lunes, 2 de mayo de 2016

De México a Costa Rica

Hoy fue un día pesado,  grisáceo, con sabor a enajenamiento y letanía.

Pero cuando más necesito la sabiduría de mis maestros,  llega en flashes y sortilegios,  en prosas mágicas que me despiertan de la desazón y me encaminan de nuevo.

Las opiniones ajenas tienen un doble propósito.  Nos ayudan a conocer a quiénes las emiten y a comprender sus perspectivas.  Y lo más importante: nos ayudan a entendernos mejor:  adónde seguimos pegados,  adónde todavía nos importa la opinión de esa persona?  Cuánta importancia decidimos atribuirle a lo que dice o hace?

Es fácil cuando la gente que habla es anónima.  He recibido comentarios fuera de tono de muchos que hoy llenan mi pantalla de bloqueados.  No tengo idea quiénes eran y cuáles sus intenciones. Están ya fuera de mi mundo y mi realidad y no tengo que volver a saber nunca más de ellos.

Pero cuán más difícil puede ser que cuando topamos con traiciones cercanas,  gente que en su momento creímos  leales de corazón y de pronto se convierten en arañas ponzoñozas,  reptiles pegajosos,  criaturas irreconocibles.  Quisiera no ser tan hiperestésica:  no sentir tan adentro.  Pero mi práctica me ha vuelto más sensible a niveles que ni yo misma anticipaba.

Me ayuda a estar despierta a todo,  y eso incluye por supuesto el dolor,  la tristeza y la decepción.

Dentro de toda esta nube gris que hoy se manifestó en palabras,  cartas,  correos,  mensajes hablados y whatsapp,  la mayoría de ellos intensos,  pesados y muy negativos (centrados en lo que está mal más que en lo que está bien),   rescato uno de una de mis queridas estudiantes en México y sus palabras que llegan hoy providencialmente a aliviarme y  consolarme.

Me dice que desde que empezó a trabajar su práctica conmigo (y aquí la cito textual):

Querida Mariela,

Pronto hará un año de aquella mañana que nos conocimos en las cercanías del Bosque de Chapultepec,  sin siquiera poder imaginar lo que ese encuentro significaría en mi vida.   Se han movido muchas cosas dentro a partir de ese día.  Mi práctica de yoga es otra y por lo tanto la forma de percibir la realidad tanto interna como externa también sufrió un cambio sustancial. Venía teniendo sutiles acercamientos con el Ashtanga por varios años y en ese momento pude abrazarlo para descubrir que ahí es adonde quiero pertenecer.

Sus palabras se contraponen radicalmente a opiniones de colegas que insisten en que el método que enseño tiene que enseñarse sin enfatizar el canal:  método invisible desde manos invisibles.

Y el ser humano que lo transmite adónde queda?  No.  Ese tiene que desaparecer.  Tiene que esconderse detrás del método y ser sólo energía...energía pura, iluminada y totalmente descontaminada,  el ser humano de carne y hueso tiene que disminuirse tanto que no se vea,  Dios guarde una foto.  Jamás un blog.  Menos sus cuitas personales.

Continúa mi carta:

Cuando uno se sumerge en esta práctica, uno nunca sabe para qué momento particular de la vida se está entrenando.  Tu aparición en mi camino y dos viajes a Costa Rica han provocado que esta experiencia de vida tome un matiz mucho más suave y amable.  El amor de los chiquitos sin duda fue como una inyección de ternura en mi corazón.   Aprendí que ser firme no tiene nada que ver con exigirme,  que el discernimiento tampoco proviene de mis juicios,  que cuando rompo mis conceptos me abro a un universo ilimitado de posibilidades y sorpresas.  Que una vida tiene que estar llena de pasión y uno tiene que encontrar aquello que la despierte.

Hoy yo misma intento rescatar esa pasión,  sepultada debajo de un montón de escombro por tantos juicios ajenos y fríos sobre la forma "correcta" de hacer las cosas y en cómo aplico el método que me ha sanado.  El método que me ha hecho nueva y mi vida  también.  Que me sacó de las trincheras de lodo,  mugre y miedo para ver de nuevo el sol en mi vida,  poder realmente apreciar tantas bendiciones que tengo-  entre ellas mis bellísimos hijos,  y abrirme a un mundo nuevo de gente hermosa a lo largo y ancho del mundo.

