viernes, 31 de octubre de 2014

De traiciones y otros dramas

El camino espiritual consiste básicamente en no detenerse.  No importa las veces que uno quiera tirar la toalla.  Consiste en aferrarse con pasión y fuerza a los maestros que sentimos guías.  Y por supuesto,  evitar en la medida de lo posible caer en las garras de la oscuridad.

No es tarea fácil por cuanto la oscuridad sabe exactamente cómo engañarnos.  En mi caso,  he pasado mi vida buscando verdad y se me ha escondido tras falsos maestros.  Ya he tenido varias experiencias muy tristes y dolorosas y las recuerdo como una señal de que Dios está cerca cuidándome y protegiéndome.  Se lleva lo que no necesito y me deja lo que sí.  Siento una gran confianza en que mi camino está siendo guiado y que no tengo que preocuparme de nada.  Aunque las acciones ajenas a veces me dejen con la boca abierta.

Todos estamos siempre sujetos a esta dualidad en este plano de mortalidad.  Incluso los mismos maestros son humanos,  influenciables,  con preferencias,  con desatinos.  Todos los seres humanos tenemos esa mezcla y estoy aprendiendo a aceptarla en mí misma y por tanto,  en los demás.  Pero todavía no he descubierto cómo no llorar de tristeza al comprender que,  una vez más,  me he equivocado.  He visto mi propia luz proyectada allá afuera y he perdido tiempo valioso.  Todo  parte de una enseñanza más profunda: eventualmente incluso el camino y el maestro hay que rendirlo.  Así que todos estos dramas y traiciones los veo como un entrenamiento para ese momento en que todo tenga que irse.  No sin lágrimas y mucha desilusión en mi corazón,  tengo que confesar.

Le pido a Dios que me ayude a perdonar de corazón a mis detractores.  Mi sexto sentido siempre me ha dado la alarma cuando algo no está bien:  siento aversión hacia ciertas personas,  casi intuitiva y luego resulta que precisamente ellas son las que salen con el domingo siete.  Pero una parte mía quiere creer.  Quiere pensar lo mejor de los demás.  Quiere sentir que estoy equivocada.  A esa parte todavía no logro acallarla.  Y vuelvo a intentarlo.

Hasta que ya no más.

Esto aplica no sólo a mi vida espiritual sino también a mis relaciones.  Uno da hasta que siente que el dar es absurdo.  Que uno está perdiendo el tiempo en el lugar equivocado.  Y en vez de lamentarme de mi suerte,  decido enfocarme en el maestro que con su ejemplo me muestra las cualidades que amo:  fuerza interior,  determinación,  coraje, humildad y capacidad de tomar acción.  Mi maestro es un ejemplo vivo de todo esto,  aunque sean otros las que las nombran y lastimosamente no las viven.

Cada cualidad es un reto y veo hacia adentro cómo puedo ser yo canal de alguna de ellas al menos.  En estos momentos,  pido mucha determinación.  Uno tiene que amarrarse las enaguas cuando siente que tiene que apartarse de algo o de alguien.  Vienen todas las memorias,  los recuerdos,  la añoranza....y en la otra mano,  la certeza interna de estar mal apuntado.  Desapegarse sin anestesia cuesta.  Pero mayor pérdida es continuar dando tumbos en lugares en que no crecemos.  En que se nos usa.  Y es mi decisión en este momento decir no más.

No más.

Mañana es un día hermoso.  Viene mucha gente al estudio por primera vez.  Me voy a la cama agradeciendo las fuerzas a mi alrededor que me permiten ver- aunque sea un poquito.  Que me aman lo suficiente para quitar de mi camino aquello que me atrasa y confunde.   Y me entregan la visión y la capacidad de aceptar que todo está ya escrito en mi camino.  Sólo tengo que fluir y moverme con suavidad como el sauce.

Y al igual que el sauce,  afianzar mis raíces para que cualquier viento no me bote.  Porque crezco unida a la sombra de quiénes creo y respeto y su influencia no es en vano.

Robles sabios que me cubren con su sombra.

Y a su sombra,  no tengo nada que temer.


jueves, 30 de octubre de 2014

"Yo me encargo"

Muchas cosas empiezan a decantar.  Dicen que uno entiende hasta que entiende...y entonces,  puede tomar decisiones más sabias, inteligentes y amorosas.

