viernes, 26 de agosto de 2016

Libertad y Amor ya

Es viernes en San José.

Viernes día de mucho tráfico y caos.  Estoy pensando que en este mundo a veces violento cuán afortunados somos de tener gente que nos ame.  Cada uno de nosotros cuenta con un puñado de almas que siempre estarán ahí para nosotros.  Hoy viernes, después de una semana de mucha introspección y preparación para una faena intensa que viene,  me siento muy agradecida de contar con cada uno de ellos.

Este grupo incluye a mi Significant Other, por supuesto, a mi familia cercana y amigos incondicionales.  Pero también incluye rostros cuyos nombres no conozco y que veo todos los días. Me dan esperanza y calidez con sus sonrisas:  el guarda de la aguja, el muchacho que barre la calle, el chico que me ayuda a subir y bajar los niños en la escuela,  el muchacho que está arreglando hoy el techo de mi casa.  Figuras anónimas y al mismo tiempo cercanas:  gracias a su presencia hay más orden en este mundo,  más belleza.

Creo firmemente en el poder de las sonrisas.  Me llamó mucho la atención en mi último viaje a un país europeo:  le sonreía a la gente y se me quedaban viendo serios,  serios...ninguna respuesta.  En cambio aquí en Costa Rica la respuesta es inmediata.  No importa cuán atareado esté alguien,  si buscamos contacto visual y los recibimos con una sonrisa la reacción es un "Dios me la acompañe",  "que Dios la bendiga reinita" y otras muchas frases coloquiales divertidas y respetuosas.  Claro, nunca falta un piropo encendido- más en las calles de San José centro que he tenido que frecuentar últimamente,  pero igual lo agradezco.

Un yogi es alguien que por naturaleza deja un lugar mejor de lo que lo encontró.  Alguien que trae armonía y alegría a cualquier grupo que visita.  Hoy llegó a mi casa una yogini amorosa,  su sola presencia ya nos encendió a todos,  chicos incluídos.  Qué lindo es estar con gente que nos eleva y alegra...y qué pereza da estar con esos que siempre están down,  qué ven el vaso vacío en vez de lleno.  Todos hemos vivido en hogares que nos han infiltrado sus patrones con la leche y hay que estar muy necesitado de un cambio para realizar que muchas veces estamos convirtiéndonos en las personas que nos criaron,  con sus hábitos mentales y sus incoherencias.

Toma un instante de realmente querer salirse del molde, un segundo de movimiento interno para darnos cuenta que no tenemos que seguir repitiendo la depresión,  las quejas continuas,  los temores e inseguridades de nuestros ancestros.  Un instante de claridad disipa oscuridad para muchas generaciones,  estén vivos o no.   Lo cierto es que uno puede vivir su vida de muchas formas,  pero en mi opinión repetir patrones familiares es la forma más triste de perdernos de la nuestra.  Requiere valentía porque están prácticamente infiltrados en nuestro ADN.

Conozco personas que repiten el tema del miedo a la escasez y no logran salirse del paradigma. Todavía no han despertado a su potencial infinito para crear lo que desean.  Otros que viven de nuevo la violencia física y emocional:  no han decidido que ya basta,  atrapados en un desvalor generacional absurdo.  Otros a los que la inercia los carcome por dentro,  con una pereza básica ante la vida y sus oportunidades.  Siento que a todas estas personas la vida les pasa por encima y no van a poder surfear la ola hasta que decidan que ya es suficiente.

No hay peor ciego que el que no quiere ver.  Muchos nunca saldrán de su cuadrado pero nos corresponde a todos los bendecidos con las enseñanzas espirituales dar el ejemplo.  Quién sabe si alguien que esté todavía dopado por la ilusión nos vea en acción y algo se les alumbre por dentro.

Alguien que de pronto se inspire...

Y así puedan de una vez por todas salirse de una vida que no es todavía la suya...y que clama por ser vivida hasta el tuétano:  con las reglas que nosotros mismos decidamos ponerle.

Libertad y amor de primeros- por supuesto.


miércoles, 24 de agosto de 2016

Saca tu espada

"Las reacciones de los demás son su problema,  no el mío...
Cada persona reacciona desde su nivel de consciencia y desde su realidad.  
El secreto consiste en no tomarse nada personal."

Leo y releo esto que acabo de escribirle a mi pareja en el chat y me doy cuenta que muchos de nosotros estamos viviendo tiempos convulsos.  Tengo amigos cercanos cruzando tormentas realmente bravas.  Yo misma tengo momentos de mucha duda existencial y caos energético y esto sumado a acciones hostiles e inconscientes de otros cercanos a mí...uff,  el resultado es nefasto.

Es aquí donde probamos los efectos de nuestra práctica para mantenernos a flote.

Estamos terminando ciclos de aprendizaje de formas abruptas.  Todos los que tenemos el deseo de ir hacia adentro tenemos que dar la batalla con valor.  Hay tantos que no pueden hacerlo ellos mismos, sus consciencias cautivas en resolver la mera supervivencia,  atrapados en conflictos bélicos que no han escogido.  Tantos que hoy no tienen nada que comer ni adónde dormir.   Gente igual que nosotros que necesita amar y ser amado,  incluyendo muchos niños pequeños que perdieron sus familias y seres queridos.

