lunes, 19 de diciembre de 2011

mi Yoga

Hoy me despierto a las 5 am,  Marco se va a trabajar....Matías llora en su cuna,  Gael y Theo se despiertan temprano.  Dos horas de atenderlos,  cambiarlos, darles de comer,  escuchar sus historias,  calmar sus lágrimas.  Matías tiene 8 meses,  Theo un año y 9 meses y Gael casi 4.  Son mi Yoga diario.  Cuando empecé a practicar Ashtanga,  mis hijos grandes ya estaban en la escuela y tenía todas las mañanas libres para practicar tres horas y hacer pranayama.  Hoy,  es casi un sueño.  Mientras escribo,  Theo grita en el primer piso.  Lo escucho con agradecimiento.  Este año 2011 casi se nos va en junio, tuvo una bacteria intestinal tan fuerte que tuvimos que internarlo y pasamos tres días de mucha zozobra y miedo.  Cada vez que lo abrazo le agradezco infinitamente a  Dios el que siga con nosotros.  Gael todo lo pregunta,  es un niño que nos pide awareness constante,  si le contestamos sin presencia inmediatamente lo reclama.  Tiene la risa más bella que jamás he escuchado.  Matías gateó ayer por primera vez...vino a nosotros sin pedirlo y hoy es el regalo más hermoso de nuestro hogar.
Cada vez que iba a India,  anhelaba profundamente el viaje. Esta vez no.  Siento que mi corazón se va a partir en muchos pedazos de tener que soltarlos.  Siento el dolor y a la vez,  la apertura que esto va a traer.  Más espacio para que cada vibración entre más profundamente.  Desde ya hace muchos meses que siento la ansiedad de la separación.  Será que esto es más difícil que la Tercera Serie?  cuánto nos pide la Vida si realmente queremos ser consecuentes?  Sólo porque sé que India da más,  mucho más de lo que uno alguna vez anticipa,  es que puedo soltar a mis pequeñines con la seguridad que todos estamos en las manos del Divino....regreso a mis gorditos,  mientras escucho las risas de Matías y los lloros de Theo,  agradezco y honro cada pedacito de mi Yoga.

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