miércoles, 30 de julio de 2014

Esto es devoción y lo demás son cuentos

Hoy estuve en Cartago.  Nuestra querida Basílica.

Es tradición en mi país caminar hasta esta ciudad el 1ero de agosto para celebrar el Día de la Patrona de Costa Rica,  la Virgen de los Angelés.  Mi nombre incluye suyo,  a ella me ofrecieron cuando nací.  Pero fue hasta hoy que hice mi peregrinaje.

No caminé la distancia desde donde vivo.  Pero ya en el trayecto pude ver cientos de personas en la romería.  El número se multiplicará de hoy al viernes y de todo el país vendrá gente a pie,  a caballo, en carreta,  en bicicleta.  La Virgen nos llama:  su energía es intensa y sostenida.  Me llamó hoy y experimenté uno de los momentos más difíciles y satisfactorios de mi vida.

En la Iglesia propiamente es tradición hincarse y caminar así hasta el altar.  He tenido días muy movidos internamente y sentí inmediatamente el impulso hacia el suelo.  Varios peregrinos estaban en la tarea.  El trayecto se veía relativamente corto y aunque andaba mis jeans más viejos, pensé que todo estaría bien.

Hasta que dí el primer paso con mis rodillas.

Mi rodillas son particularmente huesudas y jamás pensé que el contacto hueso-mosaico sería tan doloroso. Dí dos pasos y tuve que parar.  Sentí cuchillos,  navajillas,  cortadas.  Contemplé por un instante abortar la misión.  Pero en eso pasó junto a mí una mamá con su niño en brazos!  Me pareció una faena imposible:  además de su propio peso, iba cargando a su hijo.  Pasó una anciana.  Pasó una pareja abrazada.  Y yo sentí que de alguna forma llegaría, aunque no sabía cómo atravesar el dolor.

Empecé a rezar.  Padre Nuestro. Ave María.

El dolor no amainaba. Daba dos pasos y paraba. Tomé el mala de mi muñeca y casi instintivamente recordé los rosarios infinitos juntos a mis abuelas:

"Santo Padre, ruega por nosotros". 

Recé no sé cuántos padres nuestros y ave marías.  Pensé en cada uno de los seres que amo en este mundo.  Recordé caras,  olvidé palabras amargas.  Sentía el dolor y al mismo tiempo la oración me hacía avanzar.   Las rodillas quemaban pero el corazón empezó a calentarse con las plegarias y el deseo de llegar a ese altar con todo mi corazón.

Paré no sé cuántas veces.  Empecé a llorar. No por el dolor fisico sino por la impotencia de verme detenida por un simple dolor físico.  Algo aparentemente tan simple.  Pero no.  Al contrario:  infinitamente difícil es arrodillarnos con humildad y vernos con compasión.  Lo más difícil para mí.   Quemante y ardiente.

Cuando finalmente llegué al final y me puse de pie,  las piernas no me respondían.  Era como tener dos trapos en vez de músculos y huesos.  Tomé un par de pasos y sólo acaté caminar muy lento.  Un paso a la vez, sin apresurarme.  Con una profunda admiración por todos los peregrinos que esta semana no sólo van a recorrer estos pocos metros de rodillas,  sino que vienen desde San José o más lejos caminando.  

Mis respetos,  mi profunda admiración.
Devoción así no se ve todos los días.  

Y salí de esa Iglesia un poco más tranquila,  todavía un poco atontada por el dolor físico.  Salí amando mi Virgencita y lo que nos inspira a los costarricenses.  Salí inspirada por la gente que anónimamente da todo por su fe.

Y me sentí genuinamente orgullosa de ser tica y de tener el ejemplo de tanta gente sincera espiritualmente hablando en mi propio país.

domingo, 27 de julio de 2014

Aumenta tu fe

Me despierto en un domingo lleno de Gracia.

Siento una calma en el alma.  Una realización de que estoy exactamente en el lugar que tengo que estar y que todos los acontecimientos de los últimos meses me han traído aquí:  como la tormenta que finalmente nos deposita en la playa y podemos tomar un respiro y decir:  "Tierra firme".

Luis,  el jardinero,  llega temprano.  Se dedica con paciencia a podar el árbol de mango. Amo ese árbol. Es el único sobreviviente del jardín de mi infancia,  uno entre muchos otros aguacates, mandarinos y limones dulces.  Me dice que tiene que podarlo casi por completo, que tiene un matapalo que sino lo va a matar.