Los ciclos cierran y uno se entrega a los finales.  Algunos insisten en mantenerlos abiertos:  esos son los que van a sufrir más.  Es una transformación profunda que va a suceder,  queramos o no.  Así que la respuesta más inteligente es encomendarnos en las manos de nuestros guías y lanzarnos al agua con confianza.  Cerrar.  Detener al hámster en la rueda.  Entender que seguir pegados a lo viejo sólo dolor nos puede causar.

STOP IT.

Relaciones fallidas, parejas mediocres,  duelos por hacer,  inseguridades vitales,  miedos absurdos, negación de la sexualidad,  corazones cerrados,  enfermedades declaradas,  apegos ilógicos: temas que escucho a diario a mi alrededor y que tenemos que atravesar con la espada del discernimiento.  El secreto de nuestras prácticas espirituales radica en nuestro desapego a los resultados.

A veces creemos que algo es lo peor que puede pasar...y después resulta que es lo mejor para nuestro camino. A veces nos apegamos a gente que no habla nuestra misma lengua e insistimos en estar cerca de quiénes nos hieren,  por absurdo y tonto que parezca.

Nos están pidiendo ser consecuentes, poner límites,  ser valientes. Nos están pidiendo que creemos espacio para sentir,  para hacer duelos,  llorar lágrimas de impotencia,  para soltar en amor.   Algunos creemos que esto crea espacio para lo nuevo,  otros se lamentan de lo que no fue.  Son tiempos que nos piden respuestas valerosas y olvidarnos de nuestro White-Pickett- Fence -Dream de una vez por todas.

DESPERTAR.

Quiero creer que hay guerreros y guerreras como yo que ya están cansados de las consecuencias de ser pusilánimes.  Este es mi tema en este momento.  Una cosa es intentar ser amables y cuidadosos hacia todos,  otra permitir que nos pasen por encima. Hay una diferencia importante entre ambas y los yogis somos activistas:  nuestras acciones e inacciones  tienen un impacto directo en la creación de nuestra realidad.

Así que vamos a crear todos relaciones de amor,  eventos y sucesos que nos hagan crecer y nos conecten a la raíz del amor.  Sí,  este mundo es una mezcla de blancos y negros y hay que escoger, hay que limpiar la casa, hay que decir que no.  Amorosamente hasta que se pueda y si alguien nos pone un pie encima, sacar la espada.

Porque es demasiado importante lo que está sucediendo a nivel planetario para perder tiempo en dramas y lloros ajenos,  mezclarnos con energías confundidas y perder nuestro enfoque de lo importante.







martes, 23 de agosto de 2016

Of yogis, mice, women and men

En mis años de enseñanza he topado con muchos tipos de estudiantes.

Hoy quiero hacer un recuento de mi experiencia para recalcar las cualidades que considero imprescindibles para avanzar en este camino pleno de obstáculos llamado Ashtanga Yoga del KPJAYI.

Los estudiantes son los mejores maestros y  estos distintos tipos de egos me han enseñando mucho sobre lo que no sirve.  No hay juicios en yoga así que no podría decir qué está bien o qué mal.  Sólo sé que algunos se han sostenido por años,  a algunos se les enciende una chispa.  Otros se distraen fácilmente después de unos meses o un año y pico de enamoramiento.

Los seres humanos somos muy difíciles de clasificar pero los egos bastante predecibles.  Así que aquí va este relato sin ánimo de apuntar a nadie sino con la intención que podamos todos hacer una referencia personal.  Está además en un tono un poco jocoso:  creo que la mejor medicina es aprender a reírnos de nosotros mismos y de cómo lo que consideramos sólido en nuestro interior en realidad no lo es.


1.  El Adulador

Este tipo de ego llega al Ashtanga por una cuestión de moda.  Se dio cuenta que el yoga está "in" y le gusta ser parte del movimiento underground.  Rápidamente entiende que esto es un estilo de vida y no tarda en hacerse vegano o vegetariano radical-  de esos que no dejan a nadie comer en paz sino es lo que ellos comen.   Todo es orgánico, gluten free y sostenible. Cumplen con todo el "carcass" de un yogi,  tatuajes incluidos,  posts espirituales, viajes a India,  etc, etc.  Pero sus prácticas son mediocres, están demasiados enfocados al afuera que a verse ellos mismos con honestidad.  Todavía buscan cómo adornar sus egos y el disfraz espiritual los atrae más por glamour que por una búsqueda sincera de sus propias heridas.

Sumamente aduladores con los maestros- de verdad que cansones.

2.  El Quejón

Este es el tipo Eeyore el de Winnie Pooh.  Algo siempre está mal:  sino es algo que les duele es porque no tienen plata,  porque hay drama en la familia o porque simplemente el día está nublado.  Son expertos en el NO con mayúscula y con la práctica comprenden que hay un mundo nuevo:  el mundo del SI. Siempre están cansados o deprimidos,  el tono de voz característico brings everybody down. Su entusiasmo por la vida opacado por la visión de que algo siempre tiene que estar off:  adictos a los neuropéptidos de la víctima que probablemente los hicieron foco de atención cuando pequeños.

No duran mucho conmigo.  O se despiertan o se van rápidamente a lamerse de nuevo sus heridas.

