domingo, 20 de mayo de 2012

Guerreros de la Luz, Caribe de mi corazón

Transcurre el día en Puerto Viejo.

El ritmo cadencial y calmado de este Caribe me sana por dentro.

Anoche,  durmiendo entre chicharras y sonidos de la jungla en una casa abierta a la selva,  pude empezar a decantar  este último mes de cambios y emociones intensas.

Encontré en la casa donde estoy un libro del Manual del Guerrero de la Luz de Pablo Coelho.  Aunque Coelho me parecía en su momento un autor comercial,  no obstante ayer sus palabras me llegaron bien adentro.

Los guerreros de la Luz no somos aquellos que no nos equivocamos.  Somos aquellos que a pesar de  hundirmos hasta el fondo,  intentamos sacar la cabeza con todas nuestras fuerzas.  A veces simplemente hay que aceptar la derrota,  pero aprendemos de ella y seguimos adelante con el aprendizaje.  Estamos dispuestos a ser crudamente honestos con nosotros mismos y dar pasos pequeños pero firmes.

Los guerreros de la Luz intentamos todo cuando amamos.  El amor es el sentido de todo.  No hay amor imposible.  No nos dejamos intimidar por el silencio,  la indiferencia o el rechazo.  Sabemos que detrás de las máscaras de hielos existen corazones cálidos.

Por esos corazones arriesgamos todo.  Es duro escuchar muchas veces la palabra "no" y comprender que no todos están listos para el salto cuántico.   Pero esto no nos asusta porque sabemos que sin amor la vida no significa nada.

Esparcimos nuestra intención a pesar de las voces que gritan "estás loco",  "grow up",  "get real".  Sabemos que nuestra visión es compartida por muchos otros y que en este momento de cambio energético global,  el anhelo de muchos está surgiendo a la superficie.



Mientras escribo,  escucho a un guerrero negro de luz,  el bartender, cantando "Lulu Lula,  everybody laughing...Lulu La.." 

El dueño del lugar también se une al canto del negro.  


De pronto,  otro pasa por la calle y simplemente se une al canto compartido...es como si de pronto tres ángeles negros decidieron darme una serenata.  Soy la única sentada en este café a estas horas de la mañana...me maravillo ante lo impredeciblemente hermoso de la vida. 



Este momento se muestra lleno de posibilidades nuevas.  Barajo mis decisiones sintiendo la abundancia de este lugar interno,  más libre de expectativas que hace dos meses.  Mi mente se ha sacudido con la fuerza de un mazo,  dando paso a nuevas perspectivas.  Contemplo mi plato y mis piezas:  cuál de ellas puedo escoger que traigan más amor y más consciencia?  cómo hilo un collar de conchas y caracolitos de puro mar,  sin la contaminación de energías externas poco claras?

Una vez tuve un collar,  el más hermoso que he tenido.  Venía del centro del mar,  sus colores rosados y blancos emanaban  olor a sal,  brisa suave y cálida de la costa en la espiralidad de sus caracoles.  Comprendo ahora que las espirales unidas por un hilo invisible son la espiral de la vida y sus curvas pronunciadas.  Las siento,  las amo...como amo las cuentas de cada uno de mis  días en este mundo.

Hay vidas monótonas,  seguras,  predecibles.  Otros aspiramos a vidas más reales,  menos controladas...será más caóticas?  No por ello más fáciles o sencillas.  Tal vez,  simplemente vidas sin maquillaje.

 Cada guerrero con su espada.  Cada ser con su vida.  Todos con una espada,  a veces bien guardada,  a veces desenvainada. Sólo se usa la espada en caso imprescindible,  siempre buscamos una conversación con el otro,  hombro a hombro,  escuchándonos,  sintiéndonos.  Ese es el momento del encuentro.  Si sucede,  qué hermoso...sino,  está bien.  Habrán otros encuentros,  otros horizontes plenos de posibilidades.

Mi encuentro con mi centro a orillas de este Caribe que amo...
qué más puedo pedir?

2 comentarios:

  1. Qué bonito encontrar el sentido de la existencia dentro de uno, en esos pequeños momentos, tan solo respirando... No los tengo muy a menudo, pero de vez en cuando me conecto. Gracias por tus palabras. Todavía tengo las buenas secuelas de una clase de yoga ayer en Namasté en la Casa Abierta. Gracias otra vez!

    Euge

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  2. Hola Eugenia, con el yoga cada vez nos volvemos más sensibles a lo simple y delicado. Me alegra mucho que vinieras ayer. Namasté!

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