miércoles, 12 de agosto de 2015

Mi casa es su casa

Cuando uno hace yoga comienza a experimentar un cambio interno muy profundo.  Esto no sucede con cualquier yoga,  sucede con el yoga que nos transforma.  El yoga que viene desde India,  su cuna, que se transmite a través de un maestro que ha tenido a su vez un maestro,  y que existe desde muchos muchos años atrás.

Mucha gente cree que está haciendo el yoga de verdad pero en realidad es una práctica más de fitness que otra cosa.  Mi maestro se ha referido mucho a esto:  como ir al gimnasio.  No hay intención,  no hay devoción.   Es un simulacro narcisista de movimientos tomados de esta práctica pero sólo las formas externas.   No entienden para qué se hace ni con qué sentido.  Como está de moda todos quieren copiarlo e imitarlo.

El yoga que nos transforma se lleva en primer lugar el miedo a la escasez.  Muchos viven contando los cincos,  en un afán absurdo por retener lo material.   Esta actitud sólo crea separación y un sensación de miedo.  Si uno vive en escasez,  atrae escasez.  La frase ALL IS COMING incluye una abundancia infinita y la sensación de que siempre estamos cuidados a todo nivel,  incluyendo el material.  Hoy tuvimos aquí en Copenhagen una experiencia muy clara al respecto.  Llegamos todos a desayunar después de nuestra práctica,  muy felices, abiertos y relajados.  Algunos de nosotros partían hoy y era un desayuno de despedida también.  Estábamos en un jolgorio, sonrientes compartiendo,  haciendo chistes,  un poco high.

Además con muchísima hambre.

Un grupo de yogis sentado en un hermoso patio con sol-  un hecho raro aquí en Dinamarca.  Había mucho que celebrar:  la grata compañía,  el éxito rotundo del taller con tantísima gente,  la práctica dulce y demandante.   Fui al baño y vi un hermoso buffet:  pan fresco,  queso,  yogurt con arándanos y fresas...no aguanté la tentación y me serví.

Llegué a la mesa con mi platito y obviamente todos mis amigos se abalanzaron sobre él.  Apreciamos la delicia del pan,  compartimos los pedazos de queso,  continuamos con nuestra tertulia muy felices. Como en todos los buffets que he probado,  este era también de repetir cuando uno termina.  El pan se acabó y volví por más.  Ya no había queso pero la mermelada estaba deliciosa.

Mientras el resto ordenaba desayuno continuamos comiendo el pan,  bromeando que nos íbamos a llevar un bollo para casa a nuestro regreso.    Cuál no sería nuestra sorpresa al ver a la camarera aparecer muy enojada y muy seria:

" You are not allowed to share your food with them..."

WHAT???

"It would not be fair..."

???

Cuando la escuchamos,  mis amigos y yo pelamos los ojos como si alguien nos estuviera hablando de otro planeta.  Sus palabras chocaron de inmediato con nuestra realidad:  la camaradería,  la amistad, la conexión.  Nos dimos cuenta que el estado de yoga a veces no es bienvenido en este mundo. Muchos andan como esta camarera y probablemente su jefe que la envió a regañarme,  fuera de onda. Desconectados.  En su pequeñez y mente de escasez.  En el miedo.  En la desconfianza.

En la separación.

Bromeamos un poco al respecto pero a mí se me quitó el hambre.  Me dio una profunda tristeza que haya seres humanos tan miserables.  Que haya gente que está pendiente de la abundancia ajena con envidia y resentimiento.  Que vivan en un estado de carencia en vez de realizar que somos uno solo y que si uno de nosotros tiene hambre no es posible llevarnos un bocado a la boca sin compartir.

La camarera le dio un bofetada de realidad a mi burbuja de yoga.  Han sido días de mucha conexión con mis amigos,  mucha luz de mi maestro a pesar del gran esfuerzo físico,  mental y emocional. Como dice una de mis estudiantes:  hoy voy a practicar aunque tenga pereza de levantarme porque sé que tú le estás poniendo un camión de ovarios por allá...estas palabras me dieron aliento para mañana el último día.   Sé que muchos observan mis pasos sin alegrarse pero ya no hago nada por nadie.  Hago lo que tengo que hacer porque sé que hay algunos pocos que entienden.  Sean cinco o sean mil,  es igual para mí.  Cada alma es importante y si hay una que quiere escuchar yo seguiré dando mi todo por aprender más y poder transmitir un poco de tanto que estoy recibiendo.

Anoche tuve un sueño muy interesante:  soñé que estaba en un gran salón con todos los estudiantes que he tenido a través de los años,  principalmente costarricenses.  Muchas caras que no veo hace tiempo.  Estaba diciéndoles que de ahora en adelante sólo iba a trabajar con aquellos que realmente estuvieran dispuestos a comprometerse seriamente,  sólo con esos.  De los muchos que habían la mayoría empezó a correr en la dirección contraria...literalmente a correr!  Hubo una estampida de gente que se levantó y se fue.

Pero quedaron cinco:  cinco caras conocidas.  Cinco almas sedientas.  Cinco almas extraordinarias. Una de ellas es una de mis estudiantes que está embarazada en este momento.  Así que en realidad quedaron seis.

Me desperté con una sensación de profunda aceptación en mi corazón.   Nunca he aspirado a tener hordas de gente detrás mío,  de hecho,  siempre he querido hacer un trabajo privado e íntimo con cada uno.  De ahí que mi shala esté en mi propia casa,  en medio de la vida en familia y mis niños.  Si alguien entra en mi shala es porque de alguna manera entra en mi espacio más querido.  Y sé que muchos han pasado pero sólo  se han quedado los que realmente están interesados en este camino áspero y dulce que es el Ashtanga yoga de mis maestros.

Llegar a mi maestro no es fácil:  es como subir el Everest del Yoga en este momento.  Hablábamos entre todos los maestros que ahora con la nueva regla que para llegar a él hay que estudiar con alguno de nosotros antes por dos meses,  mucha gente automáticamente queda fuera- a menos que tenga la voluntad de hierro de hacer muchos cambios y no darse por vencido a la primera.  Hablamos también tristemente que algunos están usando nuestros nombres sin ni siquiera conocernos y que este es un portillo que necesariamente hay que cerrar.

Así que en segundo lugar he aprendido con mi práctica el poder de la verdad.  En tu alfombra todo es o no es.  No podés hacer que hacés:  Marichyasana está no o no está.  Kurmasana amarra o no amarra.  No hay vuelta de hoja.  Y para ser reales necesitas ayuda.  Solo uno no llega muy lejos. Tantos que conozco que se han quedado perdidos en el camino.

Al igual que hace muchos años toqué una puerta en Mysore y el mismo Guruji me abrió y me invitó a pasar al segundo piso,  a su casa, me sentó en medio de la terraza donde estaba Saraswati lavando ropa,  los niños jugando y la familia reunida:   así deseo yo recibir a quién esté dispuesto a ir más allá de la escasez mental en esta vida,  más allá del egoísmo,  el miedo,  la separación y la mentira.

Porque si mi maestro me abrió las puertas de su casa y su shala de corazón hace muchos años,  como no podría yo hacer lo mismo?

Porque si este yoga me ha transformado a todo nivel,  cómo no desear lo mismo para todo ser humano que tenga los ovarios y los huevos de apostarle a esta práctica maravillosa.


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