viernes, 6 de mayo de 2016

Vande Gurunam

Guru es aquel que nos ayuda a comprender algo nuevo en nosotros mismos,  que de alguna forma ilumina nuestro camino. Y esto coincide generalmente con una iluminación de alguna arista oscura, de algún rincón olvidado.

El Guru no es un concepto occidental.  En Japón se le llama Sensei y para mí fue conmovedor observar cómo los estudiantes tienen un respeto profundo y total por sus maestros.  En Occidente lo que hay es un montón de sospechas,  dudas y mucha confusión.

Me contaba una de mis estudiantes que su familia le advierte siempre que "no se deje lavar el coco" cuando viene al estudio.  Y con razón puesto que hay muchos gurúes falsos (hasta en India) que lo único que quieren es ver cómo se aprovechan de la ignorancia de sus pupilos,  anhelantes de por sí de respuestas a sus preguntas.

Dicen que uno está con el maestro que merece, ni más ni menos.  Y esto aclara mucho sobre la relación entre maestro y estudiante:  es un karma y como tal,  nos llega el maestro que merecemos en el momento.  En mi camino tuve muchos antes de encontrar el mío mío.  Aprendí mucho sobre carisma sin profundidad,  negocio solapado con el título de yogi,  detox sin espiritualidad y también de fiesta camuflada entre malas y sandalias.  Nada de esto satisfizo mi anhelo ni mi sed. De hecho, me llevaron a un lugar de desesperanza que fue lo que catapultó mi primer viaje a India.

India puede estar en nuestro menú y ahora todo el mundo está viajando allá.  Se puso de moda. Algunos creen que ir a tomarse fotos equivale a un viaje espiritual.  Puede ser que sí,  todo depende de la persona.  Algunos ponen un pie allá y eso es suficiente para que recuerden y despierten.  Otros ni yendo mil veces.  La consciencia de cada uno es un universo.  Pero poner un pie en la India en esta encarnación tiene un potencial gigante.

En India han meditado muchos buscadores genuinos por miles de años.  En India se han iluminado muchos también.  Toda esta vibración está en el aire.  En India creen en la reencarnación así que se toman las cosas con calma: saben que esta es una vuelta más y que el Purusha (nuestro espíritu) nunca muere.  Cada ciclo es un aprendizaje hasta que llega el llamado de romper el ciclo de vida y muerte.  Y ahí es donde aparece el Guru.

El Guru tiene la fuerza de romper con todo aquello que nos atrasa.  Mi vida estaría todavía llena de apéndices de no ser por la espada certera de mis maestros.  Su energía a través mío me ha dado la fuerza de hacer los cambios necesarios,  de enfocar mi atención y de seguir confiando.  Viendo hacia atrás no hubiera podido hacerlo sola.  Imposible.  Eran cambios desgarradores muchos de ellos.   La energía del Guru nos saca del avidya (la ignorancia de identificarnos con lo falso).  Nos trae muchas bendiciones que jamás esperábamos y nos da una paz profunda.

Una paz que se extiende también a vidas futuras.

El Guru nos salva de la única forma que alguien puede salvarnos en esta tierra.  Todas las demás relaciones crean karma,  conflicto y drama.  Pero la relación con el Guru está libre de todos esos venenos.  Es la única relación limpia y en ella re-aprendemos a relacionarnos con los demás.  Mi maestro tiene la máxima,  por ejemplo,  de no engancharse en el drama ajeno.  Esto me ha servido enormemente últimamente-  digo en los últimos años.  Antes me tomaba todo tan a pecho:  ahora observo,  intento comprender desde la compasión y me pongo en los zapatos del otro.  Generalmente después de este ejercicio pierdo interés.  Me doy cuenta que estaría perdiendo mi tiempo y energía en molestarme y reaccionar.

Es una especie de re conexión neuronal muy interesante la que sucede.  Y tengo que decir que siento la misma armonía,  serenidad y consciencia en discípulos de muchos otros maestros verdaderos.  Es como si todos llegáramos a coincidir en un hub:  como la salida y llegada de muchos aviones.  Todos venimos de distintas experiencias pero compartimos un deseo común:  el deseo por la Verdad.  Y eso nos conecta a un nivel distinto al resto de nuestras relaciones.

Por eso cuando coincido en este "hub" con alguien sé que su corazón ha estado buscando.  Pueden estar todavía saliendo de dramas pasados,  rumiando dolores viejos o intentando sacar la cabeza de vidas frías e inertes.  Pueden estar en una transición vital,  reformulando y cambiando,  pero todos compartimos ese fuego interno que nos pide no conformarnos.

No conformarnos con la alegría  o tristeza de turno,  como el hámster que se detiene solo para comer y dormir.

El Guru nos saca de la rueda de la locura y nos da una vida nueva.  Sus pasos son firmes,  sus palabras plenas de significado y su presencia perenne.  Nos acompaña de día y de noche más allá de nuestra percepción sensorial.  Está dentro de nosotros.  Nunca se opaca su luz aunque seamos nosotros los que a veces cerramos las persianas.

Y para mantenerlas abiertas nada mejor que la compañía adecuada (aquella que nos mantenga lejos del samsara y sus locuras),  la práctica diaria y el servicio desinteresado.  Y todo hecho con devoción y mucho amor como una ofrenda.

Entonces la vida transcurre con sentido.

Entonces podemos finalmente relajarnos.








No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.