miércoles, 16 de diciembre de 2015

Tercer Día: Inspiración

El tercer día empezó ayer:  sentí una claridad mental,   un montón de ideas se me vinieron y el Universo envió su respuesta.

Hace días vengo pensando en todas las comunidades que todavía faltan por integrarse al movimiento de Latinoamérica Unida.  El Ashtanga está creciendo mucho en Perú, Nicaragua,  Panamá y Argentina.  Costa Rica va a la vanguardia de este movimiento por unir al resto y juntos soñar en que mi maestro venga algún día por acá.

Pues hace días tenía a Guatemala y El Salvador en el corazón.  Guate es un país que amo:  mis primeros talleres internacionales sucedieron allá con queridos amigos,  muy comprometidos y serios. Ayer uno de ellos me contactó para otro tema y terminamos creando todo un plan para el año próximo.

Cuando pienso en Guatemala se me viene toda la violencia que este país ha sufrido y sufre y a la vez, la belleza intacta de esa tierra tan rica,  tan potente,  sus volcanes y sus lagos.  Su población tan resiliente.  Visité Guatemala hace muchos años,  incluso antes de empezar en yoga.  Dos queridísimas amigos compañeras de camino me invitaron a un taller con una de mis maestras.  Amé ese país desde que puse mis pies allá.  Y ahora todo empieza a suceder,  como una maquinaria silenciosa y precisa que sabe que todo viene en el momento preciso,  ni antes ni después.

Así que casi no pude dormir.  Mi amigo y yo mensajeamos hasta tarde,  llenos de esa vibración y energía que viene de la inspiración por una causa común.  He tenido ya muchas pruebas contundentes con mi práctica de que todo viene:  incluso aquello que uno en algún momento descartó o simplemente soltó por parecer difícil e incómodo.  Cuando algo tiene que suceder la magia del Shakti nos conecta con las almas correctas,  nos trae respuestas a preguntas viejas y nos pide movernos con fe y determinación.

Así que a pesar de la falta de sueño hoy estoy llena de energía.  Visualizo el Lago Atitlán que amo, uno de mis lugares preferidos en el mundo;  los tres volcanes que lo resguardan como ángeles,  sueño con conocer un pueblito que me contaron está lleno de buenas vibras y comida para yogis.  Me imagino enseñando en Antigua y Ciudad de Guatemala con gente no sólo de ahí sino también de Salvador,  Honduras y Belice.  Siento la alegría de poder compartir algo que no sólo es una práctica espiritual sino un incentivo al cambio en nuestras vidas.

Los latinos compartimos no sólo la sangre sino una visión de vida,  una forma de sentir esta existencia que puede vivirse desde el corazón más fácilmente que desde la cabeza.

San José amanece lleno de sol.  Hoy no practiqué porque no me dio la pila.  Voy un día a la vez. Estoy tan emocionada que hasta se me quitó el hambre. Hoy tengo entrega de notas de los chicos y cine con mis hijos grandes en la tarde.  Almuerzo con un amigo querido.  Y sólo agradezco tantas bendiciones,  saber que hay gente muy seria y comprometida en todo el mundo y que el Prana nos conecta en el momento preciso con exactitud matemática.




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