sábado, 31 de agosto de 2013

La casa de Gladiador

El vuelo transcurre sin novedades.

Tomo una foto mientras bajamos a la isla.  El color del mar es espectacular. Mi amigo Jaime me espera y me dice que vengo demasido vestida.  Hace mucho calor.

Después de comer algo y tomarnos un café para tomar energía,  pasamos por Juliette.  Ella va a cuidarnos y preparar la comida esta semana.  Irlandesa,  habla español bastante bien y se anima a practicar con nosotros cada mañana.  One more!

Llegamos al shala y es sencillamente un sueño. Una villa de 450 años rodeada de viñedos y olivos en medio del paisaje amarillo-verde y cielo azul alberga uno de los shalas más hermosos que he visto en mi vida.  Lo acaban de remodelar para este retiro y fue el estudio de un artista  muy famoso por 35 años. Definitivamente,  un lugar sagrado.

Recorro los jardines a la luz del atardecer en compañía de mis amigos.  Conocemos a la dueña del lugar,  una hermosa mujer llena de Shakti.  Es su cumpleaños hoy y está de muy buen humor. Terminamos hablando de Amma,  la santa que abraza.  Acaba de regresar de estar cuarenta días con ella en Kerala.  Le cuento que ella nos casó a mí y a mi esposo y se pone muy feliz cuando me pregunta si puede poner una foto de su Guru en el altar junto a la de Guruji y Sharath.  Le digo que por supuesto que sí.

La energía se siente abierta y despejada para recibir a estos hermosos yoguis:  italianos,  colombianos, vascos,  suecos,  alemanes, mallorquíes y españoles.  El grupo aún no lo conozco pero ya sé que va a ser una semana especial.

En camino a nuestro apartamento,  pasamos por la playa.  El mar azul turquesa se mueve con el viento y me siento tan afortunada de estar acá.  Después del gran esfuerzo de la última semana, siento que llegué al paraíso.  La compañía de mis amigos,  la caricia del viento y los últimos rayos de sol de este día treinta y uno de agosto me inspiran a entrar en ese espacio sagrado de transformación.  Me siento sumamente privilegiada de poder conocer a estos yogis europeos.

Antes de enviar mi aplicación a Mysore para enero- junto a la de mi hijo Ariel-,  pido para que en este mundo podamos encontrar una conexión real y cotidiana entre todas los caminos a la Luz.  Al igual que la Catedral de Mallorca que tiene un ala mora y otra católica.  Una catedral,  la única en el mundo,  que está construida a la orilla del mar para poder ver su reflejo en las aguas.

E imagino que ese reflejo es nuestro Atman,  nuestro Espíritu, cuando se encuentra a flor de piel porque nuestro cuerpo y mente se lo permiten.  Y entonces puede manifestar todo el amor,  la compasión y la alegría que es nuestra esencia.

Ese lugar que se refleja en las aguas cuando están tranquilas.
Aguas azul esmeralda con espuma de luna que lo acarician.


Vive al limite

Ok,  esta va sin tildes porque estoy en la compu del hotel.
Ya empacada,  Hernan, mi querido hijo mayor,  duerme en el cuarto.  Ayer fue un dia intenso,  asi como tiene que vivirse la vida!

4: 30 am inicia. 
6:30 am Primera Serie con Sharath,  cierre de la semana en Londres.
12:30 pm Camino a Stonehenge
7:30 pm Phantom of the Opera

Comprimir un dia con tantas cosas bellas es una experiencia que no cambiaria por nada.  Especialmente en buena compania.  Son muchos meses que no comparto con el y estar juntos es como el cherry on the top de esta semana.

La vida tiene muchas curvas,  nos dice mi maestro ayer para cerrar.  A veces el camino esta asfaltado,  a veces se pone muy malo.  Este Yoga es el four-wheel-drive!  Un Land-Rover!  Nos ayuda a encontrar paz y serenidad aun en medio de momentos dificiles.  Nos permite encontra el gozo interno que no depende de nada ni de nadie.

Y de ahi es que podemos compartirnos.  Sin esa conexion a nuestra propia luz,  no habra forma de vivir la vida al 100%.  Y esta tecnologia que me encontro me ha dado esa intensidad de vivir al limite,   no hay otra forma de vivir.

Vivir al limite- como he vivido esta ultima semana-,  nos demanda valor y mucha inspiracion.  El valor lo medio amasamos y sin mucha seguridad nos lanzamos.   Yo me lance y no estaba para nada segura que iba a suceder.  Pero el desenlace fue mas amor,  mas alegria.  Asi que funciono.  Pero no puedo decir que no me dio miedo.   Me seguira dando miedo.  India en enero me da mucho....pero igual lo voy a intentar.

Y por que lo intento?  Porque esta practica me sigue dando regalos.  Tan lindos como tener a mi hijo tres dias para mi!!  Y al igual que esto sucedio de una forma fluida y perfecta en tiempo,  les cuento nuestra anecdota de ayer para que se terminen de convencer.

Regresamos a Londres del circulo mistico de Stonehenge inspirados y un poco volados.  Esas piedras definitivamente encierran un misterio que se siente en el aire.  La planicie en que se encuentran es uno de los lugar mas bellos del mundo!  Y de regreso a Londres el plan era ir al teatro.

Nos bajamos en Trafalgar Square despues de admirar a Churchill y el Big Ben desde el bus.  Westminster Abbey paso rapidamente  a nuestra derecha.  Y corrimos,  literalmente,  hasta Picadilly Circus a intentar la funcion de Les Miserables.  Imposible,  sold out.  Nada habia.  Todo lleno.

Nos devolvimos no sin cierta decepcion.  Hubiera sido la noche perfecta.  Y ya de regreso pasamos frente al Fantasma de la Opera.  "No,  Mama, "- me dijo Hernan.  Este es el mas famoso,  ni pregunte."  Pero algo me dijo que entrara...y quedaban dos campos!!

Cerramos la semana llorando impactados por el Fantasma ingles.  Ya habia visto esta puesta en NYC y no le llega  ni a los talones. La intensidad,  el amor mas alla de las caretas,  el angel de la musica,  la musica!!  Fue absolutamente perfecto.  Bello e intenso.

Y hoy les escribo con el corazon totalmente lleno.   Siento que me va a explotar.  No puedo anticipar mas espacio,  y sin embargo, hay.  Viene una semana con veinte hermosos ashtangis en una isla maravillosa.  Y que hago sino sonreir mientras tomo mi taxi?

Solo bendiciones recibe uno si practica.
Y todavia no puedo creer que vienen mas.

Namaste.  Good-bye,  London!
Guruji y Sharath,  gracias.

martes, 27 de agosto de 2013

Kapotasana...ASTAU!

Ok,  tercer día de Led Intermediate:  check.  Alive.

Todo empezó en Mysore en enero:  Sharath me dio los diez arm balances de Tercera Serie:  "Imposible",  dije en un primer instante.  Sin embargo,  todo comenzó a mutar a medida que el mes avanzaba.  En Ashtanga Yoga,  la técnica depurada asegura un avance seguro en la práctica.  Sólo que mi técnica no estaba tan depurada como creí y todo comenzó a salir a la luz.

Esta práctica tiene la virtud- y maldición- de sacarle a uno todo en la cara.  No sé si fue mi propia prisa interna- why hurrying-,  los últimos tres embarazos en fila o el miedo mismo a no ser lo suficientemente fuerte.  La cosa es que regresé de India con el hombro malo.  Sobreviví el mes haciendo toda la Serie dos y la mitad de Tercera- lo más salvaje que me ha tocado vivir en esta vida,  casi similar a un parto cada práctica-,  pero regresé a Costa Rica con algo adentro de mi articulación que no andaba bien.

