jueves, 28 de mayo de 2015

Se busca un Segundo Corazón

Mi vida consiste en ser testigo de todo,  encontrar la poesía en cada instante.  Mi cerebro funciona como una especie de cámara que tiene un detector de belleza.  Desde siempre fui altamente sensible a la estética en todos los sentidos.  Estética que se muestra en miles de formas:  hoy,  por ejemplo,  en un atardecer de colores brillantes- desde el rosa hasta el amarillo encendido,  miradas cariñosas,  abrazos cálidos,  música divina,  sensaciones y emociones.

Podría decir que mi trabajo consiste en rescatar,  dentro de toda la maraña incansable del día a día pesado y rutinario,  un espacio libre de ruidos.  De alguna forma misteriosa he podido encontrarlo,  aún en medio de responsabilidades y quehaceres que en otro momento de mi vida me parecieron incómodos y absurdos.  El absurdo existencial del que me quejé muchas veces se ha tornado una bandada de pájaros alegres.  La única explicación que tengo a este fenómeno que yo misma estoy aprendiendo a entender es mi práctica espiritual.

Cuando hablo de espíritu no lo separo de mi cuerpo físico,  de mi mente o de mi corazón.  Todo en esta vida es espiritual porque somos espíritus encarnados.  Todo lo que tocamos,  como el Rey Midas,  es un canal para conocernos mejor y conocer al otro.  Estamos dotados de consciencia de vida,  además de la vida en sí misma.  Es un privilegio poder cuestionarnos para qué vivimos y por qué habitamos este planeta.

En algún momento de mi vida me cuestioné seriamente si estar viva era para mí.  Una marejada de dolores mal manejados,  incluyendo separaciones muy dolorosas de parejas con niños pequeños de por medio, infidelidades,  inconsciencia y sufrimientos propios y ajenos dieron al traste con mi ilusión de que la vida era un lugar seguro.  Recuerdo vivir en una carrera perenne para escapar de ese encuentro con algo dentro mío que no conocía pero que no hablaba ni se mostraba.  Siempre estaba "on the run".  Siempre ocupada, siempre estudiando,  haciendo, moviendo,  viajando.

Ahora,  mis actividades son bastantes parecidas a ese entonces.  El día a día en una casa-estudio con tres niños pequeños requiere logística, administración,  presencia y mucha paciencia.  Mi trabajo es un deleite y más bien trae a mi vida una culminación a nivel humano.   Pero los to do de mi lista siempre están incompletos:  siempre queda más por hacer.  He llegado a la conclusión que mi lista nunca se va a vaciar y he aprendido a tomarme las cosas con más calma.  Lo verdaderamente importante ha sustituido a lo urgente y cada día me aseguro de hacer algo nuevo,  romper algún miedo y conectar con alguien que amo.

No sé ni siquiera cómo llamar a esta entrada.  Tal vez deba llamarse Renacimiento.  Esto por cuanto desde hace ya varios meses siento como si hubiera salido de una crisálida que me aprisionaba.  Creo que eran todas esas ideas en mi cabeza de cómo tenía que ser mi vida y que si no cumplía con mis planes y requisitos no podía ser feliz.  Estoy encontrando precisamente que el soltar todo me ha ayudado a dar pasos nuevos, genuinos,  sinceros,  en una camino que desconozco pero en el cual confío plenamente.  Es el camino de ser yo misma,  sin máscaras,  sin pretensiones de ningún tipo.  El camino de mostrarme,  de equivocarme,  de explorar y  a veces,  de darme un trastazo en la cara sólo para entender mejor mi propia humanidad.  Los trastazos pasan,  pero puedo decir que me tengo más compasión.  Me juzgo menos,  me quiero más.  Así como soy,  con mis muchos defectos y pequeñas virtudes.  La mayor virtud creo consiste en estar dispuesta a verme con sinceridad.  Contarse uno mismo historias ya está pasado de moda en mi mundo,  se siente anacrónico y sin sentido.

Maravillada observo como esta actitud en mi vida atrae seres maravillosos a mi lado.  Cada uno de estos seres son realmente únicos y super dotados,  diría yo.  Son muestras de seres humanos extraordinarios en sus campos, artistas virtuosos,  seres bondadosos que buscan ayudar a otros,  dar una mano,  romper los patrones.  Puedo decir que mis amigos y amigas son todos de una especie de ser humano que aspira a lo más alto,  a lo más puro y a lo más difícil:  la coherencia y la integridad.

Cuando hablo de coherencia e integridad quedan automáticamente por fuera muchos y muchas que conocí y que ahora son sombras y fantasmas sin alma ni rostro.  Hago una oración por ellos y comprendo que tuvieron que ser parte de mi camino para ayudarme a realizar lo que no deseo en mi vida.  Algunos de una manera cruda y contundente que rayó en el odio y el desprecio.  Pero ahora sólo siento una distancia y a la vez,  una paz que proviene de adentro,  ya no de ninguna confrontación,  juicio ni tampoco desilusión.

Preparo un viaje al Sur con emoción y anticipación.  El Sur,  el Norte,  el Este y el Oeste de pronto se iluminan en mi vida de yogini madre,  exploradora,  artista y soñadora.  Nunca creí  surcar los cielos en busca de almas por conocer.  Soñaba con conocer el mundo pero nunca me llenó la idea de ir a turistear a un lugar sin conectarme con su gente.   Tengo el gran privilegio de poner pie en tierras donde mi primer contacto es con mis amigos, amigos que me traen más amigos y ya mi corazón se siente pequeño para albergar tantas presencias amorosas en mi vida.

Así que tal vez esta entrada deba llamarse Se Busca un Segundo Corazón...y un tercero, y un cuarto.

Ad infinitum...

Tal vez  comprendo mientras escribo que el camino es replicar nuestros corazones hasta que nos broten por todo lado y se vayan volando al resto del mundo al encuentro de nuestras almas gemelas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.