viernes, 7 de agosto de 2015

Tu fuerza

Llevo casi veinte horas sin dormir,  entre aeropuertos,  cambio de avión y vuelos transatlánticos.

Escribo sentada en el comedor del shala de mis amigos Jens y Susana aquí en Copenhagen.  Somos varios de distintas partes del mundo que estamos quedándonos aquí.  Me siento tan feliz de poder dormir dentro del shala con las fotos de mis maestros por todo lado.  Mi cuerpo muy cansado,  mi mente ya casi con blanks mentales pero aquí el clima es de mucha emoción y anticipación por los seis días que iniciamos mañana con mi maestro.

Dicen mis amigos que está de muy buen humor.  Me alegra muchísimo esta noticia.  No importa cuántas veces practique bajo su guía,  siempre es un reto mental.  Mi cuerpo se sabe bien la secuencia pero siempre hay cambios.  Nunca sabemos qué va a pasar realmente.   A veces se siente fácil,  a veces espantosamente dura.   Será que es nuestra mente la que recibe la información con filtros:  no sé.  Es un misterio para mí lo que va a suceder mañana en mi mat.

El yoga es el arte de estar presentes en lo que sea.   Hoy mi amiga austríaca me salvó la vida.  En mi jet lag espantoso el rojo del semáforo se volvió verde y me tiré dos veces seguidas a la calle sin fijarme.

"It´s red!!- me gritó Belina.  

Acostumbrada a la laxitud de todas las reglas en mi país,  mi cerebro hizo corto circuito.  Me quedé literalmente en blanco.  Mi cuerpo siguió caminando,  mi amiga me gritó con todo el pulmón y gracias a Dios frené....

Creo que todos traemos huellas energéticas que nos piden seguir actuando a veces de formas inconscientes.  Traer la atención completa al momento presente es muy difícil cuando nuestras mentes están acostumbradas a brincar entre pasado y futuro.   Observo mi mente:  recuerda esa práctica de Serie Intermedia que hice en Mysore cuando acababa de darme cuenta en India que estaba embarazada de mi sexto bebé.  Estaba muy feliz pero también sabía que no era recomendable.  Sin embargo,  hablé con Theo (que en esa época no tenía nombre) y le dije lo que íbamos a hacer.  Le expliqué que era físicamente muy intenso para mí pero que iba a recibir mucha energía y luz.

Todo salió bien.

Recuerdo también el año pasado en Los Angeles que tuve la visita de mi Ladie´s Holiday durante la semana con Sharath.  Decidí hacer la excepción y practicar.  Cuál fue la sorpresa cuando en uno de las siete paradas de cabeza al final de segunda serie me caí...nunca me había caído antes.  El cuerpo simplemente se desestabilizó.

Sé que estaba pushing it.

Y hoy me pregunto qué irá a pasar mañana.  Mi mente adelantándose, queriendo asegurarse que todo va a estar bien.  Por otra,  quejándose que van a ser las 2 am en Costa Rica y que voy a estar muy cansada.  Escucho el discurso y lo dejo ir.  Mañana va a pasar lo que tenga que pasar.  Ya estoy aquí:  mi maestro está aquí también.  Mis amigos de años:  verlos ya es una alegría inmensa.  Los nuevos que estoy haciendo:  conocerlos otro regalo.

Así que me dedico a escribir esta entrada,  comer algo liviano,  alistarme para dormir.   Y lo demás lo entrego al Espíritu:  pidiendo que pueda sostenerme con la respiración,  sin preocupaciones,  sin anticipaciones.  El arte de estar presente con lo que hay,  sin aspirar a nada más.

Y me voy a dormir tranquila,  en paz.  Sé que llegar hasta aquí fue muy difícil esta vez.  Sé también que los sacrificios que se me piden ya son parte de mi dharma y karma.

Me duermo pensando en mi hermoso hijo Ariel que mañana cumple diecinueve años.  León de Dios, amor de mi vida.  Aunque distante muy adentro.  Y se me ocurre,  en medio de esta tarde danesa que todavía a las ocho y treinta de la noche está iluminada,  ofrecerle mi práctica de mañana.

Me voy a dormir con una sonrisa.

Ahora si sé de dónde me va a venir la fuerza.







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