jueves, 4 de abril de 2019

Algo con alma

Cómo distinguir la linea entre el amor creativo y bondadoso... y el que nace del ego y la vanidad?



Recibo esta retroalimentación hoy y llega en un momento dulce y vulnerable después de la muerte de alguien importante en mi vida. La dulzura de la muerte nos sintoniza inmediatamente con las verdades de la vida y agradezco el amor de esta persona y su bondad que no terminará nunca. 


Cómo distinguir...

Con el corazón abierto puedo decir desde mi propia experiencia y sin ánimo de sentar cátedra ni mucho menos,  que el amor es una palabra que se presta a mucha confusión.  

La palabra amor se usa y manosea para nombrar situaciones de abuso y perpetuar desbalances de poder.  Se usa para cubrir ignorancia y violencia.  

Para aplastar con nuestro "amor" a otros.

Usamos el "te amo" cuando en realidad lo que quisiéramos decir es "te necesito urgentemente como punto de referencia porque la verdad no sé quién soy y me da mucho miedo estar sol@"

El primer requisito para amar es saber quién somos.  Sino,  qué podemos aportar? Llegaremos, como todos lo hemos hecho,  con las manos vacías esperando que alguien nos llene un poquito.  Y ese vacío que aspira al lleno,  esa soledad que desea compañía,  busca en personas tan humanas y perdidas como nosotros la solución a su crisis de identidad.

Cada relación que creamos nos muestra una cara de nuestra propia realidad que nos cuesta ver.  Yo tendría que decir que he tenido espejos muy hirientes,  como ese que me mostró mi propio desvalor al decidir quedarme muchos años en una relación donde me trataban como trapo de piso.  O esa otra donde yo era "la Jefa".  Esta última relación me mostró que llevar el control es agotador y este fue otro extremo donde aprendí que mi miedo y falta de confianza llevaban la batuta.  Me sentía siempre estresada e infeliz porque nunca sentí reciprocidad.

Finalmente,  ahora me encuentro en una relación conmigo misma y los demás donde el péndulo está balanceado.  Después de mis experiencias previas,  tengo que decir que a veces hasta sorprendida me siento cuando mi Significant Other hace cosas por mí.  De una donde el abuso era diario a otra donde la dependencia era casi como de un hijo, hoy comparto mi vida con un hombre que da,  que piensa y que me ama tal y como soy.  

Para mí es casi un milagro.

Finalmente pude comprender que mi falta de amor propio era el origen de mis pésimas escogencias pasadas.  El telón de fondo en nuestras relaciones es nuestra relación con nuestros padres de pequeños y de ahí se tejen todas las conexiones psicológicas que nos llevarán de grandes a reproducir las heridas,  todo con el afán de que podamos verlas y finalmente sanarlas.

Hoy me siento más balanceada y serena,  con una idea clara de quién soy y para qué estoy en este mundo.  Hoy dirijo mis energías a la creatividad de lo que amo y aspiro a ser la mejor versión de mí misma que puedo cada día.  De esta intención estoy manifestando lo que siempre quise:  compartir mi pasión por el yoga con mucha gente.  

Servir.  Conectar. Compartir.

El ego pequeñito es nuestra identificación con la personalidad y sus traumas.  Podemos vivir nuestra vida por encima de sus cicatrices y seguir reproduciendo inconscientemente sus dolores.  Ser extensiones inertes del ego es vivir una vida en inconsciencia y sufrimiento.  Siempre nos sentiremos traicionados y solos,  viviendo en amnesia constante de nuestra verdadera identidad.  En este estado de pequeñez es muy díficíl dar:  estamos en modo supervivencia y con costos apañando nuestras propias heridas. 

La idea de la persona que todos hemos cultivado por años puede interferir seriamente en nuestros procesos amorosos.  

Es la voz que nos dice que nos somos lo suficiente amables,  en el sentido de ser merecedores de amor.  

Es la voz que compromete su integridad en relaciones donde hay un desbalance claro de intenciones y permanece ahí por inercia.  

Es la voz que busca sólo su bienestar y por ende,  cae en una espiral de auto sabotaje y victimización.



Salirse de la espiral es sumamente difícil.  Es como una aspiradora que nos chupa mentalmente y nos dice que no hay nada más en esta vida para nosotros.  Para salir necesitamos ayuda. Necesitamos alguien que esté fuera de la espiral y nos brinde su mano.  Salirse de una situación enferma desde la mente enferma no funciona.   Es importante y necesario crear los espacios personales lejos de lo que nos enfermó para poder sanar.

En mi caso personal,  fue India la que me sacó de una vida opaca en Costa Rica.  Poco a poco,  año tras año,  el mes que pasé en India en mi escuela de yoga fue como una gota de agua que empezó a ser huella en la piedra.  

Dieciséis años hacen hueco. 

La piedra era una vida en Costa Rica donde hacía lo que amaba con entrega y dedicación pero al mismo tiempo intentaba cumplir con una serie de demandas internas fijadas por la sociedad sin éxito.  Yo era el motor de mi familia,  24 horas al día.  No sólo madre sino también profesional,  chofer,  coach,  psicóloga,  enfermera,  tutora y todas las dimensiones con que la sociedad patriarcal nos recarga para poder ser "buenas madres y esposas".

Hoy,  sé que he sido la mejor madre que he podido dentro de todas las circunstancias tan difíciles que me tocaron. Ahora veo que mi alma las escogió precisamente porque esa fricción para salirme de ellas era exactamente lo que necesitaba para crecer. 