Yo soy ese árbol de mango.  En él me subía por horas cuando era pequeña.  Crecimos juntos.  Me sentaba en el curucucho simplemente a observar y sentir.  No sabía nada de meditación en esos tiempos,  sólo sabía que estar ahí arriba me hacía sentir segura y protegida.  Mi madre tenía que luchar para que bajara cuando llegaba mi lección de piano.  A regañadientes pasaba de la suavidad de la brisa a la disciplina de un instrumento que todavía no amaba.  Tenía sólo 7 años.

Mi árbol se sostiene y continúa dando frutos en abundancia.  A pesar de los años,  es un compañero fiel lleno de fuerza y potencia.   Hoy domingo de Gracia es el protagonista de mi mañana.  Lo veo con cariño y agradezco su compañía por casi toda mi vida.  Y realizo que su viaje ha sido paralelo al mío.  Por alguna razón fue escogido y no lo cortaron.  Por alguna razón,  sus frutos son cada vez más abundantes.  También,  por alguna razón se dejó tomar por un matapalo que casi lo mata.  Pero ya estamos libres esta mañana.  O en proceso.

Con esperanza.

Mientras saboreo un vaso de su delicioso fresco,  medito sobre la naturaleza humana,  la mía propia.  La de aquellos que siento cerca.  Me maravilla esa necesidad de bondad que todos tenemos y compartimos.  Ese deseo de hacer trabajo con propósito,  ser creativos,  ser justos y honestos,  preferir hacer las cosas bien.  Es tan fácil olvidar.  Es tan fácil caer en nuestra ilusión de soledad,  ilusión de un corazón roto,  nuestra ambición y nuestra lujuria.   Es tan fácil perderse en la pobreza mental,  nuestra miseria,  cobardía,  prejuicios...Todos podemos estar conectados a la tierra igual que mi árbol.  Sentirla en su constante abundancia,  vida y alimentarnos de su serenidad.  Tierra que nos ayuda a mantener un corazón abierto,  poderoso y vulnerable corazón.

Nos salimos,  nos olvidamos.  Pero cuando regresamos realizamos que las pequeñas cosas están siempre llenas de bondad: la mirada limpia de un amigo,  la sonrisa franca de un niño.  La calidez de la brisa y el caer de la lluvia.  Es tan simple como este vaso de fresco de mango o  la solidez de mis piernas.  Hueso y músculo destinados a moverme a través de las pequeñas cosas.

Y todo esto no es espiritual:  es ordinario, es el día a día.  Algunos maestros lo llamaban "la magia de lo simple",  "mente de principiante".  Lo siento en la claridad de la mirada de mis amores,  en el brillar del sol y la simpleza de mis pies descalzos.

Hasta en mis momentos más bajos,  está siempre ahí.

A veces,  el sol brilla demasiado intensamente y hay una parte en mí que quiere esconderse,  vivir on-line y cerrar las cortinas.  Ahí es donde la fe entra en acción.  Sólo tengo que ir más profundo que la vorágine de pensamientos para realizar su falta de solidez.   Sólo tengo que dejarme caer al centro y encontrar la quietud.  Y desde ahí me doy cuenta que puedo recibir todo lo bueno de esta vida,  sabiendo que la Bondad me ama y pondrá en mi camino todo lo que necesito.  Se llevará lo que no es bueno.  Colmará mi copa.

La Bondad renace este domingo en mi árbol de mango, las risas de mis niños y una profunda calma interna.  Me abraza,  me arrulla y me chinea.  Y me doy cuenta que puedo dejarme,  simplemente,  ser feliz.  Me doy cuenta que, al igual que mi mango,  mis frutos se multiplican.

miércoles, 23 de julio de 2014

El amor y la muerte

La muerte aparece.
Cercana y dolorosa.

Ignorante a la explosión de amor que ha sucedido en mí.  Se muestra implacable,  desnuda para que todos la vean.  Llego a la vela y es como un mundo paralelo:  gentíos acuden al llamado de esa realidad que nos espera a todos,   tipo Titanic.    Llegan con curiosidad,  sorpresa y gratitud de no ser ellos esta vez.

