martes, 27 de mayo de 2014

Coincidir

La vida se muestra fragante y generosa -  y en este estado de bienaventuranza contemplo su paradoja.   Estos días me he dedicado a observar todas las flores de mi jardín:    incluyo aquellas un poco marchitas y cansadas.  También tienen su belleza y me acompañaron cuando estaban frescas y llenas de vida.  Las quiero y llevaré siempre en mi memoria,  pero sus pétalos caen y no puedo hacer nada al respecto.

El proceso de dejar ir-  lo que sea,  está teñido de una melancolía muy hermosa.  De pronto,  todo lo que queda son los recuerdos hermosos.  La memoria se vuelve selectiva.  Por supuesto,  el trabajo espiritual permite avanzar más rápido y no quedarse pegado en remordimientos y rencores.  El Yoga me ha enseñado a recibir lo nuevo y soltar lo viejo con más eficiencia... yo misma no tengo que hacer nada.  Todo se mueve a mi alrededor y sólo tengo que estar lo suficientemente consciente para apreciar lo que llega con la mente y el corazón abiertos.

Y despedirme de lo que se fue...sin darle mucha vuelta. 

Después de mucho tiempo de sentir que habitaba en una cueva oscura,  de pronto el mundo se abre ante mí.  Siento como si estuviera renaciendo en todos los sentidos.  Puedo ver más claramente la belleza de otros seres- humanos y no humanos.  Puedo apreciar la Naturaleza y respirarla con nuevos pulmones.  Soltar es un acto de fe que no tiene garantías.  Pero en realidad,  nada tiene garantía en esta vida.  Sólo respirar ya es la máxima confirmación de que Dios me quiere aquí ahora.  Eso es suficiente para mí.

Mi labor en este momento consiste en moverme hacia aquello que realmente me atraiga,  me atraiga inexorablemente.    Un "Hell of a Yeah"- decía mi amiga inglesa Maggi,  descanse en paz.  Este ser llegó a mi vida en condiciones muy peculiares:  nos conocimos hace más de siete años en una playa costarricense.  Su sentido del humor british era realmente flemático y aprendí de ella cosas que necesitaba en su  momento. En esa época yo tenía un novio que, como decimos aquí en Costa Rica,  "no ponía el huevo"- es decir,  fluctuaba entre la ambivalencia del amor más intenso hasta la indiferencia más espantosa.

Maggi me vio en tal faena y probablemente se compadeció de mí.  Vio claramente que no iba para ningún lado.  Ahí estaba yo,  en una playa lejana a mi hogar,  intentando hacer funcionar una relación donde el otro andaba entre despistado,  asustado y escurridizo.  Estaba claramente remando contra corriente.  Me habló una tarde frente al mar y me dijo con su acento inglés:

                  "Wha the f....are you doing?  
                   Just drop it.  
                   If it´s not a Hell of a Yes simply let it go..."

Sabia Maggi.  Sus palabras fueron escuchadas en el acto y ahí mismo batee al susodicho.  No que no me costara lágrimas de cocodrilo, pero ahora veo todo hacia atrás y fue lo mejor que pude haber hecho.  El caballero en cuestión no estaba en nada.  Y yo pude continuar mi camino y vivir cosas importantes para mi crecimiento interior.  Si me hubiera quedado ahí probablemente estaría todavía en una relación a medias.

Creo que la regla de Maggi es una de las reglas de oro en mi vida.  Me he vuelto muy selectiva.  Me quedo sólo con el oro.  El oropel y las baratijas me dan pereza.   Y no es cuestión de altanería ni vanidad,  sino un tema de tiempo meramente.  Mi tiempo es tan corto- aunque fueran cien años es poco para recorrer este mundo maravilloso y conocer a la mayor cantidad de gente linda que pueda.  No puedo perder el tiempo con gente que no está dispuesta a vibrar al cien por ciento,  que no quiere poner toda la carne en el asador-  o los vegetales para mis amigos vegetarianos.

