martes, 27 de agosto de 2013

Kapotasana...ASTAU!

Ok,  tercer día de Led Intermediate:  check.  Alive.

Todo empezó en Mysore en enero:  Sharath me dio los diez arm balances de Tercera Serie:  "Imposible",  dije en un primer instante.  Sin embargo,  todo comenzó a mutar a medida que el mes avanzaba.  En Ashtanga Yoga,  la técnica depurada asegura un avance seguro en la práctica.  Sólo que mi técnica no estaba tan depurada como creí y todo comenzó a salir a la luz.

Esta práctica tiene la virtud- y maldición- de sacarle a uno todo en la cara.  No sé si fue mi propia prisa interna- why hurrying-,  los últimos tres embarazos en fila o el miedo mismo a no ser lo suficientemente fuerte.  La cosa es que regresé de India con el hombro malo.  Sobreviví el mes haciendo toda la Serie dos y la mitad de Tercera- lo más salvaje que me ha tocado vivir en esta vida,  casi similar a un parto cada práctica-,  pero regresé a Costa Rica con algo adentro de mi articulación que no andaba bien.

Entre terapia física y ortopedistas que hablaban de un nervio inflamado,  comprendí que tenía que ir más profundo para encontrar la raíz del problema.  Siempre había escuchado que un tema en hombros tiene que ver con cargar responsabilidades psicológicas pero aún no tenía el panorama lo suficientemente claro como para que el hombro escuchara.

Pasé más de un mes "knocked-out" con medicamentos para epilepsia...sí,  terrible.  Eso es lo que prescribe la medicina alopática cuando a uno se le duerme el brazo y la mano.  Tuve que regresar a Primary Series.  Los charutangas me dolían....oh oh.  Los arm balances,  olvídese.  El brazo no respondía.  Entre mi estado aletargado por tanto medicamento y la falta de fuerza,  empecé a deprimirme.  Y luego,  bendito Dios, tres de mis estudiantes decidieron ir a ver a Sharath a California.

"Ni loca voy",  me dije en un primer momento.  Led Intermediate una semana con él?  ni que estuviera de atar.  Sin embargo,  mis opciones eran:  quedarme en Costa Rica auto-conmiserándome,  quejándome y muy dopada...nada prometedor.  O tomar ese avión, dar el salto de fe y hacer lo que pudiera.

Mi fe en mi maestro me hizo terminar la semana de Serie Intermedia sin mayores consecuencias. Claro que sentí el hombro "raro" y no estaba al 100%.  Pero la proximidad de él y su mamá y el tiempo que pasé con mis estudiantes fue el regalo perfecto.  Regresé a casa mucho mejor.  Sin embargo,  la responsabilidad psicológica,  el patrón, volvió a establecerse.

Es difícil verse uno mismo la nariz o la cara.  Igual pasa cuando cargamos patrones de años y los actuamos en automático.  Requirió una crisis existencial buscar ayuda y comprender que si mi mente no cambiaba,  el hombro seguiría atrofiado.  No me dejaba avanzar.  Se seguía sintiendo pesado y adolorido.

Patrones desde la infancia de control y miedo comenzaron a salir a borbotones.  La situación demandaba un cambio YA.  No sólo por el hombro, sino por mi salud mental.  Cascadas de energía se me iban día a día en controlar lo incontrolable. Y después de unos días de profunda meditación y ayuda amorosa,  pude empezar a sentir el cambio que trae la consciencia.

O soltaba ya o me resignaba a seguir en el dolor-  físico y psicológico a la vez.

Justo antes de venirme a Europa,  tuve un Skype date con un querido maestro.  Fue tan importante hablar con él y darle seguimiento a mi tema.  Este viaje sería una iniciación, un rito de pasaje.  La alegría absoluta de soltar totalmente y confiar en que Dios tendría para mí lo que necesitara.  Así que así fue:   hice de tripas corazón y me despedí de todo lo que amo en Costa Rica para cruzar el mar.  No sólo el mar Atlántico,  sino el mar de mi desconfianza y falta de fé básicas.  Mi resistencia a creer que hay otra opción más que la muerte en esta vida.  Mi impedimento interno a aceptar todo como es y ya.

Y en esa intención,  me vine con todo y hombro inestable y débil a ver a mi maestro.  Sin conocer el desenlace.  Previendo una catástrofe.  Bueno,  la catástrofe no fue tal.  Aparte de mi barbilla inflamada, estoy entera en cuerpo y sobre todo,  por dentro.  Siento que su presencia y la presencia de mis amigos camaradas de lucha,  todos moviéndonos al conteo de sus palabras en sánscrito, todos bajo el ojo avisor y amoroso de su mirada,  todos unidos frente a ese monstruo que se llama ilusión,  me han sanado.

Y bien lo dijo él el primer día en el Conference:  alguien preguntó qué es lo que nos detiene en nuestra práctica? Y él contestó:  "Lots of illusion."  Esa fue mi confirmación.  Mi propia ilusión me había estado deteniendo por casi siete meses pero aquí estaba:  escuchando sus palabras y sintiendo un gran AHA! interno.

Y desde ese lugar fue que pude y sigo podiendo entrar en Kapotasana en ASTAU:  sin dudas,  sin miedo. Sin resistencia,  con fluidez.  Y quedarme ahí cincuenta respiraciones si él quiere porque ya no me duele nada.  Siento la apertura de estar totalmente en el momento presente,  sin anticiparme, sin preocuparme.

Y esa es la mejor técnica que cualquier yogui puede aprender.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.