sábado, 3 de enero de 2015

Día de descanso

Nos tocan dos días seguidos de descanso:  hoy domingo porque es el descanso semanal y mañana Lunes porque es Luna llena.

Pero necesito practicar.  

Anoche un colega me advierte de los peligros- que ya conozco-, de practicar cerca de las lunas llenas. Así que una querida amiga y yo decidimos hacer nuestra práctica con cuidado.  Nos reunimos aquí en mi apartamento y sudo casi como en el shala.  Mi segunda serie se siente fácil,  aunque estoy segura que no voy a pensar lo mismo en la Led Intermediate del próximo martes con mi maestro.

Después,  desayunamos juntas con dos amigas más.  Es tan fácil estar aquí.   Uno hace lo que ama,  se junta con la gente que quiere. Todos gente linda y enfocada,  cuyos caminos ya dicen mucho porque confluimos aquí.  Todos vertientes de un río más grande.  Todos reunidos para estar cerca de quien nos guía y en quién confiamos.

La plática gira en torno a nuestras parejas.  Cómo cuesta encontrar compañeros de vida que le entiendan a uno este camino.  Pensé por mucho tiempo que era sólo posible con otros yogis,  pero me he dado cuenta de que hay muchos yogis avanzados que no hacen Ashtanga.  Que ni siquiera practican yoga.  Son esos que nos apoyan para venir aquí y confían en nosotras.  Que duermen tranquilos porque saben que esto nos llena el alma.  Que no nos controlan,  que no nos celan.  Esos son los compañeros que pueden tenernos.  Nadie más.

Quisiera tener yo misma ese amor y desapego con mis propias parejas.  Qué difícil es aceptar al otro con todos su rollos e imperfecciones,  pero todavía más difícil es darle al otro alas para volar como necesite,  más allá de mis propias necesidades.   El yoga nos enseña a aceptar y aceptarnos.  El yoga es un estado mental,  lejos del miedo y el recelo.  Es una confianza total en la Vida,  manifestada a través de nuestros cuerpos,  nuestros hijos,  nuestros seres queridos y nuestra propia vida.  Si Dios confía tanto en mí para tenerme aquí respirando en India, cómo no voy yo a confiar en quién tengo a la par?

El día de descanso implica también desconectarme de muchas energías negativas que dejo en Costa Rica.  Los maestros de yoga tenemos una labor dura procesando no sólo nuestras propias energías sino también las de la gente a nuestro alrededor y nuestros estudiantes.  Grují lidiaba constantemente con esto,  además de todos los críticos y gente que en vez de hacer su práctica se ufana en ver la basura en el ojo ajeno.   Tenía que sostenerse fuerte para poder enseñar más allá del Maya- Samsara Hala Hala.  Sino las transformación nuestra era imposible.  Su labor más difícil era sostener un espacio libre de ilusión y oscuridad.  Y me doy cuenta de su gran labor de amor y la de su nieto con nosotros.

Estar practicando en un espacio energéticamente libre es un regalo.  No son muchos los que identifican esto.  Creen que enseñar este arte es aprenderse una serie y enseñar los movimientos.  No. Lo sutil, lo invisible,  la energía de los maestros a través nuestro es la que realmente cura.  Los maestros sólo somos canales e intentamos ser canales lo más limpios posibles. Para esto,  tenemos que atravesar sin excusas el fuego de la transformación personal.  Porque sin esa conexión con la fuente se puede causar más daño que bien.  Lo he visto en mucha gente que estudia con maestros fuera del linaje.  Son muestra clara de esta falta de protección:  sus estados mentales son claro testimonio de que no están en buenas manos.

No dejo de maravillarme ante mi propio karma de haber encontrado un maestro que me proteja a ese nivel.  Que me cubra con su manto aunque los ataques no cesen.  Sé que él mismo está sujeto cada día a rollos,  celos y criticas de muchos en todo el mundo.  Siempre sucede así cuando alguien descolla en algo.  Pero sé también por experiencia que la Luz es más fuerte que la oscuridad y que puedo confiar.  No tengo nada que temer porque estoy en buenas manos.

Sigo con mi intención de hacer oídos sordos a todo lo que amenaza con distraerme. Mi enfoque en India es claro:  ir al silencio.  Aquí en Mysore hay muchas oportunidades de distraerse,  sin embargo sé que este viaje tengo que sostenerme hacia adentro.  Mi práctica ya casi empieza y es como un huracán que va a sacudir el árbol hasta sus raíces.  El estremecimiento es total.  Todo lo que no pertenezca se va a ir.  Todo lo real permanecerá.  Me rindo al poder de mis maestros y a sus enseñanzas y mi intención no es otra que pedir verdad y Luz.

Aunque los perros ladren.
Aunque al Samsara no le guste.

Not my problem.


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