lunes, 5 de enero de 2015

El cuerpo es el ángel del alma

Nuestro cuerpo es el vehículo de nuestro espíritu.

Es el contenedor de nuestra consciencia individual.  Es fuente constante de sabiduría,  amoroso y guía sabia de nuestra alma.  El yoga nos ayuda a comprenderlo y escucharlo mejor,  a reconocer su presencia y dones.

El Yoga es el anhelo más profundo del alma humana y sus técnicas nos ayudan a estar más despiertos y atentos en nuestras vidas.  El cuerpo es imposible de evitar en esta encarnación.  Muchas filosofías y religiones niegan el cuerpo o lo subestiman como fuente de pecado o distracción.  Lo ven como algo sucio y repulsivo.   Pero adónde  sino en nuestro cuerpo es que podemos experimentar el Espíritu?   Adónde sino aquí es que podemos tener una experiencia mística y transcendente?

La obsesión actual con el cuerpo viene de una visión superficial que no toma en cuenta que el cuerpo es parte del citta (nuestra consciencia espiritual).  Los órganos sensoriales son poderes divinos que nos permiten percibir el mundo y a través de la práctica del yoga es posible limpiarlos.   La percepción de un yogi es una que nos permite estar más presentes,  a pesar de que a veces las circunstancias externas se vuelvan complejas.

La práctica del asana es ante todo una práctica para estar atentos.  A medida que se vuelve más sofisticada necesariamente debemos refinar nuestra atención,  de lo contrario puede ser peligroso.    Es una práctica que va soltando nudos emocionales y físicos y nos va a permitir entrar en nuestra propia sombra.  Entre más luz pidamos,  más sombra tendremos que atravesar.  Es como en el Ramayana,  una de las historias épicas más famosas aquí en India:  Hanuman tiene que dar un salto mega gigante de los Himalayas a Sri Lanka y para eso, apoya uno de sus enormes pies en una montaña. Es tal el estremecimiento que causa en la roca que todas las serpientes,  arañas y criaturas de la oscuridad salen disparadas.  Pero de igual forma,   caen los rubíes,  las esmeraldas y el oro que también estaban escondidos.

Lo mismo sucede con nosotros.  Todo comienza a emerger,  a pesar de que en el asana no se trate de buscar ninguna forma física ni de causar determinados efectos o emociones.  Lo que el asana quiere enseñarnos es a habitar un espacio energético de balance y equilibrio,  espacio que cada mes y cada año se irá  manifestando con mayor claridad.  Al principio,  tendremos sólo destellos de ese lugar de ecuanimidad y paz que todos somos en el fondo,  más allá de las olas falsas de enojo, ira, rencor,  dolor emocional,   envidia,  celos y pereza.

Nuestra práctica de Ashtanga inicia con una postura llamada Samastitih.  En esta postura está comprendida toda la ciencia y arte del yoga:  gratitud,  presencia,  relajación y conciencia.  Continua con la secuencia llamada Surya Namaskar.  Cuando hacemos EKAM y abrimos nuestros brazos hacia el cielo estamos haciendo la forma del Sol,  aquel que nos mantiene con vida y nos nutre.  Estamos también tomando la forma del vientre de la madre que nos contuvo.  Estamos abrazando todo lo que somos en ese momento,  sea que nos sintamos bien o mal,  tristes o felices,  solos o acompañados.  El Surya Namaskar es una metáfora de gratitud hacia esta vida,  estos cuerpos,  nuestro espíritu y por supuesto,  el yoga mismo.  Ese yoga que no es más que el anhelo compartido por reconectarnos con el Amor,  lo único real en este mundo.

El yoga es una experiencia total con nosotros mismos en el momento presente: la mente,  el cuerpo, los sentidos y la respiración unidos.  Así que cualquier actividad que nos invite a estar totalmente presentes es Yoga.  Dondequiera que podamos ser un canal de la energía benevolente y generosa del Amor ahí estamos practicando,  sea en un mat, una bicicleta, una cocina o con un bebé o mascota entre los brazos.

Esta entrada se inspiró en la clase de Filosofía que tuve hoy con un maestro excepcional aquí en Mysore.  Se llama James Boag,  es inglés y su website es www.jamesboagyoga.com
Los invito a visitarlo y a escuchar varios videos suyos.  A pesar de su juventud,  James es una muestra de madurez espiritual y conocimiento.  

                                         Cuando el estudiante está listo, el maestro aparece.



           Esta foto es de Annie Pace,  maestra certificada por Guruji.  Gracias a Tom Rosenthal. 

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