lunes, 7 de enero de 2013

Anhelo de Libertad

Uno puedo pasearse por esta vida de muchas formas.

Puede seguir en negación de las realidades más crudas:  enfermedad,  vejez y muerte.  Propia y de los seres que amamos.

Tiempo limitado.
Pérdidas y separaciones.
Sufrimiento.

O puede de alguna forma despertarse a esta realidad y hacer algo.

Hay muchas opciones,  no todas funcionan.

Desde que tengo uso de memoria,  me intrigaron las vidas de los santos:  Juana de Arco,  Bernadette y los pastorcitos de Lourdes,  la santa Marisa en Costa Rica,  el Padre Pío.  Las vidas de personas comunes y corrientes que sentían un llamado intenso hacia Dios y hacia la liberación del alma de la impermanencia de este mundo.

Busqué y busqué y topé con muchas ofertas que ahora veo incluso como ridículas. Caminos espirituales que topaban con cerca al querer desenredar el ego desde el mismo ego.  Maestros aparentemente humildes que enmascaraban sus ínfulas detrás de sonrisas falsas.  Credos.  Dogmas.  Sectas.  Todo.

Aquí,  mientras escribo desde Mysore,  el hogar que encontré en India, me siento muy afortunada de que mis búsquedas me llevaran finalmente a un lugar honesto.  Aquí puedo reafirmar las palabras de un querido filosofo:  "Mantén tu atención adelante de ti,  a cada paso que des.  Desea la libertad y no la olvides nunca."

Mysore me ayuda a recordar que el anhelo de libertad de mi alma no es una tarea fácil.  Llegar aquí fue toda una odisea,  pasé momentos verdaderamente horribles- no sólo en el viaje, sino antes de venir- y ahora,  sin embargo,  me siento en casa.  Para aquellas que hemos parido hijos como las "machas",  es esa sensación en el parto de que ya uno cree que va a morirse y tiene que soltar:  ahí es que nace el bebé.  Mientras escucho los gritos y risas de los niños jugando en la escuelita del frente,  me siento en casa,  tan feliz y tan a gusto.  No cambiaría esto por nada.

Pienso en mi querida Costa Rica, tan lejos no sólo en distancia, sino en deseo por la verdad.  Somos pocos los que anhelamos ardientemente liberarnos y tengo el privilegio de contar con varios amigos que estamos en la misma frecuencia.  Pero son tantos también,  en nuestro minúsculo tamaño que equivale a una de las ciudades grandes aquí en India,  que viven en negación y constante ansiedad por suprimir la realidad de este plano,  endulzarlo,  olvidarse.  Tantos que se pierden por caminos oscuros que parecen luminosos,  que desean un poquito de libertad apenas...y no toda.  Que medio se mojan los pies en el río de la libertad en vez de lanzarse con todo.

Aquí regreso cada vez que puedo para no olvidar.  No olvidar nunca.  No dormirme de nuevo.  No caer en la complacencia,  en manos de gurúes falsos y en ilusiones materiales sin sentido.  Aquí me re-despierto mientras me baño con mi balde de agua fría y agradezco el agua limpia,  la temperatura que me recuerda mi tierra y mis queridos maestros que ya casi voy a ver de nuevo.

Gracias a esta vida que me ha dado tanto.  Con todo el dolor que han traído tantas decisiones erradas, equivocaciones y aprendizajes, hoy puedo decir que todas contribuyeron a que hoy me despertara en esta tierra del sur de la India,  abriera los ojos al hombre que amo y a tres queridas maestras costarricenses que han hecho un gran esfuerzo para estar aquí también.  Ellos me inspiran y me recuerdan toda la gente en Costa Rica que puedo llamar amigos.

Todos juntos, más fuertes,  más enfocados y más grande nuestro anhelo de libertad.

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