Entre terapia física y ortopedistas que hablaban de un nervio inflamado,  comprendí que tenía que ir más profundo para encontrar la raíz del problema.  Siempre había escuchado que un tema en hombros tiene que ver con cargar responsabilidades psicológicas pero aún no tenía el panorama lo suficientemente claro como para que el hombro escuchara.

Pasé más de un mes "knocked-out" con medicamentos para epilepsia...sí,  terrible.  Eso es lo que prescribe la medicina alopática cuando a uno se le duerme el brazo y la mano.  Tuve que regresar a Primary Series.  Los charutangas me dolían....oh oh.  Los arm balances,  olvídese.  El brazo no respondía.  Entre mi estado aletargado por tanto medicamento y la falta de fuerza,  empecé a deprimirme.  Y luego,  bendito Dios, tres de mis estudiantes decidieron ir a ver a Sharath a California.

"Ni loca voy",  me dije en un primer momento.  Led Intermediate una semana con él?  ni que estuviera de atar.  Sin embargo,  mis opciones eran:  quedarme en Costa Rica auto-conmiserándome,  quejándome y muy dopada...nada prometedor.  O tomar ese avión, dar el salto de fe y hacer lo que pudiera.

Mi fe en mi maestro me hizo terminar la semana de Serie Intermedia sin mayores consecuencias. Claro que sentí el hombro "raro" y no estaba al 100%.  Pero la proximidad de él y su mamá y el tiempo que pasé con mis estudiantes fue el regalo perfecto.  Regresé a casa mucho mejor.  Sin embargo,  la responsabilidad psicológica,  el patrón, volvió a establecerse.

Es difícil verse uno mismo la nariz o la cara.  Igual pasa cuando cargamos patrones de años y los actuamos en automático.  Requirió una crisis existencial buscar ayuda y comprender que si mi mente no cambiaba,  el hombro seguiría atrofiado.  No me dejaba avanzar.  Se seguía sintiendo pesado y adolorido.

Patrones desde la infancia de control y miedo comenzaron a salir a borbotones.  La situación demandaba un cambio YA.  No sólo por el hombro, sino por mi salud mental.  Cascadas de energía se me iban día a día en controlar lo incontrolable. Y después de unos días de profunda meditación y ayuda amorosa,  pude empezar a sentir el cambio que trae la consciencia.

O soltaba ya o me resignaba a seguir en el dolor-  físico y psicológico a la vez.

Justo antes de venirme a Europa,  tuve un Skype date con un querido maestro.  Fue tan importante hablar con él y darle seguimiento a mi tema.  Este viaje sería una iniciación, un rito de pasaje.  La alegría absoluta de soltar totalmente y confiar en que Dios tendría para mí lo que necesitara.  Así que así fue:   hice de tripas corazón y me despedí de todo lo que amo en Costa Rica para cruzar el mar.  No sólo el mar Atlántico,  sino el mar de mi desconfianza y falta de fé básicas.  Mi resistencia a creer que hay otra opción más que la muerte en esta vida.  Mi impedimento interno a aceptar todo como es y ya.

Y en esa intención,  me vine con todo y hombro inestable y débil a ver a mi maestro.  Sin conocer el desenlace.  Previendo una catástrofe.  Bueno,  la catástrofe no fue tal.  Aparte de mi barbilla inflamada, estoy entera en cuerpo y sobre todo,  por dentro.  Siento que su presencia y la presencia de mis amigos camaradas de lucha,  todos moviéndonos al conteo de sus palabras en sánscrito, todos bajo el ojo avisor y amoroso de su mirada,  todos unidos frente a ese monstruo que se llama ilusión,  me han sanado.

Y bien lo dijo él el primer día en el Conference:  alguien preguntó qué es lo que nos detiene en nuestra práctica? Y él contestó:  "Lots of illusion."  Esa fue mi confirmación.  Mi propia ilusión me había estado deteniendo por casi siete meses pero aquí estaba:  escuchando sus palabras y sintiendo un gran AHA! interno.

Y desde ese lugar fue que pude y sigo podiendo entrar en Kapotasana en ASTAU:  sin dudas,  sin miedo. Sin resistencia,  con fluidez.  Y quedarme ahí cincuenta respiraciones si él quiere porque ya no me duele nada.  Siento la apertura de estar totalmente en el momento presente,  sin anticiparme, sin preocuparme.

Y esa es la mejor técnica que cualquier yogui puede aprender.

domingo, 25 de agosto de 2013

Carnaval?

Tomé la línea amarilla,  Circle.  Ya en las calles se veía gente disfrazada.  En cinco paradas estaba en Notting Hill.  Mmmmm......me parecía interesante la experiencia.  Sin embargo,  en el momento en que me iba a bajar del Tube,  venía una turba.  Muchos ingleses muy jóvenes,  casi todos con una botella de licor metida en una bolsa de papel. Y venían gritando muy fuerte.

Fue un instante,  las puertas del Tube duran pocos segundos abiertas.  Me bajo o no me bajo?  Y simplemente la imagen de mi querido Sharath me llegó a la mente.  Qué hubiera hecho él? Probablemente ni siquiera estaría aquí.  Me volví a sentar y con una paz inimaginable,  me fui a otra parada a comprarme algo de comer y regresé al hotel.

Muchas veces me pasa que en ciertas situaciones no sé qué decisión tomar.  Y para vivir la vida al full hay que decidir.  Si no decidimos,  también decidimos.  La vida decide por nosotros.  Y a veces tenemos sólo segundos delante de nosotros para tomar la decisión más acertada.

Adónde vamos, con quién compartimos- no sólo una salida,  la vida-,  quehacer diario,  nos preocupamos o hacemos algo al respecto,  controlamos o soltamos,  reímos o lloramos,  aceptamos o resistimos. 

Regresé feliz con mi comidita.  Me puse la pijama.  Estuve estudiando para la próxima semana y luego me dormí temprano.  Dormí diez horas seguidas...y eso que ayer mi maestro nos dijo que no más de ocho horas.  Necesitaba descansar.  Entre el jet lag,  todos los cambios y la bomba de práctica de ayer,  mi cuerpo se siente hoy agradecido.  Ya estoy alistándome para el día dos.  No sin un poco de reserva,  pero vamonós.

Con valentía alisto mi espada- mi querida alfombra,  me pongo el casco-  la ropa más cómoda que tengo para practicar y empaco mi bolso.  Día oscuro londinense.  Feliz porque he recibido noticias de los míos y de mi gente.  Ahora a mi regreso empiezo a contestar.  Feliz porque estoy en el selecto grupo de Pranayama y aprender es mi pasión.

Afuera el día está frío.  Pero sé que estoy en el lugar correcto con la compañía correcta. Simplemente porque en los últimos diez años he seguido el ejemplo de mis maestros a la hora de decidir.

Gracias a mis Gurúes y a su ejemplo que me he ha ayudado a crear una vida con más sustancia y menos distracciones.  Pero sobre todo, gracias a esa parte mía ahí profunda que de una u otra forma,  aún en medio de mucho ruido,  ha logrado escuchar.

Fearless

Casi no puedo dormir.

Me preocupa no despertarme a tiempo.  Creo que esa es la peor pesadilla de un ashtangi:  que el despertador no suene!

Londres amanece de nuevo tapado y lluvioso.  Me alisto,  estoy con un hambre terrible.  Empaco una manzana,   un banano y unas almendras para después de la práctica.   Como decía Siddharta,  si uno sabe hacer sólo tres cosas en la vida todo es posible:  meditar,  ayunar y esperar.

Ayuno o morir de indigestión en la práctica.  Check.

Llego al venue y empiezo a ver caras conocidas.  Adentro,  se escucha la voz de mi maestro guiando Primera Serie.  Me asomo por una rendija:  el lugar está totalmente lleno.  Es un centro,  una especie de teatro de piso de madera,  parece bastante viejo.  Me registro y espero el cambio de guardia.