3.  El que necesita papá

Este es el rebelde,  el que no está de acuerdo con nada.  Parquea frente al estudio,  llega tarde.  No trae su alfombra,  no se baña antes de las prácticas.  Lee mucho blogs y artículos del tema.  Experto en maestros certificados.   Busca un pecho contra quién pegar que le detenga esa arrogancia extrema de sentir siempre que sabe más que el maestro y que él o ella deberían estar enseñando en vez de él. Cuando se somete a alguna instrucción lo hace a regañadientes.

No quiere que nadie le diga lo que tiene que hacer.

Estos son candidatos número 1 a ir a estudiar con Sharath en India:  ahí hay pecho en grande contra quién intentar chocar...si acaso lo intentan.  No lo recomiendo (ouch).

4.  El que necesita mamá

Este estudiante anda como perdido en el mundo.  Tiene una metodología de compensación muy interesante a través de videos,  internet,  comida,  sexo,  you name it.  Su camino no está claro desde siempre:  arribar a este mundo sin manual de instrucciones (llámese madre) es peligroso.  La práctica tiene la virtud,  primero que nada,  de aterrizarlo.  Yo soy de estas y me costó muchísimo habitar mi propio cuerpo,  años de lucha contra una imagen que yo misma me había creado que era ficticia. Nunca tuve una madre que me diera punto de referencia,  menos que aprobara,  sólo alguien que juzgaba a pesar de no estar presente.  Los juicios carcomen y si no llegan a practicar son candidatos en primera fila a anorexia y bulimia, trastornos obsesivo-compulsivos y toda clase de inestabilidades.

Son bastante disciplinados porque aprendieron a hacerse todo solos pero sufren de una soledad profunda,  ingrediente perfecto para un buscador espiritual.

5.  El Self-conscious

Estos son los que no vienen al estudio si se les olvidó la ropa que combina.  Chicas maquilladas para practicar- BIG NO NO!  Perfectamente peinados,  depilados, combinados.  Se diferencian del número 1 en que no ven el yoga como moda,  sino como fuente de estrés.  Están tan extra preocupados del performance en el mat y del último pantalón de Lululemon que no pueden respirar bien y probablemente nunca han tocado un libro de filosofía que les diga que el asana es sólo la punta del iceberg.  Creen que sentarse en loto perfecto o pararse de cabeza son el cherry on the top y sueñan con el día en que puedan alardear en Instagram de sus posturas "avanzadas".

Logran una interiorización maravillosa una vez que la práctica les da por la cabeza y se logran bajar de esa nube de identificación con el cuerpo físico solamente.

6.  El Mental

Este todo lo pregunta,  son de los que viven pegados al chat y al correo y mandan preguntas a altas horas de la noche.  Todo lo quieren entender y analizar con su cabeza.  Too much thinking diría Guruji--les cuesta mucho soltarse y generalmente sus cuerpos son rígidos como corazas.   Los backbends los aterrorizan. Poseen mentes brillantes,  pero eso puede ser más bien una distracción al aventurarnos al terreno de la multidimensional espiritualidad.  Son personas cuadradas y llenas de juicios hacia ellos mismos y los demás.  La práctica de años a veces consigue sólo aflojar la superficie.  Necesitan estar genuinamente convencidos de que existen otras realidades más allá de lo que su Mente Jefa les pasa insinuando para poder continuar.

De lo contrario abandonan pensando que pueden solucionar su vida en otro lugar.

7.  El Volcán

Este es un bomba de energía,   un cúmulo de fuego listo a explotar.  Gracias a Dios llegan a practicar! Probablemente en sus vidas ya le han explotado a más de uno en la cara y cuando llegan están dispuestos a escuchar para así evitarse más dolores y sufrimiento.  El Ashtanga los calma y serena y por eso son los que con más cariño abren su alfombra cada día:  no hacerlo es tener un bomba en las manos y las consecuencias- ya han entendido, desastrosas para ellos mismos y los demás.

8.  El Mosquita muerta

Este estudiante tiene muchas caras y usa las máscaras dependiendo de la situación.  Aunque parecen serenos y amorosos tienen una agenda privada que defienden con la vida.  Vienen al estudio a ver qué aprenden para llevárselo a sus propias guaridas.  Son personas que en la vida diaria llamaríamos hipócritas.  Gracias a Dios se van,  algunos tras muchos años de tragar información sin olvidar su agenda por supuesto.  Son seres que llamaría vampiros y tristemente abundan en todas las áreas. Todavía no comprenden que nada sustituye el trabajo interno auténtico y que uno no puede ser más que un pobre imitador de quién admira.

Tristemente conozco varios casos de estudiantes de años y también itinerantes que además se sienten aptos para enseñar algo de lo cuál no han entendido nada.

Necesitan con urgencia pagarse a ver.

9.  El Temerario

Este estudiante no tiene límites para el deseo profundo de su corazón por la verdad.  Está dispuesto a lo que sea y está profundamente agradecido con la oportunidad que le da la vida de practicar este método.  Su actitud es de escucha activa y acciones congruentes.  No se queda pegado en excusas por eso a veces comete imprudencias como tomar aviones a lugares lejanos para estudiar con gente que siente que merece la pena- aunque ese mes no pague la renta.  Sus familiares y amigos lo tildan de loco desquiciado pero es el más feliz de todos:  hace lo que ama y tiene muy claras sus prioridades.