Cuán absurdo el predicamento humano!  Y a la vez,  cuán perfecto.  Si no fuera por esa muerte contundente,  severa y radical que nos espera a todos,  la vida sería sólo un cúmulo de experiencias sin culminación.  La culminación ese instante de soltarse totalmente a la expansión de nuestro ser verdadero.  El encuentro final y el inicio de nuestra realidad más pura.

Mientras estoy en la vela me siento incómoda.   Hay un cadáver en el cuarto y sin embargo,  la gente está socializando.    Me acompaña un querido amigo que ha vivido conmigo momentos muy profundos el fin de semana.  Su carácter es jovial y alegre, pero hasta a él lo observo quedarse serio.   En ese instante un poco surrealista, la perfección del Karma me sigue sorprendiendo.  Entre el gentío que incluye familia muy cercana diviso un rostro a lo lejos que en el pasado me causó muchos dolores de cabeza.  Me acerco.  La saludo y la abrazo.  Ante semejante paradigma guardar rencor es absurdo.  Me alegra verla.  De hecho,  siento de nuevo todo el cariño de siempre.

La muerte.  La muerte calva.  La muerte ciega.  La muerte muda.
Mi muerte.  Me abre al amor.  Me obliga a dejar ir.

Esa que puede llevarme en cualquier momento. Como a este ser que deja una familia destrozada.  Que está cuerdeando  con esa amiga que está pasando por un cáncer infame o con aquel otro que sufre por la muerte de su hijo intoxicado.  O la posibilidad real para nosotros mismos- mientras tomamos el bus o el carro esta tarde.

Caigo en una profundidad de consciencia donde todo toma un significado nuevo.  Nada puede ser trivial ni casual en una vida consciente.  De qué sirve evadirnos si al final siempre nos va a encontrar?  Mejor darle la cara,  amarrarnos los pantalones y las enaguas y tomar la decisión audaz de vivir nuestras vidas con ganas.  Sin amarres etéreos ni contemplaciones que nos hagan perder el tiempo. 

La vida por los cuernos.
Pura corrida de toros a pelo.

La muerte.
Esa muerte-Jefa.

La muerte me da vida.
Sólo existe este momento presente.


Todo gira y se revuelve en mí como un torbellino que agradece la nimiedad de poder mover mis dedos en el teclado,  el sonido de la brisa en mi árbol de mango y el sol de esta mañana de julio.  La muerte me da vida.  La muerte es al fin mi amiga.

Aunque juegue a esconderse tras la supuesta desaparición de alguien que conocí en vida.  Sé que es su forma de decirme:

"Hey!  Despertáte.  No hay tiempo que perder.  Todavía tenés un poquito...

APROVECHALO."


domingo, 20 de julio de 2014

Amnesia

Después de muchas noches de lo mismo,  estaba simplemente agotada.  Sin embargo aún en medio de la oscuridad,  algo por dentro le pidió que no se diera por vencida y acudió a su maestro.

Su maestro esta vez no tuvo piedad.   Le pidió que hiciera lo más difícil de lo más difícil que le había jamás pedido:  le pidió caminar sobre vidrio roto,  atravesar  púas que dejaban rastros de sangre en sus miembros.   Le pidió que se arrancara la piel sin anestesia.

Lo inconcebible para su pequeño ego,   lo único realmente amenazante para todo lo que se opone al Amor:  le pidió que amara incondicionalmente a todas almas y que finalmente y de una vez por todas,  aprendiera a amar a Dios.

Llegó arrastrándose a sus pies.  Pasó tres noches en vela contemplando todas los posibles escapatorias y excusas.    Lloró,  maldijo,  blasfemó,  gritó.

En su resistencia,  la voz le decía

que no diera el brazo a torcer  
que ella tenía la razón. 
que era una injusticia  
que la mentira no está bien.  
que su dolor era justificado. 
Y que tenía que mantenerlo no matter what

...aunque eso significara dejar de vivir

El dolor crecía con tanta atención.  Le gustaba ser centro y objeto de energía.  Pero sostenerlo no era fácil.  A veces caía y entonces tenía que recordar todo de nuevo para alimentarlo.  El combustible se le acababa:  ningún corazón humano tiene la fuerza de odiar en forma sostenida.  Hacerlo es negar su propia esencia y morirse de tristeza.

