viernes, 18 de enero de 2013

Los frutos de nuestras acciones

Amanece en Mysore.
Hoy es mi cumpleaños.

Como decía Hemingway,  los que escribimos nos sentamos frente a la máquina de escribir a sangrar.  Eso es en realidad lo que uno hace porque no tiene opción:   cuando se siente triste,  solo o confundido.  Cuando la vida se pone intensa y oscura.

Acabo de hablar con Marco y mis bebés.  La conversación me deja simplemente en el suelo.  Me pregunto qué diablos estoy haciendo aquí sola tan lejos,  si realmente lo que estoy haciendo vale la pena.  Los extraño demasiado. Cuando empecé esto,  mi pasión por el yoga me movió pero nunca busqué ningún mérito personal.  Sólo vi que era una herramienta de sanación poderosísima y que podía compartirla con otros que,  al igual que yo,  habían topado con cerca en su búsqueda interna.

Los cambios que empecé a notar en mí misma me impulsaron a seguir viniendo. Sin embargo,  diez años después hoy topo con una pared interna que me obliga a preguntarme:  "Realmente es esto lo que quiero?  Tengo la fuerza?  Tengo el deseo tan inmenso que mi maestro me pide?"

Han sido muchos años y el camino ha sido arduo.  Ayer que hablaba con unos amigos,  una pareja que están aquí con su bebé de año y medio,  se sorprendían de saber que tengo siete hijos y que a pesar de eso estoy aquí en mi décimo viaje.  Me decían: " Y Sharath sabe eso?  porque en el momento que sepa te certifica!!"  

No me interesa la certificación.  Me interesa que esto se conozca y toque a la gente que aprecio y amo y ojalá a muchos más.   Me despierto hoy pensando en Arjuna y su dilema:  cumplir con el Dharma- la misión,  el destino- no es nada fácil.  Los que somos pioneros en algo compartimos esa desazón de la incomprensión del status quo y la crítica al cambio de paradigmas.  Hoy me despierto y no siento la fuerza.  Me siento sola y desamparada.

Ser absolutamente honesto sobre cada paso que damos en esta vida implica una fuerza más allá de la mente. A veces,  sinceramente quisiera mandar todo al carajo y dedicarme a una vida predecible y tranquila.  Llegar a India cada año es como subir el Everest: mi propio Everest,  un reto en todos los sentidos que implica un enfoque brutal.  Estar aquí en el shala es una batalla diaria donde siento que voy a morir cada día.  Estar lejos de quienes amo me rompe el corazón.

Leo el Bhagavad Gita y comprendo que desde Arjuna,  todos los seres humanos que anhelamos despertarnos hemos estado en esta encrucijada.  Si cumplimos con nuestro dharma,  herimos a otros y tenemos que hacer sacrificios inefables.   Si no cumplimos,  sentimos que la vida no vale la pena.

En esta ambiguedad interna y confusión mental sale el sol.  En estas divagaciones internas me pierdo.  Ah, pero en eso recuerdo que hoy también cumple años Rocío.  Rocío es la quinta maestra costarricense que viene a Mysore a mi escuela.  Se fue a practicar muy temprano y ahorita está de regreso. Voy a bañarme para decirle que vayamos a desayunar una dosa,  esa crepas estilo Mysore super picantes...y tal vez, después quiera ir conmigo a un palacio muy hermoso que está fuera de Mysore,  el Lalita Majal.


Mientras me baño,  pienso en todo el esfuerzo que he hecho por muchos años para estar aquí vale la pena porque Rocio está aquí.  La admiro y respeto,  como admiro y respeto a todos aquellos que ya han estado aquí de Costa Rica y a todos aquellos estudiantes que están practicando con devoción y fe en nuestro país.     A todos aquellos que están poniendo su corazón en lo que hacen en todo el mundo.

Y de pronto,  siento que tal vez lo que he transmitido no ha caído en tierra muerta.  Aunque sólo florezcan pocas plantitas,  las enseñanzas de mi maestro están vivas en Rocío:  un ser lleno de amor,  de compasión y de entereza interna.

Agradezco a Dios el haber sido canal para que alguien más se inspire y se salga del molde.  Aunque sean sólo unos pocos,  no importa.  Los que sean.  Si uno sólo lo logra,  es porque tal vez mi trabajo  ha servido de algo.  Si lloro mientras escribo por la tristeza de estar lejos,  tal vez estas lágrimas no sean en vano.

Feliz cumpleaños,  Rocío!
Vamos a desayunar!!


2 comentarios:

  1. Felicidades Maestras!Ambas son fuente de inspiración, sinónimo de fortaleza, constancia y fe.
    Besos desde CR.
    Sasha.

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  2. Sasha querida, ya te visualizamos por aquí!! qué torta, porque Nicolás y Fede también están en la visión. Esto está lleno de niños! el año entrante, Mysore son babies. Abrazos con amor:)

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