Sabe que no tiene que justificarle a nadie lo que le ayuda a ser mejor persona.

.
.
.
Termino mi relato con una sonrisa porque veo rasgos míos en todos los tipos.  Al escribir tengo a muchos en mente y a todos les envío buena energía y abundancia.  Quiénes han mojado sus pies en el río del Parampara tienen una buena posibilidad de evolucionar,  aunque en el momento sus condicionamientos les hayan impedido ver con claridad.  Este Ashtanga Yoga es un buen Karma. Tengo fe en que eventualmente todos estaremos dispuestos a escuchar y rendir nuestra So Called Wisdom al llamado de nuestros corazones.

Disciplina,  devoción,  intención,  honestidad,  vulnerabilidad,  deseo por la verdad,  disposición a ir más allá de lo conocido,  coherencia entre pensamientos y acciones:  estas son,  en mi humilde opinión,  las cualidades más importantes de un ashtangi en este camino oscuro del yoga moderno.  El hecho de que ya estas almas de alguna forma se sientan llamadas a un yoga verdadero,  y no a pseudo métodos disfrazados de yoga- fitness, pole dance,  acro,  ir a ver gente,  socializar,  show off,  puro performance disfrazado incluso por bla bla bla espiritual:  ya para mí esa es una señal de que esa alma sabe.  Lo que hagan con sus realizaciones personales después de prácticas de meses,  años o décadas quedará en el destino de sus espíritus.

A mí sólo me corresponde ofrecerles la medicina.

Todos compartimos los mismos miedos y resistencias,  algunos en proporciones distintas a otros.  La posibilidad de salirnos del condicionamiento es mínima y de aclarar la mente distraída remota.  Aún en esta precariedad algunos nos lanzamos y el método funciona,  sin duda,  en las manos correctas y aplicado con la receta adecuada.

De eso sí no tengo la más mínima duda.



viernes, 19 de agosto de 2016

Paraíso personal

Los perros ladran a los lejos y los grillos inundan mis oídos.
Los colores del atardecer inundan mis pupilas de luz.

Me siento en paz.

Siento un profundo e inevitable giro en mi vida.  Esto incluye una conexión cada vez íntima con ese estado de ser que todos compartimos,  esencialmente profundo y que no se pierde con ninguna experiencia superficial.

No depende de otros cuerpos o de formas externas y está en todo y en todos.

La liberación del estado del miedo,  de la necesidad y del sentimiento de estar incompletos son aspiraciones de todos los seres humanos.  Todo es tan simple y no toma más de treinta segundos dejar de juzgar y entrar en el estado de aceptación de lo que es.   Dejar de juzgar es el mayor alivio, específicamente el auto-juicio que a todos nos carcome.  De ahí el siguiente paso es dejar de juzgar a nuestras parejas,  a nuestros amigos, a nuestros hijos.  Esto detiene de inmediato los esfuerzos del ego por crear conflicto y arrasa con la adicción al sufrimiento.

Ya no hay víctimas ni tampoco perpetradores.  Nadie a quién acusar y el final feliz de la codependencia.  Terminamos con esa adicción a que el estado de ánimo de otras personas nos lleve al sótano montados en la ola de sus patrones inconscientes.  Llega así el momento de una amorosa separación o un movimiento conjunto aún más profundo hacia el presente.

Liberados los conflictos me vuelvo más consciente de momentos de total quietud como ahora,   momentos donde la mente se queda muda y puedo realmente apreciar la belleza de este mundo. Estoy rodeada de árboles y puedo sentir su energía acunándome.  Puedo también sentir mi cuerpo palpitar mientras escribo,  observar mis dedos en el teclado y sentir el movimiento de mis ojos.  La temperatura de mi cuerpo en contacto con el ambiente y también el latir de mi corazón.  No hay juicio hacia nada,  no hay crítica ni opinión.

Siento mi respiración.

Siento la pureza del aire que me llena los pulmones completamente.  Se convierte la sensación en el portal a un sentimiento de amor que me calienta el pecho.

No hay música pero es como si la escuchara.  Y el ruido de esta mente se detiene ante la perfección del momento presente.

Realizo la beautitud de este instante de armonía,  hacia adentro y hacia afuera.  La bendición de poder conectarme a eso que me mueve y mantiene con vida y nutre todo lo que amo en este mundo. Poderosa experiencia de entrar sin miedo en la realización de que todo el ruido mental puede parar en un instante.

Ser.

Y en este estado de conexión,  recuerdo el video del niño sirio en la ambulancia.  Los hombres que lo cargaron lejos del edificio bombardeado.  Su pequeña figura en esa silla gigante,  tan desolado limpiándose con su manita la sangre que le brotaba por la cabeza.  Quiero estar ahí en Siria, quiero ser uno de los Cascos Blancos que tuvo el inmenso privilegio de ofrecer su tiempo y energía para meter mano en esa masacre.  Mi sentimiento de amor  viaja completo en este momento al otro lado del mundo a acunar a esta criatura desolada ante la violencia incomprensible,  aturdida por algo que no comprende pero que cómo duele.