Todo bien hasta el momento.  Me siento tranquila y confiada.  He hecho esto muchísimas veces, por qué tendría que tener miedo?  Me acomodo en una cómoda tercera fila,  nadie quiere ponerse en la primera frente al Boss.  Gabriel, un amigo italiano,  le dice a otro maestro que avancen y se acomodan de primeros.  Ya casi empezamos.

Justo un segundo antes de cambiar la invocación,  Sharath me llama:  "Mariela,  come here!".  La peste,  me llamó a mí.  Me acomoda exactamente frente a él,  tan cerca que cuando canta puedo escuchar su respiración.  Empiezo a temblar.

Tener encima el ojo de mi maestro se siente como un láser que me atraviesa el corazón.  Comienzo a respirar,  a tratar de calmarme.  Es como si de pronto estuviera totalmente desnuda frente a todo el cuarto.  Pero qué me está pasando?

El conteo de la serie va fluyendo sin mayores contratiempos.  Se avecina esa postura que odio, bueno,
más bien que mi hombro derecho odia.  Han sido seis meses-  desde que regresé de India-  que he convivido con este maestro-hombro,  día a día,  noche a noche.  Finalmente,  tuve que tomar un break de mi práctica y está relativamente contento.  Sin embargo, la sola posibilidad de entrar en esa postura que odia me causa un revuelo mental.  Y si me lesiono de nuevo?  Y si no tengo la fuerza?  

Atrapada en estos comentarios mentales,  me doy cuenta de que ya estoy arriba.  Mi cuerpo sigue la voz de mi maestro sin importarle lo que piense mi cabeza.  Oh oh.  Estoy arriba y ahora tengo que bajar.  No me da tiempo siquiera recapitular:  Naua,  JUMP BACK!  Y caigo como nunca he caído antes,  directamente sobre mi barbilla en vez de sobre las manos.  El miedo me atrapó,  perdí el control.   Las cuentas continúan y me doy cuenta que estoy temblando como un conejo.  Por suerte viene un pequeño descanso.

Me quedo totalmente quieta en mi alfombra boca abajo,  cierro los ojos y se me llenan de lágrimas.  Puedo literalmente ver ondas de miedo que salen de mi cuerpo,  que se van.    Mientras tanto,  mi maestro ajusta gente por todo el cuarto y yo me observo ahí tirada,  mi cuerpo tembloroso y agradecido por haberle dado en el clavo. La barbilla palpita del dolor.  Mmmmm....estoy no se va a ver bien.

Pasa el trago amargo. El resto piece of cake.  Hasta que llegan los backbends y de pronto me veo con las manos en mis muslos y mi maestro frente a mí.  Sucedió.  Aquí estoy.   A esa que le tenía pánico.  Estoy respirando.  Estoy viva.  El está cerca.  Todo está bien.  Y dentro de todas las yoginis de hoy,  me tuvo que escoger precisamente a mí:  la que acaba de tener un ataque de pánico, tiene el hombro desbaratado y parece conejito.  Salgo del backbend renovada y confiada.  Sobreviví.  El miedo no existe.

A pesar de mi linda chichota en la barbilla-  como dice un amigo,  una raya más para esta tigresa-,  tengo que decir que la experiencia de hoy no la cambiaría por nada.  Me dio justo en el punto en todo sentido.  He vivido muerta del susto toda mi vida y a pesar del miedo,  he osado asomarme al otro lado. Hoy sentí que ese miedo viejo,  inmovilizante,  ya curtido por el tiempo,  se movió de mi cuerpo y se salió.   Me siento liviana,  feliz y agradecida.

Agradecida con mi Guru porque sin su presencia mi hombro hubiera seguido reinando.  Feliz porque estuve dudando varios días si me aventuraba a uno de los Carnavales más locos de Londres que sucede ahora en la tarde.  Liviana porque los miedos nos atan y detienen frente a la vida y nos dicen muchas mentiras.

Así que a bañarme para irme a Notting Hill.  No sé qué voy a encontrarme,  pero sí sé que estoy lista para lo que venga.

No es casualidad,  pero sale el sol en Londres.

sábado, 24 de agosto de 2013

London Blues



Londres amanece oscuro y frío. Sin embargo, siguiendo la recomendación de una querida amiga, me abrigo y salgo a buscar el mercado.

Portobello Market es el mercado más grande de Londres y sucede una vez por semana en sábado. Llego en medio de un aguacero torrencial. Pero la gente aguarda con paciencia que pase y en medio de la lluvia se abre ante mi una visión de diversidad de gentes y puestos llena de colorido.

Mi primera parada es un puesto de Bruschetta italiana. Nicola, el encargado, la prepara directamente frente a uno. Reconoce mi acento y me pregunta de donde soy. El es de Cerdeña y prepara una de las mejores Bruschettas que me he comido en mi vida.

Sigue una parada técnica en medio de la lluvia porque se me antoja una cerveza. Aqui todos la toman, casi siempre de pie y en media calle en las tardes. Asi que qué Caray! Hay que brindarle a la vida como si fuera el último día. Mientras me la tomo sentada en un café,  observo las pompas de jabón más grandes que he visto en mi vida. Gigantes coloridos que adornan la calle por unos segundos y mueren. Me pongo filosófica mientras devoro- que hambre por Dios!- mis primeros Fish' Chips en esta vida. Imposible venir a Londres y no probarlos. Bloody beautiful.

Extraño mucho a mi familia, mi casa, mi gente. Pero es parte del camino aceptar los sacrificios que implica seguir nuestro destino. Acciones enfocadas a un propósito que a uno mismo a veces olvida. Y nos encontramos solos añorando nuestros apegos.

Estoy segura que mañana domingo, después de la práctica con mi maestro, me voy a sentir muy diferente.  Por ahora, observo como el cielo se oscurece anticipando una nueva llovizna. Hay una tienda de bombines en la otra acera y me levanto a verlos.

Y entre los sombreros de colores, las banderas de Gran Bretaña y el cúmulo de conversaciones en inglés, aleman, francés, italiano y español añoro ver ya el rostro de mi querido maestro.

Ese rostro dulce y estricto a la vez que alberga tanta sabiduría en un cuerpo pequeño. Y pienso en todos aquellos que hoy están en un lugar parecido al mío: extrañando a quienes aman y cumpliendo con la eterna paradoja vital de ser consecuentes.

A todos ustedes: "Cheers!"

viernes, 23 de agosto de 2013

Vida arruinada

Hoy vi un increíble video de uno de mis maestros donde afirma que el Yoga nos puede arruinar la vida.
Y personalmente tuve una confirmación muy clara de esto.

Dice mi querido maestro que el Yoga nos arruina la vida falsa.  Una vez que uno prueba la "miel",  se pierde el interés en muchas cosas que tal vez antes nos daban cierto placer.   Esas cosas se vuelven un débil reflejo, casi apagado,  de esa experiencia primordial.    Y específicamente me refiero a cosas materiales.

Dice muy jocosamente que el sentido de "moda"  se nos destruye:  andamos siempre a la búsqueda de ropa cómoda y zapatos que nos permitan mover los dedos de los pies.  Atrás quedaron todos  tacones y zapatos en punta y ropa incómoda que a uno le impida respirar.

Dice que le arruina a uno la profesión.  La gente nos empieza a caer muy bien,  cada ser lo vemos como un auténtico milagro.  Todos los seres vivos,  desde gente hasta animalitos, plantas y flores.  No queremos dañar a nadie. Ya no queremos tampoco pelear y nos da pereza competir.  De hecho,  las ganas son más bien de ayudar a quien podamos y de promover el éxito ajeno.

Y por último,  nos arruina la religión porque nos enseña a conectarnos directamente al origen de todas las religiones en su forma más genérica y humana.

Ok.  Muy lindo video.
Lo veo y luego decido salir y rato y aventurarme a ese famoso "TUBE" a ver qué es la cosa.

