martes, 22 de mayo de 2012

Duelo

Elaborar duelos no es fácil.

Ayer me dí cuenta de tantos duelos no elaborados en mi vida.  Mi primer matrimonio,  la muerte de mi abuelita amada,  mi adiós a las leyes,  mi despedida de Hernán....la ausencia física de gente que amo- mi hermana que vive tan lejos.

Siento que llegó el momento de elaborarlos todos juntos,  aunque parezca brutal.

Sé que el momento es hoy, aquí y ahora.  Hoy que hablaba con alguien que me conoce muy bien me decía que sentía que todo se estaba desmoronando a su alrededor.  Totalmente de acuerdo.   Siento el impulso de correr a sostener la debacle...de recoger los pedacitos y tratar de pegarlos con la goma de la esperanza.  Pero me doy cuenta de que la esperanza sólo alimenta la angustia y que el mejor paso es entregar todo al de Arriba.

Muchos de nosotros estamos experimentando el dolor de relaciones que se terminan,  casas que se cierran,  sueños que se desvanecen....este año ha sido inmisericorde en mostrarnos lo falso.    Se respira un aire de impermanencia y desafío al status quo...es un momento de suma fragilidad y a la vez,  crudeza existencial.

Yo oscilo en un mar de dudas diariamente.  Repaso en mi mente todos los instantes en que cometí alguna equivocación.  Me devuelvo al momento y trato de repasarlo en mi mente y de alguna forma imaginar un desenlace diferente.  Pero estoy llorando sobre la leche derramada:  ahora sólo puedo recibir las consecuencias de mis acciones y omisiones.

Esto de conscientizar que las consecuencias son inevitables me hace recordar el primer acuerdo:  sé impecable con tu palabra.   Las palabras una vez que salen no tornan  y pueden tener efectos devastadores.

A la vez,  el segundo acuerdo consiste en no tomarse nada personalmente.  El tercero en no asumir nada.

Y por último, el cuarto es hacer lo mejor que podamos en cada situación.

Reviso los acuerdos y me doy cuenta de que los he cumplido fielmente  en las últimas 6 semanas.  Y sin embargo, el panorama es sombrío y amenazante.  Respiro en la profundidad de este duelo sin saber adónde me lleva.  Pero al igual que el cuerpo se disuelve en la tierra a nuestra muerte y el espíritu vuela hacia Dios inmortal,    sé que mi Ser trasciende cualquier de estos roles inventados de ser madre,  esposa,  maestra  y mujer.

Esta mujer destrozada por dentro se duerme abrazando su almohada en estado de duelo.  Duelo perenne que me negué a sentir antes de hoy por miedo a su vastedad.  Llegó el momento y estoy tranquila.  Las voces susurran a lo lejos amenazas en palabras...amenazas que nunca se materializan por no tener bases firmes.  Mi base se tambalea, pero no cae.

El Espíritu me sostiene.

Yo sé que siempre me sostiene.

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