martes, 11 de noviembre de 2014

Lo extraordinario

Llego al blog después de un día extraordinario.

Leí una vez  que los extraordinario sucede continuamente:  sólo que a veces estoy tan metida en mi cabeza que se me pasa.   Hoy por Gracia Divina pude contemplarla y no pude evitar maravillarme.  Desde que me desperté y encontré un pequeño bodoquito de tres años respirando fuerte junto a mí empezó el éxtasis:  eran las cinco de la mañana y apenas amanecía.  Los pajaritos despertaban y podía escuchar respirar a mi bebé.  Admiré sus cachetitos gorditos,  sus manitas perfectas.  Sus largas pestañas que resguardaban su sueño profundo.  Sentí que el corazón me iba a explotar de amor.

Luego el primer round:  despertar tres enanos,  bañarlos,  vestirlos,  alimentarlos.  Y hoy estuvieron relativamente tranquilos.  Ningún pleito mayor,  ningún incidente fuera de tono.  Montados en el carro empezaron a preguntarme sobre sus nacimientos.  Gael insistía que todo estaba muy tranquilo entre él y Theo hasta que nació Matías.  Matías,  capturado por la "MOOON"  que acababa de divisar en el cielo azul no le ponía mucha atención.  Estaba embelesado de ver la luna a plena luz del día.

Yo también.

Diciembre en Costa Rica es mi época preferida.  Los días son espectaculares:  soleados y con viento a la vez.  La brisa fresca limpia el cielo y las montañas azules que rodean mi querido Valle Central brillan con sus arboledas turquesa.  Admirar este paisaje me llena el alma.

Y de ahí sólo un milagro tras otro.

La vida está hecha de pequeños momentos y siento que al final,  eso es lo que queda en nuestra memoria.  Hoy fue un día de piscina y tengo grabada en mi mente la risa de mis niños corriendo y saltando en el agua.  La simpleza de compartir unas risas,  un poco de comida y buena compañía.

Qué más necesitamos?

La tarde cerró con una amiga del alma y acordamos que ambas estamos viviendo una de las épocas más sublimes de nuestra vida.  A pesar incluso de la incertidumbre y la transición.  Estar en paz no tiene parangón.  Vivir desde el corazón es difícil pero cómo alivia tomar acción desde nuestra intuición más profunda.  Cómo sufrimos cuando forzamos algo,  cuando esperamos demasiado o nos quejamos por lo  es,  lo que viene o lo que se va.

Diciembre casi llega y también la ilusión de los pequeñitos por la Navidad,  la llegada de mis amados hijos mayores y la conexión entre todos los seres que amo.  Se me ocurrió la idea bomba de hacer un almuerzo familiar con todos mis hijos y sus respectivos papás.  Todos juntos celebrando la vida,  los hermanos,  los papás,  los abuelos.  La familia,  la conexión.  El amor en el caos.  La perfección del ahora.

Y para rematar el infarto amoroso,  cerré el día con unos dedos gorditos sobre un teclado pidiéndome más:  "DO,  RE, MI..."  Gael me pide la clase de piano con unos ojitos llenos de magia.  Cantamos y solfeamos y observo su atención mientras aprende otro arte que amo.  La música llena la casa de nuevo.  Las notas repican en mis oídos después de muchos años.

Y me digo:  hoy,  aquí y ahora,  presente y abierta a este día,  soy total y absolutamente feliz.


sábado, 8 de noviembre de 2014

Las mujeres occidentales liberaremos al mundo

Regreso de un encuentro con una querida maestra y sus palabras resuenan en mi corazón y mis oídos.

El tema a tratar no fue fácil de digerir:  sexualidad y espiritualidad en estos tiempos providenciales de cambio.

Nos explica que estamos viviendo tiempos realmente privilegiados a nivel de despertar de las almas,  pero no tan fáciles en relación a nuestros cuerpos y psiquis.  Existe en todos nosotros una dualidad que tergiversa el orden natural de las energías femeninas y masculinas y que está causando estragos en las relaciones humanas. El fundamentalismo feminista ha enfatizado la definición masculina de poder económico, intelectual y político.  Los que hemos crecido en estos tiempos de cambio nos hemos necesariamente identificado con patrones ancestrales de abuso, poder y sumisión.  La víctima ha dejado de ser atractiva como rol para nosotras las mujeres y nos hemos vuelto expertas en avanzar e independizarnos sin tomar en cuenta el efecto que esto ha tenido y tiene en la población masculina y el planeta.

