jueves, 12 de enero de 2012

Rest in peace

El Ashtanga no es el yoga del vacilón (no fun yoga),  dice Dena.   Hay muchas formas de practicar y ésta nos pide dedicación diaria,  un poco de locura de levantarnos tan temprano a doblarnos en mil maneras,  no sólo físicas sino especialmente mentales, y sobre todo,  el deseo inmenso de libertad y transformación a todo nivel.  La relación amor-odio es normal en esta práctica y aprendemos a ver las olas de nuestra consciencia fluctuar entre asanas,  el ritmo de nuestro corazón y respiración moverse a pesar de los obstáculos y sobre todo, nuestra incansable mente encontrar espacios de silencio.

Desde aquí,  escribiéndoles después de mi práctica con el corazón lleno, los invito a tomarse su práctica con cariño desde ya.  El camino del Ashtanga al principio es arduo,  pero promete verdad y esto es algo que sigo confirmando en mis viajes y al tener contacto con gente en todo el mundo que también la hace.   No somos todos,  pero a aquellos que nos ha tocado conocerla,  con el Ashtanga Yoga tenemos una herramienta de transformación verdadera en nuestras manos. No en vano decía Guruji que este es el Raja Yoga.  La pregunta es:  quiénes de nosotros estamos dispuestos a ir hasta el fondo?  sino ahora,  cuándo?

La vida es corta.  Cada mañana,  cuando vamos temprano al shala,  todo oscuro y silencioso,  pasamos frente a un cementerio con las siglas R.I. P. (rest in peace).  Los primeros días lo veía y me parecía un poco macabro,  pero hoy lo vi y supe que estaba allí para recordarme el gran regalo que es encontrar el yoga en esta vida.  Creo que todos los que tenemos esta suerte estamos sostenidos por el Prana en todo momento de nuestra existencia y tenemos la posibilidad de contribuir a que este mundo sea más amoroso,  cálido y hermoso para los demás seres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.