Termino montada en la línea azul Picadilly.  Todo va relativamente bien.  Las direcciones son claras y todo está muy bien señalizado.  El metro está limpio-  no como otros en que he tenido que viajar-  y se siente seguro.

Llega mi parada y salgo a un mar de gente que se empuja dentro de un gran edificio.  "Esta experiencia tengo que tenerla"- me digo a mí misma.   Me abro paso a brincos y a saltos y de pronto, un señor muy elegante en uniforme con mucha amabilidad me abre la puerta, pesadísima por cierto.  El gesto lo agradezco y decido continuar mi exploración.

Entro a la tienda más grande que he visto en mi vida ( y eso que sólo me dio la pila para conocer el primer piso:  son cinco).  Paso de departamento en departamento:  el de Luxury ítems es el más abarrotado.  Mujeres por doquier en un trance admirando y comprando bolsos.  Ok, anotado.

Cambio de departamento:  la música también cambia y se pone como la de un club bailable.  Ahora vienen los cosméticos.  Hombres y mujeres parecen avispas en un panal.  La música es realmente buena y lo hace entrar a uno en un ride.  Camino,  veo,  paso de largo.  Todos los dependientes visten de negro muy elegante.  Todos son guapos,  lindas y están sumamente arreglados. Segunda anotación.

Me dirijo al departamento de comidas:  impresionante.  Aquí sí ya la cosa se pone intensa.  Hay una sensación de glotonería en el ambiente bien pesado.  Circulo y termino comprando una  sopita miso y un arroz con vegetales y algas.  No sucumbo a la magia de la pasticceria,  la intoxicación de los vinos ni los olores de los quesos.  Es demasiado para mis sentidos. Las filas son gigantes.

Dentro de todo el caos,  el ruido, la música, la gente empujando,  la ansiedad y el despilfarro,  rescato una vitrina llena de las flores más bellas que he visto en mucho tiempo:  girasoles,  rosas y lirios.  Me acerco a ellas y su silencio se siente como un oasis.  Aún en medio de este lugar tan intenso,  la belleza encuentra una forma de mostrarse y dar quietud.

Doy más vueltas tratando de encontrar la salida y no hay forma de salir.  Tengo que pasar varias veces por el mismo sitio hasta que finalmente doy con el baño.  Recobro el aliento.  Me lavo la cara.  Guau,  esto es intenso.  Mujeres de todas las edades, razas y formas se juntan en el toilet con centenares de bolsas:  Hérmes,  Gucci,  Louis Vuitton,  Dior.   Siento que observo todo como desde una nave espacial.  Y me lanzo con toda la fuerza a encontrar la salida de este lugar.  YA.

Termino saliendo por detrás y tengo que dar un vueltón para volver al Underground.  Pero ya puedo respirar.  Por las muchas puertas  sigue entrando gente por montones.  Es todo un espectáculo.  Las vitrinas inmensas,  el lujo material en su máximo expresión.  Y me doy cuenta de que me siento ajena, indiferente.

Uy,  mi maestro tenía razón.

Hace unos años,  Mariela hubiera salido con unas veinte bolsas y con una gran sonrisa de oreja a oreja. La alegría habría durando una semana a lo más y luego,  la vieja soledad que  había sido tapada- nuevamente- con una curita volvería a la superficie.   Alivios temporales para un problema profundo.  Panacea de marcas para una tristeza sin fondo.

Pero aquí estoy,  mientras escribo totalmente feliz con mi sopita y mi arroz.  He de confesar que me llamaron mucho la atención un par de anteojos Dolce & Gabbana.  Pero cuando vi el precio hasta que me reí!  Pensé que valen cuanto menos medio tiquete a Mysore.  Y me siento colmada de saber que estoy aquí por una razón diferente a la que tenía para vivir en ese entonces.

Constato,  con dulce alegría,  que sí:  el Yoga nos puede arruinar la vida.
No tengo la menor duda.

Bloody great

El viaje es pesado.  Duermo apenas un poco.  El avión toca tierra después de muchas horas y salgo sintiéndome mareada y perdida.

Me pregunto y cuestiono cientos de veces para qué estoy aquí.  Una ciudad nueva,  tan grande y caótica.  El calorcito de mi casa lo cambié por esto?  Y para peores,  el taxi no aparece.  Mientras recorro el aeropuerto de un lado a otro,  de pronto veo mi nombre en un rótulo y una sonrisa blanca en una cordial cara negra.  "I´m Jimmy!",  me dice este grenadino que llegó a Londres a sus 25 años y que ya lleva 16 viviendo aquí.  "My legs hurt a lot",  me cuenta mientras conversamos.   Terminamos hablando de una amiga suya que hace Yoga y me hace muchas preguntas mientras avanzamos.  "You certainly don´t look like you have seven children,  I should definitely take that Yoga!"  Se despide con otra sonrisa y finalmente estoy en el hotel.

El día transcurre casi como en un sueño.  Es de noche y madrugada en Costa Rica,  mi cuerpo se siente raro.  En medio de este trip,  de alguna manera logro comprar mi famosa "Oyster" (el bendito pass del bus y metro que todos me dicen pero yo no entiendo nada) y hacer mi primer viaje en bus para encontrar el shala de Hamish.  Logro mi odisea y colapso.  El despertador suena 5:30 am.

Por diez minutos me cuestiono si voy donde Hamish o no,  aún cuando Hamish es uno de los maestros certificados más reconocidos en el UK.

  "La cama está deliciosa...estoy muy jet- laggeada.  Tengo hambre...!"

Salto de la cama y en diez minutos estoy caminando a tomar mi autobús.  Sí,  esos de dos pisos color rojo.  Es tan temprano que sólo yo voy.  Me siento arriba en la primera fila y es una sensación muy loca ver todo desde esa panorámica.  Estoy emocionada.  Llego al shala:  es una puerta blanca con un pequeñísimo rótulo que dice Dharma Shala.  Entro y Hamish me recibe con una sonrisa.  Estoy en casa.  Sólo se escucha el sonido de la respiración.  Mi corazón sonríe.

Al otro lado del mundo,  en una calle perdida en Londres,  encuentro el mismo-exacto-perfecto espacio que conozco tan bien.  El maestro se mueve amable y presente.  Recibo uno de los mejores ajustes en backbends que he recibido jamás...y luego caigo en ese espacio de ser y no ser....a lo puro Shakespeare.

Salgo del shala absolutamente feliz.  Leáse bien:  ABSOLUTAMENTE.   El sol de la mañana está saliendo,  los londinenses se apresuran a sus trabajos.  La ciudad despierta y yo voy caminando-flotando-sonriendo- casi llorando.  No lo entiendo muy bien,  pero sé que hay una magia de apoyo emocional inmensa en un cuarto estilo Mysore.  A Hamish lo he visto en India,  saludado,  pero estar con él en el shala es un regalo a todo nivel.  No importa cómo uno llegue sintiéndose,  siempre sale sintiéndose mejor. Me siento cercana al maestro,  al resto de los ingleses y extranjeros que practicaron hoy.  Y casi ni intercambiamos palabras.

Hay una complicidad,  una comprensión,  una pasión compartida que hace que en cualquier parte del mundo que estemos- no importa adónde-,  si encontramos un ashtangi de los de verdad, encontramos eso.  Y eso es,  ya me acordé,  lo que me trajo hasta aquí.

A todos nos pasa que nos perdemos en el aquí y el ahora y nos desconectamos del panorama más grande.   Chop the wood,  carry the water.  Entiendo totalmente la metáfora de estar presentes.  Pero a la vez,  estar presentes con el horizonte abierto,  con nuestro camino que avanza paso a paso hacia un propósito claro.  Y en Yoga es la capacidad de hacer lo que hagamos lo mejor que podamos.

