miércoles, 1 de julio de 2015

Enamorada

Amanezco hoy a una mañana brillante.  Los pájaros me despiertan y el viento me susurra con suavidad.  Abro mis ojos y me siento nueva en todos los sentidos que un ser humano puede renovarse.

Una nueva vida:  un nuevo corazón.  Siento la magia del Amor en mi vida y me doy cuenta que es algo que he estado deseando por muchos años y que hoy mágicamente tiñe mis días.

Enamorarse del Amor es la única respuesta.  

Mi pregunta vital fue desde hace muchos años:  y adónde está el Amor?  Adónde en este mundo de mentiras,  máscaras,  confusión,  dudas e hipocresías.  Tengo que confesar que perdí la fe muchas veces:  me cuestioné si realmente existía,  si no era más bien una quimera de mi propia imaginación.

Pero sé con seguridad que el Amor es mi esencia y la tuya también.  La nuestra inevitablemente.  Es el material de que estamos hechos y tiñe nuestra percepción de todo lo que existe:    la luna hoy parecía más brillante,  los celajes del atardecer más celestes y naranjas.  Las risas de mis niños más alegres:  mi cuerpo anhela la práctica de mañana con ansias.  También la visita de mis compañeros de viaje:  todos los que se levantan mañana muy temprano para venir a rendir sus respetos al Maestro.  Ese maestro mío que cumpliría este mes cien años.  Esa alma poderosa que sigue cambiándonos la vida a muchos desde donde quiera que esté.

La vida simple se vuelve extraordinaria.  Esa misma vida que en algún momento sentí pesada e incómoda.  Hoy pasé la tarde con mi ex y mis niños en un campo de fútbol.  Hablamos con cariño,  discutimos sobre su bienestar,  compartimos eventos de nuestras vidas,  decidimos no darle más espacio al drama.  Ese drama que por tantos años nos desgastó y acorraló.  El mismo que mucha gente alimenta diariamente en vez de admirar los colores del cielo y disfrutar la mirada de la gente importante en sus vidas.   El mismo que separa,  aniquila amores,  constriñe relaciones,  limita futuros y rompe horizontes.  Ese drama pesado,  hiriente y desencajado. Porque no tiene espacio en un corazón humano conectado.

Enamorarse de la vida implica ser total y absolutamente honestos con nosotros mismos por un instante.  Implica vernos con crudeza nuestros puntos ciegos en vez de seguir defendiendo posiciones que no nos llevan a nada.  Creernos que siempre tenemos la razón.  Qué cansado.  Dejar de vivir en negación.  Dejar de aferrarnos al cuello de otros seres.  Encontrar nuestro destino que es,  por simple definición,  libre y sólo nuestro. Dejar de pensar que la solución a nuestra desazón es otra persona.  La otra persona necesita la libertad de moverse como necesita,  aunque eso implique decidir sacarnos de su vida.  Y el amor verdadero consiste en aceptar esta decisión con  madurez y solidaridad porque sabemos que somos lo suficientemente fuertes para hacer lo mismo si es necesario.

Honestidad cruda que nos lleva a construir vidas reales y no vividas en función de otra gente.

Tantos años pasé autocompadeciéndome y victimizándose y hoy puedo sentir la diferencia.  Culpe a mis ex de mis cuitas vitales en vez de ser lo suficientemente mujer para asumir mis propios errores. Hasta que supe ir hacia adentro todo fue un zafarrancho de ataques y venganzas hacia el otro.   Hasta que encontré el origen de mi propio dolor pude empezar a sanarlo.  No es fácil.  Se siente como una noche oscura que nunca amanece.  Pero sólo ahí encontraremos la verdad sobre quién somos.  Sólo ahí podremos empezar a dar pasos firmes hacia un destino que es solamente nuestro.

Esta entrada la dedico a todas las mujeres,  madres,  hijas,  hermanas y también hombres,  padres, hijos y hermanos.   Todas las que hemos pasado procesos de separación en dónde hemos dejado la piel íntegra,  donde nos hemos desintegrado hasta la médula y sentido la muerte en vida.  Estoy aquí escribiendo como si nunca me hubiera pasado,  sintiéndome liviana y agradecida.  Sé que llegué de allá a aquí por la gracia de mis maestros.  Mi ego es demasiado testarudo para hacerlo sola.  Seguiría pegada en el fango atacando a otra gente y sufriendo innecesariamente.  Mis niños hechos un picadillo en medio de la batalla sin sentido de los egos.

Todos los seres humanos tenemos la capacidad de sanarnos y en el proceso,  de sanar a todos aquellos que nos rodean.  Estoy aquí para decir con mucha humildad y gratitud que es posible.  Sé que mi vida está tomando un rumbo dulce y verdadero,  donde puedo honrar y respetar a aquellos que he amado y compartir con los que son importantes y valiosos.  Sé también que ya aquellos con quién no comparto son aprendizajes en vez de errores.  También sé que estar enamorada implica ver a Dios en todo,  no sólo en mi pareja.    Y que el sufrimiento futuro puedo evitarlo manteniendo mi enfoque en la Fuente.

Puedo decir que ahora sé adónde están las prioridades,  cuáles son los apegos inteligentes y cuál mi propósito en esta vida.

Preguntas que ya por el simple hecho de estar aquí ya encuentran poco a poco su respuesta.   



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.