lunes, 26 de diciembre de 2011

Qué llevar...

Bien...empaquemos.  El problema es acomodarse en un salveque tan estrecho.  Si uno va a India de backpacker,  necesita limitarse a lo esencial.  Número 1:  botiquín.  Leo en la guía de Lonely Planet una lista interminable de posibles catástrofes que pueden acontecer,  desde bichos en la cama hasta tifoidea.  En las ocho veces anteriores, tengo la suerte de no haberme enfermado más que una vez con calentura y diarrea.  Pero la guía recomienda:  vacunas,  medicinas, antibióticos, etc, etc, etc.  Es una muestra más de cómo el miedo puede entrar.  Decido limitarme a unas acetaminofén,  bloqueador solar en abundancia y un antibiótico para diarrea.  India tiene la cualidad de limpiarnos apenas llegamos...a veces sí,  a veces no. Voy dispuesta,  no preocupada.  Me doy cuenta de que podría caer en la paranoia y la hipocondría...pero decido estar tranquila. Qué más? chaqueta para el Norte,  se pone muy frío de noche.  Por supuesto,  mi mat.  Un par extra de zapatos,  anteojos,  la compu...y basta!  es intenso esto de simplificarse.  Sin embargo,  se siente una gran libertad el saber que se puede sobrevivir e incluso,  disfrutar,  con tan poco equipaje.  Nuestro itinerario inicia en Delhi,  capital de la India.  De ahí,  la idea es bajar a Agra,  al famosísimo Taj Majal,  luego Jodhpur,  Varanasi y Goa.  No sabemos si este plan se va a mantener,  probablemente no.  Y está bien...terminamos nuestra aventura en Mysore.  Ir a India es abrirse a la Gracia.  Es agradecer cada día el cambio de planes.  Aquí nuestra rutina es predecible,  allá todo es inesperado.  Me doy cuenta de que amo mi rutina.  Me siento un poco incómoda de tener que cambiar todo...será que el cambio incomoda?  será que es esa incomodidad la que nos hace crecer?  me resisto a salirme de mi cuadrito.  Lucho por llevar más chunches...pero no caben.  

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