Si nuestro despertar no se une inexorablemente a la lucha del bien contra el mal, a la lucha de la sabiduría contra la ignoracia... de qué sirve?   La maldad un subproducto del miedo.  La guerra una consecuencia ingrata de la separación ficticia y la consciencia la única arma para combatir ambas.

Me pregunto qué acciones puedo tomar en este momento,  aquí en mi pacífica Costa Rica, rodeada de esta naturaleza generosa y acompañada por seres amorosos y felices.  Puedo silenciarme,  puedo rezar.  Puedo recibir la sonrisa de este otro ser y sonreír de vuelta.  Puedo acunar a ese bebé en mi corazón de la misma exacta forma en que he acunado los míos.  Puedo pedir misericordia a la fuente de toda misericordia por los seres inocentes que sufren a manos de la oscuridad.

Entre grillos y estrellas.
Rodeada del calor amoroso de una noche despejada en mi paraíso personal.


miércoles, 17 de agosto de 2016

Aleppo

Esta va para los buscadores,  para los que no nos conformamos con tener resueltas nuestras necesidades básicas sino que vamos más allá de lo que satisface al ser humano común y corriente.

El mito de la felicidad.

Algunos de nosotros nacemos con un gusanito que nos atormenta por toda la vida.  Ese gusanito nos pide desde muy pequeños entender:  entender de qué se trata esta aventura efímera llamada vida y para qué nacemos.  Otros ( y tengo que confesar que a veces los envidio),  buscan la elusiva "felicidad"- que no son más que momentos fugaces que pasan como relámpagos.

Nada perdura en este plano y he comprendido que aferrarme a lo pasajero equivale a dormir con un dragón: nunca sabe uno en qué momento te va a quemar.

Así que,  gracias a mis maestros,  he comprendido que hay algo más que la búsqueda fatua de momentos Kodak.  Ya no existen las cámaras de antes,  pero igual la vida no puede ser una colección de imágenes de álbum.  La vida es una experiencia dolorosa ya de por sí:  estar en estos cuerpos implica una dosis de incomodidad diaria con sus vaivenes de emociones,  las interacciones con otros cuerpos y la necesidad de alimentarlos y cobijarlos.  Durante mucho tiempo me resistí a gastar tanto tiempo e invertir tantos recursos en esta casa de alquiler.  Como cuando alguien se hace mil y una cirugías plásticas anhelando agradar a otro cuerpo o invierte gran parte de su energía en cuidar cosas.

Me ha parecido siempre una pérdida de tiempo.

Aprender a convivir con cuerpos que piensan y actúan de formas ambiguas e incoherentes también es un reto diario.  La desconexión interna de tantas almas con su realidad inmediata crea caos constantemente:  lo veo cada vez que me monto en mi carro y recorro las calles de mi ciudad,  lo veo en relaciones cercanas y lo veo por supuesto en mí misma.  Cuántas veces sucumbo a ideas de futuro que sólo me riegan las bilis o me anticipo a situaciones que no han sucedido y las vivo como si ya estuvieran aquí. Estas mentes incorporadas a estos cuerpos son a veces un atentado.  Hay que estar muy despierto para que no nos lleven en banda.

Además de todas estas variables internas,  no hay duda de que estamos viviendo tiempos convulsos.  Si ya antes teníamos todos con lidiar con la inconsciencia personal y en nuestras relaciones,  hoy además tenemos temas globales que nos están explotando en la cara y que no parecen mejorar sino todo lo contrario.  Siendo la Tierra un organismo que flota en el espacio y nuestro hogar este planeta no tenemos adónde ir.  No podemos escapar a otros planetas en naves espaciales:  we are stuck.  Todo lo que sucede en Aleppo sucede también en San José.  La última explosión de un vagón de tren en Europa a manos de un suizo de 18 años la siento como si me hubiera explotado en la cara.  Los temas internos de muchas generaciones se están resolviendo, no tengo la menor duda,  pero a diario siento como si caminara en un campo minado.

No hay lugar que no implique peligro y destrucción.

A menos de dos semanas de iniciar un viaje profundo con varios guerreros y guerreras en mi estudio, me pregunto cuántos de ellos saben lo importante de ir profundo en estos tiempos convulsos.  Nuestra realidad es 100% creación de nuestras mentes,  es tanto su poder e impacto en nuestras vidas.  La única herramienta que tenemos los seres humanos para mitigar esta matazón mundial son nuestras consciencias.  Consciencias despiertas que entiendan de una vez por todas que esta vida no se trata sólo de nosotros.  Cada vez que meditamos y elevamos nuestra consciencia ayudamos a alguien al otro lado del mundo en su quimera diaria:  sea recoger el cuerpo sin vida de un ser querido, salvar a un ser necesitado o simplemente no perder su fe a pesar del hambre y la destrucción.

Quiero creer que a pesar de lo duro y difícil que está siendo para todos nosotros,  este mínimo porcentaje de almas que estamos luchando duramente por sostener un estado de consciencia despierto,  quiero creer que lo estamos logrando.  Es tanto el poder de nuestros espíritus que podemos manifestar lo que queramos.  Yo sueño con un mundo verde,  lleno de oxígeno puro,  pleno de bosques y ríos limpios.  Sueño con tribus y familias que se apoyen y se impulsen a ser cada vez más reales y que no escondan sus heridas tras compensaciones inútiles.  Sueño con seres que no se conformen con tener el último app o el último aparato electrónico si no saben cómo usarlo para difundir un mensaje que tenga sentido en estos tiempos de cambio.  Sueño con artistas y emprendedores audaces que no teman salirse de la media e ir más de su zona de cónfort para dar un mensajes de peso al mundo que nos inspire a todos los demás.