Pienso en Arjuna y su disyuntiva de cumplir con quién es o negarse.  Ese héroe mítico,  personaje principal del libro más importante de la literatura india,  el Bhagavad Gita.   Si pienso en un Arjuna moderno,  probablemente hubiera tenido la misma resistencia que tuve a venir a este viaje,  tomar esos aviones,  aceptar la intensidad de esta ciudad.  La misma de ir a comprar el Oyster a una estación caótica,  perderse un par de veces en las calles hasta encontrar el bus o no levantarse esta mañana de las cobijas.  Pero todo parece ínfimo y sin importancia ante ese instante en que sale del shala y el sol le da en la cara.

Faltan dos días de ver a mi maestro y ya siento los mares de gente que vienen a verlo de todo el Reino Unido  y de todo el resto de Europa.  Cientos de amigos que no conozco pero que sí conozco:  todos compartimos un amor común.  Y dicen que para conocer a alguien lo único que uno necesita fijarse es en lo que ama...y ahí está la respuesta.

Los que aman el dinero...
Los que aman el jolgorio...
Los que aman las armas...
Los que aman la violencia...

Son seres de otra especie.

Los que amamos la simpleza de la vida.
Los que amamos nuestra conexión vital con Dios.
Los que amamos a los que aman esto también.
Los que amamos el silencio.

Somos todo un capítulo aparte.

Hoy compartí mi respiración en un cuarto lleno de ingleses.
y fue realmente BLOODY great.

martes, 20 de agosto de 2013

Adioses que duelen

Hoy dije uno de esos adioses que desgarran el alma.

Será que de alguna forma mi camino espiritual me ha ayudado a ganar visión...
Será que el motivo de mi adiós fue el deseo profundo por la evolución de este ser de quién me despedí...

No sé,  pero aunque siento que me arrancaron un pedazo de corazón,  también siento una hermosa serenidad de saber que todo está en manos de algo más grande.

Mi querida hija parte con el enfoque en sus sueños y su futuro.  Me inspira su determinación para explorar nuevos horizontes.  Ya quisiera yo haber tenido sus ovarios a los 21 años.  Pero no,  a esa edad tenía todavía demasiado miedo,  miedos heredados,  prejuicios y esquemas.

Mi hija ha tenido el valor de ir más allá del cuadrito de arte en este país.  Con un criterio muy maduro,  se dio cuenta de que aquí sus días como artista no la llevarían a ninguna parte.  Con mucho discernimiento,  comprendió que nuestra sociedad costarricense todavía está en pañales en este tema.  Y también,  siguió el ejemplo de tantos artistas de peso que volaron apenas pudieron de esta pequeña aldea.

A mí me toca quedarme.  No sin cierta resistencia a veces.  Siento que el arte,  en cualquiera de sus manifestaciones,  es juzgado sin poco conocimiento.  Mientras me preparo para tomar un avión hacia Europa para toparme con mis cuates al otro lado del mar,  siento que voy a juntarme con los cisnes que en algún momento sintieron,  al igual que yo,  que eran patitos feos.  Gente de todo el mundo que le han apostado a algo con el corazón.  Y que tienen la dicha de vivir en sociedades donde su escogencia es celebrada y apoyada.

Sin embargo,  a pesar de los obstáculos,  este es mi país y aquí están mis raíces.  No que no sienta muchas veces el deseo de cerrar casa,  empacar niños y volar lejos.  Pero hay algo aquí que me hace siempre regresar y es el calor y consciencia de mucha gente que destaca por entre la mayoría.  Que tienen todos un deseo profundo de encontrar verdad y compartirla.  Que no se conforman con ofertas comerciales y superficiales empacadas al gusto del cliente.  Cuyas almas añoran la compañía de gente parecida.  Tal vez todos un poco locos en fin.

Y me voy por un tiempo a agarrar fuerzas e inspiración para regresar a esta trinchera.  Si pudiera quedarme...pero no,  mi lugar está aquí.  Al menos por ahora.  Ya exploraré más mundo cuando mis bebés crezcan un poco más y sienta que hay una comunidad sólida de practicantes serios.  Ya llegarán los días de atravesar los cielos como siempre he anhelado hacerlo.

Y aquí, ahora,  mientras empaco,  también deseo regresar.  Fresca, renovada por la mano rigurosa de mi maestro y su aura de luz.  Emocionada,  agradecida por tener oportunidades como esta de estar en un mundo que se expande cada vez más.  Y feliz de poder representar a mi querido país en este conglomerado de almas,  generosas y dedicadas,  fuertes y apasionadas.

Que cada día hayan más almas que despierten.  Y podamos reconocer que nuestro querido Valle Central es un minúsculo lugar dentro del panorama más grande de un mundo que está lleno de Gracia.


miércoles, 14 de agosto de 2013

Siete ángeles en mi vida


MARIELA C’s STORY

I started practicing yoga at a rare young age. My mother was one of those beings who was always searching. Back then, to practice yoga in Costa Rica, a traditional catholic country, was considered a mortal sin. Anyways, she found a way to take me with her to class when I was about 10 years old. My only memory is watching these beautiful tall, white bright beings moving in the shala’s corridors - angels I guess- and since then, I could feel the blessings of yoga.


My first visit to Mysore was 12 years ago. Ashtanga Yoga in Mysore is hard to describe: I can only say that the energy around Guruji and Sharath made me return six more times and always crave for India while I was home. Practicing on my own (since I had no teachers in San Jose where I live) was a small price to pay, compared to the promise of returning every year to see my beloved Guru.

Life started changing very fast. We built the studio and people started coming. Life shifted and I happily gave up my law practice. I was very successful as a lawyer, but absolutely miserable in a career that was not for me. I started teaching full time. When the news came that I was pregnant with my fifth child, there was a mixture of profound joy and overwhelming worry and what about my practice?

One thing is to theorize about how beautiful having a baby is, especially if you are in love and with the right partner by your side. But then there is the reality of what your body will go through! The first three months were pure hell! Besides that, I decided to go back to India and finish the process of getting authorized by Guruji and Sharath: it was not a very good idea! But my desire to be close to my teachers and finish this first stage was too strong to let go.

I arrived in Mysore last August on my own, being 12 weeks pregnant and after 26 hours of non-stop flights and delays. Pregnancy is such a delicate time. You are as open and vulnerable as ever and flying across the world from Costa Rica through Germany to finally arrive to Bangalore and then Mysore was the biggest challenge I have faced. Constant nausea, vomiting and loneliness made this the hardest trip. Arriving by myself, longing for my husband and children was also very hard.

A dear friend rented me his place. It was a very cosy little apartment with all the facilities. Mr. and Mrs. Chinnappa, the landlords, were always so kind and respectful. So I felt cared for in the middle of everything. I would stay awake all night, still very jet-lagged, thinking of my loved ones and crying and directly go to the shala at 6 am for practice.

I was assigned to practice with Saraswathi. A part inside of me craved for the 5 am practice with Sharath as always, for my teacher friends and the whole gang.
Practicing with all the beginners requested a big dose of humility. But Saraswathi’s gentle approach and daily concern made everything easier for me, even though during practice I had to leave and go vomit every ten minutes. My body was refusing to adapt to so many changes at the same time: baby, food, time zone and broken heart.

Being used to having my body do whatever I asked of it, this felt very confusing. I felt as if I was possessed and couldn’t get it to obey my mind. This started upsetting me deeply, to a point where I started regretting what was actually happening and many doubts started clouding my mind. Yoga teaches us the art of acceptance. It’s easy to accept things when they happen your way; but how about when they completely go upside down? From a three-hour daily practice, I had to cut short to half Primary Series with a lot of modifications. It was very interesting how Saraswathi immediately removed all the twists (Marichyasana C and D). My practice used to give me lots of energy for all the challenges of motherhood and full time yoga teacher but now I was feeling depleted and profoundly depressed.

