martes, 24 de enero de 2012

Wifi Swamiji y SistaShree

Hoy pasamos el día en muy buena compañía.  Fuimos a ver a un Swami a su cueva!  tantas veces por estos lados y hasta ahora supe de este hallazgo.  Una querida amiga,  roomate de Mela,  Sistashree nos guió por varios lugares escondidos de Mysore,  llenos de sorpresas.  Alquilamos entre todos un carro grandísimo-para los cánones indios- y cupimos los 6:  ella y una amiga,  Mela,  Fabricio,  Marco y yo.  Subimos a la mitad de Chamundi Hill,  una montaña sagrada que simboliza la fuerza de lo Femenino.  A la mitad del camino,  hay un Nandi grandísimo y ahí está la cuevita del Swami.  Claro,  en estos tiempos tecnológicos,  es un swami conectado.  Sistashree sacó cita vía SMS y él nos recibió amoramente en su templo personal.  Había que bajar la cabeza de lo bajito del techo y nos sentamos a su alrededor  frente a un hermosos altar. Estuvimos en silencio un buen rato,  afuera se oían los monos jugando.  Su cara era bondadosa y me sentí en paz en este pequeño espacio con este hombre sereno.   Luego,  nos invitó a ir a su terraza.  Nos ofreció limonada con azúcar y jengibre y nos contó que a los 28 años dejó de ser un periodista freelance en Mumbai y se volvió saddhu,  renunciando al mundo.  Giró por muchos lados,  entre ellos Nepal y Tíbet,  y terminó en Mysore.  Nos dijo que hoy era un día auspicioso porque los monos habían regresado.  Yo le pregunté si había estado en el Monte Kailash,  uno de los más sagrados en la fila del Himalaya.  Me respondió algo,  pero no le entendí muy bien.  Sin embargo,  cuando nos íbamos,  me invitó a su cuarto y me mostró una foto espléndida del Monte,  una de las más hermosas que he visto. El Kailash simboliza a Shiva,  el Principio de la Transmutación.  Para verlo,  hay que ir entre abril y mayo,  sino es muy frío o llueve mucho.  Brahma crea,  Vishnu sostiene y Shiva destruye.  Todo lo que nace,  tiene que morir.  Lo que inicia,  terminar.  Mientras Marco empieza a empacar para devolverse a Costa Rica en dos días,  agradezco por un lado que este viaje esté ya casi terminando.  Mi corazón extraña el hogar.  También,  sé que el camino está apenas iniciando.  Entre más practico,  más me doy cuenta de que siempre se trata de saber menos y sentir más,  de regresar a la inocencia de los bebés.  Cada día siento que sé menos y entiendo más.  Que no tengo que esforzarme tanto,  sino más bien dejarme llevar.  India es maestra en eso del caos sostenido por amor y Gracia. Lo vemos todos los días en el tráfico en las calles,  a pesar del molote,  casi no hay accidentes.  Todo se mueve en armonía y calma interna.  Los indios saben hacia donde van:  hacia adentro.  Es tan claro y a la vez, hasta ahora lo veo.  Regresamos al atardecer, después que Sistashree nos muestra el jardín de bonsai más grande de Asia,  hermoso!  en la calma del Ashram,  tomamos Horrible Tea-herbal tea- y conversamos.  Finalizamos la visita en un hermoso santuario de hierbas sagradas y siento una presencia con nosotros.  Si no estuviera segura que ya Marco y yo ya cerramos la fábrica de babies,  hubiera jurado que siento un bebé cerca.  Me emociono pensando tal vez en una sobrina,  espero -todavía no- nieta...la vida continúa.  Todo se mueve a su tiempo.  Agradecida por un día de serenidad,  bendigo este camino que nos trae tan linda compañía.  Amigos del alma,  amigos para siempre.

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