Durante toda mi vida tuve que ser la fuerte.  De mis tres hermanos,  era la mayor,  la responsable,  la modelo,  el ejemplo.  Como madre de un cachimbal de guilas- como decimos en mi país, mi labor ha sido proteger,   conciliar,  impulsar y promover  vuelos,  aventuras y quimeras desde hace más de veinte años.

Mi profesión también me pide estar al frente,  ser líder,  hacer mi mejor esfuerzo por dar pasos coherentes y promover la consciencia en mis estudiantes,  empezando por mí misma.  El cien por ciento del tiempo estoy pensando en mil cosas,  sosteniendo,  cuidando y creando.  Es una vida rápida, intensa y al mismo tiempo,  muy gratificante.

Sin embargo,  hay momentos en que añoro poder relajarme y soltar.  Sentir que no estoy a cargo y que puedo simplemente ser.  Creo que este es un síndrome que sufrimos muchas de las mujeres de este siglo: somos independientes,  inteligentes,  dinámicas y valientes.  No necesitamos que nadie haga nada por nosotras.  Somos la mejor versión que hemos podido de lo que no queremos repetir de nuestras madres.  Esas mujeres que sufrieron,  se victimizaron y permitieron ser satélites de algún hombre.

Así que a mí las palabras no me producen gran cosa.  Los hechos dicen para mí más que mil poesías,  te amos y canciones pegajosas.   Las acciones son para mí muestra de amor y presencia.  Por un rato,   puedo relajarme y permitir que otro ser se encargue por un rato.  Y se siente tan bien soltar el control.   El control nos vuelve incrédulos y desconfiados:  alguien será capaz de hacer las cosas tal y como pensamos que tienen que hacerse?  Pero qué tal si las cosas se pueden hacer de otra forma,  incluso mejor que como nosotros creíamos?  Qué tal si hay seres allá afuera lo suficientemente sensibles para notar qué necesitamos porque nos aman lo suficiente para saber cuando necesitamos un break?

El amor para mí es estar lo suficientemente abierto a otro ser humano de tal forma que sus necesidades, aspiraciones y deseos se vuelvan tan importantes como los nuestros.  Es dar en el mejor sentido de la palabra:  apoyo,  solidaridad y sobre todo,  atención y tiempo.

Observar.
Sentir.
Ver y oler.

Acompañar.

La fortuna de sentirnos acompañados en esta aventura llamada vida es remota.   La mayoría de las relaciones se establecen buscando algo a cambio.  Cuántos de nosotros podemos decir con sinceridad que no esperamos algo a cambio de nuestra presencia y esfuerzos?  Creo que pocos.  Todos damos si nos dan,  hacemos si hacen algo por nosotros.  Encontrar un ser que da porque lo llena verte feliz,   comparte todo lo que tiene y no se reserva nada,  se alegra por nuestros triunfos y nos abraza en nuestros momentos flacos es un acontecimiento muy raro.   Pero sucede y estoy dándome cuenta de que por alguna razón del destino me está pasando a mí en este preciso momento.

Le llamo buen karma o tal vez,  la gracia inesperada de saber que hay alguien a quien mi bienestar le importa tanto como el suyo.   Después de cuidar de tantos durante toda mi vida,  se siente realmente increíble que alguien pueda cuidarme y yo me deje.   Me hace sentir frágil y vulnerable,  me pone en un lugar de receptividad que no conocía.  Me ayuda a confiar en que no tengo que hacerlo todo sola,  en que puedo simplemente ser yo,  en todos los sentidos de la palabra mujer.

Por primera vez en mi vida,  siento que puedo ser yo.   Puedo dejar por un rato ese rol que muchas llevamos de ser el hombre de la casa.  Puedo mostrar mi femineidad sin temor a ser abusada o agredida.  Puedo sentir intimidad en vez de entrar en juegos de poder.  Puedo acercarme sin miedo a ser manipulada.   Puedo relacionarme con alguien que me ve no como fuente de su bienestar,  sino como una agradecida receptora de su cariño.

Celebro el haber estado en relaciones en que mi parte masculina se endureció a morir.  Lo celebro porque gracias a ellas puedo hoy ver  ese patrón  resquebrajarse y derrumbarse suavemente casi por sí solo en un abrazo confiado.  Sin tener que protegerme,  sin tener que dirigir.  La simple y pura dicha de saberme un ser efímero y frágil en la marejada de la vida-  pero ya no tan sola.

" Yo me encargo"- me dice mi significant other a menudo,  casi diariamente.

Las palabras más dulces que he oído en mi vida.