Cuán difícil puede ser para un hombre relacionarse con una mujer independiente,  empoderada e inteligente que apenas lo necesita?  No puedo ni imaginarlo.  El hombre en sus rol de protector y cuidador de pronto se ve rechazado por la autosuficiencia  e indiferencia de una hembra que hace todo mejor que él.  Y de verdad nos creemos mejores.  Esto impide que exista la polaridad necesaria en una relación para que la atracción subsista.  Los roles se han invertido y nosotras tampoco estamos contentas.  Ellos menos.  De hecho,  nadie.

La definición clásica de la energía masculina es aquella que provee, protege,  apoya y sostiene.  Trae el dinero,  la comida,  cuida a su familia.  Por su parte,  la madre es,  alimenta,  da a luz,  crea.    La dualidad la cargamos celularmente en nuestros cuerpos y liberarnos de estos patrones ancestrales requiere una consciencia perspicaz.   Ya las relaciones tradicionales están cayendo en picada:  ahora sabemos que la mayoría de las mujeres tenemos varios compañeros durante nuestras vidas y aquellas que permanecen casadas con el mismo por toda la vida son excepción.  Hay compañeros para procrear y hay compañeros para ser más quién somos.  Los roles están cambiando y encontramos mujeres cabeza de familia,  profesionales capaces y muchos hombres más femeninos,  delicados y dependientes.    Es un reto para ambos géneros sobreponerse a esta evolución desbalanceada y encontrar el equilibrio de la energía que implica ir más allá de la dualidad hacia la Unión.  Más fácil de leer que de hacer.

La pura verdad es que muchos andamos perdidos buscando a una media naranja que ya no corresponde con nuestra idea de pareja ideal.  Las mujeres queremos hombres independientes,  capaces y creativos y terminamos con parejas débiles,  inseguros y temerosos.  Los hombres anhelan mujeres sumisas,  dóciles y dulces y terminan con mujeres fuertes,  empoderadas e independientes que describen como la típica "bitch".    No nos estamos dando nada.  Al contrario, estamos promoviendo una lucha de poder insensata que nos impide abrir el corazón y encontrar intimidad.

En las sociedades machistas las mujeres crecemos con el predicamento de que no podemos solas,  que el hombre lo hace a uno valer.  Valorizamos lo masculino y negamos nuestro lado vulnerable,  abierto y sensible.  No sin razón en sociedades donde el 75% de las mujeres sufriremos algún tipo de abuso sexual,  emocional o físico y donde ser vulnerable es peligroso.   Ante esta realidad contundente  las mujeres hemos decidido no dejarnos más.  Hemos descolocado a los hombres.  Y la danza está en un impasse que nos pide a todos conectarnos e ir profundo hacia el encuentro.

Será por eso que el Dalai Lama dijo que la mujer occidental cambiará el mundo.  Ojalá también los hombres tengan encuentros como el que tuve hoy con estas hermosas mujeres donde hablamos abiertamente de toda esta temática.  Es confuso para las nuevas generaciones relacionarse y no me sorprende.  Nadie quiere replicar roles paternos y maternos de fracaso.  Pero el peligro está en irse al otro extremo y entrar en un nihilismo del amor-  no en vano los índices de infertilidad hay subido impresionantemente. El cuerpo sigue la mente y la mente dice NO AMES: es una pérdida de tiempo.

En las sociedades machistas como la nuestra  los niños pequeños aprenden de mamá a negar ese macho alfa que causa daño con sus incoherencias e infidelidades.  Los niños se convierten en hombres que han jurado no convertirse en papá,  en ese Neandertal o Cromagnon de quien no admiran nada.  Crecen en su lado femenino y su afán por complacer a Mami.  Hombres desempoderados que gravitan alrededor de una madre castradora que no les permite crecer.  Nunca.