Mi mente me pone muchas veces a dudar si existirán seres humanos como yo,  comprometidos al cien por ciento con ellos mismos a tal punto de tener claridad sobre lo que quieren y no quieren y que no se conforman con aguas tibias.  Tengo que decir que  he tenido el placer de conocer a algunos seres así  y me inspiran totalmente.    La mayoría de los humanos sin embargo se esconden en sus dudas,  se aferran a sus miedos.  No se arriesgan.  No pierden nada pero tampoco conocen nada.  Son esclavos de mentes enfermas por la paranoia de nuestros tiempos:  la falacia de que nunca vamos a morir y somos seres eternos.

Será que yo ya desperté a la realidad de que voy montada en el Titanic.  No sé cuánto tiempo durará este viaje, pero sé que cuando el barco finalmente se hunda podré decir que realmente viví con todo. Y sería lindo compartir el camino con almas parecidas.   Y tal vez, sólo tal vez,  seres de mi misma especie estén leyendo este relato.

Si es así y estás en algún rincón del mundo,  me encantaría conocerte.  Será que me devolvés la fe en que soy un bicho raro más entre muchos... 

Será que podemos compartir el amor por estas existencias efímeras,  fugaces y tan absurdamente hermosas-  será que podemos coincidir en el tiempo y el espacio y hablar de absurdos existenciales...



dejando atrás los miedos,  apostándole al Amor y la Fe.  

Será que otro cronopio o fama está por ahí en el mundo pensando exactamente lo mismo que yo en esta tarde fresca  de mayo...

Así sea.

viernes, 23 de mayo de 2014

De amores

Mis transformaciones más reales y profundas han llegado en mi vida unidas a ese lugar de "no saber qué viene..."

Lo llamo la raíz de todo lo potencialmente hermoso.   Es como estar de pie en medio de un jardín abierto y no saber si va a llover,  si el sol nos va a quemar o el viento soplar.  Estoy ahí,  en mi montaña interna, serena,  agradecida con la Vida simplemente por sentir mis pies en la tierra.  La tierra húmeda me recuerda mi propia humedad interior:  esa fecundidad que llevamos las mujeres por dentro.  Dénnos una pequeña semilla y creamos  desde vida hasta amor por toneladas,  pasando por todos los colores del arco iris y todas las emociones de esta existencia.

Alguien me dijo una vez que cuando uno sabe hacia adónde va,  hay que moverse.  Moverse cómo si no hubiera más tiempo.  Con prisa y decisión.  Con determinación y mucho valor.  Sé que debo moverme pronto,  sin embargo,  mis pies se aferran a esta tierra húmeda y perfumada que me sostiene.  Sé que pronto tendré que volar de aquí y aunque no estoy segura cuál será mi destino,   sí sé que cuando alce el vuelo será para no ver nunca más atrás.

Siento como si de mis pequeños muñones llamados escápulas empezaran a crecerme alas.  Van una pluma a la vez,  fuertes y delicadas.  Mi cuerpo se siente liviano y valiente al mismo tiempo.  Esas alas me llevarán lejos y al mismo tiempo,  más cerca de mí misma.  Volaré sin ataduras,  la única atadura posible el amor verdadero.  Y cómo hago para identificarlo?  La única posibilidad es poder vaciarme lo suficiente de conceptos,  heridas y resentimientos.  Sin espacio el Amor no entra.  Se queda afuera esperando a que uno ponga la casa en orden.  Si existe el más mínimo asomo de rencor,  da media vuelta y se va.  Es irreductible.  No se va a compartir en un espacio contaminado.

Existen muchos tipos de amor.  Algunos no tienen nada que ver con él.  De hecho,  son simulacros muy tristes de una imagen construida- pero sin contenido.  Otros se sienten más aterrizados, más reales.  Su carácter es el ser amables e incondicionales.  Tiñen nuestras vidas de dulzura y bienaventuranza.  

Hay amores mediocres,  desteñidos. Otros demasiados coloridos y escandalosos. Hay amores dramáticos,  tragicómicos y disparejos.  Otros sublimes,  eternos y puros.  