Y escucho por otro lado las palabras del DEBER SER:  nada de fotos,  nada de sentimientos.

No se muestre,  escóndanse.
Sólo el método.
Aplíquelo como es.

No figure,  no sea humana.

Lo siento pero soy demasiado humana para esconderme detrás de un rol más,  llámese maestro, facilitador, instructor,  whatever.  Somos todos iguales,  todos dando la lucha para ir a los lugares que nos dan miedo.  Yo misma me muevo tanto cuando trabajo con un grupo de gente y sé que mostrarles mi humanidad a través de mis palabras,  estas letras,  fotos,  ayuda a compartir y humanizar la experiencia.

El Ashtanga tiene ya muy mala fama,  es muy difícil y muy demandante.  Práctica brutal,  exclusiva, mega intensa.  Maestros muy serios y exigentes.  Todo eso es cierto.  Pero también es cierto que está el Amor,  un amor inmenso que he sentido en ellos y descubierto en mí misma.

Cómo no sentirlo?
Cómo no mostrarlo?
Cómo no entregarlo en nombre del "método"?
Cómo no documentar instantes de puro extasis detrás de un lente respetuoso del espacio sagrado?

Cómo no compartir letras que salen directo de corazones abiertos?

Y sigue mi carta:

Entendí que venimos a este mundo a soltarlo todo. Llevo semanas sintiéndome tan frágil y vulnerable...siento que la práctica y las experiencias vividas en Costa Rica son lo que me sostiene y ayuda a sentir contenida...ya traía el corazón bastante abierto al volver a México para permitirme sentir y es lo que estoy haciendo.

Todos querida.  Me incluyo entre muchos también.

Hoy conté tres seres humanos que amé profundamente,  que ayudé en sus caminos,  que cuidé y atendí:  tres seres que a pesar de todo hundieron la daga hasta el mero centro de mi corazón.  Hoy sangro y lloro porque sé que su ayuda era inapreciable para mi despertar,  por más que duela,  por más que sangre.   Duele en el alma,  yo sé.  Pero también hay una tremenda dulzura en sentir ese amor traicionado, porque ahora sé sin duda alguna que fue amor.  Lo más real que uno puede compartir con alguien en esta tierra.  Algo que en su forma más pura estará siempre.

Aparte de esos mega tres,  varios menores  también incomodan:  aquella estudiante que continúa en amistad con gente que no la ayuda en su camino sino que la atrasa con su forma limitada y cobarde de ver esta práctica y la vida;  el dime y direte de gente de corazón estrecho y sus chismes, dentro y fuera de Costa Rica;   la envidia de todos los días,  plato de diario consumo en mi país;  el vecino que siembra púas entre mi propiedad y la suya y sólo desea crear separación.

Molestias diarias,  como zancudos del Zika,  Dengue y Chikungunya juntos.

Pero leo las últimas líneas de la carta de mi estudiante y sé que todo está bien:   UN alma ha cambiado su vida para mejorar,  UNA ha abierto de par en par su corazón en un método que antes no entendía y ha tomado acciones sabias,  entre ellas escribirme esta carta que hoy comparto con ustedes y que me ha caído como anillo al dedo en estos días convulsos, no sólo a nivel planetario,  sino en todo lo que para nosotros seres humanos frágiles y vulnerables significa la hazaña del despertar.

Espero este intensivo que viene como siempre sea una gran experiencia que atraviese los corazones de todos aquellos que tienen un deseo profundo por verdad y por transformarse.  Espero seguir contando con tu guía y siempre con el deseo de corazón de que nos volvamos a reunir en cualquier momento.  Te quiero mucho y te mando un fuerte abrazo. Besos a los niños.  Visualizarlos llenos de alegría se ha convertido en una meditación para mí en los momentos de zozobra.

Yo también te quiero.

A mí también me sostiene su alegría inocente en momentos duros y de dudas como hoy.

PS: Tu carta la publico porque es un ejemplo de que este método funciona si es aplicado con un corazón abierto. Aplicado por manos humildemente humanas,  frágiles y vulnerables con un deseo intenso de libertad, como las de todos los que creemos que hay una forma más amorosa y auténtica de vivir.



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