Me inspira mucho la metáfora de la oruga- necesita romper la crisálida para ejercitar sus alas y poder volar.  Si sacamos a la mariposa de la crisálida sin que ella participe,  no vuela.  Las alas son músculos al igual que nuestra resiliencia.




Así que,  para mí,  el proceso de reencontrarnos con nosotros mismos y dejar atrás todo los que nos ha frenado mentalmente es el camino al amor creativo y bondadoso.  

En el proceso,  aprendemos a amarnos tal y como somos, algo que nadie nos enseñó.  Nos enseñaron muy bien a cumplir con los dictados del condicionamiento social,  a qué hacer y no hacer para "pertenecer".  

Nadie nos dio permiso de encontrar nuestros sueños,  de salir a caminar en el bosque descalzos, de apreciar la luna llena en las noches azules o disfrutar de las luciérnagas en el verano mientras reflexionamos sobre lo efímero de la vida.  Nadie nos instruyó cómo escuchar las olas del mar,  cómo abrazar árboles y leer las estrellas.  Nadie nos habló de las historias de nuestros abuelos para buscar sus propios sueños o de las aventuras de sus amores y pasiones escondidas.

Reencontrarnos con  nuestra alma es el camino seguro para accesar nuestra bondad innata y creatividad.  Somos uno en conexión con el todo,  todos una muestra hermosa del milagro de Dios. Vivir sin alma al compás de los otros fortalece el miedo y nos encapsula en una vida pequeña y asfixiante llamada ego.  En el ego,  las mujeres morirnos aplastadas porque en la competencia egoica el patriarca todavía cree tener la última palabra.  En el reino del ego,  luego los machos se suicidan porque no pueden cumplir con tantas demandas imposibles de la sociedad para con ellos.  

Es en el reencuentro con nuestra alma que logramos salirnos del juego. Es saliéndonos del capullo que logramos visión.  La oruga será oruga por un tiempo determinado solamente.  Cada mariposa espera el momento preciso para salir a la luz de la consciencia.



Qué hermoso es vivir la vida con coherencia de alma y corazón!  

Qué importante que nos olvidemos de quién creemos ser y demos espacio a lo que somos!

Cómo lograrlo?  Cómo hacer la diferencia?  Cómo atravesar los cambios sin aterrorizarnos de todo los que tendremos que rendir y perder?  

No tengo idea.  Yo misma estoy en el tsunami.  Todo lo que construí en una vida me fue arrebatado.  Es como si Dios tomara mi cuaderno y arrancara todas las hojas y después botara el cuaderno.  Ni siquiera quedó una hoja en blanco.  

No quedó nada.  Así me siento cada día de esta nueva vida que ya va a cumplir seis meses.

Me despierto cada mañana,  siento mi corazón latir y un agradecimiento inmenso por seguir viva.   Alisto mi agua con limón y vinagre de manzana como lo hecho por los últimos años y me siento a meditar.  Abro mi alfombra y mientras respiro y muevo mi cuerpo,  la Gracia me habla.  

Me dice que tengo trabajo por delante y es importante que me prepare.  Me susurra que todo está bien y mis niños me extrañan mucho igual que yo a ellos pero que a todos nos cuida.  Me confiesa que esta separación es importante para todos y que cuando nos reencontremos habremos crecido y valorado este amor muchísimo más. 



La suave brisa de la mañana me acaricia y me siento serena y en paz.  Estos días estoy más permeable,  más suave. A veces lloro mucho,  sí.  A veces,  siento tanta rabia que quisiera matar a alguien. Pero después me calmo y comprendo que esta crisálida es pegajosa e incómoda.  

Así nos toca a cada uno,  crisálidas de distintas intensidades y texturas.  Seguiré intentando liberarme.  No sé cuánto tiempo me tomará y cada día es un intento más con mucho desapego y fe.

Mi mente ha cambiado y ya no albergo pensamientos de odio ni resentimiento hacia nadie.  Sé que lo sucedido me ha dado la enorme oportunidad de salir de un espacio donde no me sentía cómoda,  donde muchas de las relaciones que había creado en tercera dimensión necesitaban morir.  En esta nueva realidad que estoy creando,  la relación que tengo conmigo misma me nutre el corazón. 

Ese conocerme mejor,  sentirme,  escucharme y también,  crearme nueva.  Me escucho,  me leo,  me observo.  Sin cara,  sin nombre, sin género.  

Quién soy?  

Qué amo? 

Adónde me lleva la vida?  

Cómo confío más y más?

Sí había resistencia en mí, toda se ha ido.  Se ha quebrado a la luz de los últimos acontecimientos.  Algo dentro de mí quedó destrozado,  aniquilado todo intento de que las cosas fueran a mi manera.  Si a eso se le puede llamar la muerte del ego,  si al dolor abrupto de perderlo todo se le puede llamar libertad,  pues me pusieron en el carril correcto.  

Muy duro,  muy incómodo.  Imposible a veces.  Inhumano.

Y sin embargo,  sé que esto es todo lo que he pedido por años.  Y desde el túnel profundo  del dolor veo una luz que me llama y me dice suavemente que voy por el camino correcto.  

Que haber encontrado el camino es la mitad del camino.  

Que no me preocupe y sólo intente,  aquí y ahora,  escribir algo con alma.








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