domingo, 13 de enero de 2013

Tenues o comprometidos?

Ayer Sharath dio un conference en la tarde.  Escuchar a mi maestro es para mí como beber de un río de agua fresca y pura.

Enfatizó que el asana y los principios morales son la base de nuestra práctica. Incluyen la no violencia,  no avaricia,  no apego,  no robar ni mentir.  También, la limpieza-física y mental-, la pasión por la práctica espiritual,  la devoción y auto-observación constante.

A un yogi se le conoce por sus acciones.

Antes de venirme,  me di cuenta de que en Costa Rica todavía existe mucha confusión sobre esto que he estudiado por años y que tanto amo.  Estando aquí,  me doy cuenta de que la confusión es mundial.  Cuando algo crece tanto,  siempre habrán detractores e impostores.  Es inevitable.

Sharath enfatizó que lo único que uno puede hacer es tratar de mejorar uno mismo y no cambiar lo de afuera.  El Yoga es para la auto-transformación,  la mente siempre está distraída y cambiante.  Pero una práctica espiritual estable mantiene la mente serena.

En mi vida personal,  han habido muchos cambios muy grandes en los últimos diez años.  Creo que si no fuera por mi práctica de yoga ya me habría vuelto loca.  He podido aprender a soltar-  aunque todavía me cueste mucho-,  a sentir menos apego y a anhelar más lo verdadero.    Dentro de todos los apegos,  creo que mi práctica es el mejor de ellos.  He trabajado muy duro,  pero lo que he recibido no lo cambiaría por nada.

Cuentan una historia muy hermosa aquí en India sobre un hombre sabio que llegó y se sentó bajo un árbol.  Sin decir una palabra.  Miles empezaron a sentarse a su alrededor.  La multitud crecía y dos académicos empezaron a hablar entre ellos:  " Pero por qué vienen a verlo? no ha estudiado las Escrituras!  Nosotros sí,  tantos años!  Vamos a decirles a todos que él no sabe nada."  Fueron y se sentaron a sus pies...y en ese momento,  olvidaron todo lo que venían a decir.-

Mi maestro nos pide enfoque.  Que no nos inmute nada de lo que la gente hace y deshace a nuestro alrededor.  Las cosas buenas caen por su propio peso.  Es como aquí en Mysore:  no cabe un alma.  Hace diez años no había ni la cuarta parte de la gente,   ahora hasta hay problemas para encontrar un lugar donde vivir.  Guruji trabajó incansablemente desde 1948.  Hoy,  65 años después,  esto explotó.

Y no es el nombre del estilo ni el de los maestros.  Es la vibración que uno encuentra en la escuela.  Como dice un querido colega,  sólo los que hemos probado el azúcar podemos dar testimonio de su sabor.  Ojalá que mucha más yogis y yoginis devotos en mi querida Costa Rica decidan dar el paso y probar el azúcar.  Ojalá que más personas en el mundo prueben esta maravillosa práctica transformadora.

Todos traemos impurezas a esta vida, incluso de vidas pasadas.  Se alojan en nuestro cuerpo e influyen nuestras mentes y emociones.  Aquí empezamos por la base: limpiar la casa,  renovar las energías,  abrir puertas y ventanas para que entre aire.  Después,  tal vez un día,  estemos frente al shala tomándonos una pipa, sin ninguna preocupación y sólo la sensación de la brisa cálida de India en nuestro rostro.

Y tal vez,  ese día, por primera vez,  sintamos que valió la pena nacer.

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