"Yo me encargo"-  de tus niños,  de tu techo,  de tu acera,  de tu cena.  Yo me encargo mientras perseguís los sueños que te merecés.  Yo me encargo mientras volás a la luna y yo te espero aquí.  Todo está bien.  Podés estar tranquila...  Estoy aquí para sentirte y ayudarte.  Estoy aquí para darte.

Yo me encargo.

Palabras nuevas en el vocabulario de esta neófita en el arte de las relaciones.  Palabras dulces respaldadas por acciones de amor que todavía me cuesta creer y que están volviendo mis conceptos sobre las relaciones con el sexo opuesto al revés.

Porque parece que, después de todo,  si me va a dar tiempo de ser mujer en esta vida.






martes, 28 de octubre de 2014

Implacable: poesía al anochecer (stream of consciousness)

Dejar ir.

Soltar.
Liberarse.
Escribir la historia de tu vida.

Sinónimos
Difíciles.

A veces parecen imposibles.
Pero todo radica
en la cordura
de no seguir actuando lo viejo.

Cómo me salgo?

Me sobrepongo.
Me entusiasmo.
Observo.

Observo por un largo tiempo y me propongo no reaccionar.
Hasta que llega el momento de actuar.

Entonces tomo la espada
corto cabezas
de impulsos perdidos
dentro
mío.

que ya no son más
que cadáveres que parecen moverse

pero que no existían hace tiempo.
Tal vez nunca existieron

la sensación
es bellísima.

escojo la libertad.
escojo la alegría.
escojo una vida llena de piedras preciosas.

la creo yo misma.
no puedo culpar ni responsabilizar a nadie
de mis decisiones.

y cuando me equivoco
decido no escoger eso de nuevo.

está bien si me equivoco.
crezco

lloro y crezco
río y crezco
nazco y renazco

en este eterno devenir de días que parecen no terminar
pero que terminarán alguno de ellos

hasta ahí
me enfocaré
en escoger
sólo lo bello

sólo lo hermoso.
la vida se encargará de todo lo demás.

en paz
al ser consecuente
continúo.

en paz
y sin dobles caras

todo tiene su momento.
ser implacable
es

el camino.

A todos nos llega ese día.
No desmayes.

martes, 21 de octubre de 2014

Como hacés algo, lo hacés todo

Termino mi tiempo en Los Angeles más liviana y feliz de como llegué.  Será que es cierto eso de que el Mercurio Retrógado le ayuda a uno a soltar pasado y a desentumecer lugares que habían estado cerrados.

Empaco con el todo mi ser ya en Costa Rica.  La ausencia de los seres queridos quema.  Las sonrisas y abrazos de mis amigos.  Las miradas de mis estudiantes.  Todo me llama.  Y me voy renovada,  reconstruida.  Redimida.  En paz con mi vida tal y como es en este momento.

Atrás queda el reclamo y la amargura.  Sé que Dios me cuida y provee lo que necesito en cada momento.  Sólo tengo que relajarme y confiar en que es así y que El sabe más que yo.

Mi intención es poner atención a cada detalle,  estar lo más presente en cada segundo.  Apreciar lo sutil y delicado de la vida.  La gente ante todo.  No perderme a nadie.  Recibir  cada ser en mi corazón como el invitado más querido.  Incluso aquellos que sufren y que de alguna forma me tocan con la cola de su dolor.

He aprendido a no condenar porque finalmente estoy aprendiendo a no condenarme.  He aprendido a no reclamar porque ya no me reclamo tanto mis errores.  Estoy descubriendo que la vida no es una tarea sino una extraordinaria y efímera posibilidad de crear en cada momento amor o miedo.  Y estoy optando por el primero.  Mis músculos han soltado en estas dos semanas emociones y tristezas apelmazadas.  Mi práctica me ha renovado y pulido aún más las esquinas.  Puedo verme en los ojos de cada ser que topo y comprender que todos estamos pasando momentos difíciles,  unos más que otros.

El otro día fue al Farmer´s Market.  En uno de los puestitos,  un healer coreano me invitó a probar su tratamiento.  Después de varios soplidos,  golpes y presiones,  me dijo que tenía "too much emotional pain".  En el momento me pareció una de esas predicciones new age california-style...pero en la tarde ya estaba con diarrea,  vómito y mucho malestar.  Funcionó.

Desde ahí,  intento con todo mi ser dejar un rastro amable.  Poder aceptar que el otro puede estar pasando un mal día y por eso actúa de formas agresivas y desconectadas.  Puedo comprender su dolor.  Puedo verme reflejada en su rostro lleno de celos,  amargura y dolor.  Puedo porque ya habité ese lugar por largos meses y años.    Porque tuve la bendición de caer hasta el hueco más hondo y de regresar contando el cuento.  Será que estoy finalmente entendiendo el significado de la palabra empatía.

