lunes, 20 de enero de 2014

Saliendo del bosque

Hoy me costó muchísimo levantarme.  Cometí el error de tomarme una pastilla para el dolor anoche a las 8 pm antes de dormir,  creo que tenía algún somnífero porque el despertador sonó y no podía moverme.  Muy mala idea. Empecé a rezar y finalmente logré llegar al baño y al balde.  Para colmos de los colmos algo le pasó al agua caliente así que tuve que hacer mi baldazo con agua fría.

A las 3:30 am eso no se sintió muy bien.

Tomé mi mat y mis cosas y me aventuré en la oscuridad de la calle. A esa hora todo duerme.  Escuché el sonido de una moto acercándose.  Por si acaso,  agarré mi mat y me preparé a darle con todo a cualquier indio que se atreva a acercárseme.  Por suerte eran sólo dos amigos yogis que también iban temprano para el shala.

Todo bien.  El susto pasó.

Mientras esperaba en el vestíbulo empecé a soñar despierta, literalmente.  El shala está calientito en contraste con el frío de la madrugada.  Aunque mis ojos estaban abiertos,  más de una vez cabeceé.  Los martes son días difíciles energéticamente:  por eso es que nunca nos dan posturas nuevas.

"One more!"  escuché la voz como si viniera de otro mundo.
"ONE MORE!".  Wake up, María!!

Me levanté de un solo y por más que abría los ojos no podía ver el lugar vacío donde se supone debía acomodarme.  Tomó una regañada del Boss:  "You come,  HERE!" y finalmente vi el lugar.  Oh no!  La zona de tránsito pesado otra vez!!  La salida del baño de hombres.

Qué se va a hacer.

Empecé mi práctica con dificultad,  principalmente mental.  Entre el sudor, los pies de muchos en mi mat y el pelo en la cara que no me dejaba en paz,  sufrí por la primera media hora.  Sufrimiento literal.  Anticipando las dos horas que me faltaban,  sin encontrar los recursos internos, perdidos a esa hora del Brahmamuhurta  entre mil ideas,  voces y dudas mentales.

Y después de un rato  fue como que apagaran un radio con estática en mi cabeza,  todo se calló y comencé a escuchar mi música.  Los acordes en el piano me trajeron de vuelta.  Ayer pasé toda la tarde escuchándola y hoy vino a salvarme.  Comencé a fluir con menos esfuerzo,  más serena y relajada.

Backbending.  Tan rápido? El Boss se acomodó frente a mí y estaba tan sudada que las manos se me resbalaban en el catching.  Pero al levantarme me vio a los ojos y me preguntó:

 "What pose you do?" 
"Ashtavakrasana, Sir."
"Ok, ok.  Tomorrow you try Purna Matsyendrasana."

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4!=")(/·&$%?Ñ_¨:^Ç!!!!!!

Y fue como si el camino tortuoso y largo que he recorrido en estos casi tres años después del nacimiento de Matías se abriera en un claro del bosque.  Saliendo de la oscura maraña de los arm balances me da un empuje para no claudicar.  Aunque el dolor en mis brazos sea todavía casi inaguantable,  aunque mi mente insista en decirme mil pavadas sin sentido,  llegó un ángel que me jaló literalmente fuera de la resistencia.

Mi querida meseta de tres años, esa meseta que aprendí a querer y aceptar con casi cariño,  ha empezado a desaparecer.

Vendrán muchas más,  pero tal vez,  sólo tal vez,  mi mente haya encontrado un poco más de música en vez de estar perdida entre tanto "too much thinking" y pueda reafirmar,  como lo hice hoy de nuevo,  mi fe.


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