lunes, 27 de enero de 2014

Martes de milagros

Martes en  Mysore.

Podríamos decir que aquí en India los martes son de mala suerte.  Los indios creen que los martes hay que quedarse quieto,  esperar a que pase y no hacer mucha alharaca.  En el shala,  los martes son los días en que no se dan posturas nuevas,  uno hace su práctica con cuidado y espera salir lo antes posible,  sano y salvo.

Hoy tuve una epifanía bellísima en mi práctica.  Pude entrar a las 4:30 am,  es muy hermoso practicar a esa hora porque todo está en silencio.  El hombro me estaba doliendo:  estos arm balances son mortales.  Mi mente se sentía pesada y lista para abandonar.  Sin embargo,  ya al final en los tic-tocs- esos que perdí entre los embarazos y partos y que les tengo terror de hacer sola-, un ángel vestido de asistente vino a mi rescate.  Me ayudó a dar las tres vueltas y me dio varios consejos.  El dolor de hombro se me olvidó.

Se fue.

Será realmente como decía Guruji que toda resistencia es mental?

Estaba tan fascinada de poder sentir de nuevo mi cuerpo en el espacio, moviéndose libre:  es como volar.  Ir montada en un rayo láser,  sentir un disparo de energía,  puro prana en movimiento.  Me fui a hacer el cierre conmovida,  sorprendida.  Era mi mente que le estaba dando energía al letargo y al dolor.  Mi mente que todavía no comprende a veces que aquí estamos hablando de algo tan sutil,  delicado y fuerte al mismo tiempo.

Ella, pobrecita,  todavía no entiende.

Esa mente que hoy decidió rendirse y darle paso a esa energía.  Soltar el supuesto dominio que según ella ha tenido sobre este ser,  sobre este cuerpo y corazón.   Se hace a un lado convencida de que ha perdido su hegemonía,  con cierta alegría de soltar el control y permitir que el prana haga de las suyas conmigo.  Mientras tanto,  yo me siento como una espectadora de todo esto:  la materialidad al servicio del espíritu.   Maravillada de poder ser partícipe de tal acontecimiento.

Mientras escribo cierro los ojos y puedo ver mi cuerpo moviéndose en los tic-tocs con la ayuda de mi amigo.  Siento algo que no había sentido desde hace muchos años después del tsunami de mis bebés.

Y puedo decir que aunque sea martes, los milagros están a la vuelta de la esquina.

Gracias,  querido A. por ser mi ángel esta madrugada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.