Así que dentro de todo el miedo y lo absurdo de la situación, confió en él.  El, su querido maestro y amigo a quién conocía hacía tanto tiempo y quién le había mostrado año con año el fruto de su propia transformación.  El,  que era ejemplo vivo de que el dolor más grande puede superarse y tornarse en éxtasis.  El,  que con su humanidad lacerante tenía el corazón tan abierto como para llorar frente a ella y frente a cualquiera sin avergonzarse.

Si él podía,  ella iba a poder.  

No sabía cómo ni cuándo,  pero confió.

Y es que cuando uno tiene la dicha de encontrar guía,  las dudas se disipan ante la mirada amorosa y alerta de ese halcón que vuela guiándonos y cuidando el camino.  El trayecto fue difícil:  la presencia de sus supuestos enemigos hacía de cada pensamiento un cuchillo y de cada interacción un recordatorio de la injusticia y lo absurdo de la situación.   Sin embargo,  decidió abrirse a lo nuevo.  Decidió dejarse llevar y cambiar de enfoque.  En vez de seguir alimentando el fuego del dolor con el combustible de los juicios y la resistencia,  decidió dar.

Dar de lo poco que tenía:  un corazón cansado y amordazado.  Dar con mucho costo y cansancio después de tantas noches en vela y tantas lágrimas.  Decidió dar con fe porque de lo contrario se moría.   Y el dar empezó a alimentar un pequeño brote en su alma.

El brote estaba tierno y todavía muy frágil.  Lo alimentó con sonrisas de gente amable,  miradas,   abrazos y música.  El maestro tenía razón:  no es posible encontrar el Amor desde el desamor.  No es posible amar fragmentado:  amás todo o no amás.  No podemos amar pedazos del Todo pensando que sabemos qué parte estamos escogiendo.  O tomamos la Vida por completo o simplemente nos perdemos de esta experiencia profunda en su totalidad.

Después de cuatro días,  su alma salió a flote.  El coraje que tomó hacer acto de presencia no era suyo:  era producto de la confianza en su maestro.  El le mostró el camino, la sostuvo,  la inspiró:   ella sólo lo siguió.  Apostó a que tal vez,  si quiera por esta vez,  algo iba a ser diferente.  Y lo hizo porque no tenía más remedio:  odiar era una carga demasiado grande.

Sucedió el milagro una vez más.  Como si fuera la primera vez.  Pero esta vez el brote nació de un lugar diferente:  nació del vacío y la oscuridad,  igual que la tierra o el útero más fértil.  Nació de su falta de fe,  de las dudas y el miedo.  Igual que el loto que toma su alimento de las raíces que se entierran en el barro.

Nació de la oscuridad potente e íntima de su más profunda desazón.

Y la vida empezó de nuevo:   el brote-amor surgió a la Vida...
Borrando esa pesadilla borrosa de la cual ya no tenía memoria.

Aquel marchito recuerdo fue quedando en el olvido para dar paso a una danza improvisada.

Pero ya no estaba cansada.







jueves, 17 de julio de 2014

Amor y muerte hasta las manos




Todo tu boca,  con un dedo toco el borde de tu boca,  voy dibujándola como si saliera de mi mano,  como si por primera vez tu boca se entreabriera,  y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar,  hago nacer cada vez la boca que deseo,  la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara,  una boca elegida entre todas,  con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara,  y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.  

Me miras,  de cerca me miras,  cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre si,  se superponen y los cíclopes se miran,  respirando confundidos,  las bocas se encuentran y luchan tibiamente,  mordiéndose con los labios,  apoyando apenas la lengua en los dientes,  jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio.

Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo,  acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces,  de movimientos vivos, de fragancia oscura.  Y si nos mordemos el dolor es dulce,  y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento,  esa instantánea muerte es bella.  Y hay una sola saliva y un sólo sabor a fruta madura y yo te siento temblar con mi como una luna en el agua.

Julio Cortázar
Rayuela

domingo, 13 de julio de 2014

Maléfica



Me estoy preparando con mucha dificultad para un retiro de meditación de cuatro días la próxima semana.

El camino espiritual tiene muchas fases.  Pero es un hecho que nos acordamos de Dios cuando vienen tiempos difíciles.  El dolor es el portal de entrada en nuestra consciencia a una fuerza más grande.  El dolor nos pone de rodillas.

Ansío re-escribir mi historia personal.

