martes, 18 de agosto de 2015

La victoria del corazón

Ya en mi querido San José.

El regreso siempre es duro:  encuentro los niños sedientos de amor (igual que yo).  Retomo detalle a detalle mi vida diaria:  rides a las escuelas,  clases de natación,  organización de la casa, almuerzos con amigos,  trabajo y clases.

Pero todo se siente distinto.  Hay un placer muy grande en ir tejiendo con calma y enhebrando de nuevo los encuentros con seres queridos.  Cada persona que he topado ayer y hoy tienen un significado importante en mi vida.  Es como ir iluminando un árbol de navidad con las luces precisas y perfectas.

Escribo a las 8 pm hora de Costa Rica,  4 am hora de Alemania.  No me siento muy coherente.  Así que probablemente esta entrada no sea tan articulada como otras.  Está bien.  Se me han perdido varias cosas en el desempaque.  Sé que las traía pero no sé adónde las puse.  Me duele la cabeza. Hoy corrí todo el día entre clases,  programas de radio,  niños y familia.   Estoy con mi luna.

Y ayer sucedió algo muy fuerte.

Dentro de todo lo extraordinario que implica vivir la vida ordinaria,  recibo ayer una noticia-bomba-hecatombe-Hiroshima style.  Es en esos momentos de total descontrol que puedo ver como mi práctica de yoga ha dejado su huella.  En el momento de recibirla pude experimentar la sorpresa e incredulidad,  pero al mismo tiempo una voz que me dice internamente:  "todo es perfecto". Antes de reaccionar y descartar de inmediato todo- como hubiera hecho en otro momento,  respiro.
Escucho.  Trato de asimilar.

Me duele.  Me sorprende.  Me abofetea.

Pero no estamos aquí en el camino espiritual precisamente para eso?  Para que alguien que nos ama  nos haga el inmenso favor de despertarnos a la realidad de este mundo de impermanencia?

Observo que la situación es muy seria,  pero que no es tan terrible como mi mente me quiere hacer creer en primera instancia.  Hay conceptos que voy a tener que atravesar ciertamente-  conceptos de otra gente que hice míos en algún momento inconscientemente.  Pero hoy después de una larga conversación con el portador de la noticia,  alguien importante en mi vida a quien amo profundamente,  me doy cuenta que más bien el evento ha servido para conocerme mejor,  para realizar que en medio del desastre puedo estar serena en lo más íntimo de mi corazón.

De hecho,  me siento aún más cerca de mí misma y de esta persona gracias a este evento. Lo inesperado tiene la gracia de desestabilizarnos y en ese instante precioso que todos hemos aprendido a temer,  el instante de qué diablos es esto,  por qué me pasa esto a mí,  no entiendo, etc...en ese instante de no saber yace todo lo que necesitamos saber.  Saber que no controlamos a nada ni a nadie y que el Amor es precisamente esa fe total en la vida y el único que puede realmente sostenernos en estas coyunturas.  Es el afán de nuestra mente de tener todo en su lugar que a menudo nos mantiene presos en la cárcel del miedo y la separación.

Es en ese momento de incertidumbre que logro anclar la certeza en que el Amor es la única fuerza que me sostiene y protege a muchos niveles de catástrofes.  Ayer me sentí,  dentro de todo el desastre circundante,  protegida y amada.  Cuidada por el Amor Mayor.  Tuve un instante de claridad donde supe que aferrarme sólo me iba a causar dolor inmenso.  Y pude soltar con confianza completa en los designios de esta vida.  Pude hacerlo solamente porque he cavado un pozo profundo para tener agua en momentos como ayer:  y pude saborear en medio de la sequía pavorosa el agua más cristalina y fresca que haya probado jamás.

Esa agua se llama aceptación.  Esa agua se llama gratitud- perdón- amor propio- sanación-desapego-confianza-soltar:  frutos todos de mi práctica que siempre yacieron latentes en mí pero que no sabía cómo accesar.  Ahora simplemente suceden.  Como cuando viene la ola y el que surfea se deja llevar, dispuesto a que lo revuelque.  Se relaja,  se suelta.  Se anima a enfrentar ese muro de agua con soltura.

Yo soy también alguien que enfrenta olas grandes y estoy aprendiendo a disfrutarlas.

Y son de lo mejor,  de lo mejor de esta vida.  Porque si no estuviera aquí enfrentándolas estaría probablemente atrapada en una vida insulsa y aburrida,  predecible y segura...

y aún más absurda en su negación de lo que realmente ES.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.