Mi historia apenas empieza.   La vida se muestra abundante y me preparo a sembrar flores nuevas en mi jardín.   Ya no hay duda ni zozobra.  Los ciclos continúan en un arco iris de colores y aromas.  Vislumbro un futuro lleno de texturas y armonías nuevas,  donde ya no tengan lugar incoherencias,  sinrazones y dramas.  Porque ya no los siento latentes dentro de mí y nuestra realidad es sólo manifestación de nuestro mundo interno.

Dejó la ciudad de ángeles en un estado angelical.  Será que me ha visto en muchas de mis facetas y en esta me dio la posibilidad de compartir con maestros de extraordinaria presencia,  conocer personas de corazones grandotes y olvidarme de seres con mentalidades pequeñas.  Será que los ángeles existen ya en esta tierra y caminan hombro a hombro con nosotros.  Si sólo podemos percibirlos ya no nos sentimos tan solos.  Si logramos comunicarnos con ellos entonces la vida se vuelve el cielo en esta tierra.

Un ángel me aguarda en Costa Rica.  Su presencia me revela un lugar dentro mío que no quería reconocer por miedo al que dirán.  Ese ángel no tiene rostro,  sólo un corazón gigante.  Su influencia ha sido casi imperceptible para mi mente aguda e hiperactiva,  pero ha dejado una huella profunda en mi corazón con su amor incondicional.  Esta ha sido mi pregunta por muchos años:  Adónde está el Amor?  Adónde puedo encontrarlo en este lugar que a veces parece tan frío y árido?

 Este ángel no lo busqué.  Será que los ángeles simplemente aparecen disfrazados de la forma más simple y no tienen pretensiones de nada. Acostumbrada a dejarme sorprender por apariencias,  su presencia simple y generosa ha calado en otro lugar de mi ser.  Un lugar que estoy empezando a despertar.

Me preparo al reencuentro sin más vestido que mi corazón.
Porque he nacido de nuevo y desnuda voy volando hacia el vacío.

para A. 



domingo, 19 de octubre de 2014

Zen

El compromiso que hace años hice con mi camino espiritual me ha destrozado la vida.

Sí,  se ha llevado apegos muy grandes.  Me ha roto el corazón.  Me ha obligado a llorar y a rabiar con la cara en el suelo,  desprovista de defensas,  absolutamente vulnerable y frágil como un bebé.  Me ha pedido rendir lo que más amaba y una vez que lo hizo,  me pide más.  Nunca se detiene.

Ese "sí" me ha arruinado mi vida.

Si lo veo desde afuera,  todo se ha caído.  "Amistades"  que consideraba verdaderas se fueron por el retrete.  Compañías que creía positivas se desmoronaron sin yo hacer mucho.  Es como si mi ángel guardián tuviera rayos X y se ensañara con todo lo que me bloqueaba el camino.  Claro, yo no podía verlo y sólo sentía el dolor de la pérdida.  Pero mientras escribo esto me siento profundamente serena.  Siento que mi vida es ahora mucho más simple de lo que era antes.  Tengo en mi regazo sólo aquello que realmente es importante:  a quiénes amo de verdad,  quiénes me quieren y apoyan de corazón y la gente que está interesada seriamente en lo que hago.  Todo el resto de ruido y gentío se han ido.  No sé adónde,  pero sí sé que estoy en un lugar nuevo que se siente muy bien- aunque para estar aquí haya tenido que comer ya saben qué.

Sublimar el camino espiritual es el intento de muchos. Yo no tengo más que palabras de desaliento para quién realmente quiera entregarse de lleno a esta aventura.  Todo va a cambiar.  Ningún rincón de la casa va a salvarse:  todo tiene que volverse al revés.  Y en ese proceso es que encontré todo lo que necesitaba.  Aprendí a discernir: antes era bastante inocente y incauta.  Aprendí a escoger:  a ser mucho más reflexiva y prudente.  Más conectada con mi propia verdad en vez de andar agradando.  Temía el rechazo y cuántas veces dije sí cuando realmente quería gritar NO?

Cuántas...

