viernes, 11 de septiembre de 2015

Para estar

Todo empezó con unos escalofríos.

Estaba almorzando feliz con un amigo querido y empecé a sentirme extraña.  Los yogis tenemos una conexión constante con nuestro cuerpo y cualquier cosa que esté off se siente de inmediato.  La fiebre empezó a subir y entendí que mi cuerpo me estaba diciendo STOP.

El STOP implicó ir hacia adentro,  encontrar por algún lado el freno para detenerme y sentirme simplemente vulnerable y débil.   Algo que no experimento a menudo.   Mi práctica me da diariamente el sentimiento de fuerza,  vitalidad y entusiasmo.  Pero sé que también es importante abrazar el otro lado.  Abrazar lo que sucede.

He ahí donde mi yoga sucede.

Así que me dejé caer.  En vez de resistirme.  En vez de quejarme.  Supe instantáneamente que esto era perfecto dentro de la dinámica actual de mi vida:  un compás de espera que me está permitiendo recapacitar.

Un día suspendido en el tiempo para simplemente ser.

Aqui, en la calidez y seguridad de mi habitación,  escucho los ruidos de la calle,  el avión que pasa,   los saltos de los estudiantes en el shala.  Me siento testigo silencioso de esta vida que a veces se me va muy rápido.  Hoy tengo la oportunidad de detenerme,  de observarme,  de sentirme.  El cuerpo bastante golpeado todavía por la crisis:  lo descanso,  lo cuido.  STOP.  Mi mente se resiste al inicio,  acostumbrada al constante ajetreo,  a la organización,  al funcionar.  Pero hoy no es día de funcionar:  es día de SER.

Simple y llanamente SER.

Todo confluye para preguntarme con honestidad y de la forma más cruda posible  mi decisión entre manos.  Siempre hay algo que nos pide reflexión.  En la vida de un ser humano cada escogencia implica un montón de efectos y de cambios y me doy cuenta del poder inmenso que tengo cada vez que decido.  Hoy es mi día para contemplar si mis decisiones entre manos han sido las más armoniosas,  las más inteligentes.  Y también para planear como enfrentar las que vienen.

Así que el día transcurre perfecto,  aún a pesar de la fiebre y las medicinas.  De hecho,  la fragilidad de este cuerpo me ayuda a trascender sensaciones conocidas y a entrar en universos paralelos con nueva información.  Unicornios y estrellas aparecen sobre mi cama de madera y comprendo que deben ser tomados en cuenta inevitablemente a la hora de escoger.

Siento,  descanso,  me mareo,  dormito...
en este día suspendido en el tiempo y el espacio.

El lugar designado por la Vida para estar hoy y por tanto,  el lugar perfecto para estar.



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