Y después de todos,   están los amores infalibles,  esos que apuntan directo al centro del alma.  Hay señales contundentes de que nos rondan,  aunque nos hagamos los tontos.  Tienen un cierto olor, una cierta presencia que nos acaricia el espíritu y nos devuelve la alegría.  Son amores claros y transparentes,  sin agendas escondidas.  Sólo anhelan dar y recibir.  Sentir la vida en todo su espectro.

Contemplo todo el amor que me rodea.  La Vida se está mostrando generosa y abundante en este momento.  Mis ríos corren con agua limpia,  recibo la lluvia con gratitud y las plantas de este jardín están en flor.  La tormenta ya pasó y hay una profunda calma en este oasis.  Como si alguien muy importante estuviera a punto de llegar.  

Un alguien que no puedo siquiera imaginar.

La mente entra en fallo al realizar que lo desconocido no es su terreno.  No le gusta estar aquí de pie "haciendo nada".  Acostumbrada a sacar cuentas,  hacer sumas y restas y luego caja chica, estar muy ocupada y sentirse muy importante-  el lenguaje del amor es para ella desconocido y abrupto. Padece de un reduccionismo crónico que sólo la hacer sentir más fuera.  Pobrecita.  Porque ella no está invitada a esta fiesta y se va a perder de la mejor parte.

Y así es que de pronto, mientras escribo,  decido que hoy me voy a atrever a dar ese pequeño pasito.  Pequeño,  torpe,  pero tan mío.  Sobre todo honesto.  Porque el destino que me espera me aguarda con un ramo de rosas  frescas y perfumadas.  Y tengo que ir a su encuentro:  es inevitable el encuentro.

Observo las cosas pequeñas que me rodean mientras me atrevo a moverme:  los zacatitos tiernos,  las orugas y mariquitas que viven en este lugar.  Me quedo sorprendida de que un pequeño gusano se cruza en mi camino como diciéndome: 

" Pero qué está haciendo? No ve que casi me maja?"...

Con cuidado lo esquivo...sin hacerle daño ni mucho menos.
Y ahora el camino está despejado,  mis pies descalzos listos para correr al encuentro de mi vida. 

Despacio, muchachos,  despacio...

Disfruten cada paso que ahí está encerrado todo...


el éxtasis final por anticipado viene pasito a pasito.
en pequeñas dosis.


domingo, 18 de mayo de 2014

Contentment

Yo creo que no existe en español una traducción literal de la palabra "contentment".

Voy a intentar explicarla según la entiendo,  sin pretensiones,  simple y llanamente como la estoy experimentando en mi vida en este momento.

El diccionario lo tira como alegre,  contento,  satisfecho...

Pero en mi vocabulario,  significa más bien la capacidad de encontrar posibilidades aún en medio de las curvas de la vida.

Mi mente ha sido condicionada para buscar el error en vez de la oportunidad.  Crecí con hordas de gentes que amaban lo negativo:  siempre  pendientes de lo que faltaba,   de lo que no estaba bien- sobre todo en otras personas.  Observando continuamente cómo criticar a otros,  como bajarles el piso.  Me doy cuenta de que ahora puedo observarlo y sentirme muy mal por haber repetido este patrón nefasto  en mi pasado.  Tal vez sin mi camino espiritual hubiera invertido el resto de la vida en repetir esta insensatez.

Pero estos días he encontrado una respuesta vital importantísima para mi camino:  me he dado cuenta de que no puedo controlar lo que otros hacen, pero sí puedo controlar cómo reacciono.  Puedo escoger mi respuesta,  puedo decidir si me engancho en un drama sinsentido o si simplemente observo con compasión.

Estoy comprendiendo nuestra miseria humana- esa que todos compartimos como la sangre,  la respiración y la vida.  Mi consciencia me pide tener compasión, por mí misma primero que nadie y luego, irremediablemente por los demás.  Especialmente por todos aquellos que piensan distinto.    No es que me sienta mejor o superior a nadie:  al contrario.  Las acciones ajenas inconscientes o incomprensibles me recuerdan las innumerables veces que yo misma he metido la pata,  actuado intempestivamente y herido innecesariamente a otro ser humano.