Ayer fui a ver Maléfica.  Qué película más profunda y contundente.  Maléfica no era mala,  sólo tenía el corazón destrozado.  Un príncipe falso le prometió un amor verdadero que no fue tal.  Le cortó las alas-literamente.  Le apuñaleó el corazón.  Con mucha dificultad,  se levantó llena de dolor y fue poco a poco reconstruyendo su reino,   recuperando su poder con mucha dificultad.    Pero la ponzoña de la venganza seguía contaminándola por dentro.

Y fue hasta que conoció el amor que pudo redimirse y resucitar.

En términos de almas, sé que mi alma es sabia y ha creado con lujo de detalles todas las situaciones en mi vida que causen fricción.  Esta fricción puedo resistirla,  culpando a otros,  tirando todo hacia afuera. Qué fácil es!  Tantos seres a nuestro alrededor que actúan sin consciencia,  con mentiras y traiciones diariamente.  Puedo quedarme ahí y proyectar todo en el otro.  O puedo usar cada dolor para ir hacia del centro de mi corazón y saber que ahí escondido hay un lugar donde sólo hay paz.

El dolor de la pérdida es una medicina efectiva y amarga para accesar el centro. Maléfica recupera sus alas hasta que acepta que el dolor en su corazón es la puerta de salida.

La situación externa,  bien utilizada,  es la clave para entrar.   Pero si me quedo pegada en ella no llego a ningún lado.    Revisaría una y mil veces mis acciones,  las acciones ajenas, mis propios errores,  los errores ajenos.  Todo un ruido mental para no sentir el dolor de ver el amor traicionado,  pisoteado,  escupido,  desechado.  El amor que todos somos en el fondo y que somos tan poco diestros en manifestar en este plano material.

La crisis nos lleva, ojalá,  a los pies del maestro.  Cuando encontramos a nuestro maestro generalmente nuestra alma ha estado pidiéndolo  por mucho tiempo.  Algunos no tienen esta suerte y se abandonan al desaliento,  tiran la espada como Arjuna y lloriquean en el piso sin fuerza ni motivación.  Pero ahí es donde el maestro nos grita,  nos despierta.  Nos pide que seamos más fuertes que esa fuerza oscura,  que nos sobrepongamos.  Nos ayude a ver quién somos en el fondo.  Nos salva la vida.

El maestro o la maestra nos sacude del ensueño y del drama.  Nos ve nuestra propia oscuridad claramente y por eso,  sus palabras a veces se sienten tan ásperas.  Los egos repudian cualquier presencia que los ponga en evidencia.  La niegan,  la luchan.  Muchos se alejan.

Pero algunos de nosotros nos quedamos.  Estamos dispuestos a que nos destazen vivos porque la otra opción es saltar de nuevo en los brazos de la Ilusión- el Maya,  la oscuridad.  Estamos en un acantilado y hay dos precipicios:  en uno el sufrimiento está garantizado.  En el otro hay algo que nos atrae pero no sabemos exactamente qué es.  Sólo que saltar se siente como si nos quemaran vivos.

Sólo desde la total desesperación podemos brincar:  saltamos porque estar estancados en la resistencia y el miedo es imposible para nuestra alma.  Algunos buscaremos de nuevo el opio  sólo para encontrarnos en la misma disyuntiva un tiempo después.  Pero llega el día,  glorioso día,  en que nos convencemos que no importa cuántas veces busquemos consuelo en lo temporal,  todo está condenado a morir.    Se necesita de un guía que nos ayude a salir  de esta selva de púas y de una fe extraordinaria en él o ella para desenredarnos del eterno drama del samsara.

He tenido momentos de mucha claridad y he caído de nuevo mil veces.    Siento que cada vez caigo más profundo en el mundo de lo falso.  Siento que mis fuerzas decaen y mi fe falla.  Pero de una cosa estoy segura:  no voy a saltar de nuevo en el camino equivocado,  aunque me ofrezca un alivio aparentemente más rápido.    Aunque esto implique rendir mi vida tal y como la concebí.  Sé que el sufrimiento más grande viene de resistirme a lo que está sucediendo y que la única salida es aceptar y tomar la experiencia como motor hacia el abismo de lo desconocido.  Hacia ese lugar dentro mío donde sé que hay una voz verdadera.

