son de Oh Sole Mío al atardecer entre muchas risas y terminar cenando en el restaurante de un buen amigo de Nicaragua.

Físicamente no han llegado pero sé que lo harán.  Un merry band de amor unidos por la simpleza de lo más puro que pueda existir entre los seres humanos:  el amor y el apoyo mutuos.

Cada uno de estos seres cuenta conmigo para lo que sea.  A seis meses de cumplir mi media centenario,  siento que estos cincuenta años que Dios me ha dado en esta tierra no han sido en vano. La llegada de cada uno de estos diez maestros a mi vida ha sido providencial y mágica.  Ese "fascino" de que hablan los italianos...y esté adonde esté,  el sentimiento perdura.

Aquí en Italia está presente por doquier pero sé que lo llevo vivo en mi corazón adonde quiera que vaya...y crece y se multiplica en sus compañías.

Sé por experiencia también que se contagia,  se expande y se nutre de las presencias cálidas y amistosas de muchos otros miles de seres,  tan bellos y sabios como mis hijos y futuros nietos...seres que fascinan por el simple hecho de ser y que hacer de este mundo un mejor lugar.




domingo, 3 de julio de 2016

El Amor de Dios

Escribo después de varios días de mucho movimiento físico y geográfico.

Salí de Costa Rica con el corazón grande y hoy siento que se ha triplicado.  El Amor sólo se expande: ayer estuve en un lugar muy sagrado,  un templo al Amor.  Sentí cuando entré que todo calzaba,  que mi alma sabía desde hacía mucho que iba a visitar ese lugar.  Ninguna experiencia pasada fue trivial ni superflua porque me llevaron a ese lugar donde pude realmente apreciar la magnificencia de sentir la conexión.

Sin conexión no hay vida.

Cuántos pasan sus días preocupados por nimiedades.  Fui una de esas almas perdidas en el mundo de lo falso.  Creyendo que el next gig iba a llenarme el hueco en el corazón.  Nada funcionó.  Tengo que decir que sólo mis niños se acercaron a ese lugar suave y vulnerable que llamo corazón.  El resto sólo me distrajo por años- que ahora parecen una amnesia.

Y estoy despertando a una etapa llena de gozo.

No sé qué tiene el futuro para mí,  pero sí sé cuál es mi papel en esta vida.  Sé que cada uno de nosotros tiene la misión sagrada de compartir lo más importante.  Sé que hay muchos caminos hacia el mismo lugar y también sé que hay muchas formas de perdernos.  Pero cada día es una nueva oportunidad para recordar.

Hoy quiero recordar a los seres que amo,  quiero recordar que esta vida es un regalo.  También que estoy viva porque hoy puedo de alguna forma contribuir a más amor en este mundo.  Todavía no sé cómo,  pero estoy ya sentada en mi mat.  Después sabré,  después todo se irá desenvolviendo naturalmente y sabré qué escoger y qué no.

Y así paso a paso, sin prisas ni miedos, pintaré mi lienzo hoy.
En paz.