martes, 20 de agosto de 2013

Adioses que duelen

Hoy dije uno de esos adioses que desgarran el alma.

Será que de alguna forma mi camino espiritual me ha ayudado a ganar visión...
Será que el motivo de mi adiós fue el deseo profundo por la evolución de este ser de quién me despedí...

No sé,  pero aunque siento que me arrancaron un pedazo de corazón,  también siento una hermosa serenidad de saber que todo está en manos de algo más grande.

Mi querida hija parte con el enfoque en sus sueños y su futuro.  Me inspira su determinación para explorar nuevos horizontes.  Ya quisiera yo haber tenido sus ovarios a los 21 años.  Pero no,  a esa edad tenía todavía demasiado miedo,  miedos heredados,  prejuicios y esquemas.

Mi hija ha tenido el valor de ir más allá del cuadrito de arte en este país.  Con un criterio muy maduro,  se dio cuenta de que aquí sus días como artista no la llevarían a ninguna parte.  Con mucho discernimiento,  comprendió que nuestra sociedad costarricense todavía está en pañales en este tema.  Y también,  siguió el ejemplo de tantos artistas de peso que volaron apenas pudieron de esta pequeña aldea.

A mí me toca quedarme.  No sin cierta resistencia a veces.  Siento que el arte,  en cualquiera de sus manifestaciones,  es juzgado sin poco conocimiento.  Mientras me preparo para tomar un avión hacia Europa para toparme con mis cuates al otro lado del mar,  siento que voy a juntarme con los cisnes que en algún momento sintieron,  al igual que yo,  que eran patitos feos.  Gente de todo el mundo que le han apostado a algo con el corazón.  Y que tienen la dicha de vivir en sociedades donde su escogencia es celebrada y apoyada.

Sin embargo,  a pesar de los obstáculos,  este es mi país y aquí están mis raíces.  No que no sienta muchas veces el deseo de cerrar casa,  empacar niños y volar lejos.  Pero hay algo aquí que me hace siempre regresar y es el calor y consciencia de mucha gente que destaca por entre la mayoría.  Que tienen todos un deseo profundo de encontrar verdad y compartirla.  Que no se conforman con ofertas comerciales y superficiales empacadas al gusto del cliente.  Cuyas almas añoran la compañía de gente parecida.  Tal vez todos un poco locos en fin.

Y me voy por un tiempo a agarrar fuerzas e inspiración para regresar a esta trinchera.  Si pudiera quedarme...pero no,  mi lugar está aquí.  Al menos por ahora.  Ya exploraré más mundo cuando mis bebés crezcan un poco más y sienta que hay una comunidad sólida de practicantes serios.  Ya llegarán los días de atravesar los cielos como siempre he anhelado hacerlo.

Y aquí, ahora,  mientras empaco,  también deseo regresar.  Fresca, renovada por la mano rigurosa de mi maestro y su aura de luz.  Emocionada,  agradecida por tener oportunidades como esta de estar en un mundo que se expande cada vez más.  Y feliz de poder representar a mi querido país en este conglomerado de almas,  generosas y dedicadas,  fuertes y apasionadas.

Que cada día hayan más almas que despierten.  Y podamos reconocer que nuestro querido Valle Central es un minúsculo lugar dentro del panorama más grande de un mundo que está lleno de Gracia.


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