lunes, 9 de enero de 2012

Mysore Style

Estoy en el shala a las 6 am.  Todavía está oscuro aqui en Anjuna.  El viaje en scooter nos dejó prácticamente congelados,  mucho frío y viento tan temprano.  Cuando entro,  las luces de las velas iluminan con luz tenue los cuerpos en meditación.  Nos preparamos todos para este rato de práctica que es como una vida en sí misma...una vida con una muerte.  Hacemos la invocación.  El énfasis es la respiración.  Consciencia en cada inhalación y exhalación. Bandhas y la mente hace: "puk" y entro en otra dimensión.  Mi cuerpo fluye sin esfuerzo.  Cuando respiramos bien, decía Guruji,  no hay lesiones.  Cada célula está presente.  Me muevo lentamente y en la postura del perro siento el primer ajuste.  Es directo,  seguro,  perfecto.  Mis manos regresan al lugar original.  Siento la fuerza y la conexión.  A veces,  damos tantas vueltas en círculo y necesitamos regresar a los orígenes para darnos cuenta de que no había necesidad...igual en la vida.  La simpleza de cada momento me sorprende desde ayer.  Esto de estar presente vuelve la vida nueva!  continúo respirando y siento como la energía en el cuarto cada vez se intensifica más y más.  Son tres maestros para 50 personas.  Se mueve rápida y  silenciosamente,  con la maestría que da la experiencia y la devoción.  La energía sube más.  Cuando me doy cuenta,  tengo mis manos en los muslos en un backbend extremo.  Mi mente se relaja,  la respiración es todo.  No hay lucha,  es  saberse protegida.  Protegida y acompañada.  Más allá de lo límites,  sólo hay más espacio. Espacio que no sabía que estaba ahí:  lo desconocido.  Respiro con alivio, la ola pasó.  Pero estoy bien.  Y sobre todo,  agradecida porque este lugar hace mucho que no lo visitaba.  Sentirme acuerpada en el límite de  mi mente.  Poder llegar a ese edge y acariciarlo...suave, gentilmente,  con mucha dulzura.  Y luego,  la muerte.  La muerte infinita y pacífica.  Invitada por mí misma con consciencia,  sin miedo,  sin anticipación. Descansamos después de haber hecho todo lo que podíamos hoy...mañana será totalmente diferente.  Como otra vida,  otra cara, otro cuerpo y otro país...pero en cada una,  avanzando un pasito más hacia la Luz.  Nada se pierde.  De la mano de mi maestra,  puedo experimentar qué se siento soltarse sin miedo,  la mente en silencio.  El corazón grande grande...la vida que siempre anhelé.

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