martes, 23 de junio de 2015

Lo que es tuyo llegará

El día transcurre en un estado extraño entre vigilia y sueño.

Me despierto temprano como de costumbre:  hoy el shala brilla con la presencia de muchos estudiantes.  La práctica se siente siempre bien:  generosa,  benevolente,  abundante.  Enfrentar el mundo después de compartir esta vibración me hace sentir más serena y fuerte,  lista para lo que venga.

Lo que viene me apuñala justo en el plexo solar.  La respuesta de mi cuerpo se hace sentir de inmediato:  me falta la respiración.  La situación en sí es predecible: una decepción más,   mentira de turno,  expectativa  destrozada.  Lo que a todos nos pasa y seguirá sucediendo a diario en el mundo y reino del samsara hala hala,  la existencia condicionada,  el mundo de las falsas percepciones,  de la confusión mental,  del desengaño y la manipulación.

Sin embargo hoy,  por ser el tema más cercano al corazón,  el efecto se siente de inmediato.  Me mareo,  me dan ganas de llorar.  Estoy en un restaurante y no tengo espacio.  Corro a mi carro y trato de inhalar profundo.  Todo gira.  Me siento caer en un hueco profundo.  Como nos pasa a todos:  no lo esperaba.  Me agarra desprevenida.  Me rompe de nuevo mis fantasías en mil pedazos,  me fulmina los sueños y finalmente,  me apuntala el corazón.

Wake up.

Este mundo de lo falso se caracteriza por ser tan predecible.   En alguna parte de nuestras psiquis de humanos todavía tenemos esperanza de que la próxima vez será distinto. Y nunca lo es:  siempre se repite la noria,  el hábito,  el efecto.   Para obtener resultados diferentes necesito hacerme preguntas nuevas.

Necesito ampliar mi perspectiva,  vaciar mi copa,  soltar,  soltar,  soltar...

Hay momentos en la vida en que moverse traer problemas.  El momento en que uno se mueve o se detiene es crucial.  Es necesario,  sin embargo,  reconocer que no todas las oportunidades son apropiadas ni tenemos abiertas todas las posibilidades en este mundo de limitación.  A veces enfrentamos situaciones- como yo en este momento-,  donde se nos da precisamente el chance para no movernos.  Siento la pérdida,  siento el dolor.  Estoy indecisa de cómo actuar y recuerdo las palabras de alguien en el camino:

If you know, go.
If you don´t know,  go slow.

Y me voy a dormir revisando la ruptura,  añorando la reconciliación.  Tratando a toda costa de mantener mi buen humor.  Pase lo que pase,  todo depende de mi respuesta.  Tal vez en la perfección de este desenlace abrupto y en esta nebulosa de inconvenientes,  obstáculos y fracasos pueda esconderse una oportunidad de cambiar de ruta.  Siempre buscando la unión y reunión de mis vibraciones más altas con aquellas allá afuera que necesito encontrar.

Me rindo al Misterio.
Porque todo lo que es para mí,  sé que llegará.



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