Hoy escribo desde un lugar de paz y serenidad internas.  Aprecio inconmensurablemente a aquellos que me dan su cariño y presencia.  Sé que cuento con ustedes.  Me lo han demostrado a través de viento y marea.  Sé que con ustedes puedo explorar mi vida sin sentirme enjuiciada.  Sé que puedo ser todo lo humana que merezco ser y me rehúso a ser puesta en ningún pedestal de cualquier tipo.  Mi trabajo incita a eso y creo que es uno de los errores más grandes:  creer que otro ser humano puede darnos la verdad.  La verdad está en nuestro corazón y hasta que lo comprendamos vamos a ser adultos en la vida espiritual.

Hoy tuve una crisis de desintoxicación.  Después de once días de práctica ininterrumpida sin descanso- no se los recomiendo-,  mi cuerpo cedió.  Empecé a sentirme muy mal,  totalmente desubicada.  Me mareé y tuve que acostarme.  Luego empezó la diarrea y no paró por seis horas.  Escribo esto casi volando y con un sentimiento de limpieza en mi cuerpo físico, mental y emocional.  Rompí algo muy profundo: esa voz que todavía se quejaba imperceptiblemente,  pero que seguía insistiendo en que las pérdidas eran absurdas y que había algo que recuperar.

No lo han sido:  las pérdidas han sido cruciales.  Y no han sido pérdidas.  Al contrario.

Sin las pérdidas no me hubiera dado cuenta de que todo está dentro de mí.  Lo había leído tantas veces pero mis muletas me impedían experimentarlo.  Una cosa es verla venir y otra muy distinta bailar con ella.  Bailar con esa soledad que todos llevamos a cuestas,  islas perdidas como dice la canción.  Y que todos nos rehusamos a sentir,  disfrazándola con cuerpos que duermen a nuestro lado, palabras vacías y también presencias absurdas.  Podemos dejarnos caer y siempre algo nos va a apañar.  Algo que nos ama y le importamos.  Ese Algo que hoy nos regaló un día más en esta tierra.

Descanso en esta fragilidad,  este paisaje tan Zen que ahora contiene pocos elementos pero que se siente tan fresco y sereno.  Sin excesos.  Sin ornamentación.  Me siento como un bambú joven que pronto va a esparcir muchos tallos y que a la vez,  se mueve tranquilo al compás de una brisa suave.  Sin preocupaciones.  Sin expectativas.  El amor me invita a dar lo mejor que tengo cada día,  a levantarme y agradecer todas las bendiciones en mi vida.  La mente vieja que sólo añoraba se disuelve en una fe contundente ante la posibilidad de que todo sea perfecto como es.

El don amado de la aceptación.

Me relajo en una aceptación masiva de todo mi mundo interno y externo.  Será que mi mente está mutando?  Ya no hay nada que me impida simplemente disfrutar de mi entorno:  apreciar lo pequeño,  disfrutar lo simple.  Evitar lo complicado.  Distanciarme de lo confuso.

Mente Zen en un cuerpo de yogini.
Quién lo hubiera pensado?

Más regalos a la vista.




martes, 14 de octubre de 2014

Arráncame la vida

El próximo domingo son seis meses desde la hecatombe.

Me parece mentira que ya pasó medio año desde que mi mundo se derrumbó. Todo lo conocido,  lo que creía mío:  de un día para otro se volvió una pesadilla,  un caos,  un dolor perenne.

Han pasado seis meses y veo para atrás,  aquí desde una hermosísima casa en Los Angeles,  rodeada de bambú y muchos celajes rosas y naranjas y después de estar en una deliciosa piscina caliente por más de una hora.  Mis músculos adoloridos agradecen el calor.  Mi práctica de yoga más vibrante que nunca.  Mi maestra una de las grandes.  Mi mente en un estado de calma y gratitud que no conocía.  Mi corazón abierto como una flor.

Si me hubieran dicho que seis meses después de la bomba me iba a sentir tan bien, no lo hubiera creído.
Definitivamente,  el yoga nos puede arruinar la vida.  Lo hizo con la mía.  Se llevó un puño de miedos que cargaba desde siempre.    Y tengo que decir que, a pesar de todo el dolor, ha sido la lección de amor más grande que he recibido.

 Dios tiene una forma muy sabia de sacudirle a uno los apegos.  

Cuando tenía mis apegos,  mi vida se sentía muy limitada y pequeña.  Constantemente me estaba preocupando cuándo iba a perderlos,  qué tenía que hacer para retenerlos.  Cuando todo se cae- y no que fuera elección mía pero así fue,  dice Osho que uno tiene simplemente que relajarse y dejar que todo se caiga.  Y lo que queda es lo que realmente es de uno.