La noche oscura del alma se extiende dentro de mí como un manto infinito.  Pero sé que no puedo volver atrás.  No puedo volver al miedo,  la ironía y el sarcasmo,  el control,  la rebeldía o la lucha- todas máscaras para esconder mi dolor.   Las he usado todas y ninguna me ha ayudado.  La única que no he escogido nunca ha sido la entrega total y serena al dolor profundo y quemante de la traición,  el rechazo,  la humillación, el abandono,  la injusticia:   las heridas que todos como  seres humanos sufrimos en este camino y nos cuesta tanto aceptar y sentir.

Si Dios es amor porque así lo siento y todos somos exilados en este mundo,  sólo este anhelo de amor verdadero nos puede salvar- me puede salvar.   La solución de mi problema no está en lo opuesto de lo que está sucediendo en mi vida- porque así es todo en este plano dual y siempre concebimos todo en blanco y negro.  NO.   La solución está más profundo en ese abismo que no conozco,  ese que está más allá de todo lo que pueda yo pensar,   sentir o creer saber.    Sentir es mi trampolín,  la energía que me va a mover,  mi motor.  La circunstancia el regalo perfecto para poner mi motor en marcha.

Y ese motor es el que mueve mis alas.  Alas que han estado congeladas por siglos - como las de este personaje profundo y amoroso que es Maléfica.  Esperando que yo esté lo suficientemente fuerte para recibirlas de nuevo.  Alas que cuando se abran de nuevo y me despeguen de la tierra no se cerrarán nunca más y me llevarán directamente Al Que Amo.    Alas que tienen su combustible en la humanidad cruda y dolorosa de mi propia fragilidad.

 Ni más ni menos.  
Mis alas me esperan y sé que ya no puedo vivir más sin ellas.



martes, 8 de julio de 2014

Memorable 8 de julio


Anécdota del 8 de julio: hoy fue un excelente día. Todos andábamos de buen humor por el regreso de nuestra Sele. Estuve en la tele y recibí un montón de llamadas de gente de todo el país: Guápiles, Limón, Guanacaste, Alajuelita, Heredia, Alajuela...sentí de pronto que Costa Rica es tan bella y está llena de gente genuina y amable. Pero la estocada final llegó ahora en la tarde: en medio de unos celajes espléndidos y la gente feliz esperando la caravana, recibí esta conversación adorable y llena de candor que me llenó el corazón.

Fue un super ego booster también. ja ja...!! 


De verdad que tenemos caballeros en este país. Gracias a este anónimo que reconfimó mi fe en los ticos:

EL CABALLERO: Su marido debe vivir feliz con una mujer como usted que sabe yoga y lo flexible que es...

YO-: No tengo marido en este momento, pero creo que el amor va más allá de la flexibilidad física...

EL: Mmmm....una mujer tan guapa y sin marido está difícil. La vi en Giros y me quedé impactado. Yo tengo 29 años y usted?

- oh oh- dulce para los chiquillos:(

YO: Muchos más de los que se imagina!

El: Y por qué así mi reina? Yo le voy a adivinar. 33 años tiene usted!- (aquí irremediablemente empecé a sonreír :)))- quién no??

YO (ya bastante crecida): Me acaba de piropear!

EL: Quiero ser su amigo, puedo? (aquí ya me asusté un poco pero decidí seguir adelante con el experimento).

YO: Muchas gracias.

EL: Las que la adornan muñeca! No le duele el cuerpo cuando hace esos movimientos?

YO: Ya no.

EL: Y cuánto tiempo tiene de hacer eso?

YO: Como quince años.

EL: Qué bueno princesa, la felicito. Si la molesto dígame, seguro ya la tengo cansada.

YO: Buenas tardes, me tengo que ir. Ojalá se anime a venir a practicar.

EL: Yo sé que usted cree que yo soy un charlatán.

YO: No, para nada. Creo que es simpático. Venga a practicar!!

EL: Que tenga una linda noche, princesa linda. Ay mi vida, me da mucha pena pero soy muy tímido y jamás me voy a concentrar con una belleza al frente (:-)


YO: Venga. Sí se puede. Yo le ayudo. Se va a sentir muy feliz.

EL: Si claro, es lo primero en mi vida. Y si me enamoro de usted- porque le voy a decir algo: siempre me ha gustado tener una mujer que sepa yoga.

YO: (Aquí viene mi línea, esta nunca falla) : Tiene hijos? Yo tengo 7!! (aquí es donde todos salen corriendo)...así que no me sirve enamorarme más. Tengo que criar a esta guilerío!!