Y qué más que empezar por mí misma.

Hoy tengo el cierre de una etapa de preparación en mi vida para una misión difícil.  Es una misión en un país lejano. Han sido seis meses de estudio,  de conocer gente valiente que lucha para que mi país se posicione como un ejemplo y núcleo de paz y consciencia en el mundo entero.  Admiro a estos seres que por muchos años han ido a la vanguardia del mensaje costarricense de paz:  un mensaje de un país pequeño que no se da por vencido.  El mensaje del desarme en un mundo de soldados y armas,  de la paz en un mundo de guerra.  Costa Rica es pequeña en tamaño pero inmensa en energía y vitalidad. Es el núcleo de la biodiversidad del planeta en la península de Osa y cuna de miles de especies que habitan la Tierra.

Soy costarricense por un karma espléndido y sé que mi país es una carta de presentación muy honorable y sagrada.

Así que hoy,  17 de agosto,  hoy se definen acciones futuras y se cierran ciclos para mí en mi querido país.  Hoy por hoy sé que he sembrado una semilla en mucha gente y veo en su mayoría frutos para el futuro.  Incluso en aquellos que me llenan de dudas a causa de sus acciones desconectadas:  también esos han escuchado el mensaje y es mi fe que lo podrán traducir a acciones conscientes en algún momento de sus vidas.

Sé que nuestro paso por esta vida es muy rápida y que la única acción coherente es amarnos y ayudarnos los unos a los otros.  Desde la plataforma que nos toque:  nuestras familias a muchos,  la política a otros,  el mat de yoga o desde un jardín,  una playa,  un templo.  No importa el lugar,  los que sabemos que la verdad existe y que la luz rige la vida siempre tendremos un lugar dónde guarecernos de las tempestades de nuestras propias mentes.

Y ese lugar es invisible a los ojos.




martes, 9 de agosto de 2016

Ternura infinita

Hoy me desperté a una ciudad extraña.  Bombardeada de mensajes repletos de miedo y ansiedad.  No me reconocí en este entorno plagado de noticias amarillistas.

No se sentía como mi país.

A veces tomamos por sentadas cosas importantes.  Nosotros los ticos asumimos que la paz es nuestro derecho de vida.  Siempre hemos vivido en ella y la violencia nos es ajena.   Gracias a Dios el Estado de Derecho prevalece y los disturbios son aplacados rápidamente.

Y siento que de nuevo puedo respirar.

La experiencia, sin embargo,  me pone en contacto con esa sensación de no piso,  de miedo insensato. La vida es una experiencia abierta en todo momento.  Es como cuando el escultor o pintor se enfrentan a la roca, al mármol o al lienzo.  Todo puede suceder.  Cada momento de vida nos pone en contacto con el miedo y ese miedo hay que cruzarlo si uno desea vivir de verdad.

Esa ansiedad que subyace.  Que todos nos hemos vuelto expertos en negar,  que nuestra cultura ignora y que en última instancia,  nos impide sentir al 100% todo- sea placentero o doloroso. En épocas de crisis,  como la que sucedió hoy en mi país,  tenemos la opción de la violencia,  de la agresión y del fundamentalismo.

Buenos vs malos.

Pero existe una opción que nos invita a ir al centro de ese miedo,  a no huirle más.  A hacernos uno con él y a encontrar su raíz.

Uno de mis maestros hablaba de correr HACIA el miedo en vez de huir de él.  Sino estamos repitiendo nuestra neurosis de turno para no sentir: internet,  música,  comida, licor,  drogas, relaciones vacías,  sexo indiscriminado.  Superficialidad:  cómo nos vemos,  cómo se ven los demás, tienen más o menos arrugas,  más o menos estrías.  Qué significa eso,  cómo lo interpretamos.  Nos van a amar más si somos físicamente perfectos?  No es más bien un intento vacío de esconder lo que nos duele?  Cuál es nuestra talla de bra,  cuánto más plata podemos acumular hoy en la cuenta. Cuánto más fama y prestigio, etc, etc, etc...

Bla bla bla.

Seguimos la neurosis y ahora la cambiamos de cosas a actitudes:  culpar a otros de nuestras desventuras e irresponsabilidades,  hablar mal de otros,  mentir.  Agredimos inconscientemente en un afán vacuo de sentirnos menos mal con esa ansiedad perenne y tal vez la alivia por un rato---pero no desaparece.

En el fondo de esa ansiedad y ese miedo hay un tesoro que se llama ternura.  Es un lugar suave y muy tierno,  pequeño y escondido.  Duele.  Está por debajo de nuestras historias y justificaciones,  debajo de nuestros métodos de compensación en más absurdos existenciales.  Es un lugar visitado muy poco, y por muy poca gente:  sólo los guerreros espirituales se aventuran más allá de lo cómodo.  Sólo los que ya estamos hartos de la adicción a la superficialidad nos aventuramos a ese lugar oscuro con la esperanza de dejar de sufrir huyendo de eso que nos persigue constantemente.