Lo demás nunca lo fue.

Me siento llena de amor, plena en mi práctica,  rodeada de pocos pero excelentes amigos incondicionales.  Siento mi corazón abierto,  lista para dar lo mejor que tengo.  Dispuesta hasta el infinito a no darme por vencida.  Siento que la perfección de estos últimos seis meses no tiene parangón en mi vida.  No pudo ser más perfecto.  No pude haberlo imaginado nunca.

Quisiera poder anticipar qué viene.  Sólo sé que estoy en un momento lleno de potencial y posibilidades.  No sé que viene y estoy cómoda con eso.  No estoy moviéndome,  sólo lista para recibir lo que sea que Dios tiene para mí.  Se llevó muchos de mis miedos en este vendaval y estoy tan agradecida.  Vivir con miedo nos pone tensos: vivía en una contante rigidez interna y ahora me siento tan flojita,  por dentro y por fuera.  Todos mis dolores físicos se fueron. Mi cuerpo me habla ahora en sensaciones llenas de éxtasis y fuerza.  Posturas nuevas están llegando sin buscarlas.  La intención se vislumbra clara y la devoción se intensifica.  No hay mejor medicina para el buscador espiritual que la pérdida. Porque ahí es donde uno se da cuenta de que no necesita nada más que la conexión con Dios.  Y eso me ha dado una libertad inmensa,  desconocida para mí hasta este año providencial.

Estoy lista para compartir desde mis profundidades.  No puedo conformarme.  No puedo decir sí cuando siento un no.  No puedo fingir.  Sólo quiero honrar el estado de mi verdad más completa desde esta ciudad de Angeles.  Mi ciudad Meca después de Mysore.  Mientras espero la confirmación de mi escuela en India,  comprendo que mi India está dentro mío en cada instante de mi vida.  Que no necesito cruzar los océanos para encontrarla.  Y eso vale todo para mí.

Anochece en LA.  Después de un delicioso pad thai acompañado de una copa de vino tinto,  me siento a escribir con el alma a flor de piel.  Los grillos cantan,  a lo lejos el tráfico de la ciudad se escucha en el valle.  Todo fluye dentro de mí.  Sin anticipar nada,  sin recrear nada.  Una fe sólida que ha llegado desde la más profunda tristeza y desengaño.  Todo se equilibra.  Todo está donde tiene que ser.

El frío de la noche me invita a buscar abrigo.  Pienso en mis seres amados en Costa Rica y mi corazón se pone cálido.  A pesar de todo, el Amor siempre prevalece.  Por más que se pisotee,  que se vapulee,  que se insulte.  Por más que te arranque la vida,  el amor continúa.

Los que seamos valientes para aceptarlo,  Dios nos manda la fuerza.  Más allá de nuestra mente,  más allá de cualquier idea o concepto del pasado.  Nos arranca todo,  nos deshace para reconstruirnos.  Y a aquellos que sobrevivimos nos bautiza con su cáliz.

Arráncame la vida,  una y mil veces.  
Porque gracias a este dolor he aprendido de qué se trata esta aventura apasionada,  intensa y hermosa llamada existencia.

Para M.

viernes, 10 de octubre de 2014

Todo está bien

Cuando uno está en el camino espiritual recibe señales de muchas formas.  Lo que necesitamos es estar lo suficiente abiertos y receptivos para comprender y escuchar.

Hoy iba para clases con mi amiga.  Ella estaba en una llamada de un grupo de coaching mientras manejaba:   no hablaba mucho.  Más que todo escuchaba.  Pero las  pocas palabras que dijo me dieron en el blanco:

"Estás llegando a un punto  en que necesitás soltar algo que has cargado toda la vida.  Algo que te pesa"- le decía a una chica en el grupo.

Sentí un vacío en el corazón.  El día había llegado. Ese día fue hoy.  Me estaba hablando a mí. 

Llegamos a clase y nos sentó a todos en meditación.  Empezamos a respirar y a intentar no movernos.  Siempre estamos moviéndonos:  yo siempre estoy moviéndome- física y mentalmente.  Paramos.  STOP.  Nos detuvimos. Nada cómodo.

"No es cómodo estar en estos cuerpos- nos decía.  
No es cómodo estar en esta vida". 

Así es.

Muchos son expertos en esconder la incomodidad,  pero algunos de nosotros simplemente ya nos cansamos de las máscaras.

