sábado, 1 de agosto de 2015

Volar ES soltar

Mi camino espiritual me ha llevado innumerables veces a cuestionar mi mente.  En Ashtanga Yoga tenemos ciertos lineamientos éticos (que no quiero llamar morales porque el Yoga nos invita a ir a un lugar más allá de la dualidad del bien y del mal).  Estas directrices nos dicen cómo es un ser humano cuando está en su centro, balanceado y equilibrado.  Nos explican que es posible para todos y que es cuestión de ponernos serios y abrir nuestra alfombra.

El Yoga que practico pide presencia diaria,  no sólo las dos horas que pasamos sudando y brincando en nuestro mar sino el resto del día.  En nuestras acciones y palabras es importante ser congruentes con las enseñanzas y de hecho,  naturalmente gravitamos hacia la no violencia,  la verdad,  la moderación y no apego.  Cuando uno es un generador de energía sucede naturalmente.  Nos volvemos generadores porque estamos conectados a los maestros,  esas luminarias cuya sabiduría y energía son reales más allá de barreras físicas,  estén o no estén aquí en sus cuerpos físicos.

Es por eso que cuando alguien a nuestro alrededor actúa de formas inconscientes lo percibimos inmediatamente.  En el esfuerzo diario por ser congruentes con nosotros mismos las acciones externas fuera de lugar rechinan,  como rechinar una uña en una pizarra.

Ayyyyy.....

Cacofonía total de emociones.
Seres humanos en caos interno compartiendo con el mundo sus dolores mal trabajados.
Violencia de obra y de palabra.
Depresión.
Tristeza.
Soledad.

Cuántos seres andan por las calles hablando de maestros y caminos espirituales....pero no hace falta hablar nada.  Cómo estás actuando:  tus acciones lo dicen todo.  Estás creando más belleza o estás dejando un rastro de basura detrás tuyo? Cuando estoy en un momento difícil y mi ser más bajo me pide actuar de maneras estúpidas he ideado un plan que es básicamente entrar en silencio.  Trato de no comunicarme,  de ir hacia adentro.  Mi práctica de yoga y de vida ayuda inmensamente:  dos horas en mi mat erradican cualquier resabio de mente reactiva.  Estar con mis niños también me ayuda un montón:  ellos habitan en ese lugar de no mente,  de emociones puras,  de cero manipulación.  Son totalmente francos y honestos y su vibración es muy alta.

Recibo hoy noticias de alguien que la está pasando muy mal. Un ser bondadoso y amable que todavía no ha entendido que su sufrimiento se lo está auto-infligiendo.  No es mi estudiante pero ojalá lo fuera.  Puede verme reflejada en ella hace un par de años:  pegada en la carencia que no es tal pero que se percibe así por un ego vuelto loco porque le cambiaron el plan de vuelo.  Yo también reclamé y patalee cuando me di cuenta que no podía controlar a los demás,  incluso a aquellos que amo más profundamente.  Esos menos que todos.

Amar a alguien y pedirle que actúe en nuestro beneficio es manipulación.

Así me ha tocado aceptar incondicionalmente acciones de mis parejas y de mis hijos que en su momento me parecieron fuera de lugar y que ahora agradezco.  A todos nos han hecho crecer.  El dolor es una medicina poderosa,  pero el sufrimiento puede evitarse.  Mi sufrimiento venía de no aceptar lo que estaba sucediendo.  De querer que fuera distinto.  De creer que yo sabía lo que era mejor para otro ser humano.

Con costos sé lo que es bueno para mí.... qué arrogancia por Dios.

Aprendí a soltar con muchas lágrimas,  no porque fuera una experta sino porque simplemente mis ardides para recuperar lo perdido no funcionaron. Así que me quedé con una pila de ropa vieja amontonada,  un mar de emociones que no sabían nada bien y mucha envidia y dolor por la alegría ajena.  Ahora siento vergüenza de declarar esto:  no era amor,  era sólo miedo enmascarado.  Después de procesar el miedo con muchas prácticas, terapias,  viajes, sudor y lágrimas he llegado a un punto donde acepto lo que otros deciden, independientemente de su efecto en mí.  Por qué?  Porque sé que no dependo de sus decisiones para mi propia felicidad.  Los acontecimientos no me dejaron más opción que buscar en las profundidades de mi alma el consuelo.  Y lo encontré porque estamos destinados a eso.  Porque somos seres autosuficientes,  tan plenos y realizados ya de por sí.

No hay ninguna carencia y el miedo es una falacia.

Quisiera que todos los seres que se sienten desamparados,  envidiosos por la alegría ajena,  tristes y solos comprendieran que están encerrados en un cuarto oscuro por ignorancia solamente.  Afuera el sol siempre brilla.  Sin embargo,  todos necesitamos ayuda.  Necesitamos ser lo suficientemente humildes para pedir una mano,  ir a una clase,  llorar en voz baja,  arriesgarnos a no vernos bien y aún así seguir adelante.  Si creemos que tenemos razón ya estamos perdidos.  Por cada pensamiento que tenemos  de anhelo por guía,  nuestro guía se acerca dos pasos.  Por cada acción que tomamos para buscar la Luz, la Luz se despliega con alegría sobre nosotros.  Porque es nuestro destino despertar y estamos en un momento espiritualmente privilegiado para hacerlo.  Todo confabula en estos tiempos para dar el salto de una consciencia separada a la unión del Amor.  No hacerlo es suicidio.  De hecho, no intentar hacerlo denota una necesidad profunda de encontrar ayuda.

El primer paso es siempre el más difícil.  Es aceptar que nosotros,  sólo nosotros y nuestras ideas de cómo tiene que ser son el problema.  De la aceptación es que viene la paz.  Del sufrimiento podemos movernos con certeza a un oasis de plenitud.  Depende sólo de nosotros dar ese primer paso o continuar revolcándonos en oceános de mugre mental y emocional que nos dicen que podemos cambiar al otro.

Si una decisión hace feliz al otro, quién soy yo para decir lo contrario?

Observo en mi vida a todos aquellos que me han dado un no,  que han actuado en contra de mis opiniones y los veo tan bien,  tan realizados,  tan felices.  Me veo a mí misma y sé que me he liberado internamente de muchas responsabilidades ajenas.  Dejar ser al otro me ha permitido ser yo misma en todos los sentidos.  Sin miedo ni reacción por lo que nadie más decida.

Ahora puedo decir con alegría:

Si lo que decidís te llena el alma y te hace feliz,  contá conmigo para ayudarte.  No sos un instrumento para mi propia realización: al contrario,  tu realización vuelve la mía más plena.

Y ahí es donde radica el Amor:  en alegrarnos por la alegría del otro.  En no sentirnos fuera de nada.  Es imposible estar fuera.  Somos todos partículas de Dios en cuerpos distintos,  almas peregrinas en esta tierra por unos pocos años.

Seamos lo suficientemente amorosos como para permitir con alegría que el otro vuele...

Y démonos a la tarea de empinar nosotros el vuelo sin depender de nadie.
Sólo de la mano de nuestros maestros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.