sábado, 9 de enero de 2016

Noveno Viaje: el despegue

Mysore amanece tranquilo.


Voy a desayunar con Sebastián a Santosha.  

Nos encontramos a María de Guatemala y su familia. Conversamos sobre India: la India de verdad,  la que espera fuera de esta burbuja llamada Gokulam. Muchos creen que India es esto, pero todavía no han viajado.  India es un universo,  un arco iris, un caleidoscopio. Cada vez que vengo quisiera tener más tiempo para pasear después de mi mes con mi maestro.  Hay tanto allá afuera: su gente, lugares impresionantes,  vida.

Preparamos un viaje final fuera de los muros de la burbuja para el fin de semana de la Luna llena. El lugar: una montaña sagrada.  Mi intención:  regresar a un lugar donde sentí la presencia de Dios tan profunda, tan vasta,  tan sencilla al mismo tiempo.

Arunachala Shiva para Luna llena en bus,  tren o lo que sea.

Y mientras sueño con estar de nuevo ahí,  regreso en el tiempo al noveno viaje por estas tierras.

India y la trombosis venosa

Ya estamos en camino.  Estoy en el aeropuerto de Bogotá.  Siete horas de espera para tomar el vuelo a Frankfurt.  La despedida muy dura:  anoche mientras lloraba por adelantado la ausencia de mis chichis,  sentí como un taladro en el centro de mi corazón.  Si el Shaktipat es la forma en que el maestro imparte la Gracia,  anoche fui tocada por el de Arriba.

El recorrido es largo y cansado.  De aquí once horas a Alemania,  otra espera de ocho horas y finalmente,  diez horas más hasta Nueva Delhi.  En vuelos tan largos,  advierten la importancia de caminar continuamente durante el trayecto,  so pena de trombosis venosa dice la guía. 

Medito un poco sobre el significado de esto. 

Tal vez ayude pararse de cabeza en el pasillo?  O hacer Viparita Karani contra la ventana o el asiento de enfrente?  Esto del Yoga lo vuelve a uno muy creativo.

El cambio de horario es otro elemento a considerar.  El jet lag a Europa ya es de por sí intenso,  si a eso agregamos otro viaje parecido porque India está prácticamente al otro lado de Costa Rica en el globo terráqueo.  Pienso en la distancia tan grande y siento un vacío muy grande.  Pero respiro y en mi ser más interno sé que todo es como tiene que ser.

Arjuna,  el héroe del Bhagavad Gita,  se resiste a cumplir con su dharma,  su destino.  Odia la idea de herir a aquellos que ama.  Se acobarda,  inventa excusas,  llora,  grita ante la mirada impasible y compasiva de Krishna.  No encuentra en su maestro un aliado para su resistencia,  sino un recordatorio de su fuerza interior.  Finalmente,  acepta que su naturaleza de príncipe lo obliga a luchar por el bienestar de la mayoría.  Y se lanza a la batalla con la certeza de que en esta vida cada uno tiene su camino que cumplir,  bien o mal,  no importa,  pero su propio camino.

Batallo en mi interior con un montón de ideas ajenas sobre cómo debo desempeñar mi vida y mi maternidad.

Nunca quise ser una de esas madres sacrificadas,  metida en la cocina,  observadora de los demás.  Siempre aspiré  a crear mi propio sendero.  El precio de este rompimiento de esquemas es mi propia lucha interna con mi condicionamiento. 

Con la espada del discernimiento,  aspiro enseñar a mis hijos el valor de seguir los sueños,  de no acobardarse ante el qué dirán y de vivir su pasión.  Estoy lista,  ni un paso atrás.  Temo un poco el regreso a mi maestro en Mysore después de casi dos años de ausencia, embarazos y vida...pero voy con la certeza de que estoy  cumpliendo con mi dharma. 

Mi propia trombosis venosa mental se apacigua ante la cercanía de ese olor que ya puedo casi sentir en mi nariz: incienso,  tierra,  sangre y basura,  todo en un ramillete de colores vivos y sonrisas blancas en rostros oscuros. 

Cierro los ojos un momento:  me preparo para volar.

Bogotá: esperando en Sirsasana




Frankfurt Main y la nariz

Aquí escribiendo más muerta que viva. 

El viaje de casi doce horas es salvaje.  Termina uno durmiendo en quién sabe qué posición y se despierta como un zombi.  Frankfurt nos recibe con su aeropuerto silencioso, ordenado,  muy german style.  Una nueva espera de 7 horas para tomar nuestro vuelo de Air India a Delhi. 

El cambio de horas se siente,  pero la anticipación del olor me sostiene.  Cómo lo anhelo!  Será que las experiencias en la vida van unidas a un cierto olor?  Y ese olor sella lo vivido para siempre? 

Estoy un poco mareada,  vemos catres por todo lado,  creo que es hora de ir a buscar uno y echarnos un rato.  Las nubes grises tapan el cielo en Alemania,  excepto por un pequeño hueco al fondo por donde se cuela la luz.  Son casi las 4 pm aquí,  un poco perdida con el tiempo en relación a Costa Rica pero creo que vamos 8 horas adelante.

Cierro esta entrada, voy a dormir un rato.


Mudras de bienvenida

Llegamos.

Mientras escribo,  todo me da vueltas.  Es como si el cuerpo siguiera moviéndose en el espacio después de tantos aviones. 

Estamos en Delhi,  la llegada al aeropuerto muy hermosa como ven en las fotos,  fuimos recibidos por un montón de mudras.  Los mudras son gestos sagrados con las manos que simbolizan distintas cosas:  calma,  sabiduría,  protección,  fe. 

El caos de las calles se escucha silencioso en el taxi...vamos tan cansados que ni lo determinamos.  


Welcome to India

FELIZ AÑO 2012


Pues qué recibimiento de Año Nuevo!  No teníamos grandes expectativas, sin embargo,  resultó toda una experiencia recibir el 2012 bailando con los indios. 

Empezando por el DJ,  la música buenísima y la gente muy alegre.  Bailamos,  brincamos y nos reímos tantísimo!

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