Lánzate.
Sonríele.
Enfréntalo.

Tierno,  vulnerable:  debe ser experimentado. El proceso de estar con nosotros mismos en ese lugar, de estar abiertos a todo lo que es la vida- no sólo el placer.  De ahí es que viene una confianza nueva, de ahí superamos ese aferrarse del ego vs la tristeza genuina de estar en un lugar tan amenazante como es esta vida impredecible y no volvernos locos.

Qué hacer cuándo viene el pánico?

Vernos abiertamente como somos,  con amor,  sin dudas y con alegría.  Somos seres valientes todos ya de por sí:  el simple hecho de seguir vivos lo dice.  La fuerza que requiere el día tras día en este mundo con todos sus bemoles e inseguridades lo demandan.

Tierno,  profundo,  adolorido...sí.
Durmiente y sabio nos espera.

Sólo a algunos,  es cierto.
Sólo a algunos.





martes, 2 de agosto de 2016

La ilusión del compromiso

La historia debería ser muy simple:  conocés o te reencontrás con alguien.

Comienzan a pasar más tiempo juntos hasta que llega el momento de "definir" la relación.  De pronto, en vez de pasar un buen rato solamente empiezan a pensar en lo que la otra persona quiere de esto...en cómo ven los demás "esto"...y empieza la urgencia de definir esta nueva "cosa" y hacia adónde va.

Y de ahí a una crisis porque el chat de compromiso terminó en un desastre hay sólo un paso.

Mucha gente anda jugando y no quiere una relación,  pero qué tal los que genuinamente anhelamos el romance y la camaradería?  

Cómo es posible que alguien esté abierto y de pronto cierre las compuertas de su corazón cuando el tema "compromiso" aparece sobre la mesa?

Todos sabemos que cuando amamos a alguien,  el sentimiento no desaparece de la noche a la mañana así que esto comprueba que el tema no es el compromiso en sí mismo ni los sentimientos.

Es nuestra necesidad de comprender los efectos de la cercanía,  la necesidad de claridad y perspectiva.

Verbalizar una cuestión emocional puede traer miedos,  preocupaciones y dolores del pasado.  Y de pronto los sentimientos de libertad,  romanticismo y entusiasmo son reemplazados por inseguridad, ansiedad y muchos signos de pregunta.

Adónde estamos parados en relación a esta persona?
Somos compatibles?
Hacia adónde va todo esto?
Cuál es el próximo paso?


El cambio del corazón a la cabeza crea peso donde hubo levedad.  Se crean expectativas y aumenta la presión.  Bienvenidos al mundo de las metas,  las estrategias y seguridad.  Estamos acostumbrados a cuantificar todo,  a tener control,  a preveer resultados y a fijar reglas para minimizar nuestros riesgos.

Estamos aterrorizados de encontrarnos en una zona gris o una situación impredecible.


El amor es intangible y como tal,  imposible de etiquetar.   Nos han enseñado que darle un nombre lo hace más predecible.  Es mi experiencia que no.  Nada nos salva del dolor y todos tenemos miedo al abandono,  todos tenemos miedo a ser totalmente vulnerables.  Todos tenemos nuestra historia y alguna forma de encontrar confort en nuestra mente.

Pero sé que el amor es el único compromiso y el más fuerte.

Qué tal si sólo nos dedicamos a coleccionar momentos inolvidables,  permitirmos que nuestros sentimientos crezcan,  confiamos en la vida y en las coincidencias que nos juntaron?  

Qué tal si nos enfocamos en conocernos y explorar juntos el mundo?  

No sucede el compromiso por sí solo,  un compromiso de corazón que viene al integrar al otro a nuestras vidas y convertirlos en nuestra prioridad?

Y tomar los retos que vienen y crecer con ellos.

El compromiso verdadero llega cuando somos capaces de amar al otro con todas sus imperfecciones y seguimos escogiendo a nuestro compañer@ de nuevo  día tras día.  Lo que crea una relación es la sustancia del afecto,  el cuidado mutuo,  la consciencia del otro y la dedicación.  Conocemos y nos reencontramos con gente por algún propósito y ser vulnerables y amorosos es en realidad lo más valioso que podemos ofrecer.

No podemos preveer el futuro pero podemos tener un impacto real y honesto en el presente.


lunes, 1 de agosto de 2016

Heridas invisibles

Muchos sufren de molestias y enfermedades físicas.  Otros llevamos cicatrices por dentro que no se ven a simple vista pero que duelen y sangran igual de vez en cuando.

Toma un detonante,  un gatillo, una acción que asemeja a esa que nos rompió el corazón.  Una mentira,  un malentendido,  una comunicación poco clara y zas!...de nuevo estamos en ese lugar de miedo,  catapultados a un pasado que parece no haberse ido nunca.  El corazón se rompe de nuevo en mil pedazos y parece que no hemos avanzado nada.

Y de hecho es así.  Congelados en un lugar sin tiempo ni forma,  atrapados en un instante que no es pero al mismo tiempo toma todo y nos hunde.

