domingo, 24 de enero de 2016

Om Shiva

Sentada a las faldas de Arunachala en el Ashram del Maestro, después de una noche intensa de caminata y devoción, ️regreso al salón de meditación. 

Espacio sagrado.
Portal a su presencia y poder.
Dicen por ahí que cuando el discípulo esta listo, el maestro aparece. Cierro hoy en Tiruvanamalai un ciclo de mi vida que inició aquí precisamente. Lo inicié con un bebé en mi pancita, con muchos sueños y esperanzas. Lo termino con claridad, con una mente sobria que comprende ahora el camino recorrido.
Algunas almas traemos al mundo una misión distinta a otras. A algunas se nos pide soltar los lugares comunes y transitar por terrenos escarpados. Durante muchos años intenté de corazón hacer lo esperado de mí, estar pendiente de un horizonte que hoy parece tan limitado. Mi Dharma incluía estar aquí en India sentada de nuevo a los pies de esta montaña sagrada. Incluía todas las "pérdidas" que más bien ahora comprendo son ganancias. Todos los dolores menores que gracias a Dios me trajeron aquí- no solo a este lugar físico sino a estas realizaciones.
Todo el pasado parece ahora tan insignificante. Todo se ve como un drama de alguien mas. Alguien que no reconozco por más que lo intento. Alguien que no podía conformarse con una existencia limitada como intenté en su momento- siguiendo los pasos comunes.
No me considero extraordinaria, solo distinta. Sé que esta sed de mi alma ha estado presente por vidas y me han respondido. Se que venir a India es un karma, igual que los maestros. Y sé también del esfuerzo titánico que se requiere para regresar a lo que añora mi espíritu por encima de cualquier condicionamiento.
No hay nada más importante.
Me preparo para despedirme de India, como siempre con muchas lágrimas. La despedida es crucial para marcar los próximos pasos en mi vida. Me deja ir con la certeza del regreso, como vuelve la amada a los brazos del Unico que puede colmar su corazón. El dolor de la despedida es sólo el anticipo de un pronto reencuentro.
Mi camino es claro y ha sido trazado con maestría por una inteligencia Maestra. Ahora sólo me resta continuar, no detenerme por nada. Mi camino incluye los rastros mágicos de mi vida como madre y mujer. Mi progenie que amo y que me impulsa a cada momento a no abandonar.
Incluye también un grupo de gente sensible, seria, comprometida y consciente que entiende la bendición de esta práctica para transformarnos la vida.
India no es física.
Es una materialización viva de nuestro anhelo por la divinidad. Al igual que esta montaña que tengo frente a mí en este momento y que me alimenta desde lo mas profundo de mi alma, encarnaciones pasadas y futuras.
India está aquí para todo aquel que sea lo suficientemente apasionado y serio y venga no sólo de turista sino con la intención pura de dejarse llevar. Aquí en los templos, ashrams y tirthas pero sobre todo en su vida cotidiana.
India es una invitación a ser quien estamos llamados a ser en esta vida y a no perder mas el tiempo insensatamente.
Arunachala, 24 de enero 2016.

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