Desde esa conexión que todos los seres humanos compartimos,  de esta paradoja en dos piernas que somos todos- mezcla incoherente de luz y oscuridad-,  es que puedo sentir ese "contentment".  Esa posibilidad remota,  pero posible,  de que lo que me está sucediendo es lo mejor que puede pasarme.  Podría enfocar mi mente en verlo como un acontecimiento negativo,  terrible,  desgarrador...pero es sólo un pensamiento.  También puedo verlo como una apertura,  un inicio,  una increíble puerta que se me abre de par en par y que no estaba en mis planes.

Como si Dios mismo me gritara:  "Eyyy...por aquí!!"

Todo está en mi mente y en su forma de reaccionar ante lo que sucede.  Estoy encontrando una gran paz de saber que puedo incluso agradecerle a otros sus acciones.    Y estoy escogiendo perdonar y amar en vez de odiar y atacar.  Es mi respuesta y viene de un lugar genuino de no querer crear más violencia.  Poder dormir en paz y levantarme cada mañana con una sonrisa,  independientemente de que las cosas salgan o no como yo había planeado.

Siento que este "contenment" viene de una fe intensa de que tengo un plan que cumplir en este mundo y que Dios me quiere sobria y alerta para llevarlo a cabo.   A partir de ahí,  sólo sé que me voy a dejar llevar.  Resistir lo que es es la mejor forma de sufrir.  Aceptar con desapego la única de vivir y seguir adelante.  Los actos ajenos tendrán sus razones y no me corresponde juzgar a nadie,  aunque mi mente diga lo contrario.

Así que me siento contenta,  satisfecha y en paz- a pesar de que todavía no entiendo muy bien hacia adónde me lleva esta ola.  Pero estoy viviendo cada segundo como si fuera mi último día: estoy disfrutando de tantas pequeñas cosas que antes no veía.  Dándole la bienvenida a una nueva percepción de la vida,  más clara,  más libre.

 Aceptando con gratitud el sabor dulce y esponjoso de lo nuevo.

La vida es fragante como un mango maduro,  suave como la arena en la playa,  hermosa como la selva al amanecer y fugaz como la luz de una estrella lejana.  Voy a asegurarme  que los instantes no se me pasen...como si fuera una fotógrafa pro que quiere captar todo lo hermoso.   Ese instante mágico que me invita a ver más adentro,  poner más atención y desarrollar el ojo de apreciar que estoy viva y que eso es realmente lo único que importa.

Con un sentimiento de paz interna y balance que sinceramente nunca había experimentado antes y que me baña como una ola tibia que me acaricia y arrulla.


lunes, 12 de mayo de 2014

Love pays

The rebirth came disguised as a punch in the solar plexus.

Her prayer was answered,  but not in the way she was expecting.  Asking for truth in this world usually doesn't come in a nice way.  She lived  in constant denial of her real feelings and anything that tried to expose or confabulate against her confort was labeled as bad.

Her first reaction was anger and despair.  The routine gone,  no more schedules to follow,  no more missed gazes and unspoken contempt.  Only the pure space and her heart in pieces.  Suddenly,  everything came to a halt.  And the paper castle burned down to ashes as fast as a couple of weeks.  

It was as if this fire was meant to be,  every step that followed.  She was being led by the Mystery.  She remembered one story that fascinated her as a child:  the children were lost in the forest but they magically found their way out following the crumbs of bread...oh no.  They actually found the wicked witch who was waiting for them to eat them alive:  eat their illusions alive.    That part of the story she had not fully understood yet. 

But life never forgets anything.  Her fear laid hidden behind a perfect life that was as fragile as crystal and paper, as thin as silk handkerchiefs tied up with scotch tape.  Her illusion had blinded her to the point that living was not a open question anymore,  but a constant yearning,  a constant asking:  could there be anything more than this repetitive existance,  so predictable and dull that i may go crazy,  my God?  One more day wearing this disguise....how am i going to make it through?  But then,  the structure would stand up on its own and cover her thinking, her feelings,  her passion.  Dull passion waiting to explode like a volcano that had been trapped under the earth for such long time.

