viernes, 10 de enero de 2014

Breaking Bad or Breaking Good?

La paradoja de la vida a menudo nos presenta esta humanidad llena de contradicciones. He aprendido que esta vida no es ni blanca ni negra y que el dogmatismo que separa lo "bueno" de lo "malo"  sólo nos hace perder la perspectiva de la simbiosis inexorable que hay entre todo lo que vivimos.

Fui capturada por una serie de televisión.

Walter es un maestro de química.  Toda su vida ha bajado la cabeza y no se ha pronunciado.  Uno de los mejores en su generación,   científico brillante,  no tuvo el mismo éxito profesional que sus colegas y se encuentra condenado a una vida mediocre como maestro en un colegio donde no se le aprecia y con la carga de otro trabajo en un lavacar.

Vive con su esposa y su hijo.  Ella está embarazada y él tiene una enfermedad grave.   Se aman muchísimo, pero la vida material es dura y para empeorar la situación,  Walter está enfermo.  Le diagnostican cáncer de pulmón y tiene poco tiempo de vida.

Life basically sucks.

En todo esta trama tan triste,  la humanidad del personaje de Walter hace que nos sintamos él en todos los momentos de la serie.  Su angustia es la misma que todos hemos sufrido ante las curvas de la vida,  su dolor es nuestro,  la incertidumbre se siente.  Cada capítulo nos obliga a identificarnos con lo que está viviendo y a comprenderlo por encima de todo pensamiento racional.

Qué haríamos nosotros si estuviéramos en sus zapatos?
Somos quién para juzgar lo que un ser humano es capaz de hacer por el bienestar de aquellos que ama en una situación límite?

Creo que todos vivimos en un sistema despiadado al cual nos hemos ido acostumbrando y que quizás se vuelve más crudo cuando vienen épocas de crisis.  Ahí es donde sabemos quién está cerca,  quién nos ama y quién nos juzga.

Ahí es cuando conocemos quiénes son nuestros amigos y quiénes meros conocidos.

Walter enfrenta lo que todos hemos enfrentado en este mundo y seguiremos enfrentando:  la paradoja de ser consecuente con sus principios o seguir el dictado de su corazón.  Es una ecuación difícil de despejar, para él y para cualquiera de nosotros.

Y es también imposible anticipar el desenlace de una coyuntura tan compleja y personal.

Será precisamente por eso que Breaking Bad me tiene en la orilla del asiento desde hace un par de días.  Porque siento que Walter soy yo, somos todos y que no podemos juzgarnos sin herirnos mutuamente.

Nadie sabe qué es bueno para uno y qué no.

Nos corresponde hacer nuestras propias decisiones y luego vivir con sus consecuencias.  Amar con todo el corazón de la forma en que humanamente podamos.  Muy probablemente con errores.  Definitivamente con muchas equivocaciones.

Pero tal vez al final de todo lo que es realmente importante es tomar nuestras propias decisiones.  Ser totalmente fieles a quién somos.  Y de ahí,  cada ser humano pinta su vida como necesita.

Con los colores perfectos.
Con las posibilidades que cada momento nos ofrece.

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