martes, 20 de diciembre de 2011

Abrir el corazón es el propósito último de nuestra práctica de yoga

Anoche tuvimos Open Studio.  Es un espacio libre para practicar cada uno a su ritmo y escuchándose mucho.  Se comparte la respiración,  la música y el espacio sagrado.  Al final,  compartimos una cosa buena que nos sucedió este año que ya pasó y algo difícil o doloroso.  Me dí cuenta de que mi apego a mis chichis es realmente grande.   En junio del 2011,  Theo se enfermó con una diarrea espantosa,  lo tuvimos en el hospital internado tres días entre la vida y la muerte.  Fue la experiencia más dolorosa que vivimos desde que somos papás de estos babies.  Cada día que veo a Theo corriendo y jugando,  recuerdo esos momentos de zozobra.  El segundo día en el hospital,  iba saliendo para la casa a atender a Gael y Matías, Marco estaba con Theo en el cuarto.   Y apareció el arco iris más hermoso sobre el hospital,  exactamente sobre el cuarto donde estaban ellos.  Lo interpreté como la Gracia en acción,  enseñándome sobre la fragilidad de la vida,  la fuerza del amor y lo difícil de soltar cuando amamos.  Cada vez que me despierto en la mañana, entrego a todos mis hijos a la Gracia,  siento por dentro como si muriera,  el miedo a perderlos es tan grande.  Pero a la vez comprendo que ellos son de la Gracia,  que yo soy su guardiana mientras crecen y que siempre están cuidados por el Amor.  Ahora con el viaje a India,  los miedos de que algo les suceda mientras no estamos salen a la superficie.  Pero en el fondo de mi corazón,  siento que el amor por ellos es tan profundo y puro que no importa lo que suceda a los cuerpos.  nuestras almas siempre estarán amándose.    Lo más lindo que sucedió este año fue el nacimiento de Matías.  A través de toda la resistencia que Marco y yo teníamos a su llegada,  nos atravesó como un rayito de luz los corazones y ahora no podríamos concebir nuestra vida sin él.  Nos enseñó el valor de venir a unos padres que estaban perdidos en sus samskaras,  nos abrió el corazón de par en par con su incondicionalidad.  Cómo pudimos no sentir su amor es sólo una muestra más de como el Avidya (la ignorancia)  nos cubre continuamente y gracias a la Gracia continuamos nuestro camino con el deseo de abrir nuestro corazón cada día un poquito más.  Ese es el Yoga,  todo lo demás siento que es un proceso de desembarazarnos de tanta coraza que hemos construido alrededor de ese lugarcito tan delicado y frágil como la vida misma.  Desde ahí es que quiero vivir,  aunque a veces se sienta como si no tuviera piel que me proteja.

2 comentarios:

  1. Gracias Maestra,por recordarnos que la vulnerabilidad es hermosa. Mi corazón se fue más abierto al ver que todos somos uno.

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