The explosion took its toll.  Her world collapsed as she tried to pick up the pieces until finally she realized she had no more ground to stand on.  It was like standing on ice that was rapidly melting.  All she could think about was the cold water,  the freezing cold underneath.  

The fear,  the lack of air.  

The darkness. 
The unknown.

But then,  she let go.  

She realized drowning in peace was her only smart option.  No where else to run,  no one else to hold her hand or worry about.   Suddenly it was her again, just her.    Her heart beating fast,  the last breath coming into her lungs with such peace.  Surrendering made her relax and she felt her body was taken away by the waters.  And the waters were not cold...not at all.  They were warm and welcoming, as if they had known all this time about her longing and only wanted to embrace her.  She softly surrendered to the clear reality that shined with ultramarine colors around her.  

She fought no more.

..
...
....

As i wait for my red eye in San Diego,  my heart feels settled and warm.  I will never be able to explain the power of surrender to another human being.  I had read about it,  meditated,  heard teachers preaching,  but it was a still a concept.   My mind was trying to grasp an experience i had been waiting to have for a long time,   maybe for many lifetimes.  

Surrender means deep trust that life is taking me in her arms with love and good intentions.  The same life that murdered my false previous existence.  That weird existence that now feels like an old dream,  so far away in my consciousness.  I picture myself there and can see how unfitted i was for the part i was playing.  All part of my conditioning and social expectations.  

Latin cultures can be pretty mean regarding women´s happiness.  Our happiness is somehow submitted to our family needs.  Our happiness is not ours anymore,  but a matter of the clan.  To be a good mother and wife means fullfillment in my culture.   To scream because you are unhappy and not satisfied in a relationship means you are crazy.  Males have a way of labeling any female that insurrects.  So things stay confortable and cozzy.  So families don´t desintegrate and life goes on with all of its incongruencies.

Females:  we just survive,  not thrive.  We put our lives on hold for many years expecting our children´s success to fill up our souls.  And then,  when we are old and the kids fly away,  we complain because we didn´t follow our own path.  As souls,  as women, as spiritual beings.  It is such a paradox, yet it keeps going on for many  in my country.

I decided to scream two years ago.  I screamed so hard that my throat still aches.  My life was trashed by gossip and scandal and yet i decided to go back to my torture with a full heart, understanding the discrepancy.  Yet with an honorable intention.  I did it out of love for my kittens and put my heart on hold.  It didn´t work.  It never works when you don´t follow your heart. 


So my self-built castle fell into pieces because  my own dear wise old Self  started digging its foundation.  Started screaming on my ear every night:  What the f...what are you doing?  Wake up!!  And after many days of incessant prayers,  they were finally heard.  In my numbness, in my despair,  the hit was hard on my ego to awake.  And the results have been fantastic. 

I feel alive,  ready to face MY LIFE for the first time in many years.  Totally wired on the thought that now i can write every day of my life with my own favorite handwriting,  design with the most beautiful colors this life has given me and create whatever i feel like.    My kittens will be as happy as their mommy is.  That i know for sure.  And now i can offer them something real,  someone alive.  

I am confident the generations that will follow me,  my daughter, grand-daughters and great grand-daughters  will speak of their granny as a rebel.  Nothing will make me happier.  A rebel is not someone who simply attacks the statu-quo,  but an archetype for change.  Change is the only constant in life and this path we all travel together has a name on it:  surrender and let go.  Once we get the knack of it,  we stop suffering.  We are alive with possibility,  with inspiration and acceptance.  And nothing we ever encounter is an obstacle,  but a constant reminder that we are visitors in this earth for a very short period of time and it pays to takes risks.

It pays so highly,  my God.
In pure golden,  silver and precious gems,  all unique pieces of amazing,  unbelievable Love.






"...all those who are wounded by love must have the imprint on their face,
and the scar must be seen. 
Let the scar of the heart be seen,
for by their scars are known the men
who are in the way of love."


