jueves, 11 de abril de 2019

Mi Héroe

Un héroe es alguien que nos inspira a ser mejores.  Alguien que refleja una parte en nosotros que aspira.  Un ser que nos motiva a crecer y dejar los lugares comunes.

He conocido muchos seres que me han ayudado a moverme espiritualmente.  Uno de ellos es un maestro que conocí hace muchos años en Estados Unidos.  No es un maestro de yoga sino uno de vida y de hecho es de ambos porque yoga es vida,  la mejor definición de vida que conozco.

Hoy, en el cumpleaños de mi hijo más pequeño Matías,  quiero recordar sus enseñanzas con gratitud porque me sostienen siempre, especialmente en los días difíciles como este lejos de quiénes amo.



Juan hablaba siempre de la rigurosidad y plasticidad de la consciencia.  Una consciencia rígida es un obstáculo,  llena de conceptos e ideas de cómo tiene que ser nuestra vida.  Lo único que nos separa de la felicidad son nuestras expectativas de cómo tendría que ser.  Una consciencia flexible nos permite fluir con las pérdidas,  agradecer los encuentros y soltar,  soltar,  soltar.

Medito sobre cómo aplicar sus enseñanzas a este día,  un día en que desearía con todo mi corazón estar cerca de mi amado hijo.  Intento flexibilizarme. Respiro. No es fácil.  Escucho mi corazón y está totalmente roto por su ausencia.  

Respiro de nuevo.

Acepto.  Mi mente divaga y trata de encontrar explicaciones racionales.  No las encuentro.  Abrazo el sentimiento,  maleable en mi consciencia y a la vez,  afilado como un cuchillo que me hace sangrar por dentro. 

Juan también hablaba de la humildad de ser auténticos y reales.  Aceptarnos en cada momento con compasión.   Seriedad frente a la oscuridad.  Me enseñó a nunca subestimarla.  Es una fuerza insidiosa y manipula a la gente débil y las vuelve malvada. La seriedad viene de nuestra conexión al amor y del espacio creado a través de la oración,  la profundidad y el compromiso.  Me enseñó a rezar en el sentido de crear continuamente dentro de mí un espacio de integridad para estar lo suficientemente sobria y no ser presa de pensamientos negativos y desazón. 

El dolor de la oscuridad cuando nos golpea y la integridad de sostenernos enfocados es infinitamente difícil.  Lo intento cada segundo del día.  A veces lo logro.  Hoy es muy difícil, tengo que confesarlo.  Cada diez minutos caigo en un hoyo profundo de desazón y miedo.  

Respiro.  

Sigo recordando a Juan.

¨Mantén tu consciencia íntegra,  sin fisuras.¨

Ay qué difícil suena esto. 

Mientras escribo,  observo mis fisuras.  Me siento abierta y porosa y vuelvo con cuidado la mirada hacia atrás.  Este último bebé me trajo hace 8 años lecciones muy duras.  Siendo el más pequeño,  cerró mi etapa reproductiva con una cesárea muy dolorosa e incómoda.  Todos mis hijos nacieron en partos naturales y esta cesárea me deshizo por dentro y por fuera.  No pude recibirlo inmediatamente producto de la anestesia.  Me sentía muy mareada y no pude abrazarlo ni sostenerlo como hubiera querido.  Mi cuerpo padeció dolores muy fuertes producto de la cirugía y quedé fuera de mi práctica por varios meses por el corte de mis músculos.   Perdí completamente mis bandhas.  

Hoy me siento parecida,  perdida sin mis cachorritos. Cortada y sangrante y a la vez,  moviéndome con fuerza y determinación para crear algo nuevo a pesar de todo. 

Matías me desbarató por dentro y por fuera y a la vez,  me dio el regalo infinito de su presencia y inteligencia.  Su chispa y humor han sido mis compañeros por años.  Lo extraño cada día,  sobre todo sus abrazos.  Palpita en mí aunque no podamos estar juntos físicamente por ahora.

Todos buscamos Amor y pocos lo encontramos en este mundo tan lleno de falsedades y espejos.   Pero aún ahí,  en esos momentos de oscuridad y desazón, ahí escucho a mi maestro Juan hablándome de continuar atravesando el fuego de la transformación.  

De nunca darme por vencida. 

De desaparecer a la idea que tengo de quién soy y rogar que se haga la voluntad del Todopoderoso. 

Hoy 11 de abril doy un paso atrás,  contemplo mi vida y pido ser un eslabón de amor en este mundo.  Que pueda ser canal de las palabras adecuadas con profundidad y compasión.  Que esta herida abierta por la ausencia de mis niños se vuelva la fuente de lo que necesita suceder.  

Más allá de mis anhelos personales,  que pueda tornar esta experiencia de pérdida en una cruzada por la bondad.

Mis héroes me susurran y me indican que debo ir más allá de mi propia vida y soltar mi personalidad para poder cumplir con lo que viene.  Es tan difícil soltar el hábito de ser uno mismo!  Mis héroes me piden que me vuelva invisible ante los designios de la Gracia conmigo y que en ese fluir pueda entregar  todo el amor que siento por mis niños,  por mi familia y todo lo que conocí que ya quedó atrás.

El yoga arruinó mi vida,  sí.  Despertar implica que ante los embates de la vida reaccionamos distinto a como hubiéramos hecho antes.  Ya no actuamos desde el miedo sino desde la convicción.  La vida me invitó hace dos años a salirme de mi zona de confort y ahora  me ha invitado a no intentar definirme más y soltar todos los roles.  

Me quiere como una presencia,  una energía invisible,  una vibración más que un nombre,  una apariencia o un pasado.  Así que atrás quedan  la traición,  el rechazo,  la humillación,  el abandono y la injusticia porque son muy pesadas.

Mis héroes me invitan a volar alto.  Y los escucho como escucha Matías mi voz diciéndole durante todo el día cuánto lo amo.  Lo bueno de ser una vibración es que cruza montañas,  valles,  ríos y océanos.  No se detiene y vuela veloz sin límites ni tiempo.

Envuelvo a mi cachorrito en mis brazos de nube y lo beso con la brisa de la mañana.  

Mi amor,  te amo más que a nada ni a nadie,  al igual que a cada uno de tus hermanos.  

Que cumplas muchos, muchos más.



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