sábado, 9 de noviembre de 2013

La mitad del camino....

El camino espiritual es un reto a todos los niveles.

No creamos que por estar en nuestra búsqueda los retos van a disminuir.  Al contrario.

Entro en mi tercer día de ayuno con un tremendo dolor de cabeza.  Ayer fue un día donde salieron muchos sentimientos y dolor.  Parte de ir hacia adentro es enfrentar lo que hemos encapsulado en nuestro día a día,  en nuestro corre corre interminable en la ciudad.  Por suerte,  me despierto al sonido de los congos y los pájaros desde muy temprano.

Ayer que regresábamos del mar vimos un perezoso colgado de un cable de luz.  Iba moviéndose tan despacio y con tanta gracia.  Vimos también un pavo real con todo su esplendor en medio de un montón de gallinas.  Caminaba con su elegancia y distinción sin percatarse de su belleza.  Ambos los considero señales de que todo está bien,  aunque parezca que por fuera todo está mal.

Los dioses nos envían a menudo nieblas y tormentas para probarnos. La idea ilusa de que entrar en la búsqueda va a volver nuestras vidas más fáciles es una falacia.  Vamos a estar oscilando al borde del precipicio una y mil veces y ahí es donde se prueba nuestra fe.  Nuestros Gurúes nos resguardan de todo mal,  incluso a la distancia.  Y esta confianza la siento hoy profunda y total,  como un escudo que devuelve cualquier ataque y mala vibra.

Sostenerse en el camino requiere valor y fortaleza.  Muchas veces estaremos tentados a mandar todo al canasto y resguardarnos en nuestras vidas de ilusión.  No hay nada que demostrar sino sostenernos en la conexión.  Y constataremos que sostenernos requiere de todas nuestras fuerzas,  de toda nuestra pasión y compromiso.  No importan las tormentas,  no cederemos ni un milímetro.  No importa la incomprensión,  el camino es hacia adentro.

Estos días me he percatado de que mi intención de difundir lo que amo en Costa Rica no es nada fácil.  Después de diez viajes a ver a mis maestros en India y otros muchos más alrededor del mundo,  he tenido la gran bendición de comprender su bendición y intentar transmitirla con toda fidelidad.  Sin embargo,  esta visión comprende podar egos y no alimentar pretensiones.  Yo misma he recorrido ese camino de sentirme inadecuada,  débil y perdida en su presencia.  Es un trago amargo que uno debe intentar sobrepasar con la fe.  Y después de muchos años, puedo decir que sus palabras e instrucciones fueron las más acertadas,  aunque no las comprendiera en el momento y me causaran enojo e impaciencia.

He topado con estudiantes llenos de orgullo y altanería que sienten que ya están "listos" porque saben hacer la práctica física.  Carecen de la humildad,  presencia y amor por la práctica que son los requisitos indispensables para sostenerse en este camino.  Pero igualmente,  he topado con gente linda y abierta,  dispuesta a servir,  a dar.  En el camino del yoga,  construir una práctica para que a uno lo vean,  para parecer espiritual o para sentirse muy carga es una pérdida de tiempo.  Por el contrario,  gente con prácticas modestas a nivel físico que están atravesando muchos obstáculos con sus cuerpos y mentes,  sí tienen esa luz interna que sólo confirma que ya tuvieron contacto con esto antes.   Esos estudiantes me inspiran,  aunque sean sólo un puñado,  a continuar difundiendo lo que amo.  Aún en medio de la incomprensión y los ataques.

Trato de ver estos ataques como intentos de almas más bajas de alcanzar algo que no está designado para ellas.  Trato de sentir compasión en mi corazón y saber que encontrar el camino es un privilegio de pocos.  Muchos impostores encontraré y me esforzaré por comprender.  Y en eso estoy en este momento.  NO puedo decir que lo he logrado:  sentimientos de enojo ante la ingratitud y de mucha tristeza me embargan.  Mi humanidad reacciona ante estas energías desconectadas.

Pero también recuerdo todas esas miradas llenas de luz ante la transformación que he tenido el privilegio de admirar en mi camino como canal.  Gente que ha llegado tapada por la vida y sus curvas y ha renacido en todo sentido.  Esa gente linda,  serena,  sin pretensiones,  sin egos ardientes.

Ellos y ellas me inspiran a seguir adelante.

Y a soñar con el día en que me ría a carcajadas de los perros en el camino...

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