~The Prophet Muhammad, quoted in "The Way of Love" 

viernes, 9 de mayo de 2014

Recién nacida

Mientras practico, el sudor chorrea por mi cara.  La bincha del pelo está totalmente empapada.  No puedo ver bien. Pero siento a mi maestra de pie junto a mí.  Me está cuidando.  No me toca físicamente pero se vuelve mi ángel guardián.  Aguarda hasta que tome un pequeño descanso de los balances de brazos,  proeza inenarrable que todavía no entiendo muy bien:

"Hot, isn´t it?"-  me dice con una sonrisa de complicidad.  Ha pasado,  igual que estoy pasando yo,  por el fuego de la Tercera Serie y entiende la intensidad.   No sólo en mi práctica de yoga,  en mi vida,  en mi corazón.

A la Tercera Serie le llaman el Sthira Baga en sánscrito,  la fuerza de Dios. Dicen que cuando uno inicia esta serie todo lo que está falseado en nuestras vidas se va.   Dios no se conforma con menos del todo.

La presencia amorosa de mi maestra me protege y me impulsa.  Han sido días oscuros y fríos las últimas semanas.  Sin embargo,  me enfoco en esta respiración,  en el calor del cuarto y en la gente que me rodea. Me siento tan privilegiada de estar en compañía de estos elefantes blancos.  Maestros de décadas que como ríos de sabiduría confluyen en un mismo lugar para mi deleite personal.  Para hacerme sentir a mí y a muchos otros parte de un hilo común.

Escojo permanecer quieta en mi mente.  Estoy descubriendo duramente la realidad del dolor en este plano,  pero a la vez me doy cuenta de que tengo poder de decisión sobre mi reacción ante él.  Puedo quedarme pegada en el pensamiento doloroso y sentir como la ola me revuelca.  O puedo escoger observarlo e intentar no reaccionar,  esperar a que pase y tomar una respiración profunda.  El pensamiento pasa,  siempre pasa.   A veces me revuelca, no puedo negarlo. Es como el amante celoso que de alguna forma trata de captar de nuevo mi atención.

A pesar de la intensidad de las series,  me relajo.  Me dejo llevar.  Los músculos duelen,  el cuerpo tiembla.  "Estabilidad"- escucho la voz de mi maestro en India explicándonos el sentido del asana en Yoga.  "Ecuanimidad".  Aspiro a eso,  me siento a veces tan débil- pero aquí en mi alfombra me siento fuerte.  Decidida,  conectada.  El miedo desaparece, incluso cuando tomo mis talones sobre la cabeza y los acerco al suelo.  La que nunca pensé que podría hacer llega,  la que más miedo me daba,  llega en el momento más inesperado y perfecto:  y cuando la Gracia te toca,  no hay más que rendirse.

Rendirme me ha tomado tiempo.  He tenido que experimentar la amargura de la decepción,  propia y ajena. Probar el sabor de las mentiras y la falta de autenticidad.  Y todo eso me ha servido para saber qué no quiero hacer en mi vida.  Cómo mis palabras e inconsciencia pueden herir a otros inútilmente.  Escojo estar presente con mi luz.   Escojo hacer mi trabajo espiritual,  intentar ser verdadera,  diligente y estable en mi práctica.   Escojo la luz con su expansión y espacio.  Libertad que cultivo todos los días en mi mat con la intención y propósito claros de trasladarla a mi vida.

Y busco la suavidad y la fluidez en medio de lo desconocido.  No quiero regresar nunca más a ese espacio de rigidez mental que me coartaba la vida y me reducía a la mitad de la existencia.  Orgánica,  vital,  poderosamente abierta a esa realidad tan clara de que no tengo tiempo que perder.

El yoga es lo opuesto al miedo.  Y en mi camino a ese lugar de serenidad escojo dejar atrás todo lo que me cause tensión,  ansiedad y esfuerzo innecesario.  Sé que Dios pondrá en mi regazo, como lo ha hecho esta semana,  mi próximo paso con delicadeza y ternura.