La clase no fue cómoda.  Una Serie Primaria estilo el Boss:  chaturangas largos.  Intensa y difícil.  Sudé tanto que no podía ver.  Tenía tanta hambre que estaba mareada.  Entre vinyasa y vinyasa, soñaba con un par de huevos con biscuit en el café de abajo.  Regresaba con costos a mi respiración.  El cuarto demasiado caliente.  Las cuentas demasiado lentas.  Mi mente en la lucha por cambiar lo que era.  Mi cuerpo agotado.  Mi resistencia al máximo.

Me salí de la clase. No aguanté.

A veces quisiera salirme de mi vida...pero adónde iría?

Regresé a casa y después de comer y bañarme el silencio impregnó mi corazón.  Todo cayó sin esfuerzo en una serenidad  profunda.   Escuché un talk de uno de mis maestros:  en el camino del yoga sólo intentamos hacer las prácticas y ellas nos transforman.  No es un mandato moral:  el Ser está más allá del bien y del mal.  No intentamos ser buenas personas,  sólo realizar quién somos en verdad  más allá de cualquier paradigma o condicionamiento del Prakriti- vida material.

Escuchar este talk me dio una profunda tranquilidad.  Desde pequeña sentí que siempre hacía las cosas "mal".  Que alguien siempre me iba a regañar,  aunque yo intentara hacer mi mejor esfuerzo. Siempre cometía algún error,  siempre metía la pata.  Era bastante inquieta y eso no está bien visto en una niña pequeña.  La sociedad nos quiere quietas,  metidas en enaguas y zapatos y bien peinadas.  Mi idea de alegría era subirme en los árboles,  caerme en mi bicicleta y jugar con tierra.  Al punto que mi madre decidió cortarme el pelo a rape porque siempre andaba sudando y corriendo y eran puros nudos.   La voz censuradora de la autoridad era implacable.  Y crecí con esa sensación de que siempre iba a equivocarme, de que no podía simplemente disfrutar la vida a mi modo y que tenía además que hacer un doble esfuerzo por no meter la pata.

Salí a caminar y mientras recorría Sunset Boulevard el sol poniente y sus celajes me dijeron que ya era tiempo de soltar esa idea limitante.    Un idea ajena que llegó a convertirse en mía propia.   La vida es compleja:   todo estamos en un proceso de experimentarnos.  Aprendemos lastimosamente de nuestros errores y equivocaciones.  A partir de ellos cultivamos humildad y paciencia- si estamos dispuestos a ver.  O seguimos equivocándonos ad perpetuam.  Es nuestra decisión.

Mientras regresaba a casa los celajes se intensificaron sobre la señal famosa de Hollywood a lo lejos.  El atardecer en el valle y el ritmo de mis pasos me calmaron.  Entendí que no estoy aquí para ser perfecta.  Comprendí que mi Ser está por encima de cualquier idea del bien o del mal.  No hay nadie allá afuera que pueda juzgarme,  sólo yo decido escuchar esos juicios o no.

Y sentí una profunda y hermosa tranquilidad,  iluminada por celajes rosa y naranja en un cielo azul y una brisa refrescante en mi rostro.  Porque ya no importa lo que nadie más diga u opine:  ahora puedo subirme a ese árbol cuantas veces quiera,  revolcarme en el barro y ensuciarme la ropa. Puedo correr,  reír y desafiar lo "correcto".  Porque sé que mi alma vibra al máximo cuando sigo mis corazonadas.

Lo supe desde pequeña y lo reafirmo aquí hoy.

"Todo está bien"- me dijo el cielo esta tarde.
TODO ESTA TAN PERO TAN BIEN.


Unconditional love for your practice is the key

"Work. Keep digging your well.

Don't think about getting off from work.

Water is there somewhere.

Submit to daily practice.

Your loyalty to that
Is a ring at the door.


Keep knocking, and the joy inside
Will eventually open a window
and look out to see who's there." 


-Rumi


sábado, 4 de octubre de 2014

Warrior of Love

She lived in a world full of "shoulds".  She grew up knowing she didn´t belong there but didn´t know her way out.  Still,  she intuit there was something deeper than a life were the most praised accomplishments were measured in numbers and not in hearts.

Her search took her to her first yoga class.  The experience was a catalyst and her desire for the truth got stronger and stronger.  I met her when she had already soften her armor.  She had started melting all the resistance built through years of enduring the hardships of a culture where love is a commodity and spirituality a hippiesh endeavor.  She knew she didn´t belong there.

Still,  she didn´t know where to go.

