domingo, 4 de enero de 2015

El Guru y el Samsara Hala hala

La idea del Guru es una de las ideas más exóticas y difíciles de aceptar para la mente occidental en el campo del Yoga tradicional.  Por eso, es de vital importancia comprender cuál es la función del maestro y así salvarnos de mucha confusión y otros problemas que vienen ligados al  tema de aceptar o rechazar un@.

Como el yoga es al igual que la vida una paradoja es a través del Guru que la comprendemos.  En cualquier disciplina compleja es importante encontrar al alguien que haya progresado en ella y que nos lleve ciertos pasos de ventaja,   incluso si este ser todavía está en su propio proceso personal de transformación.   De esta forma cuando lleguen los momentos de duda,  conflictos y preguntas   tendremos una fuente confiable que nos pueda ofrecer perspectiva y asistencia.

En el mundo del yoga tener un maestro es todavía más importante.  Esto por cuanto además de despejar las dudas,  la relación en sí misma con el maestro nos transforma.   La relación se nutre de un amor y respeto mutuos y esenciales entre el laghu (el discípulo) y el Guru.

La palabra Guru tiene varios significados,  entre ellas la más popular "el que remueve la oscuridad".  La oscuridad de la ignorancia se remueve de nuestros corazones simplemente a través de la relación con nuestro maestro,  a través de ese amor y profundo respeto hacia ellos.  La palabra Guru también significa " el pesado".  No necesariamente que el Guru tenga por eso que comer de más para alcanzar esta esférica forma,  sino que se considera pesado en el sentido de que nada lo conmueve,  nada ni nadie lo saca de su lugar de comprensión.  Los buenos maestros no se dejan atormentar por los fenómenos cambiantes de este mundo:  pueden permanecer serenos y silenciosos aún en el centro del huracán.

Nosotros los discípulos comparados con la pesadez del Guru, somos livianos como una pluma.  Es por eso que ellos nos atraen irremediablemente.  Una señal de que un Guru es un Guru es que nunca identificará sus ego con el principio que sus estudiantes descubren en él:  esto significa que nunca se autodenominará "Guru".  Así que si alguien reclama estar iluminado, haber encontrado a Dios o ya no necesitar sus prácticas espirituales,  esto debería izar una bandera roja en la mente del estudiante.  La absorción egoíca es uno de las problemas más desafortunados que han surgido por la gran proliferaciónde gurúes falsos en nuestros tiempos.    Muchos se apartan de su propio camino espiritual y de sus maestros,  enamorados del glamour proyectado a través de la admiración de sus estudiantes y así caen presa de la oscuridad.

Mis maestros son una muestra de todas estas cualidades de humildad y bajo perfil. Guruji fue el mismo siempre, cuando tenía en su shala sólo tres estudiantes o cuando tenía miles.   La fama y el dinero que vinieron después no lo cambiaron.  Tenía muy clara la devoción a su propio maestro Krishnamacharya,  la importancia de su familia y su deber como patriarca,  cabeza de familia y transmisor de este linaje del Ashtanga yoga.  Sharath y Saraswati son iguales.  Los he conocido por muchos años y siempre los encuentro igual de aterrizados,  simples y trabajadores.  Saraswati tiene ya setenta y cinco años y todos los días se levanta a las 3 am y se dirige a su shala a dar clases.  Sharath cuida amorosamente de su familia y de todos nosotros, incluida su propia práctica que es muy intensa y solitaria.   Los tres son muestra de los principios del yoga y ejemplo para mí.

Igualmente, en mis búsquedas he topado con una multitud de maestros falsos que escriben libros,  se auto-denominan iluminados o maestros de maestros y se alejan de los principios éticos de nuestro sadhana con sus acciones.  Lastimosamente,  afectan a mucha gente,  yo una de sus víctimas.  Sin embargo,  es a través de ellos es que he aprendido por contraste lo que no es un Guru.  

Una relación con un maestro es una relación de una profundidad y envergadura muy grandes,  tal vez la relación más importante que vamos a tener en nuestras vidas.  El Guru nos enseña a no tomar las cosas literalmente y ver más allá de la metáfora específica que nos enseña en el momento.  También nos enseña a lidiar con las circunstancias prácticas e inmediatas de este mundo.  En un maestro de verdad  los conocimientos esotéricos y místicos están entretejidos con las artes prácticas de la vida:  cómo vivir,  cómo comer,  cómo relacionarnos con compasión,  cómo hacer nuestro trabajo,  criar nuestra familia y hacerlo todo con destreza y gracia.  No hay separación entre lo espiritual y lo material en las enseñanzas de un Guru y su propia vida es una muestra de lo que predica.

