martes, 6 de enero de 2015

Ganesha y el perdón

Dicen por acá que cuando uno quiere que la vida le muestre el siguiente paso sólo tiene que hacer una intención.  Casi de inmediato,  según mi experiencia,  Dios responde y generalmente responde de la forma contraria:  nos pone en nuestro regazo el reto que nos permitirá accesar la cualidad que precisamente pedimos.

Lo primero que pedí para el 2015 fue perdón.   Perdón para mí misma y perdón para todos aquellos que de alguna forma me hirieron,  traicionaron,  dieron la espalda,  usaron y manipularon en el pasado.   Sé que todos somos hermanos porque sino no estaríamos juntos en esta aventura del despertar.  Y todas las almas que convivimos de alguna forma estamos aquí para ayudarnos en el crecimiento,  algunas de formas muy dolorosas.

Ganesha es en India el Dios del perdón.  Tiene una energía amorosa,  generosa,  benevolente e irresistiblemente adorable.  Ganesha es el símbolo del yoga porque nos inspira a los humanos a encontrar el balance aún en medio del absurdo y el desconcierto,  esa dualidad diaria que vivimos en medio del cambio y la impermanencia.  Yoga es armonía,  es acción tomada con destreza.  Para ello,  Ganesha pone en nuestro camino los obstáculos que nos ayuden a cultivarla,  aún en medio de aquellas circunstancias que nos oprimen todos los botones.

El ir y venir,  los ups and downs,  el frío y el caliente,  el sufrimiento y la felicidad:  todos son estados que los seres humanos venimos a experimentar en estos cuerpos a este plano.  El yoga nos ayuda a encontrar algo de estabilidad y eventualmente aprender a filtrar el néctar de quién realmente somos.

El yoga no es un medio para un fin sino un estado del ser.  Así que si querés tener paz,  actúa en forma pacífica.  Si querés abundancia,  da en abundancia.  Si querés amor,  da amor.  La práctica misma es la acción de lo que pedimos,  la acción es el medio para lo que buscamos.  Esta es una práctica,  no una teoría.  Podemos ser eruditos en el arte y ciencia del yoga pero nunca haber sido amables con otros,  desprendidos o generosos en acción y palabra.  Y aunque  sepamos mucha teoría,  no hemos todavía abierto nuestro corazón.

El primer paso para encontrar la paz es encontrar paz dentro de nosotros mismos.  Y estoy descubriendo aquí en estas tierras-  en mis prácticas,  en este apartamento sola,  en mis caminatas solitarias,  en mis cenas de a uno,   estoy descubriendo que primero tengo que empezar por perdonarme yo misma.  Sé que soy mucho más que todos los errores y metidas de pata que he cometido en mi vida y que todavía me pesan.  Sé que esas experiencias fueron muy valiosas para traerme al estado de consciencia presente y de nuevo a los pies de mi maestro.  Aprendo el yoga estando despierta,  poniendo mucha atención.  Y desde ese lugar de aceptación,  reconozco y perdono todos esos lugares en mi ser que todavía necesitan ser perdonados.  Así es como siento que se disuelve el miedo y la culpa.

Ganesha perdona a sus enemigos por cortarle la cabeza y reponérsela con una de elefante.  En su error y confusión,  cometen una terrible equivocación y matan al hijo mismo del Dios Shiva,  el Todopoderoso.  Parvati su madre aúlla de dolor, clamando justicia.  Y sin embargo,  apenas abre sus ojos,  Ganesha sólo tiene compasión y amor por quiénes lo ultrajaron.

Ese corte de cabeza simboliza el ir más allá de la mente racional,  de nuestra parte humana que clama justicia y venganza.  Al aceptar y perdonar a quienes lo hieren,  esta deidad india nos da la enseñanza más importante del yoga:  aquello que nos parece en un principio imposible, se vuelve posible.  Porque esta práctica nos ayuda a accesar cualidades que no sabíamos que poseíamos.

Estoy descubriendo que siento compasión en vez de ira y rencor por esos seres que me atacan o atacaron en el pasado.  Para mí esto es un descubrimiento realmente nuevo,  regalo de este mi doceavo viaje a este país.   Me descubro pensando en sus realidades,  imaginando sus vidas,  sus dolores y preocupaciones,  sus anhelos.  Me pregunto si tendrán oportunidades tan valiosas como yo he podido tener,  si tienen compañía y amigos y alguien que los escuche por las noches.  Si sienten a Dios en sus vidas y tienen un propósito claro.  Una parte mía quisiera poder tenderles una mano incluso.  Y esto tengo que decir,  es algo totalmente nuevo para mí,  algo que me sorprende y desconcierta y que hubiera considerado simplemente imposible en otro momento de mi vida.

Varios de ellos me han escrito y puedo contestarles desde otro lugar,   un lugar que apenas estoy aprendiendo a conocer.  Pero se siente bien:  es mucho mejor que el viejo espacio de conflicto,  resentimiento y reclamo.   Siento que mi energía está aquí completa y enfocada a lo que vine y que ya no tengo fugas de energía innecesarias.

Sea lo que sea que sucedió en el pasado,  estoy aquí, de alguna forma conectada con el Yoga.  Sé que ningún esfuerzo se pierde en este camino.   Sé también que hay misterios que simplemente hay que dejarlos ser.

Así que hago como Ganesha:  me relajo, me acepto,  me quiero aquí hoy,  ahora.  Con un corazón todavía roto del año pasado- corazón que todavía sangra a ratos;  con el dolor de extrañar entrañablemente a mi familia;  con mi oscuridad y mi luz:  me acepto.  Decido ponerme atención y reconocerme y aprender a estar presente y completa en cada instante que me quede de vida.

Y no hay un mejor lugar en el mundo para hacer esto para mí que en el regazo de mi querida y amada Madre India.  




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.