miércoles, 28 de enero de 2015

Predestinados

Empiezo a empacar.

Mientras alisto qué me llevo y qué dejo (India tiene el poder de mostrarnos lo que es esencial y lo qué no),  pienso en todos los cambios que he experimentado por dentro.  He podido soltar resabios de relaciones,  he perdonado y me he perdonado,  he encontrado un recodo de paz en este momento de mi vida que no depende de nada en el exterior.

He disfrutado de mi vida en Mysore como nunca antes.

Ayer tuve una cita con mi maestro.  Los viejos nervios al hablar con él ya no estaban.  Nos sentamos a hablar eye to eye,  con una franca tranquilidad y estima.  Le hablé de venir a Latinoamérica,  de poner un pie en nuestra amada tierra.  Me dijo que le interesaba.  Le hablé también de otros proyectos para difundir este método, me dio el sí.    Ha escuchado hablar de Costa Rica y sus bellezas naturales y le llama mucho la atención como enamorado que es de la fotografía.  Le conté que Latinoamérica estaba creciendo mucho y que había tenido el placer de tener en mi shala gente de muchos países al norte y al sur.

Veo como todo va encajando,  cada pieza en su lugar a su tiempo.  No tengo más que ser valiente y dar el paso.  Las dudas se disipan mientras cuento las horas para regresar a mi querida patria,  atravesar el  mundo después de muchas horas de aviones y aeropuertos.  Voy entusiasmada porque mucha gente me escribe:  quieren practicar,  sienten el llamado.

Voy con una alegría muy grande de conocerlos y reconocerlos.

Mientras Sakhi,  nuestra querida muchacha de muchos años,  termina de limpiar el apartamento y damos los últimos toques al equipaje,  me pregunta que cuándo regreso.  En enero,  le digo.  Vengo con mis dos hijos grandes,   Ariel y Gabriel.  Me pregunta por Ariel,  todos aquí lo recuerdan con mucho cariño.  Le cuento que son muchachos muy buenos y amorosos.   Seres predestinados desde otras vidas a conocer este legendario país y que por alguna misteriosa razón sienten el llamado a este lugar.

Termino de agendar mis viajes de este año y el próximo.  He recibido varias invitaciones a enseñar fuera de Costa Rica:  Italia,  Argentina, Guatemala,  España,  Alemania,  Estados Unidos y Perú.  Cada comunidad que espero conocer me inspira a continuar mi práctica con muchas ganas.  Son muchos los que han pasado,  otros muchos los que se han ido,  pocos los que se han quedado.  Más pocos los que vendrán acá.  Pero muchos los que vienen,  lo siento dentro de mí.  Ese puñado de seres predestinados tienen escrito en su agenda de vida en letras grandes:  INDIA.  Y sus vidas nunca volverán a ser las mismas.  Otros tienen escrito:  YOGA.  Y sus vidas se transformarán si continuán haciendo sus prácticas.

Cada alma en su camino,  cada ser un misterio de luz y amor a raudales.

Alejandro termina de alistar el equipo,  nos quedan dos sesiones más de fotos esta semana.  Milagrosamente mi cuerpo me ha dejado de doler.  Será el anticipo de que quedan sólo tres días en el shala con mi querido maestro,  colegas,  mis compañeros de alfombra,  la imagen todavía fresca de mi querido Guruji en el shala en su Office...sentadito esperando a que alguien viniera a visitarlo mientras leía su amada filosofía.    Hoy que íbamos a las 4 am hacia el shala nos topamos con Saraswati en motorino con su chófer.  Iba muy abrigada a esa hora tan fría.   La saludamos con cariño.  Y pensar que tiene casi 75 años.  Yo quiero ser como ella y enseñar esta práctica maravillosa hasta el día que me muera.

Y sí,  los yogis nacemos con una estrella.  Y esa estrella ilumina nuestro camino,  a pesar de las dudas, del esfuerzo diario y los sube y bajas de la transformación.  Y yogis somos todos los que anhelamos verdad,  luz y amor.  Los que creemos que el cambio sucede primero dentro de nosotros mismos y no tenemos tiempo ni ganas de andar viendo qué hace el otro,  a menos,  claro,  que el otro esté haciendo algo realmente interesante y maravilloso!

Como mis maestros.

Ojalá aparezcan muchos más predestinados a vivir la vida desde otro lugar, listos para compartir  un poco de la realidad perfecta de nuestros corazones,  día a día.

Listos para darlo todo sin excusas.
Paso a paso.

Fotografía:  Alejandro Rodríguez
Melkote, India.

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