EL: (aquí fue donde me tocó el corazón): Ja ja eso es lo de menos. Reina, cuando uno quiere la gallina quiere a los pollitos...

Ya está operada?- (bomba!!)

YO: No. Pero se imagina otro! Me llevan a la morgue.

EL: Me puede dar uno y así tenemos 8 y usted me enseña a ser un padre excelente. Pero como cuesta cuando uno es joven que le den pelota.

YO: Venga a practicar!

EL: Primero venga usted a que conozca mi humilde familia...

- y la tarde cerró con sirenas, helicópteros, gente alegre, celajes espléndidos y yo con una sonrisa de oreja a oreja.

Porque la hidalguía de un guanacasteco me alegró hoy el corazón. 
UYYYUYYYYUUUIIIIII BAJURA!
VIVA COSTA RICA.

lunes, 7 de julio de 2014

Todos y todas de rojo.

Después del bombazo del sábado quedé un poco aturdida.
Era tanta la euforia que vivíamos que el bajonazo fue difícil.

Ya un poco más recuperada,  espero con ansias el retorno a su país de nuestros héroes nacionales.  Y reflexiono sobre las enseñanzas que nos dejaron en este mes de partidos y tanta alegría compartida.

Al igual que una relación que nos saca lo mejor y lo peor simultáneamente,  nuestra Selección hizo con el pueblo de Costa Rica algo parecido.  Nos recordaron la valentía,  los "huevos".  Nos sacaron lágrimas de emoción ante su valor y humildad.  Todos lloramos al verlos hincados rezando en público.  A todos casi se nos para el corazón con cada jugada y las paradas de Keylor estuvieron en definitiva acuerpadas por dos ángeles grandotes,  uno a cada lado del marco.

Sin embargo,  también salieron a la luz los episodios de violencia doméstica que normalmente se mantienen en privado.  Fue tal la racha que el machismo en nuestro país desató que el INAMU mandó a las mujeres a separarse de sus parejas durante los encuentros.  Qué ironía!  Qué alguien tenga que recordarle a uno el tener sentido común.  Pero así nos pasa a todos,  no sólo a estas pobres mujeres agredidas:  todos perdemos el rumbo,  todos nos conformamos con menos.  A todos se nos olvida lo que valemos y decidimos absurdamente compartir la vida con gente que no nos aprecia.

Nuestra sombra como país salió a la luz.  La pregunta es cómo vamos a aprovechar esta coyuntura histórica para hacer algo al respecto.  Podemos volver a la negación,  tanto ellas como nosotros:  ellas de que el macho no va a emborracharse de nuevo- aunque haya pedido perdón mil veces,  y volverá a las andadas.  Nosotros,  despertar ante la realidad de que somos todos testigos silenciosos de esta injusticia y que las mujeres agredidas están en un círculo de miedo y amenazas del cual es muy difícil salir solas.  Es nuestra responsabilidad como sociedad ayudarlas a encontrar la Luz y a renacer a una vida sin violencia.

O vamos a hacernos los "locos"- una actitud tan tica-,  una vez más?

Ser mujer agredida no sólo implica recibir golpes físicos.  También hay golpes emocionales que son como una puñalada en la espalda.  He recibido varios de esos en mi vida-  uno de ellos hace dos meses,  y me he recuperado con ayuda de mis guías espirituales y la buena compañía de mis amigos y colegas.   He encontrado herramientas que me han ayudado a realizar que una pareja que coarte tu libertad no vale nada y he podido decidir alejarme de quién sólo quiere usarme y manipularme.  He tenido suerte.  Hoy,  mañana,  la semana entrante,  alguna mujer que no tiene estos privilegios morirá a manos de quién supuestamente la "ama". Muchas dejarán hijos huérfanos y un hogar en manos de un borracho irresponsable y machista.

Así que la llegada de la Sele mañana me llena de alegría.  Me inspira a no cruzarme de brazos ante la realidad nacional de violencia y machismo.

Quién se pone conmigo mañana la camiseta roja que simbolice la sangre de estas mujeres víctimas de acciones innumerables?  Quién celebra conmigo la llegada de nuestra Sele para agarrar la fuerza de estos muchachos y luchar contra la injusticia?