La dependencia de la mujer los coloca en relaciones donde viven esa misma dependencia.  Y lo que sucede es que cultivan un odio y resentimiento irracionales hacia esa madre-esposa-novia que les da pero que también los controla y manipula.  La contradicción es obvia:  veamos a ver quién manda aquí.

Quisiera pensar,  después de un día de divagaciones e hipótesis acerca de lo Femenino y lo Masculino,  quiera pensar que hay una salida a este laberinto de sinsentidos de los egos.  Ha sido tal el bombardeo energético de tales patrones en nuestros cuerpos que nuestra sexualidad nos está matando:  los hombres que antes morían de infartos por un corazón cerrado hoy mueren de cáncer de próstata.  Las mujeres de cáncer de seno y útero.  Nuestros cuerpos lloran implorando un balance y reacomodo hacia la Unidad que es nuestra única realidad.

Y somos nosotras las llamadas a cambiar.  De hecho,  el que primero de los géneros que entienda esta problemática.

La forma es volvernos precisamente eso que tememos más que nada:  vulnerables,  sensibles y abiertas.  Como mujeres del siglo 21, hemos creado toda una rutina para no sentir,  no descansar y estar siempre funcionando.  Somos expertas en multitasking y nadie tiene que ayudarnos en nada.  Nos ufanamos de ser madres,  CEO´s.  business women,  heroínas,  llenas de super poderes y sin necesidad de nada ni nadie.  Abusamos del cuerpo hasta que nos pasa la factura.  Nos olvidamos de nuestro centro y nos sometemos a relaciones que no nos llenan.  Nos traicionamos una y otra vez pensando que esa es la forma correcta de no repetir a nuestras madres y abuelas.  Y olvidamos que lo Femenino es única y exclusivamente ser y estar.

Quisiera que alguien me enseñara como hacer eso.  Ya mis maestras me modelan un ser energéticamente balanceado y sereno.   Siento por una parte que el mero deseo de querer aprender ya es un paso hacia un despertar.  El despertar de un alma a un cuerpo en que se sienta cómoda,  anclada y abierta a la Vida.   Sin necesidad de luchar para compensar nada.   Moviéndome sólo cuando realmente sienta que es correcto.  Sin verguenza y sin miedo.  Vulnerable y lista para intimar.

Sueño con algo que todavía no he vivido pero que mi alma anhela profundamente.  Y el sólo hecho de contemplarlo me hace creer que tal vez,  sea por providencia divina, por el amor de mis maestros y maestras o simplemente por una cuestión de karma,  sea posible para mí en esta vida disfrutar de un vínculo,  de un encuentro,  de una intimidad profunda y sostenida con otra alma encarnada en un cuerpo de hombre que no tema abrirse al poder de lo Femenino.

Lo Femenino que ya está,  de hecho,  liberando este mundo.


miércoles, 5 de noviembre de 2014

Yoga es habilidad en acción

Mientras saboreo una vez más las páginas sagradas de mi Gita,  entiendo el destierro de los buenos a manos de los malos por doce años.

Doce años es el número mágico en Yoga.  Doce años nos toma empezar a comprender esta ciencia y arte y sus efectos en nuestra vida.  Doce años me ha tomado a mí poder empezar a usar la espada del discernimiento.  Descubrir que tengo la habilidad de elevar mi vida a dimensiones de amor y unidad y también, de morder el polvo.

Hoy escribo para alguien que amo profundamente y que no está tomando las mejores decisiones en su vida.  Ser sensible, tierno y profundo,  lleno de talento,  insiste en colocarse en situaciones que le causan sufrimiento y temor.  Pero lo hermoso de este camino de la vida es que siempre que nos equivocamos podemos retractarnos,  enderezar el rumbo y seguir adelante.  De las experiencias malas también aprendemos:  creo que de hecho,  es de ellas que aprendemos.  Cuando todo está fácil, cómodo y fluye sin contratiempos tendemos a dormirnos en los laureles.  Cuando el corazón sangra por un amor perdido, por una enfermedad apremiante,  por la ausencia de los seres amados,  ahí es que no tenemos más opción que voltear nuestra mirada a nuestros guías.

Agarrarnos de Dios.

