domingo, 10 de enero de 2016

Noveno Viaje: Shanti

Sebastián y yo decidimos hoy salirnos de la burbuja.


La aventura comenzó en la estación de trenes.  Tomamos la ficha 245 e iban apenas por la 180.  Un rato para investigar horarios,  cuadrar planes y decidir el trayecto.  Lo observo dentro del caos de la India de verdad:  un taxi casi nos atropella,  es domingo y la estación está atiborrada de gente.  Hay ruido por todo lado y una sensación de mucha emoción de poder salirme a la India que amo.

Está un poco aturdido.

Duramos un par de horas pero finalmente salimos con nuestros tiquetes.  El destino:  Tiruvanamalai. El viaje en un tren de pasajeros que vale sesenta rupias el tiquete ($1) y ya eso me preocupa.  Pero estamos listos para la aventura.  Luego,  otro tren hasta Madras o Chennai como le llaman ahora.  Y de ahí no sabemos:  buscar una estación de bus para llegar hasta nuestro destino.

Arunachala dicen que es el lugar sagrado de donde se nutren todos los demás lugares sagrados en India.  Es tal su poder que también dicen que con sólo pensar en esta montaña (que para ellos es una manifestación de Shiva,  la energía de la destrucción) ya uno tiene garantizada su liberación del Samsara hala hala.  Sólo sé que estuve ahí embarazada de Gael y para mí tiene un significado muy profundo y que tengo unas intensas ansias de regresar al lugar donde fui tan feliz.

Y me devuelvo en el tiempo a otro de los viajes más hermosos que tuve por estas tierras.  

El Shanti- la paz llega incluso en los momentos más intensos,  en medio de lo desconocido,  cuando estamos en nuestro centro- estemos donde estemos.

Noveno Viaje: Peaceland: Shanti comes


India se sintió muy tranquila esta vez:   estuvimos unos día en Goa y conocí a mi maestra Dena Kingsberg, admirada por largos años.  Las dos semanas con ella cambiaron profundamente mi perspectiva de la práctica.  Los días de sol y scooter fueron un bálsamo para nuestra alma. Nuestros anfitriones en Peaceland,  el lugar donde nos quedamos,  mitad indios, mitad portugueses, calentaron nuestro corazón.



De ahí a Mysore fue un brinco. Empecé mi Tercera Serie en serio,  después de dos viajes embarazada.  Fue un mes difícil a nivel de yoga,  pero tranquilo a nivel interno.  Sólo que estuve bastante enferma y mis pulmones comenzaron a darme señales.

Por casi un mes,  estuve con una terrible tos y llegando a Costa Rica descubrí que tuve principios de neumonía.  En nuestro idioma del yoga decimos que cada parte del cuerpo significa algo:  los pulmones son tristeza acumulada y ya era tiempo de dejarla salir.

Jamás anticipé todo lo que sucedería a mi regreso a Costa Rica.

Los acontecimientos de ese año volaron todo lo que pensaba de mí misma y mis relaciones más cercanas.  Fueron tiempos difíciles de mucho cuestionamiento y duda.  Sin embargo, de este caos interno y externo surgió una nueva verdad.

De hecho una nueva vida.  

El Yoga tiene como cualidad que va limpiando el cuerpo,  la mente y las emociones acumuladas por años y vidas en nuestros tejidos físicos y psicológicos.  Ya me lo había anticipado un amigo que el 2012 iba a ser fuerte para mí.

Mi mundo comenzó a mutar de una forma sutil,  interna.  Como un volcán que se prepara para hacer erupción inevitablemente.

Sólo sé que India y mi camino le  devolvieron a mi espíritu un lugar en este mundo.  Pero también sé que me pidieron rendir lo que más amaba  para poder continuar mi sendero con fuerza.




"You take practice.
One teacher, one style,  many years.
Then,  Shanti is coming.
No problem."

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