Recuerdo con alegría las siete veces que la vida me ha dado el privilegio de sostener en mi pecho a un recién nacido.  Recuerdo el olor,  sus cabecitas tibias todavía mojadas.  La fuerza de la vida fresca que Dios me ha dado el inmenso regalo de traer a este mundo.  Sé por experiencia que necesito sólo dos cualidades para sostener a un recién nacido:  firmeza para que no se caiga de mis brazos y la ternura más absoluta.  Receptiva y tierna a esa vida que se abre y que me deshace el corazón de amor.  Magia pura con fuerza,  vibrante y presente pero al mismo tiempo confiada.

Y me aventuro a sostener a esa recién nacida que hoy se aventura por primera vez a su nueva vida.  Que sabe  que hay Algo más Grande y pleno de Amor Absoluto que no permitirá que me aparte de nuevo del sendero que escogí.


Confiada en que este momento es perfecto,  más allá de lo que mi mente pueda decirme.



sábado, 3 de mayo de 2014

Montaña de rocío

El le dio la oportunidad perfecta de poner en práctica lo que conocía...pero no había intentado nunca:
le dio la oportunidad de perdonar y perdonarse.

La posibilidad de romper con todo lo que la ataba por dentro...que la aprisionaba.  Del otro lado había algo que siempre había intuído, pero el salto cuántico era aterrorizante.  La oscuridad jalaba de su pierna para que no se atreviera y sin su impulso hubiera sido imposible lograrlo.

Nada era real.  Pero había aprendido desde siempre,  desde vidas,  a identificarse con el discurso.  Cada idea una cuchilla.  Cada pensamiento un peso al cuello.  La soledad la obligó irremediablemente a sentirlo, ya no podía proyectárselo a nadie. Se quedó sola con toda la asfixia y por un instante sintió que se iba a morir.

"Vamos hoy"- le dijo el muchacho.
"No,  me siento demasiado mal"- fueron sus palabras,  teñidas por tristeza,  nostalgia y melancolía inútiles.

"VAMOS."

La ceremonia fue casi toda en silencio,  acompañada por el destello fugaz y eterno de las estrellas en el cielo azul de la noche.  La presencia de la montaña arropó al pequeño grupo y una fogata que ardió toda la noche los calentó y confortó en los momentos más duros.    La música los guió.

Llegar,  limpiar y conectar.
Llegar,  limpiar y conectar.
Llegar

                           limpiar   
                                                        conectar.


El dolor era la puerta.  Dolor-salto. Dolor- paradoja.
La paradoja del salto que había anhelado desde hace tanto tiempo.

Amor-dolor suspendidos en la incertidumbre del día a día que se había cubierto por una estructura falsa.
La realidad de la vida había pasado a segundo plano y la estructura se había convertido en la casa de sus miedos.

El le pegó el primer hachazo.
Ella gritó de dolor.

Había invertido tanta energía en sostener la estructura en pie,  en identificarse con ese mundo falso,  que el hachazo se sintió desgarrador y el cambio de paradigma la muerte.

Pero luego,  poco a poco todo fue cayendo poco a poco como un castillo de naipes y de pronto,   se vio sentada en la hierba fresca de la mañana,  la estrella más brillante acompañando la salida de un sol nuevo a un mundo nuevo.  Una montaña rosada que le hablaba a una nube.  Unos árboles titilantes que albergaban pájaros y campanas.

"Qué es esto que sale de mi cuerpo?-  se decía mientras vomitaba entre sus piernas una sustancia amarilla y viscosa que tenía toda la consistencia de rencor y culpa.

"Todo túnel de dolor termina en toneladas de amor"-  concluyó él muy acertadamente después de intentar comprenderla.

El rocío de la mañana se sentía fresco igual que la mente...sin expectativas.  Aceptación pura y simple del ahora en un zacatito y envuelta en una cobija.    Añoranza principiante de un lenguaje sin letras,  ese que no descarta nada, y que es indiferente a la forma.

Porque pudo entender un poco del origen.