Las mujeres libres tenemos la última palabra.  Porque nuestras hermanas nos necesitan y aquí los ticos verdaderos,  esos  hombres amorosos y amables que respetan a sus compañeras,  las  aprecian y cuidan con amor también tienen la última palabra.  Unamos esfuerzos para cambiar esta oscura faceta de nuestra idiosincracia....y tal vez,  dentro de cuatro años en Rusia podamos decir con la frente en algo que la Sele no sólo nos inspiró en el fútbol:  también nos cambió la vida y cambió la de aquellos de nosotros que cada día viven con miedo.


sábado, 5 de julio de 2014

Qué linda es mi Costa Rica

Despierto a una mañana iluminada por el sol en este,  mi bello y amado país.

Comentaba con un amigo cercano que los ticos nunca hemos sido muy nacionalistas...hasta hoy.  El trabajo de nuestra Selección de Fútbol va más allá del deporte.  Nos han enseñado fe y devoción.  Nuestro portero señala al cielo cada vez que ataja un penal.  No dudan en hincarse a rezar frente a un estadio lleno.  Lloran,  ríen,  son humanamente lo que los costarricenses somos:  gente genuina de paz,  con muchos deseos de superación y amabilidad.  Encarnan nuestras mejores cualidades y por eso se han convertido en nuestros héroes.  Todos queremos tener un poco de su fuerza,  su valor y su humildad.

Costa Rica se siente distinta,  yo también.  Hay una esperanza en el aire difícil de explicar.  Y hoy culmina esta elevación de frecuencia- le llamo.  No importa el resultado.  La Sele- como les llamamos cariñosamente, nos ha invitado a soñar.  Nos han abierto puertas que nosotros mismos desconocíamos.  Nos han devuelto el amor por lo que hacemos,  el cariño hacia aquellos que nos acompañan en el camino,  el respeto por todos.

Holanda es sólo un nombre y tengo amigos queridos en ese país que hoy están igual que nosotros,  llenos de fe.  Esta fe que no sucumbe ante las dudas o el miedo.  Todo el mundo estará con estos muchachos,  independientemente de su bandera  a partir de hoy y la próxima semana.  La pregunta que me surge es la siguiente:  qué pasa si perdemos?  Keylor apuntará al cielo igual si le meten un gol?  Tendremos la entereza de felicitar al adversario y llorar de alegría por su triunfo?  O nos iremos de vuelta frustrados y decepcionados?

Yo creo que esto del fútbol es una hermosa metáfora para nuestras vidas.  Cuando las cosas no salen como planeamos-  y acordémonos que hacer planes es la mejor forma de hacer reír a Dios....cómo reaccionamos?  Puedo sentir gratitud incluso por aquellas cosas que no me gustan,  que me salen "mal"?  Porque tal vez todo sea un concepto de mi mente:  como ellos,  dar el todo por el todo ya es un triunfo completo,  decía Gandhi.  Ya ellos vencieron.

Vencieron a muchos Goliats siendo pequeños Davides.  O tal vez nunca fueron David,  sólo se lo creían.  O tal vez Goliat era un mito y ya se cayó con la pedrada en medio de la frente.

En mi interior sé que tengo a ambos:  al Goliat que pretende amedrentar a otros y quiere tener siempre la razón.  También tengo a David,  temeroso pero con propósito.  Sólido en su eje.  Con mucha,  muchísima fe.  Los enfrento cada día dentro de mí y elijo quién va a ganar.  Me doy cuenta que es una decisión personal.

Si de los mil quinientos pensamientos que tengo por hora dedico un 75% a pensar como David mi vida va a cambiar.  Y esto es lo que los muchachos de mi Sele me han enseñado:  los imagino hoy muy enfocados,  rezando juntos,  ofreciendo el triunfo o la derrota a una Fuerza más Grande.  Los imagino motivados,  preparados,  dispuestos a darse por completo y a llenar nuestros corazones una vez más.

Porque saben que pase lo que pase,  ya son nuestros héroes.  Saben que no importa el resultado de hoy,  ya nos cambiaron a todos los ticos la vida.  Desde el más humilde campesino hasta el Presi, hoy todos somos unos.

Unidos con la certeza de que Costa Rica es un ejemplo en el mundo de tenacidad y trabajo en equipo.

Y ahí los estaremos esperando en el aeropuerto para honrar su ejemplo.
Son nuestros héroes y siempre lo serán.