miércoles, 8 de julio de 2015

Kalyanamitra

Inicio mi día con mi práctica y en grata compañía.  Las lluvias de estos días han creado una atmósfera muy acogedora en el estudio.  Me conmueve ver a mis estudiantes llegar muy abrigados,  con sombrillas y en medio de la madrugada.  Siento que soy tan privilegiada de poder compartir con gente tan seria que en vez de crear excusas,  toma acciones.

Me gusta mucho la gente así.

Mi mente está un poco desenfocada.  Nada que no se pueda alinear con unas buenas paradas de manos y backbends.  Después de trabajar con varios de mis estudiantes y llevarlos a algunos lugares nuevos,  todos descansamos anticipando un día más sereno,  una forma más tranquila de enfrentar lo que nos traiga la vida,  sin mucha alharaca ni drama.

Mi vida en este momento está llena de bendiciones y siento que vienen muchas más en camino.   He aprendido que lo peor que puede pasar es a menudo lo mejor que puede pasar.  Por eso intento no aferrarme a ningún resultado.  Sólo doy lo mejor de mí en cada segundo y sé que mi camino se irá despejando a su tiempo.  Aún en medio de la curva más violenta siento la compañía perenne de mis maestros:  sé que no hay nada que pueda derribarme con su protección.  Y esto me renueva,  me da nuevas fuerzas y me calma.

He estado revisando apegos,  personales,  materiales y profesionales.  Estoy en un instante en que todo parece estarse depurando sólo.  La compañía que necesito está llegando sin esfuerzo,  las oportunidades laborales se expanden,  las amistades se enriquecen.  Quisiera pensar que todo esto viene por mi esfuerzo de años,  por mi compromiso.  Pero sé que eso es sólo una parte:  hay una Gracia que trae el Maestro de la cual escuché por muchos años pero que no comprendía.  Las experiencias recientes me hablan de milagros,  de reencuentros,  de sincronicidades y casualidades que no son tales.  Todo el plan maestro se está desencadenado en la perfección de una mente que ya no está cerrada a nada:  todo  lo agradezco,  incluso lo "malo".  Todo me deleita porque sé que ya me resisto a identificarme con la bronca del día.  Pasa y luego me queda un sabor de serenidad en mi boca.

Cero amargura y un intento genuino por comprender.

Ayuda mucho rodearse de gente que vibre en una frecuencia parecida o más alta.  Si mi amigo me estimula mis rollos,  en vez de ayudarme me hunde.  Si en cambio me da consejos certeros,  puedo ver mi tema desde otra perspectiva y considerar un cambio inmediato de actitud.

Anoche me sentía muy mal.  Me puse a llorar extrañando mucho a mis hijos grandes.  En el corre corre de la vida sé que todos tienen ya su camino,  pero a veces no es fácil saber que están a varias horas en aviones o inmersos en sus propias vidas- que merecen disfrutar por completo.  Pero los extraño. En este estado de flaqueza emocional me llevaron a un mirador hermoso en las montañas de mi Valle Central.  Pude ver todo desde arriba y de alguna manera sentir la conexión inmensa que existe con quiénes amamos. Ya sea que estén físicamente lejos o que ya no estén en este mundo,  el amor perdura y se vuelve más sólido en el corazón.

Mi Kalyanamitra - mi amigo del alma,  me habló de  ver la otra cara de la moneda en vez de alimentar mi fijación en lo negativo- conducta aprendida en mi familia donde todo tiene una tinte tragicómico.  La situación tuvo un desenlace que no esperaba:  de pronto,  a raíz de nuestras divagaciones conjuntas terminamos acordando que voy a abrir otro shala.  No sé muy bien cómo pasé de mis lágrimas a un proyecto nuevo,  a una aventura compartida,  a un salto de fe.  No sé bien pero sucedió y lo único que hice fue intentar enfocarme en lo bueno,  en las bendiciones,  en mi deseo por la Luz en buena compañía.  Sólo la Luz disipa la oscuridad y la única forma es llenarnos cada día un poco más de Dios.

Bajé esa montaña en medio de risas,  en un estado de euforia y gozo compartidos aún en medio de los obstáculos diarios de esta vida material.  Bajé sintiéndome como nueva,  feliz de poder enfocar mi energía en hacer crecer una nueva criatura.  Sé que vienen muchas más bendiciones en el camino y que yo sólo tengo que sostenerme fuerte de la mano de mi Maestro.

Esta semana creí que iba a ser muy tranquila.  Terminó siendo una de las más intensas de mi vida.  Parto mañana de San josé de regreso a mi oasis personal y con la determinación de seguir enfocada en lo importante,  dispuesta a ir más allá de mis patrones mentales gastados y con una fe linda en lo que el presente me trae.

Dispuesta a dar lo mejor de mí cada día.  
Sin apego a ningún resultado y fe profunda en el Amor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.