Her tears were the sign that she was ready for the leap of faith.  I knew she had the power,  but would she endure the sacrifice?  Many know what the path is but lack the confidence and trust to change and evolve.  This was not the case with her.  In her blue eyes i could feel she would follow through and my heart was not wrong.

She gathered herself,  set her mind.  Plan her trip,  said goodbye and left.  Her life behind became a pleasant memory.  But her present uncovered- finally:  all the intensity she had kept at bay since her childhood.  Daughter of the wild,  important piece of this sisterhood.  Not all women belong,  but those who do can´t fight our fate.

Through layers of sorrow and grief she came to do her work.  She knew there would be no way back.  She gave it all and could step into solid ground.  The knowing. The wisdom beyond the words.   Her grasping of the subtle was brilliant.  Her intention to feel determined.  She was meant for something greater that the usual life,  she knew it and couldn´t fight it anymore.

My own path started also at her tender age.  I was also a mother and the sacrifice to run with the wolves is not easy for the alpha female.  Her duty is with her puppies,  but the meaning of this life in her heart.  Both realities can blend,  there is duality only on the surface.  We learn by training our children in our own wildness,  they learn by watching us become stronger.  Integrity in strength,  that is the lesson they came to learn from us.

Our men should know this and honour it.  Otherwise,  the relationship becomes a constant struggle.  Our mission is to carry this lineage into our breed and grow it everyday with our own tears and blood.  Not an easy task but no other option for some of us.  Her eyes opened, her heart bled.  But she left in a different space,  knowing where to plant her seeds.

Promising not to forget.

She is deeply missed and her steps will resonate deeply in the future.  Lucky soul who found her path.  Blessed being who was stronger than her fears.  Example of focus,  longing and love.  Wherever you are,  dear friend,  don´t you ever every give up.

Dedicated to all the woman who are meant to change this world,  changing ourselves one day at a time.  Opening our hearts though it hurts.  Holding each other as sisters,  mothers,  daughters and soulmates.

I bow to you all.



miércoles, 1 de octubre de 2014

River of faith

Sometimes life brings in a complex landscape.  Not the usual routine.  A new earth in which
the heart points to the moon and the new and the mind to the ground and the known.

Being a human being is no easy task. We all need to learn to have faith in our hearts.

Life has a way of putting me against the wall so i have to make the exact decision i´m procrastinating about.  So wise.  So sincere.    Serendipity?  Sinchronicity?  I guess it´s just Love answering my prayer to ride on the fast lane.  To stay awake and sober and not very confortable.

The spiritual path,  once we start,  gets steeper and steeper.  Last night i was wondering how my life would be if i hadn´t decided to wake up.  Not that i am awake at all, just trying to do my best to stay present.  I have an easier time when i release attachments to the outcomes,  when i take every moment as it comes instead of forcing it into what i think is right.  Can i stay open like a river?  Become the transmuter of events in my surrender of results?  Easy to say,  hard to act upon.  Minds have the habit of attachment,  neediness and of course,  doubt.

What to do?  Once i heard:  when you know,  GO. When you don´t know,  go SLOW.  I have no other option but to lower my speed,  maybe pull to the side and wait for a green light.  Or maybe i also have  the option to accelerate and trust my instincts.  In either case,  there are no guarantees for sure.  Just the possibility of making a decision is in itself a gift for me.  I am alive,  I can choose to love.  I can give my best even if imperfect and flawed.  I am a human being living from the heart- certainly trying to.  I will make mistakes,  learn again,  try again.  And i will never feel i am a finished product but a living organism who can maybe create some more love somewhere in this world.

My plans become loose and tender when i am ready to release them anytime.  They don´t become burdens or errors.  Just opportunities.  I am ready to play and find new perspectives.  My job helps because i am constantly changing scene:  this year i have been witness to Indian boulders,  Deutch tulips,  German lakes,  Mallorcan blue waters,  Patagonian skies and Californian sunsets.   Maybe Mexican smiles very soon.  All of these amazing scenes and the faces of my friends behind them confabulate to create a landscape inside my heart that understands that life is way too rich to pack it in box.

Stay open,  my heart says.  Trust your teachers,  be one with everyone.  Become each one of the eyes you meet,  try to put yourself in their shoes.  Listen,  receive,  connect.  All this instructions in the back of my mind everyday and the pit of my heart.  

Thank everybody.  Be grateful.  Search within.  Love more.

Life becomes this river of unending beauty when i can leave my plans behind and greet whoever i am with.  Knowing this person may not be there tomorrow.

Knowing each one is a miracle in itself,  just as i am.