miércoles, 6 de mayo de 2015

Compañeros de alma



El yoga consiste  en tomar la decisión correcta en el momento correcto.  Siempre tenemos una serie de posibilidades frente a cualquier circunstancia,  sin embargo,  hay una decisión que es la que se siente bien,  la que resuena con todo nuestro ser,  la que hace feliz a nuestro corazón.  Una decisión que hace bien a los demás,  que nos hace bien a nosotros y que está conectada a los principios de amor y compasión que todos conocemos por instinto.  Aprender a identificarla entre tantas voces de "deber",  "correcto e incorrecto", etc,  es todo un arte.

Tomando decisiones es como vamos tejiendo nuestra vida.  Adónde quiera que estamos hoy es producto de nuestras decisiones pasadas,  para bien o para mal.  Lo hermoso del despertar espiritual es que siempre se puede comenzar de nuevo con fe y esperanza.  Aprender de lo vivido y con la frente en alto intentarlo de nuevo.

Con corazón,  he ahí el secreto.

Cuando hablo de corazón,  yo misma he estado en muchas disyuntivas a lo largo de mi vida dónde no sé que es corazón y qué deseos superficiales,  soledad o simple desazón.   Corazón es la conexión con nuestra sabiduría interna,  no un capricho ni antojo temporal.  Es saber sentir nuestra alma y nuestro espíritu:  nuestro ser más profundo y su conexión con la energía eterna del Amor.   A veces tenemos que explorar el otro extremo para comprender qué es el Amor:  la amargura de la decepción,  la injusticia de la mentira,  la insensatez del egoísmo.  Pero aprendemos,  ojalá y cuando la decisión que tomamos cree una energía cálida en nuestro corazón espiritual,  se sienta bien,  se sienta en paz es que vamos a sentir que vamos por buen camino.  Cuando las decisiones nos dejan con un sabor a duda,  insatisfacción y mediocridad  es momento de recapacitar y probablemente cambiar de rumbo.

Siempre se puede empezar de nuevo.

Quiero ser lo suficientemente fuerte para decir mis "sis" y mis "nos" desde ese lugar.  No conformarme,  no quedarme a medias tintas sabiendo cuál es mi potencial total de vibración.  Soy un ser de luz igual que todos nosotros y es como un bombillo  con poca energía : casi no brilla.  Con todo el poder se enciende e ilumina el mundo y a los demás.  Es nuestra decisión reconocernos como un canal de la energía de Dios y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para alcanzar nuestro potencial de Luz.  La guía de un maestro o maestra es aquí crucial.  De lo contrario,  podemos perdernos en la oscuridad que tantas veces se disfraza de luz y que intenta ser lo que no es.  Muchas veces me ha confundido y por eso pido discernimiento cada día de mi vida para escoger bien,  a pesar de las innumerables veces en que me he equivocado.

Creo que en última instancia la vida es una aventura poderosa que tiene muchos regalos para quiénes nos entregamos a ella en cuerpo y alma y buscamos ser totales,    más allá de los miedos y sus aliados.  Hace muchos años fui guía en la montaña más alta de mi país.  Subía y bajaba y era tan feliz en esos viajes,  por más que tuviera que cargar salveques muy pesados,  mojarme en la lluvia, pasar fríos y a veces esperar pacientemente a mis clientes que no eran tan rápidos como esta cabra.  Subí muchas veces anhelando quedarme allá arriba para siempre, tan cerca de las nubes me sentía protegida.   Los lagos de la cumbre me invitaban a bañarme en ellos,  a pesar de estar casi congelados y era una orden que no podía ignorar.  La montaña me invitaba a caminarla una y otra vez,  como si estuviera por fin recogiendo a su hija pródiga.  Los árboles,  muchos de ellos devorados por incendios,  me hablaban aún en su agonía de poder y fuerza a pesar de la muerte.  Los picos me acogieron tantas veces con sus atardeceres y amaneceres.  El cielo más lleno de estrellas que jamás he visto en mi vida.

La luna:  guau,  la luna en Chirripó.

Así que intento vivir mi vida como una esa aventura en mi montaña:  mi forma de ser me invita siempre a escalar.   He sufrido decepciones espantosas por esta forma de ser mía tan confiada y un poco inocente.   Tonta diría en ciertos casos.  Pero también en mi tontera he conocido seres maravillosos como yo:  abiertos, confiados y un poco locos.  He aprendido con ellos que subir la montaña de la vida en buena compañía es una aventura diaria que se siente fácil.  Por más dura que sea la subida,  por más que las piernas quemen y el aliento muchas veces se quiebre.

Recibo con gratitud la compañía de seres amables,  serenos,  fuertes y llenos de anhelo que la vida me está trayendo y tan deseosos de  verdad y  amor como yo.  Sé que esta es la forma en que Dios me dice:  "todo está bien,  te estoy mandando refuerzos." Su cercanía tiñe mi vida de colores pasteles y me siento- a pesar de todos los sinsabores diarios de esta existencia-, me siento tan amada y acompañada.  Mi hogar se llena de buscadores serios,  genuinos y con una pureza de intención impresionante.  Atrás quedan los días de pupilos enrollados,  too much thinking,  traiciones,  mentiras y toda la parafernalia de la ilusión.  Sé que los estudiantes son la biografía de su maestro y me siento tan honrada de verme reflejada en estos momentos por gente tan buena e inteligente a quienes admiro y respeto profundamente.

Hoy me preparo:  mañana practicamos muy temprano y siento la energía in crescendo desde hoy.  Resabios de la Luna del Wesak que me volvió al revés.  Y mi casa que hace años es un templo para mis maestros y para todo aquel que se acerque con un corazón abierto y humilde,  cero ambición de nada y sobre todo,  mucha fe...mi casa también se prepara con inciensos,  silencio y muchas velas.   Practicamos al alba cuando todavía el mundo duerme y el silencio de la noche permea nuestros sentidos.  Practicamos mientras San josé apenas despierta.

Mañana es un día especial-  especial como se sienten ahora todos los días de mi vida y eso sólo significa que tengo una vida privilegiada:  mañana de nuevo me reúno con mis compañeros de alma.








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