miércoles, 17 de junio de 2015

De parejas y amores

Llueve y truena en DF.

Después de seis horas de clase salgo llena de energía.  Anoche me dolía la cabeza pero la energía del grupo es medicina.  Paso seis horas observando con la boca abierta el compromiso de toda este gente con sus caminos espirituales.  Todos sin excepción han hecho cambios y sacrificios,  viajes y planes para estar acá.  Me inspiran y me sanan a muchos niveles.

Terminamos comiendo en un restaurante de los que nos gustan a los yogis:  vegano.  Ahí,  en una mesa de seis,   mientras cae torrencial aguacero en la ciudad,  conversamos,  nos reímos,  compartimos.  Terminamos hablando de posibles parejas para los ashtangis:  somos tan excéntricos,  tan picky,  tenemos rutinas tan estrictas,  comemos tan extraño...es difícil que algún ser humano normal se atreva siquiera a sacarnos a pasear.

Entre risas uno de nosotros empieza a compartir los "requisitos"  para una posible compañera o compañero de camino:

1.  Que se levanta a las 3 am con nosotros a practicar.
2.  Que no le importe no salir en toda la semana (sólo el viernes).
3.  Que sea vegetariano (carnívoros y pollívoros descartados)
4.  Que le guste ir a India.
5.  Que tenga una práctica personal.
6.  Que se vaya a dormir a las 6 pm.
7.  Que no se moleste cuando viajamos.
8.  Que no fume ni tome (bueno,  sólo los viernes)
9.  Que nos acepte cansados,  de mal humor y adoloridos a menudo:  procesando.
10.  Que esté dispuesto a compartirnos con otra gente.

Después de darnos cuenta que todos estos requisitos son simplemente absurdos,  nos reímos todavía más.  Quién diablos va a tener un ritmo de vida tan extraño,  vivir de madrugada,  comer extraño y además,  prescindir de vida social?

Quién va a estar dispuesto a aguantar a un ser humano que un día puede ser un amor y al día siguiente una fiera?  Resabios de la transformación diaria que nos causamos en nuestro mat.

La verdad es que nadie.

Y concluimos que definitivamente no estamos hechos para estar emparejados.  A menos,  y aquí enfatizo,  a menos que el o la que llegue tenga un camino espiritual propio.  En ese caso,  se abre una pequeña posibilidad de que esté tan apasionado con su propio despertar y tan ocupado en crear en su propia vida,  alguien tan lleno y tan pleno por dentro que más bien se alegre de nuestras rutinas descalabradas y aprecie nuestro ritmo tan extraño de vida.

Escuché por algún lado que la peor decisión que uno puede tomar es emparejarse con otro ashtangi.  Tuve la experiencia y al inicio es muy bello compartir lo que uno ama,  viajar juntos por el mundo y darle duro a la práctica ayudándose.  Pero después el mundo se limita muchísimo,  son las mismas rutinas una y otra vez,  las mismas amistades,  maestros, escuelas.  Creo que uno nunca puede planear estas cosas:  sin embargo en mi caso personal preferiría conocer a alguien que no tenga nada que ver con mi camino pero que lo respete y lo entienda.

El día cierra en este bella ciudad con un grupo de yogis un poco locos riéndose a carcajadas en medio de la lluvia.  La gente pasa y nos ve como si fuéramos de otro mundo.  Y sí,  creo que lo somos.  Pero la fascinación que sentimos es algo difícil de describir:  sólo los que hemos probado esta miel comprendemos por qué nos rendimos nuestra vida a esta disciplina,  cómo nos llena,  cómo nutre nuestra alma y de qué manera nos acerca a almas muy bellas por dentro y por fuera.

Y luego queda sólo esperar a que todo llegue,  como decía mi querido Guruji.

Practice,  practice,  practice...
and ALL is coming.



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