My husband made it to India for his first time probably intuiting I needed support. The trip ended with my authorization being granted and us returning to Costa Rica. Though things were not easier once we got home.
Normally the nausea and vomiting stop after the third month however, this was not the case with me. I came back and things got worse. I could barely stand up from my bed. Everything was foggy and couldn’t get the grip of the practice again. Teaching was very hard, but I kept going. My body felt terrible and I wasn’t able to apply the only medicine I know for body and heart aches: practice. What to do?

I realize this pregnancy has taught me what my regular practice would have never taught me. Suddenly, everything I loved the most was taken away from me. When I say  loved and love my practice above everything else it is because I appreciate so much the perspective it has brought to my human experience.
Giving up such love is no easy task. I had to start from scratch, doing one Surya Namaskar and then collapsing into Child pose for 20 minutes while the room kept turning and turning.

I realize my profound love for practice was definitely a very heavy attachment. My body was used to the chemicals produced by it and I had to go through heavy detox with all its consequences: mood swings, sadness, intolerance almost to the verge of depression.

Then slowly, things started shifting. My only option was to surrender. And from that surrender to this tiny teacher inside of me came a second wind. My practice completely changed, even more as I started growing bigger. But as I faced my mat everyday, scared to find I was not able to perform anymore, I started getting real. I found new joy and gratitude in the blessing of knowing there was a life growing inside of me and that somehow he was helping me understand new things. My only sadhana was to become a clean channel for this soul and stop interfering and asking something for myself. Instead, to just be there for whatever he needed from me, beyond my likes and dislikes. Yoga gives us so much power and there are many ways to use that power. We can use it for our own benefit or we can use it to give and help each other. Even though I always thought that my job as a yoga teacher and my mission as a mother was fulfilling all this, I know there was a part inside that still wanted something for myself.
  
Five of my seven children were born without any intervention.  My yoga practice helped me stay present through labour and breath help with the waves.  Yoga is awareness of the present moment and birth is such a powerful experience for any mother and child.

In the moment of birth,  there is an energetic explosion as the baby is born and merges with the mother in many subtle ways.  It is so important for the mother to be fully awake and present for her child.  In these days,  many women are scared to go through it all and program a c-section without given themselves the opportunity to grow.  Yoga practice helps us tap into our strength and also surrender to the process with faith and optimism.

My first five births were very beautiful, intensely beautiful.  These five babies were born without anaesthesia nor pitocin.  The feeling of aliveness and empowerment for the mother is difficult to describe.  I can only say that if you are an ashtangi you know about the meaning of intensity. You will also know how a strong mind is capable of enduring and finding bliss even in the most intense pain.

All of my babies were born in the hospital.  I didn´t feel safe to have them at home and admire a lot those moms who do it.  I could relax and surrender knowing there was help available in case of an emergency. But I do think this is a very personal decision and each mother should meditate and make the decision that feels better deep inside their hearts.

Gael, my fifth was born in a pool.  Surrounded by water and his parents,  he came into this world with such softness and beauty.  I was calling him loudly as the waves intensified and my doula and husband were there with me throughout the experience.

Theo,  my sixth was a very difficult experience for me.  I felt very confident and even invited my daughter and sister in law to "witness"  the power of a natural birth.  Things changed as they usually do and he was stuck and wouldn’t come out. Both of us almost died in birth.  Thanks to my doctor he was born with forceps.  It was very hard to see my expectations shattered and my body destroyed.  The emergency of the forceps hurt my left performis and I was in deep pain and postpartum depression for about six months.  As I look back,  I realize how important this birth was to learn letting go and surrender.  He is a bright star that shines powerfully in our home.

Matias, our last baby came to us in a very unexpected way, five months after Theo was born.   Ashtanga Yoga can make you very fertile so be careful! After the initial resistance and surprise, plus a c-section because of my injured hip he has been teaching us the power of fearlessness and inspires us to trust every bit of the way.  Matías helped me to understand the meaning of acceptance and santosha through his pregnancy and birth.

All my children are gifts from God and thanks to my yoga practice my body is completely healed now. Even though I´m turning 46 next Saturday I feel way better than when I was in my 20`s and 30´s. More energy and no pain.

Every time I practice when I am back home - sometimes at 4 am in the morning -  I pray that I can give more and serve more.  When my mind is clear and my body feels good  I definitely have more clarity about how to raise my kids so they can feel my love. My own practice gives me energy to teach my students with inspiration as well as to share my heart with my husband and friends in a deeper way.

I’m just so grateful for having this gift of Yoga in my life.  
So grateful for my teachers who keep this light of Ashtanga Yoga bright and shining.

Mysore, January 16th,  2013.

Regalos de verdad

Anoche llegué a la casa después de soplarme una horrible presa y tráfico loco.  Pero qué estaba pasando?  Nada más y nada menos que el Día de la Madre.  Los ticos se toman muy en serio esta fecha y salen a las calles en busca de regalos para sus mamás.  El gesto:  hermoso.  La presa:  fatal.

Abrí mi alfombra un poco descorazonada,  pensando en que en mi caso no me interesa para nada recibir regalos materiales de mis hijos.  Me parece que es un peso innecesario para ellos toda esta parafernalia.  Siempre les digo que no me regalen nada más que su presencia y su compañía.

Y estaba en estas divagaciones mientras los estudiantes acomodaban su alfombra.  Gael y Matías rondaban el Estudio,  corrían,  se reían.  Empecé mi práctica y de reojo vi como Gael,  mi enano de 5 años,  acomodó su mat,  juntó sus manitas y empezó a moverse en la alfombra.  No se sabe la serie, pero copiaba los movimientos de los que estábamos practicando.  Estaba feliz.  Yo todavía más.

Estuvo en el cuarto una media hora,  toda una proeza para un niño tan pequeño.  Nunca le he dicho que practique,  pero me doy cuenta del impacto que tiene para él el ambiente en que crece y la compañía que frecuenta.  De pronto,  vi un pequeño yogi totalmente metido en su práctica, sin resistencia, disfrutando cada instante.  Vi su mirada de alegría cuando finalmente tuvo que irse a dormir.

Y hoy amanecí creyendo que ser mamá es el regalo más bello de la vida.  Los hijos nos sorprenden todos los días,   a veces para bien, otras para mal.   Todo es perfecto en el panorama más grande de la vida.  Sin embargo, necesitamos tener un backbone fuerte para poder sostener los embates de los momentos difíciles.

Se torna muy placentero si logramos conectarnos con nuestros hijos de corazón a corazón.  Por encima de un rol,  un papel,  una figura. Somos los canales que los trajimos al mundo y los conocemos desde el día que nos anunciaron nuestro embarazo.

Muchas mujeres no tendrán la experiencia de ser madres biológicas de hijos humanos.  Pero igualmente tienen la posibilidad de encauzar sus energías creativas en mil y una formas.  Creaciones diarias,  semanales,  mensuales.   Y la más importante de todas: nosotras mismas.  Seamos madres o no,  la energía femenina lleva la vanguardia en el desarrollo espiritual de estos tiempos.  Si tenemos eso claro, podremos asumir nuestra responsabilidad de guiar a las nuevas generaciones con aplomo y valentía.  Y al mismo tiempo,  con la suavidad y relajación de saber que estamos siendo guiadas nosotras mismas.

El regalo de la maternidad es un don de la Gracia.  No viene a quién a veces lo quiere y llega a otras sin pedirlo.  En estos días de celebración del regalo de la vida,  recordemos que todos somos partícipes de la danza vital.

Y ya sea que tengamos un Gael,  un perrito,  una casa en la playa,  una cocina...dondequiera que estemos podemos crear más Amor.


lunes, 12 de agosto de 2013

Mujeres diamantes

Definitivamente,  la selva me encanta.