Una mente abierta y confiada,  además de curiosa,  es un requisito indispensable para avanzar en el camino espiritual.    Siempre podremos cuestionar lo que encontremos para finalmente soltar conceptos e ideas que nos han mantenido inmovilizados por años y vidas.   Llegaremos a un punto en que todo en esta vida nos fascinará ya que nuestro corazón estará abierto.   Podremos permitirnos que haya espacio para cuestionarnos,   la base sana de cualquier relación.  La relación con un Guru permite esta apertura.

Cada vez que algo me duele y me pesa,  saco una cita con mi maestro aquí en Mysore.  Me dice en su inglés básico:  " You need to educate people", y de ahi sale la idea de una revista virtual.  Me dice "Ignore them", y me ahorro mil y un dolores de cabeza.  Me dice con su ejemplo de padre de familia que sí se puede.  Me dice con sus prácticas de madrugada que puedo lograrlo aunque tenga más de cuarenta.  Tantas cosas me dice pero sobre todo,  me inspira.  Porque sé que un Guru no se encuentra a la vuelta de la esquina.

No es sólo encontrar al Maestro sino sostenerse con él la parte más difícil.  Tantos que vienen a Mysore y abandonan!  Tantos que han pasado por mi shala y desaparecen!  Muchos de ellos han estado aquí en India con mi recomendación y se separan insensatamente de un linaje tan puro.  Y digo puro no porque mi maestro no sea humano y cometa errores como cualquiera de nosotros, sino porque lo hace por Amor y el Amor tiene la cualidad de limpiar y purificar cualquier acción.

A eso se refiere Krishna en el Bhagavad Gita cuando habla del poder de tomar acción.  La acción nos libera si la hacemos sin esperar nada a cambio,  con el deseo puro de ofrecerla a Dios.  Podemos equivocarnos,  pero ante El la acción siempre será perfecta porque vino de nuestro corazón.

Un corazón abierto es aquel que busca con sinceridad y profundidad entre la multiplicidad de respuestas que surgen del pensamiento y la forma y permite que toda dicotomía que se disuelva en el fuego transformador del Amor.  El amor por tu maestro tiene esta milagrosa cualidad.   Meditar y practicar con el Guru en nuestro corazón deshace poco a poco el Samsara hala hala.  En la mitología india,  el hala hala es el veneno que surge cuando los dioses y los demonios agitan el océano de la mente y la existencia condicionada, buscando torpemente crear el néctar de la inmortalidad.  Pero no es hasta que aparece Shiva (el Guru de Gurus) y bebe el veneno- pero no se lo traga, ojo...y nos muestra con su ejemplo que las toxinas no hay que aceptarlas ni rechazarlas,  sólo dejar que sean.  El hecho de sólo permitirlas dentro del espacio radiante y luminoso de su garganta transmuta el veneno en realización y Luz.

Me inspira este mito que nos invita a estar con la paradoja de esta vida,  sus luces y apagones,  sus sinsabores y dulzuras.  Podemos sostenernos entre puntos de vista encontrados,  simplemente permitir que todo sea.  No tenemos que tomar partido ni buscar tener la razón.  Y es así es como el veneno se disipa.  Los pies del Guru nos protegen ante los embates de la emoción intensa que es estar inmersos en la complejidad de esta existencia y el miedo a la impermanencia.

Y son estos pies metafóricos los que toco cada mañana después de mi práctica y me recuerdan que la felicidad profunda de mi Ser verdadero consiste simple y llanamente en aceptar las cosas tal y como son en este momento,  sin resistencia.

Sin ninguna inquietud.

Quiero agradecer de corazón a mi maestro Richard Freeman a quien admiro y quiero y quién me inspiró a escribir esta entrada.  Recomiendo de corazón su último libro "The Mirror of Yoga".  Además de ser maestro certificado por Guruji y uno de los primeros en llevar el Ashtanga a América,  es filósofo, padre,  esposo y ser humano ejemplar.  Richard enseña en Boulder, Colorado,  en el Yoga Workshop con su esposa Mary.  Tienen dos cursos maravillosos anualmente:  un Intensivo básico y luego un Advanced Intensive.  Los dos altamente recomendados. 






    

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.