La mente inconsciente guarda en sus anaqueles todo lo que hemos vivido desde el vientre de nuestra madre.  Si mamá estaba triste,  sola y desamparada,  bebé siente.  Si mamá estaba feliz, acompañada y amada,  bebé siente.  Sé de mi propia experiencia que el embarazo de mi madre fue sumamente difícil para ella:  siendo yo su primer bebé,  tuvo que regresarse a Costa Rica desde Francia a regañadientes.  El invierno fue la excusa que puso mi padre para devolverla y le tocó parir sola sin su marido por primera vez.

No puedo imaginar su tristeza.

Conocí a mi padre hasta que tenía 6 meses de edad.  No recuerdo nada pero sí sé que llevo en mí un sentimiento de abandono muy primario,  visceral diría.  Me encargué yo solita de reavivarlo con mis parejas.  Las almas inconscientemente buscamos la sanación y no hay más salida que buscar gatillos que saquen lo que hay y comprender con mucha compasión que todo sigue ahí.  El abandono en particular ha sido mi tema de vida. Nunca he confiado en que haya alguien ahí afuera. Será por eso que me lancé con todas mis fuerzas a  mi búsqueda espiritual,  anhelando encontrar algo más que otro simple ser humano tan lleno de miedos como yo en quién confiar.

He ahí la raíz de mi rabiosa búsqueda.

Saber que existe un Algo aquí adentro y por doquier me llena de profunda paz.  Las numerosas experiencias en India y con maestros llenos de gracia y bondad  me confirman que no estoy sola y son mi ancla cuando de nuevo siento el ácido de la herida en mi vida cotidiana.  Sé que es una herida tan profunda y  vasta,  mucho más que el issue en cuestión e igual a la que han sentido miles de seres humanos cuando realizan su separación de Dios en este plano material.  Sé que para mí es perfecta esta herida porque inmediatamente me remite al panorama más grande y me permite salirme del paradigma insulso de las relaciones y su incomprensible dinámica- si lo comparo con la Presencia.

Esa Presencia,  sólo Ella me permite,  aunque sea por unos instantes,  relajarme sabiendo que estoy en manos de una energía que es profundamente amorosa e incondicional,  que nunca me juzga a pesar de mis muchos miedos e inseguridades y que sólo me pide que sea yo misma para amarme sin reservas.

En los momentos de mayor soledad y desaliento es cuando más siento a Dios.  Es en esos instantes de desazón por la cualidad innata de impermanencia en todas mis experiencias,  es ahí que desciendo a un lugar donde no hay dolor ni miedo y donde sé que mi alma respira con libertad y desenfado.  Es sólo ahí que puedo decir que vale la pena vivir.  El resto en la superficie muta irremediablemente y el panorama es grotesco cuando me identifico con los ires y venires de mi propia mente,  sus caminos trillados y sus limitaciones.

Esta mente que aúlla,  gime y maldice.  Maldice tanto dolor,  mentiras y manipulaciones de la gente, en las relaciones y en el entorno.  Reacciona ante tanta violencia,  cercana y lejana.  Pide un break y el sólo break viene al dejarme caer en el centro de ese dolor inmenso que significa estar despiertos.

Despertar es sólo para aquellos que sabemos que no hay lugar donde guarecernos de las tempestades del Maya.  Estamos condenados a una vida de desconcierto y desilusión hasta que comprendemos que las cosas son así precisamente para que algunos de nosotros toquemos fondo y no tengamos más remedio que propulsarnos hacia el vacío y plenitud de nuestro propio Ser.  Sólo ahí encontraremos la libertad y realización que siempre hemos buscado.


Veo a mi alrededor tantos ejemplos de sufrimiento.  Seres cercanos y amados,  incluyéndome por supuesto.   Veo como esa fuerza destructiva y nihilista se empeña en separar,  crear fricción, introducir oscuridad a través de drogas y alcohol,  dañar amores,  segmentar a través de omisiones y mentiras,  crear caos.  Veo sus garras a través de la ambición de la gente,  de la inconsciencia y la violencia perenne. La veo en acción en gente que alguna vez consideré seria: pero ni los más serios están a salvo.  La veo en mi familia,  en mis amigos y en mis relaciones cercanas.  Siento una impotencia y un dolor tan vasto de no poder hacer nada más que rezar y pedir por una tregua.  Busco ayuda en mis amigos,  esos que también están dando una lucha quimérica por algo que hemos sentido,  un sostén que hemos encontrado y que a menudo se esconde entre tanta basura.

Intento no darme por vencida ante un  paradigma tan violento y sin sentido. Vivo en un reino de terror donde la mentira y el engaño son las reglas.  La hegemonía de la negación y la enajenación llevan las riendas de un mundo que muere asfixiado en un materialismo atroz y sus consecuencias.

En una noche como esta escucho la voz de mis maestros,  tomo mis libros y rezo en voz alta.  Las pesadillas tienen una manera de hacerse realidad en este mundo tergiversado y sé que la única salida es poner todo en manos de la única Fuerza que supera lo absurdo.

Y de la herida abierta mana un pequeño hilo de paz que es la respuesta que ya conozco,  la voz que me alivia por dentro porque sé que toda contracción llega para recordarme lo efímero de todo lo que vivo y la necesidad imperante de no perder nunca,  por más difícil que se ponga la cosa,  mi norte.