Dos días en el Caribe hacen maravillas.  La jungla y su ritmo,  el Wolaba,  el perezoso que se mueve por la vida en "slow-down-mama-mood"....me traigo del mar y la arena esta invitación interna a retomar esta semana,  este lunes desde ese lugar.  Un nuevo experimento.

Y esto sucede en un día,  una semana que parece ser inmensamente intensa.  Hoy operan a mi hija de las cuatro cordales:  cuatro muelas del juicio para afuera de una vez.  Hoy tenemos una graduación de un año de práctica en la noche, una fiesta.  Hoy también regresa al Estudio una estudiante que acaba de estar con Sharath.

Tres mujeres,  todas ellas fuertes y determinadas.

Mi hija se opera y en 8 días se va a estudiar a Canadá por muchos años.  Ha sido un proceso interno de mucha fuerza y enfoque lograr la beca,  la visa,  la despedida de su novio.  Su arte la llama y por ningún motivo va a claudicar.  Está su vida en juego,  su alma.

Mis dos estudiantes que hoy son homenajeadas son ambas tranquilas y serenas en apariencia,  pero con un volcán y truenos por dentro.  Sólo si conectamos con esa luminosidad interna que deshace todos los miedos puedo uno sostenerse en esta práctica de yoga sin tirar la toalla.  Es demasiado difícil.  Pero cada vez que graduamos en el Estudio a un estudiante de 1 año de práctica ininterrumpida- y eso que no hemos llegado ni a veinte durante doce años-  reconfirmo la fe en que aunque seamos pocos,  algunos de nosotros estamos genuinamente locos por Dios y por la Luz y podemos sobrepasar madrugadas,  dolores físicos y sobre todo, resistencia mental si contamos con el apoyo de nuestros maestros y amigos.

La primera estudiante llegó a mi casa por una serie de acontecimientos que yo llamaría "serendipity".  Esa sensación de que la vida trae a alguien en las circunstancias más peculiares y ese alguien realmente merece recibir este regalo.  Su devoción y enfoque,  en medio de una vida de médico sumamente dedicada,  han terminado por expandirse al punto lindo de que su esposo también está ahora practicando.  No siempre sucede esto y está bien, pero cuando uno en la pareja jala al otro para que también se lance al vacío hay una transformación muy poderosa que sucede, no sólo a nivel individual, sino a nivel de relación.  Estos dos yoguis son un ejemplo a seguir.

La segunda acaba de regresar de Europa de estar con mi maestro.  Le decía que la sensación es de un "antes" y un "después":  la vida antes de Sharath, la vida después de Sharath.  Y no es ni siquiera Sharath,  aunque sí es él también:  es ver la gente que llega y el amor que abren sus alfombras,  los maestros que lo recibieron con la devoción que prepararon todo.  El momento de hacer la práctica es la culminación de un montón de trabajo,  no sólo en el país en cuestión,  sino en las vidas personales de toda esta gente.  Muchos viajes a India,  mucha perseverancia,  lesiones de por medio,  presión interna e ideas falsas que hay que quemar en el fuego de la respiración.

Y todos nos sentimos muchas veces así:  listos para tirar la toalla.  Cuando me pasa,  me ayuda muchísimo recordar gente como estas tres mujeres que hoy son protagonistas de mi día.  Gente diferente,  gente que no se da por vencida fácilmente.  Mujeres con temple,  con luz y ovarios.  Mujeres que dejan lo amado para buscar un sueño sin ningún tipo de seguridad,  más que el llamado imperioso de sus entrañas.

Y cualquier mujer u hombre que pueda conectarse con ese lugar tiene el éxito garantizado. No es un éxito externo, no tiene que verse de ninguna forma.  Es el éxito de ser consecuente con lo que somos,  con quién somos.  Si no tenemos ni idea de quién somos, cómo dar un paso en alguna dirección?  Pero la maravilla del Yoga es que nos va pelando de todo lo falso y queda el diamante puro que sólo quiere brillar.  Y desde ese lugar,  aunque sea desde la posibilidad de ese lugar,  damos pasos de gigantes que ni nosotros mismos nos creemos.

Escribo esto una semana antes de mi propio paso de gigante al otro lado del mar en busca de la mirada de mi maestro y su sonrisa.  Para eso,  tengo que superar mil y un obstáculos mentales que me frenan. Pero ya me voy convenciendo de que no tengo que hacerles caso: siempre se aparecen a estas alturas del partido e intentan sabotearme la jugada.  Voy tranquila, como el perezoso de ayer:  un movimiento a la vez,  sin preocuparme del próximo. Y sé que voy a estar bien,  adonde quiera que esté.

Sé que estas tres mujeres ya dieron el primer paso hacia su diamante y que cada día van a sentirlo más cerca.  Y ojalá que muchos más sigan el llamado a pesar de las dudas,  porque no hay otra forma de vivir la vida que valga la pena.


jueves, 8 de agosto de 2013

Para amar hay que abrir los ojos

Regreso en estos días a mi pregunta existencialista de si existe o no el amor.

En este plano en que vivimos,  pleno cada día de duda, confusión,  egoísmo,  sufrimiento y desesperanza,  la pregunta es válida.

La respuesta?

Desearía que alguien me pudiera responder con un simple si o no.  Pero como el amor es algo tan sutil, tan profundo y tan sin similitudes en este lugar,  por supuesto que la respuesta no va a ser tan simple.  Necesito ir más profundo para descifrarla.

Dice una canción que el amor nos habla en acertijos y rimas.  Pero cuando nos toma nos aprieta con fuerza,  nos besa incansablemente y nos seca las lágrimas.  Sólo tenemos que cerrar los ojos para sentirlo.  Y abrir los ojos para verlo.

Un amigo cercano me aconseja que siempre que esté pasando un momento difícil,  busque lo que amo. Y qué amo?  Amo a mis hijos,  a cada uno de ellos.  Hoy el número 3 está cumpliendo 17 años.  Hace 17 años estaba yo en el infierno:  una pésima relación de pareja,  un embarazo sola,  días de dolor y sufrimiento.  A aún en medio de ese panorama tan triste,  el amor me consideró lo suficientemente merecedora para posar en mis manos aquel bebé precioso,   lleno de luz e intensidad hasta la fecha.

Aún en el fondo de la cueva,  el amor me encontró.

El amor nunca nos abandona. Somos nosotros quiénes nos cerramos a su caricia.  Aquí estoy con mi pitufo menor,  Matías,  mientras escribo.  Su carita angelical,  ojitos vivos,  sonrisa dulce es todo lo que necesito en este momento.   Aquí,  ahora, puedo sentir el abrazo del amor a través de mi bebé.

Igual que cuando abrace y felicite a mi cumpleañero más tarde.  Igual que en la clase que acabo de dar con diez hermosas almas valientes y dispuestas a darlo todo.  Igual con mi cuerpo que me llena de sensaciones de vida,  a veces placenteras,  a veces no tanto,  pero todo vida.

Qué más amo?  Amo lo que hago cada día,  lo amo con pasión. Amo a mis maestros,  cada uno de ellos un ejemplo de tenacidad y bondad.  Amo la gente que viene a mi casa a compartir lo que amo.  Amo que sean tan tercos y necios como yo para seguir rompiendo todo lo que nos aprisiona.

Así que concluyo que si estoy dispuesta a ver,  el amor está por doquier, al menos en mi propia vida.  Es la fuerza que nos mueve,  que nos invita a dar el siguiente paso.  Es la energía que mueve las hojas del árbol de mango en mi patio y que me lleva a cruzar el mar en un par de semanas para ver a mi maestro.  La misma que hace que la sangre se mueva en mí y mi corazón palpite.

Está presente siempre.

Voy a escoger sentirlo o voy a quedarme pegada en mi idea de que tal vez sea un mito?