Y eso hizo toda la diferencia.




viernes, 2 de mayo de 2014

Hombres nuevos

El no tenía pretensiones de ningún tipo.
No le preocupaba como se veía,  aunque siempre andaba limpio y ordenado.

No le preocupaba su imagen, tampoco lo que la gente pensara o dijera de él.  No lo necesitaba.  Su energía vital era tan potente y a flor de piel que lo llenaba todo.

Un ser sereno y transparente,  dispuesto a salirse de sí mismo para ayudar a quién lo necesitara.  Vacío de ambiciones.  Genuinamente él.

No había sido fácil llegar a este momento vital.  Su vida había fluctuado entre el afán de encontrar nido y el deseo profundo de volar.  Disyuntiva complicada cuando de relaciones se trata.  Algunas almas no estamos cómodas en relaciones que nos asfixian y el efecto es romper,  irnos lo más lejos posible.  Nos cuesta enfrentar.

Su práctica espiritual lo recibió con los brazos abiertos.  De hecho,  la falta de drama le dejó un montón de tiempo físico y energético en sus manos.  Supo aprovecharlo.  Podría haberlo malgastado en amistades vacuas,  lugares atiborrados de gente sin rostro o simplemente,  evadiéndose.  Pero hizo precisamente lo contrario: se quedó solo.  Fue hacia adentro.  Se negó a doparse.

Quiso conocerse.

Me reencontré con él después de muchos años de habernos conocido.  De hecho,  lo recordaba más bien pequeño y frágil.  Había crecido?  Su cuerpo había mutado a un armazón sólido y estable.  Su paso era más pausado.  Su voz melodiosa y su sonrisa más franca-  sonrisa sincera de no todo el tiempo.  Y su risa venía de un lugar de gracia y conexión.  Eso fue lo que más me llamó la atención.

Este hombre cambió mi panorama sobre la raza masculina.  Acostumbrada por mi crianza a buscar hombres semejantes a mi padre- en apariencia fuertes,  en control y hasta un poco tiranos,  él rompió muchos de mis conceptos sobre la masculinidad.  Un hombre puede ser suave y fuerte al mismo tiempo,  como un sauce.  Raíces profundas en su práctica espiritual,   mirada que va primero hacia adentro y luego sale al mundo a compartirse.  Sin ánimo más que de escuchar al otro sin prisas.

Y así entendí que mi visión parcializada de los hombres,  teñida por ex-parejas sesgadas al padre,  era sólo eso.  No podía perder la fe.  No podía generalizar que mis decisiones pobres equivalían a una decepción completa sobre la otra mitad de la raza humana.  No.  Hay hombres distintos,  nuevos, especímenes que rompen con mis patrones de qué tiene que hacer un hombre para hacer feliz a una mujer.  Genética que se rebela ante la imposición machista y dominante de una sociedad enferma.

Seres de luz envueltos en músculos grandes y pelos en la cara.  Energía contenida en corazones abiertos  llenos de mística por los demás.

El rompió mis conceptos sobre lo que significa ser hombre.  Pude ver más allá de mi promontorio limitado y chiquitito.    Comprendí que el Amor suaviza y tiñe de ternura los pasos firmes de un hombre.  Y que con con la misma fuerza que me alza de un backbend puede abrazar a un bebé.

A todos los hombres así,  mi corazón los saluda.  Ustedes son la esperanza de una sociedad nueva.  A todas la mujeres que leen esto,  apreciémoslos y valorémoslos.  El esquema machista dice que no calzan.  Qué bien que no calzan.  Calzar en ese patrón es inadecuado para el alma de la humanidad.  Un hombre sin corazón es una cáscara vacía sin semilla que  compartir,  por más viril,  musculoso y macho que parezca.

Fe en que estos hombres guiarán a otros hombres pequeñitos con su presencia y profundidad a través del ejemplo,  la única enseñanza válida de vida.    Y que nosotras las mujeres los observaremos con gratitud de saber que ya no tenemos que protegernos.

Que estos sí nos pueden cuidar.