Este ser de quién hablo tiene un deseo espiritual profundo.  De hecho,  podría casi definirla por él.  Su corta vida no ha sido obstáculo para que realice verdades profundas a tan corta edad.  Pero por una cuestión de karma se encuentra atrapada en una situación insostenible que ella misma ha creado.  No es fácil salirse de un laberinto que uno mismo ha construido:  yo misma viví esa situación en mi vida personal por los últimos años y tuve que realmente morder el polvo para poder salirme.  Pero Dios siempre nos muestra una ventana-  a pesar de que parece que nos dan un portazo en la nariz.

Mi deseo por este ser de luz y amor es todavía más fuerte que por mí misma.  He ahí el poder el Amor.  No hay oscuridad que aguante la Luz y en este momento mi enfoque está en nutrirme hasta las orejas para poder brindarle un consejo sabio.  Nadie puede vivir la vida por otros, pero sí podemos sentir cuando alguien está triste o desesperadamente infeliz.  El problema es que todos fallamos en decir la verdad a quién amamos por miedo a herirlos y que el reconocimiento de la verdad también nos golpee a nosotros con su cola.

Cuánto hubiera deseado que mis amigos cercanos me hubieran ayudado a abrir los ojos a mi propia realidad mucho antes de que todo colapsara como un castillo de naipes!  Y los tuve:  me advirtieron, trataron de hacerme ver.  Pero estaba demasiado ciega ante mis propios apegos.  Y los apegos ensordecen y nos impiden escuchar incluso las palabras de quienes nos aman bien y desean vernos brillar.

La vida tiene una forma inteligente de abrirnos los ojos.  A veces es a través de puñaladas profundas y otras pocas porque entendemos solitos que aferrarnos sólo nos hace leña.  Si podemos ver ese es el regalo más grande de la vida:  el discernimiento y la habilidad de crear nuestras vidas a partir de decisiones coherentes con nuestra alma y nuestro corazón.

Coherencia. 

Así que de eso trata mi libro sagrado:  de cómo el yoga nos puede ayudar a tomar decisiones más inteligentes.  A veces la decisión más inteligente es la más difícil, la que más duele.  Pero si anteponemos nuestro deseo por Verdad y Luz a cualquier otra cosa,  no podemos más que recibir bendiciones.   Ha sido mi caso en este año providencial.

El año casi cierra y podría decir que este 2014 se llevó muchas de mis ilusiones.  Ilusiones en el sentido de apegos de mi ego,  ideas de cómo tenía que vivir mi vida,  conceptos sobre gente y relaciones.  Me siento más libre porque ya todo ese ruido se fue de mi vida.  Me encuentro en un campo de batalla descampado donde en algún momento hubo dos ejércitos en guerra:  mi propia mente tratando de sostener algo insostenible,  negociando estrategias absurdas y violentando mi propia verdad.  La guerra pasó,  la paz reina ahora en mi mente. Ya Krishna ha empezado a regalarme amistades nuevas,  oportunidades y sueños.  Me siento una persona nueva.  Y sólo puedo agradecer ese instante en que sentí que todo terminaba:  mi vida como me la había imaginado,  con las necesidades creadas sólo por mi ego asustado en un afán pequeño de seguridad y alegría falsas.

El campo de batalla irradia paz y serenidad.  Los caballos y elefantes se fueron,  los guerreros sobrevivientes regresaron a sus hogares,  en el césped sólo quedan resabios de una batalla encarnizada entre la luz y la oscuridad.  Pedazos de flechas y escudos rotos.   Mi propia luz y sombra se agarraron hasta  los dientes.  Y el resultado fue más allá de ninguna expectativa de mi ser falso:  estoy recibiendo lo que siempre anhelé sin siquiera saber que lo necesitaba como el aire.

La habilidad de vivir nuestra vida con destreza,  como un arte, como una historia bellísima que podremos ver en retrospectiva con satisfacción es el poder que tenemos los seres humanos cada día de nuestra existencia.   En eso estoy y cada día es un milagro que puedo construir a través de mis decisiones.  Estoy empezando a entender,  después de muchos años de batalla campal,  que ese lugar de paz que buscaba está al otro lado de lo predecible.

Y en medio de ese campo de batalla que en su momento ardió con furia y terror,  respiro.  La brisa me acaricia y me dice:

"Todo está bien.
Todo está perfectamente bien."