Podría refrendar esto con mucho ejemplos:  gente ensimismada,  gente desconectada,  arribistas,  wanna be-s, mediocres,  envidiosos, desagradecidos,  adormecidos...creo que todos sufrimos una dosis mayor de la deseada de este tipo de gente diariamente y el secreto está en no permitir que empañen el espejo de nuestra percepción y nos bajen de frecuencia.

El Yoga me invita a experimentarlo todo antes de dar un veredicto.

En mis diarios experimentos con la vida y la verdad,  creo que no tengo más opción que aceptar que el amor existe.

Ja ja
Qué buena noticia.

Tal vez no como yo quisiera,  pero eso no es lo importante.
El hecho es que está por todo lado y es imposible vivir sin amor.

Y ya esta realización me da esperanza para continuar.

domingo, 4 de agosto de 2013

Sintámonos satisfechos con quién somos

Hoy es un día especialmente feliz para mí:  una de mis queridas estudiantes conoció hoy por primera vez a mi maestro.  Tuvo que sobrepasar muchos obstáculos pero lo logró.  Y mientras leo sus relatos desde Dinamarca,  me embarga una profunda alegría de constatar que lo que sea que uno se propone,  sucede.  Más si se cuenta con las herramientas y el enfoque que nos regala el  Yoga.

No es que fuera fácil para ella.  Para nada.  Tampoco ha sido fácil para mí.  Hay una fuerza que confabula para enredar la cancha para que uno no se dé estas oportunidades.  Y creo que esa fuerza puede tomar nuestra mente y cubrirla.  Y si estamos cubiertos,  creemos que tales puertas no son para nosotros,  que nos las merecemos,  que son muy difíciles de abrir y terminamos cayendo en el desvalor, el nihilismo y la apatía.

Pero la virtud del Yoga es que dispersa estas nubes mentales para que logremos sobreponernos a todo esto y manifestemos,  creemos,  vivamos lo que necesitamos vivir.   Y lo veo suceder una y otra vez:  sucede.  Sucede a pesar de nosotros mismos,  nuestras dudas y temores.  Sucede y cuando sucede,  es como si saliéramos de una niebla mental y nos decimos:  "Pero cómo diablos pude cubrirme tanto?  Cómo diablos pude haber siquiera pensando en dejar pasar una oportunidad de oro como esta?"  Y la alegría es tan grande que nos devuelve la fe no sólo en la Vida sino en nosotros mismos.  Y la siguiente vez ya no le hacemos tanto caso a los obstáculos.

Hoy escribí un artículo para una revista gringa en inglés.  Lo posteo en inglés porque muchos me han pedido que escriba unas letras para los no hispano parlantes.   El artículo en cuestión habla del antes  y después de una yogini.  De cómo una mente inteligente y brillante más bien puede ser una piedra en el camino sino está lo suficientemente entrenada.  Nos habla del discernimiento,  de la confianza en los guías.  De la voz del corazón y de seguir nuestro gut.  Se los comparto con esa certeza y alegría de que todo lo que escribo es cierto.  Es cierto porque cada día compruebo que el Yoga es un milagro en mi vida.

Cuando me enfrento a una decisión importante,  siempre contemplo qué siento y mi discernimiento me ayuda a tomar la decisión no sólo a nivel racional sino a nivel emocional e intuitivo.  Cuando la mente está enfocada,  hace menos ruido y podemos escuchar mejor al cuerpo,  a los sentimientos y a los hunches.  Eso es lo que hace una decisión sabia:  que se sienta bien desde la inteligencia y bien en el cuerpo.  Pero sobre todo,  que nuestro corazón esté en paz.

He aquí mis pensamientos,  espero se sientan identificados.   Hubo una época en mi vida en que sentía que me volvía loca:  gracias a la Gracia de mis maestros,  mi mente es ahora un instrumento para vivir una vida más serena,  menos sobre emotiva y más conectada.  Estoy eternamente agradecida por todo lo que me trajo al día de hoy.  Y espero tener el discernimiento de seguir escogiendo la Luz en vez de las dudas y la confusión.






Ashtanga Yoga vs Mad- attention

Mad- attention used the be the name of my life.  Mad- attention to drama,  people and things.  Never-ending.  All day, all night.

The method i follow and teach promotes the opening of the rivers of energy in the body,  the rivers of life or nadis.  The ancient texts in India talk about 72 000,  maybe more.  Consciousness expands without effort once we have done our Ashtanga practice.  We enter bliss even when we are not looking for it.   Of course,  we have done two,  maybe three hours of bending, sweating,  crying and facing all of our fears.

Ashtanga is a meditation in motion that has three main basic points:  posture,  breath and gaze.  The method is a vinyasa count which creates a powerful heat in the body.  This heat melts away all the impurities and the body and mind return to their golden glowing true nature.  
 
Moving and watching the breath.  Move while being moved and becoming the watcher.  Feeling the sweat,  enjoying the intensity.  Being totally captured by the sensations and able to let go of the mental chatter.  Freedom.

 
That is my method,  my teacher´s and my teacher´s teacher.  And it is miraculous.

The mind fades away, all my crazy demands, judgments,  opinions,  concepts and criticism.   For a couple of hours a day,  i feel free from this mad-attention to my internal chaos and somehow,  i can feel the inner light shining, not as a concept but as something as tangible as my quads.

As i prepare to be with my teacher once again,  i start getting the feeling of being on fire.  He reminds me that we can all fullfill our dharma from love.  

I have known Sharath Jois for a while.  I met him in Mysore, India, in the Ashtanga Yoga Research Institute, in 2001.  I was lucky enough to know and study with his grandfather, Sri K. Pattabhi Jois as well. They have both inspired me with the traditional method of Ashtanga Yoga and the potential it carries of deep physical, mental and emotional healing. 

After 12 years of knowing him,  i still get all tied up inside by just the thought of being in his presence again.  My fears start to surface:  will i be able to follow his pace?  Can i do it?  Why travel so far? All of my insecurities rise to the surface and still,  somehow this practice gives me the courage to go ahead and jump again into the unknown.

My teacher´s humble powerful presence is my inspiration.  He has shown me the way to go into my deepest fears:  fear of actually dying in my mat.  Of not being good enough,  not strong enough.  Ashtanga Yoga´s demands on the mind surpass those on the body.  Where the mind goes,  the body follows.  Last night as i was practicing some crazy postures,  i could actually understand how the breath makes the opening for my mind to calm down.  Then I  can go ahead.  And this has served me inmensely for my life off the mat. 
 
Life comes with its curves.  Instead of reacting and letting out into my emotions,  i take a deep breath.  Remember the bigger picture.  Look inside for answers inside my heart.  Know what matters and what not.  Then,  i take action.  I always mess up,  but i try to learn.  And then another curve comes.  And i try again. 

Life becomes a bigger mat where i can know myself better.  My current circumstances are the perfect scenario for realizing where i need to soften,  open and let go. 


The mad-attention has slowly transformed into a quiet,  serene refuge inside of my heart.  And it´s available every day,  no matter what happens on the outside right here on my mat.  I keep returning to it for advice,  warmth and connection.  And when i´m there,  the mad lady inside of me can somehow take a nap.
 

The Bio:
 Mariela is a mad lover of Ashtanga yoga.  She has been blessed to travel to India several times to meet her teachers Guruji and Sharath. She is also a happy mom of seven beautiful souls,  an ex-lawyer and a classical pianist.  She teaches Ashtanga yoga in San josé, Costa Rica.



viernes, 2 de agosto de 2013

Mágico Jodorowsky

Si trabajamos en nosotros mismos y realizamos nuestro Ser interior, si purificamos nuestro cuerpo y mente siguiendo nuestros guías,  lo único que nos queda por hacer es vivir serenamente y en paz.  Sabremos que cuando nos llegue la hora de partir estaremos a la altura y estaremos bien preparados.